Deseos 5: El trio

 

"Entonces, ¿¡quieres que folle a otro hombre?!" grita Knut. "¡Jesús, estás loca! ¿Piensas que soy un maldito maricón?"

Knut toma su mochila y cierra la puerta del coche con un golpe. Camina con dificultad por el sendero de arena a su casa de infancia. La nieve cruje bajo sus botas de montaña pesadas. Lene inclina su cabeza contra el volante y se pregunta si Knut podría tener razón. ¿Está loca por querer tener sexo con dos hombres al mismo tiempo?

"Vigile su Honda", aconseja Varingen, el periódico local de Nittedaluna semana más tarde.

El artículo informa que durante la semana anterior, cinco máquinas de quitanieves fueron robadas en las afueras de Oslo. El ladrón parece especializarse en máquinas Honda. La policía está trabajando a todo vapor para hallar pistas en los alrededores de los garajes.

"Al menos está pasando algo", murmura la madre de Lene.

Ella está sentada a la mesa de la cocina hojeando el periódico cuando Lene llega a casa.

"¿Cómo te fue hoy en el trabajo? Te ves pálida", le dice a su hija.

"Estoy agotada. Las únicas personas en el bar esta noche eran un grupo de chicas con burbujas en la cabeza que acababan de cumplir dieciocho años, empeñadas en emborracharse hasta hartarse. Me ignoraron por completo. No me dieron ni un centavo en propinas. A pesar que a cada una de esas perras les dije que eran mi mejor cliente. Estaban todas encima de los camareros guapos. Como si alguno de ellos hubiera estado interesado en coger a alguna de esas idiotas.”

Lene sube a su habitación y se tira sobre la cama. Llama a Knut por octava vez hoy.

"Hola, soy yo otra vez", dice.

"¿Qué quieres ahora?" pregunta Knut.

"¿No has cambiado de opinión?"

"No, te lo he dicho mil veces. ¿Y tú?"

"Quiero decir, no tienes que hacer nada que no quieres hacer", continúa Lene.

"Deja de joderme, Lene. No tengo la intención de tranquilizar tu conciencia diciendoquequierohacer esto. Sólo lo hago porque tú me lo pides. Lo sabes."

Knut se queda en silencio. Como si esperara que Lene continuara. ¿Qué espera escuchar esta vez? ¿Qué ella ha cambiado de opinión? ¿Qué ella realmente tampoco quiere hacerlo? ¿Qué ella sólo lo estaba poniendo a prueba? ¿Qué él es suficiente para ella? ¿Qué ella lo ama? ¿Sólo a él? Él espera, pero Lene no dice nada más. Knut cuelga.

"¿De verdad vas a salir si no te sientes bien?" pregunta la madre de Lene mientras ella se pone el abrigo en el pasillo una hora más tarde.

"¡No jodas! Estoy bien. Deja de regañarme. Sólo me siento un poco cansada. Quiero ver a Knut antes de que retorne a la plataforma petrolera el domingo."

"¿No va a dejar de trabajar allí pronto? Me siento tan preocupada por él."

"Mamá, no va a dejar de trabajar allí hasta que lo envían a casa en una caja, como un héroe de la Segunda Guerra Mundial. Él piensa que toda esa basura es ser macho."

"¡Lene! ¡No hables así!”

"Además, está ganando un montón de dinero. La primavera pasada llevó a su madre a Uganda para observar aves! ¿Puedes creerlo? ¿Me prestas el coche?"

"Claro que sí. Si me prometes no beber."

"Probablemente dormiré fuera de todos modos." "Saluda a Knut. Sé buena con él. Hombres como él no crecen en los árboles. Knut es el sueño de cualquier suegra. Hijo de leñador. Grande y fuerte. Han acordado encontrarse en la casa de Knut a las siete. Su madre trabaja por las noches. Knut envía un texto para decir que estará diez minutos atrasado. Lene está esperando en su puerta principal moviendo sus pies para no congelarse en el lugar. Morten, un viejo amigo del ejército de Knut, está llegando a las ocho. "¿Has esperado mucho?" pregunta Knut, mientras abre la puerta. "No, está bien", responde Lene, intentando una sonrisa. "¿Quieres una cerveza?" pregunta Knut cuando entran. Lene asiente. Knut abre la nevera y le convida una botella de Tuborg. Se instalan en el sofá con sus abrigos puestos. "Parece que vas a Monte Carlo", comenta Knut. "¿Estoy demasiado arreglada?" Lene pregunta, tirando de su falda corta roja. "No, te ves super bien, pero no tienes frío?" "Me siento putamente fría. Tienes que calentarme, ya sabes. O poner un poco más de leña en el fuego", responde Lene, señalando en la dirección de la chimenea. Lo tengo al máximo, pero esta vieja choza lleva tiempo calentarse."

A las ocho y cuarto, suena el timbre. "¿Puedes abrir la puerta?" pregunta Knut. Lene se pone de pie, con las piernas temblando. De repente la sala de estar parece el doble de grande. "Hola", dice el hombre en el porche, extendiendo su mano. "Soy Morten." "Hola", responde Lene, olvidando presentarse. "Adelante." Morten es alto y musculoso sin ser voluminoso. Viste jeans gastados y, debajo de su parka, una camiseta azul grisáceo que coincide con el color de sus ojos. Es imposible decir si la camiseta era originalmente de color gris o azul. Knut lo saluda con una palmada en el hombro mientras se dirige a la cocina para buscar más cerveza. Morten y Lene se sientan en el sofá. Lene se sienta encima de sus manos, tratando de pensar en algo para conversar.

"¿Todavía sigue nevando?" finalmente se las arregla para preguntar.

"Sí, se está haciendo muy pesado", responde Morten. "Por suerte."

"Ya he tenido suficiente", suspira Lene. "No veo la hora que llegue la primavera."

"En lo que a mi respecta, cuanto más largo sea el invierno, mejor", dice Morten. "Vendo quitanieves."

Knut les entrega una cerveza a cada uno y se sienta en el sillón frente a ellos. Brindan y mastican chips con sabor a eneldo y cebolla. Lentamente el alcohol impregna sus venas, y ambos Knut y Lene comienzan a relajarse. O tal vez la gran sonrisa de Morten tiene un efecto calmante. Morten se ve tan bien en la vida real como en su foto. Hace bromas, guiños y coquetea un poco con los dos. Es seguro de sí mismo de una manera agradable, natural. El tipo de persona de quien uno se enamora a primera vista. Lene mira a Knut con cariño. Su novio tiene buen gusto, a pesar de su homofobia. Él realmente sabe lo que ella quiere.

Morten habla con entusiasmo de la ola reciente de robos misteriosos de quitanieves. Lene está empezando a impacientarse un poco. ¡Otra persona rumiando el mismo tema! De reojo mira las grandes manos de Morten. Cierra los ojos y se imagina que acarician su espalda. Desea que estuvieran tocando sus senos en lugar de estar sosteniendo esa maldita cerveza. Se pregunta si habrá olvidado la razón de su visita. ¿Quizás Knut había inventado todo el asunto? ¿Estaría engañándola? ¿Para excitarla más? Ha tenido fantasías de estar en un trío tantas veces. Morten se interrumpe en medio de una frase y toma un pedazo de papel doblado del bolsillo de atrás.

"Oh si. Quería entregarles esto."

Lene desenvuelve la fotocopia que le ha entregado. Es un certificado médico que comprueba que los exámenes de Morten para el VIH han sido negativos. Lene está tan asombrada que no sabe qué decir.

"Esto es definitivamente algo que no hago muy a menudo", Morten continúa. "Calidad en lugar de cantidad.”

Está hablando como un niño precoz. A Lene le resulta difícil no reír. Quiere desgreñar su pelo grueso aún más y decirle que no están interesados en quitanieves. En cambio, asiente con entusiasmo y trata de parecer interesada. Sonríe.

Morten está a punto de embarcarse en un nuevo tema de conversación cuando Knut se levanta tan repentinamente que el sillón casi se vuelca.

"Bueno, ¿qué dicen?" pregunta Knut, juntando las manos delante de su pecho mientras tamborilea los dedos uno contra el otro.

Lene también aprovecha la oportunidad para levantarse del sofá. Knut y Lene se miran. Morten no muestra la menor inclinación a moverse. En cambio, levanta la botella de cerveza.

"¡Maldita buena cerveza!" dice lentamente, examinando la botella.

"Tráela contigo", dice Knut, tomando la cerveza de Morten en una mano y el brazo de Morten en la otra.

Knut prácticamente recoge a Morten del sofá y lo guía al dormitorio. Lene se pregunta de dónde surge la decisión repentina de Knut. ¿Tal vez su novio sólo quiere terminar con esta aventura de una vez? Admirando su coraje, ella los sigue. Pone sus brazos alrededor del cuello de Morten desde atrás.

Knut se posa en el borde de la cama y observa a Lene acariciar el rostro de Morten. Sus hombros. Su espalda. Sus brazos. Sus pectorales. Siente los contornos de cada hueso. Cada músculo. ¡Dios, qué cuerpo tiene! Sus dedos adquieren vida propia. Ellos quieren estar en todas partes al mismo tiempo. ¿Cómo puede estar tan inalterado? ¿Tal vez, no está interesado? ¿O es que la actividad ardiente de Lene lo ha paralizado?

Estoy a punto de empezar a hiperventilar, piensa Lene, obligando a descansar sus manos en el pecho de Morten.

La respiración de Morten es más fuerte ahora. Su pecho palpita. Lene y Morten respiran en sincronía. El se quita la camisa y ella acaricia la parte superior del cuerpo desnudo. Él tiene la piel de gallina, enviando pulsos de electricidad a su coño. Lene levanta los ojos y mira directamente a los ojos de Morten. La respiración de ambos se acelera, mientras que sus movimientos se vuelven más controlados.

Lene quiere prolongar el éxtasis que crece a fuego lento bajo la superficie. Quiere disfrutar el dolor del deseo. Pero no puede contenerse más y arranca su top. No lleva nada debajo. Morten toma control firme de su seno izquierdo, que desaparece bajo su mano poderosa. El cuerpo entero de Lene tiembla. Ella se retuerce en su agarre. Él aprieta con más fuerza, tirándola hacia arriba por el pelo con la otra mano. Él la levanta hasta que ella se encuentra en puntas de pie y lame su oreja. La columna vertebral de Lene se estremece. Ella echa la cabeza hacia atrás y gime como un perro que acaba de darse cuenta que su oponente ganó. Morten lame el cuello y la clavícula derecha de Lene. Encuentra su escote y continúa hacia abajo.

Se arrodilla delante de ella y explora su ombligo. Lene agarra el pelo de Morten con las dos manos y entierra su cara en sus largos rizos rebeldes. Ella hunde la nariz en su aroma de pino. Él recorre con sus dedos los músculos del estómago de Lene. Uno a la vez. Ella parece un resorte tenso. Listo para saltar. En cualquier momento. Él busca a tientas los botones y cremallera de su falda que finalmente cae al suelo y Lene puede escabullirse de sus bragas. Morten se agacha. Lene abraza sus mejillas con los codos. Lo presiona contra su pecho hasta que el comienza a jadear para respirar.

"¡Fóllame!" ruega Lene, mientras él se libera. "¡Cógeme ahora!"

Esta es la señal que parece que Knut estaba esperando. Se quita los pantalones. Morten hace lo mismo. Lene casi pierde el equilibrio cuando se sienta en el regazo de Morten y se inclina hacia atrás. Ella se acuesta en la alfombra suave que cubre el piso de pared a pared y abre sus brazos y piernas como si estuviera haciendo un ángel de nieve. Morten calienta su interior con sus labios. Su lengua. Sus dedos. Lene se siente flotar. Lejos. Comienza a mover sus extremidades, dibujando en la nieve. El ángel se hace más y más grande. Sus alas más y más amplias. La nieve se derrite. Morten toma su mano cuando comienza a temblar.

"Vamos", susurra, levantándola.

Morten se desliza dentro de ella y se deja caer suavemente. Lene lo sigue, sentada sobre él, con las rodillas en el piso. Knut está detrás de ella, jugando con sus pezones. Lene puede sentir su verga presionando y mojando su espalda y su vello púbico le hace cosquillas. Morten acostado, la mira.

"Entierralo", suplica Morten.

Lene se agacha para permitir que Morten la penetre más profundamente. Knut coloca su mano en la espalda, mientras se prepara para entrar el otro orificio de Lene.

Esto no es real. Estoy soñando, piensa Lene, presionando fuerte contra Morten cuando Knut la toma.

El dulce dolor. Dolor que la abruma. Knut se aferra a sus hombros. La mejilla de Lene captura su mano, acariciándolo con lágrimas cálidas de gratitud.

"Te adoro", susurra Knut en el oído de Lene, besándole el cuello.

Morten encierra el cuerpo de Lene en el suyo. Las regiones inferiores de Lene están palpitando. Rugiendo. Toma las manos de Morten. Entrelaza los dedos de ambos y extiende sus brazos sobre la cabeza de Morten mientras ella se inclina hacia adelante. Morten levanta la parte inferior de su cuerpo. La folla más rápido. Más fuerte. Igual que Knut. No la dejan escaparse. No hay descanso. Ahora no.

Lene se hunde pero Morten no la deja caer, aferrando sus caderas. Mecen juntos. Los tres. Más y más rápido. Lene abre su boca. Escucha un grito. Luego otro y otro. Un grito de Lene. Un grito de Morten. Y un grito de Knut.