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Tras declarar esto, Macron continuó diciendo: «Pero ¿tenemos menos amor en esta familia? No lo creo. Tal vez hay incluso más que en las familias convencionales».
Es bien conocida la diferencia de edad, veinticuatro años, que existe entre Emmanuel Macron y Brigitte Trogneux, y que ha escandalizado a muchos. Brigitte tiene, además, tres hijos: Sébastien (de cuarenta y un años; dos años, por tanto, mayor que Macron), Laurence (de treinta y nueve años y que compartía clase con Macron) y Tiphaine (de treinta y dos años). Entre los tres han tenido siete hijos a los que Macron considera sus nietos.
Su relación con Brigitte es una prueba más de que el presidente de Francia huye de los convencionalismos. Ama a su familia, a la que considera su base y su refugio, y la defiende por encima de todo. Después de casi veinte años de relación, nadie duda de los fuertes lazos en este matrimonio.
¿Qué tiene de malo, entonces, que haya tanta diferencia de edad? Si alguien se ha llevado las manos a la cabeza es por prejuicios. ¿Sabes cuántos años se llevan Donald Trump y Melania? Exactamente los mismos que Macron y Brigitte. Y no se le ha dado la misma importancia.
A estas alturas debemos acostumbrarnos a los nuevos modelos de familia, porque el mundo avanza y se van rompiendo tópicos.
No hace tantos años, ser hijo de padres divorciados era visto, también en el mundo occidental, como una enorme vergüenza. Ahora es de lo más normal.
Antiguamente, nadie ponía en duda que una persona viuda no pudiera sacar adelante a su familia, así que ¿por qué ahora algunos se escandalizan cuando se habla de familias monoparentales?
Si estamos de acuerdo en que lo importante en una familia es el amor, la estabilidad y el respeto, ¿por qué algunos se escandalizan tanto cuando la pareja la conforman dos personas del mismo sexo?
Independientemente de las opiniones de cada uno, es evidente que la sociedad también ha cambiado mucho en este sentido. Cada vez nos adaptamos más a los cambios y abrimos nuestros horizontes mentales.
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Y Macron no habla por hablar, porque el otro tema central de su política (junto con la cultura y la educación, de los que ya hemos hablado) es la igualdad entre ambos sexos en todos los aspectos.
Sí, Macron, sin ninguna duda, es feminista si nos atenemos a una definición objetiva de la palabra: «Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres». Y lo ha demostrado haciendo que su Gobierno sea lo más paritario posible. Además, fue quien durante la campaña presidencial utilizó más la palabra igualdad.
Dice Brigitte Trogneux que el siglo XXI será femenino, pero ¿estamos cerca o lejos de alcanzar esa paridad en el día a día?
Según un informe de 2015 de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género, en los últimos veinte años, la paridad laboral ha aumentado un 20 %, pero solo el 5 % de presidencias en corporaciones importantes están ocupadas por mujeres. Por lo tanto, aún queda mucho camino en este aspecto.
En su libro La esclavitud femenina, el filósofo John Stuart Mill declaraba ya en 1869:
El sistema actual, que hace depender al sexo débil del fuerte, no descansa sino en teorías; no se ha ensayado otra y, por ende, nadie puede afirmar que la experiencia opuesta a la teoría haya aconsejado nada, en atención a que no se llevó al terreno de la práctica y se ignoran totalmente sus resultados. Por otra parte, la adopción del régimen de desigualdad no ha sido nunca fruto de la deliberación, del pensamiento libre, de una teoría social o de un conocimiento reflexivo de los medios de asegurar la dicha de la humanidad o de establecer el buen orden en la sociedad y el Estado. Este régimen proviene de que, desde los primeros días de la sociedad humana, la mujer fue entregada como esclava al hombre que tenía interés o capricho en poseerla, y a quien no se podía resistir ni oponerse, dada la inferioridad de su fuerza muscular.
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Todos somos unas rara avis, aunque nos empeñemos en ser parte de la normalidad.
Y solo hay una manera de conseguir las metas de forma honesta: siendo sincero con uno mismo y con los demás, reconociendo la propia singularidad, sin compararse con nadie.
Esto se aplica claramente al proyecto de Macron, que primero sembró la polémica, el rechazo y la crítica y, poco a poco, fue conquistando a los ciudadanos. Es difícil encajar en medio de la tradición una alternativa que antes no existía.
Lo que podemos extraer de las palabras de Macron es que la autenticidad es la mejor vía para hacer realidad lo que deseamos y que el tiempo trae la aceptación.
Un personaje de gran éxito que ha creado un imperio a partir de su carácter sincero y único es Richard Branson. El dueño del Virgin Group, que agrupa a más de trescientas cincuenta empresas bajo su paraguas, no es visto como un ogro de piel escamosa y anaranjada que devora las escasas monedas que los confiados ciudadanos guardan con celo. Todo lo contrario. De hecho, es capaz de encontrar a un empleado durmiendo, como le sucedió en su oficina de Sídney, y solo sacarse una graciosa fotografía con él, nada de despidos fulminantes.
Su estilo de management tiene, asimismo, mucho que ver con la autenticidad y espontaneidad. Este es su ideario:
En primer lugar, si quieres una empresa feliz, necesitas que las personas sean felices, que tengan compromiso y busquen resultados. La mejor manera de lograr eso es ofreciendo la máxima libertad posible a los empleados.
La jerarquía también puede ser un contratiempo para la buena armonía de la empresa, por lo que ya se habla más de líder que de jefe. A un líder se le sigue por voluntad propia, mientras que de un jefe solo se siguen sus órdenes.
La distancia entre jefe y empleado se va resquebrajando, por lo que los equipos deben ser más pequeños, así todas las personas sentirán que su voz es escuchada.
El cuarto punto recaería en la actitud personal. Cada empleado debe ser seleccionado tanto por sus aptitudes como por su actitud. Esto ayudará a crear un buen clima de trabajo, muy necesario para el buen funcionamiento de la empresa.
Por último, debe fomentar la superación de sus empleados. Un ejemplo son los lunes, día odiado por la mayoría de las personas, pues se pasa del ocio del fin de semana a las tareas diarias. Para romper con ese tópico y remarcar que los lunes no son malos, Richard Branson intenta hacer actividades especiales e ilusionantes en sus Inspiring Mondays.
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Emmanuel Macron ha declarado en varias ocasiones que, en su opinión, «la experiencia política es ineficacia política». A eso añade: «Cuando la política ya no es una misión, sino una profesión, los políticos sirven más a sus propios intereses que a los públicos».
Su inexperiencia política debería traducirse, entonces, según sus propias palabras, en eficacia.
Él pertenece a una nueva generación, de hecho, durante la campaña presidencial fue apodado candidato Uber.
A nivel personal, deberíamos ver la inexperiencia como una oportunidad para crear. Como decía Confucio: «Mi casa es muy pequeña, pero sus ventanas están abiertas a un mundo grande y maravilloso».
El gran enemigo de un político, así como de cualquier persona con responsabilidades, es el ego.
Como indica la conferenciante Pilar Jericó en su artículo «La gestión de nuestro ego», detrás de muchos de los males que acucian a las empresas, de las grandes a las pequeñas, están los egos y engrosadas autoestimas de cada uno de sus trabajadores.
El ego, por definición, es sano. Nos mantiene seguros de nosotros mismos y a salvo del resto del mundo, sobre todo cuando nos permite generarnos una identidad. Sin embargo, el problema surge cuando ese ego se desborda, y supera los caudales lógicos de nuestro trayecto vital, anegando cuantas relaciones personales encuentre en su camino.
Porque con un ego desmesurado podríamos querer el éxito a cualquier precio, sin darnos cuenta de las personas que podríamos herir para lograrlo.
Los pasos que propone Pilar Jericó para evitarlo son los siguientes:
Una rosa en una roca
En cuanto el ego se hace fuerte, comienza a rodear la inteligencia como una capa espesa de oscuridad. Inteligencia es luz, ego es oscuridad. La inteligencia es muy delicada, el ego es muy duro. La inteligencia es como una rosa, el ego es como una roca. Y si tú quieres sobrevivir, ellos dicen —los así llamados conocedores—, entonces tú te tienes que volver como una roca, tienes que ser fuerte, invulnerable. Tienes que convertirte en una ciudadela, una ciudadela cerrada, para que no puedas ser atacado desde el exterior. Tienes que volverte impenetrable.
Pero entonces te conviertes en alguien cerrado. Después empiezas a morir en cuanto a tu inteligencia se refiere, porque la inteligencia necesita el cielo abierto, el viento, el aire, el sol, con el fin de crecer, expandirse, fluir. Para permanecer viva, necesita fluir constantemente; si se estanca, se convierte poco a poco en un fenómeno muerto.
OSHO, The Golden Gate
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Desde el principio, Macron deseó renovar la forma de hacer política porque ha quedado obsoleta. Pero no se puede ir poniendo parches, hay que ir al fondo de la cuestión y eliminar de raíz lo que ya no sirve.
El presidente francés se ha erigido en un maestro en la resolución de problemas, como el experto del que hablaremos a continuación.
Etiquetado como «solucionador de problemas», Russell L. Ackoff los divide en dos tipos:
Para resolver los problemas de la manera más efectiva posible, Russell L. Ackoff disecciona primero las diversas partes:
Porque un problema complejo no tiene una solución simple, y eso es algo que también Macron sabe de primera mano. Por eso, tanto en la política como en la vida, la resolución de los problemas debe ser global, puesto que la mayoría están relacionados los unos con los otros.
Si al franquear una montaña en la dirección
de una estrella el viajero se deja absorber
demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cuál es la estrella que lo guía.
ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY
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Emmanuel Macron ha sido el candidato de la esperanza y ahora es el presidente que aspira a conquistar las metas que se propuso, en especial las relacionadas con el derecho de trabajo y el proyecto europeo por el que apuesta.
En julio de 2016, diez meses antes de la elección, declaraba en su primer mitin: «Este es el partido de la esperanza. Es el que tiene que ganar en 2017. Viva la República, viva Francia». Según Emmanuel Macron, los franceses son «el rostro de la renovación, el rostro de la esperanza francesa».
A ello se suman las palabras de Obama, que le apoyó diciendo: «Está comprometido con un futuro mejor para los franceses. Se dirige a sus esperanzas y no a sus miedos».
La esperanza y el espíritu de conquista son dos actitudes que podemos reforzar asumiendo lo siguiente en nuestra vida personal:
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Esta frase tiene relación con otra declaración de Emmanuel Macron en la que expresaba algo que puede parecer paradójico o incluso un juego de palabras: «Es el fondo lo que debe cambiar con profundidad».
Macron dijo en una entrevista para la radio que esperaba estar ante el final de un sistema político, es decir, de los partidos políticos con su funcionamiento y sus reglas en el mundo político francés en la V República. Ello es en sí mismo un problema y considera que es lo que hace que la política francesa lleve bloqueada decenas de años.
En su proyecto ha trabajado gente de todos los horizontes, por lo que es una clara refundación.
Si lo aplicamos a nuestra vida personal, ¿cómo puede uno refundarse a sí mismo?
Para empezar, refundar desde abajo significa desarrollar sobre el pilar de una buena autoestima todas esas cualidades que nos hacen únicos.
Rabindranath Tagore expresaba así en su Regalo de enamorado el proceso en el que uno se despide de sus propias ataduras:
¡Qué música habéis hecho dentro de mi corazón, cadenas mías! He jugado con vosotras todo el día y os he hecho mi ornamento. Hemos sido los mejores de los amigos, cadenas mías. En otro tiempo tenía miedo de vosotras, pero este temor ha hecho que os quiera más. Habéis sido las compañeras de mi larga y oscura noche, y os saludo, cadenas mías, antes de despedirme de vosotras.
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En una ocasión, Macron resaltó la incongruencia de que las empresas francesas se trasladaran a Polonia, dejando a un gran número de trabajadores franceses en paro, mientras que las empresas que seguían en Francia contrataban a inmigrantes polacos porque se les pagaba menos, manteniendo a esos trabajadores franceses en paro.
«Este sistema no funciona», añadió.
Aun así, el mundo está cambiando y debemos estar abiertos a él. Nos guste o no, ya no podemos quedarnos aislados en nuestro pequeño mundo, por mucho que queramos.
El mismo Macron afirmaba: «Estoy aquí para una sociedad abierta. Estoy aquí para un mundo progresista».
El ser humano siempre ha buscado el abrigo, la protección y la compañía de otros seres humanos. Incluso antes de que la especie evolucionara hasta el actual Homo sapiens, los individuos ya vivían en grupos, cada vez más grandes. Así, si antes incluso de que surgieran los hombres inteligentes como tales ya se buscaba la pertenencia a un grupo, la pregunta podría ser: ¿qué nos une?
En grupo siempre es más fácil afrontar las dificultades que puede entrañar la vida, desde el ataque de una fiera salvaje a una cueva del Paleolítico hasta una crisis económica mundial que sacude los mercados financieros.
De hecho, es en los momentos de crisis cuando se producen los cambios más importantes en el tejido social y empresarial. En los tiempos actuales, de crisis políticas, económicas y demás problemas, lo que no se cambie en las relaciones entre las personas por convicción se hará a la fuerza cuando la transformación global nos empuje a ello.
Como indica el escritor y conferenciante Álex Rovira, la flexibilidad, la integración, el voluntariado, la interactividad, la ecología o la sostenibilidad serán conceptos que acabarán dominando las relaciones entre las personas en unos años. Porque, como decía Marco Aurelio, lo que es bueno para la colmena es bueno para la abeja.
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Esto es lo que le respondió Macron a Alain Minc, el economista y asesor político del que ya hemos hablado en varias ocasiones, cuando este le señaló: «Vas demasiado rápido, esto no funcionará; busca una base política local y prepara el 2022».
¿Y por qué respondió esto Macron? Porque el mundo cada vez va más deprisa, como hemos constatado todos.
Debemos adaptarnos a un mundo que cambia de forma vertiginosa. Y esos cambios son a muchos niveles: a nivel político, a nivel geosocial, a nivel tecnológico…
Así que es mejor adaptarnos y tener presente que los cambios son estimulantes y muchas veces necesarios.
Para saber cómo adaptarnos, recurriremos a Bruce Lee. Sí, has leído bien. Porque, aparte de ser un experto en artes marciales y actor, estudió Filosofía en la Universidad de Washington.
La última entrevista que concedió no se dio a conocer hasta 2007 y causó un gran impacto: casi seguro que recordarás la famosa frase Be water, my friend («Sé como el agua, amigo mío»). En ella hace referencia al principio taoísta del Wu Wei (principio de la acción natural no forzada), que está relacionado con las artes marciales.
Veamos siete puntos extraídos de la entrevista que nos serán muy útiles para adaptarnos a los grandes bandazos de la vida:
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Por mucho que Emmanuel Macron, evidentemente, ame profundamente a su país, se considera también ciudadano del mundo y por eso su visión es tan internacional.
Antes de la globalización no podríamos haber imaginado hasta qué punto llegaría a estar conectado el mundo. Así pues, aprovechemos todas estas ventajas que nos ofrece.
Con la globalización, los problemas se han vuelto más grandes y nos afectan a todos, lo que exige un mayor grado de responsabilidad.
Sobre esto, Aristóteles distinguía entre acciones voluntarias y acciones involuntarias. Si un hombre realiza alguna acción después de deliberar, la virtud o el vicio dependerán de él, habrá podido elegir. Y nadie se salva en el mundo de Aristóteles: el borracho no puede alegar embriaguez, porque era libre de no tomar bebidas espirituosas. Por ello, se le impondrá doble castigo. Así como al que desconoce las leyes o a todos los negligentes con la república.
No había excusas válidas para Aristóteles, y parte de razón tenía. Todo el mundo es capaz de elegir los actos que ejecutará en su día a día, por lo que acabamos siendo los responsables últimos de lo que nos suceda.
Más aún en un mundo globalizado, donde todo lo que hacemos —por ejemplo, los mensajes que lanzamos a las redes— tiene repercusión en todo el mundo; pensar en grande implica también medir las pequeñas acciones para ver si aportan paz, soluciones y entendimiento, o, por el contrario, siembran más discordia.
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Estas palabras de Macron recuerdan a un programa de televisión donde tuvo que explicar a unos niños qué diferencia hay entre la derecha y la izquierda.
Según él, para la derecha lo más importante es la libertad, mientras que para la izquierda lo es la igualdad, que la gente tenga los mismos derechos. En el caso de la derecha, la prioridad es que cada individuo sea libre. Algunos tendrán éxito, otros no. En la izquierda, se quiere que sean iguales sin que sean por fuerza libres.
Tomando prestadas sus propias palabras:
Por este motivo creo que necesitamos un poco de igualdad y otro poco de libertad, porque el lema de Francia es libertad, igualdad y fraternidad. Y es eso lo que vamos a intentar.
El progreso se reparte de manera desigual porque las oportunidades no son iguales para todos y porque el progreso depende en gran parte de la evolución individual.
Aun así, el progreso individual, de acuerdo con el punto de partida, depende de uno mismo. A pesar de los obstáculos y las circunstancias, siempre es posible progresar hacia algo mucho mejor, tal como lo logró Manette, la abuela de Macron.
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Siguiendo con la visión global de Emmanuel Macron, es el momento de que nos planteemos cómo podemos colaborar para afrontar las desigualdades existentes, tanto en nuestro entorno inmediato como en el resto del mundo.
Por muy interconectados que estemos, no podemos olvidar que vivimos en una sociedad que fomenta el individualismo, así que debemos preguntarnos cómo podemos convertirnos en personas más solidarias, más abiertas, más creativas y positivas, que ganaremos en autoestima a medida que sintamos que contribuimos a mejorar la sociedad.
Como nos recuerda esta oración de la madre Teresa, siempre tenemos la posibilidad de cooperar de modo inmediato con nuestro entorno, incluso cuando uno mismo cree que necesita ayuda:
Cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida.
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua.
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesite consuelo.
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro.
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos.
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien.
Cuando esté desanimada, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión.
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender.
Cuando piense en mí misma, vuelve mi atención hacia otra persona.
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Con este optimismo, Macron tiende puentes para la colaboración entre todos los pueblos y las personas que los componen.
Aunque aún vivimos en un mundo lleno de fronteras, el mismo lema de la Revolución francesa incluía la fraternidad.
Podemos definir la fraternidad como un deber respecto al otro, un principio en el que se sustentan todas las expresiones de solidaridad universal.
En una humanidad de personas libres e iguales, el principio de la fraternidad impone tener especial cuidado del prójimo para mejorar su destino. Dentro del lema Libertad, igualdad y fraternidad, esta última sería un sentimiento supranacional que agrupa a todos los ciudadanos.
Alphonse de Lamartine decía: «Solo el egoísmo y el odio tienen patria. ¡La fraternidad no la tiene!».
Una idea similar está presente en el budismo, ya que Siddhartha Gautama reiteraba a sus discípulos que no hay diferencias esenciales entre una persona y otra.
De hecho, todos compartimos la misma necesidad de ser amados, comprendidos y acompañados en este camino lleno de accidentes que es la vida. Todos tenemos las mismas necesidades básicas.
Si entendemos que nos hallamos entre hermanos, las diferencias serán solo singularidades que dan un brillo e interés especial a cada uno, en lugar de separarnos.
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La elección de Emmanuel Macron fue muy bien recibida por la mayoría de los mandatarios europeos. «La victoria de Macron —dijo, por ejemplo, Matteo Renzi, ex primer ministro italiano— escribe una extraordinaria página de esperanza para Francia y para Europa». Y Alexis Tsipras, primer ministro griego, declaró: «Estoy seguro de que vamos a trabajar juntos muy de cerca. Ha sido un triunfo inspirador».
En momentos de grandes retos, como el actual, debemos amar lo que hacemos y poner toda nuestra alma en ello.
Sobre esto nos referiremos nuevamente a Steve Jobs, quien en una de sus conferencias hablaba de cómo se motivó en tiempos de gran adversidad:
Estoy convencido de que lo único que me sostuvo era que amaba lo que hacía. Uno tiene que descubrir lo que ama. Y eso es tan cierto con respecto a tu trabajo como a quienes te aman. Tu trabajo va a llenar una gran parte de tu vida y la única manera de estar verdaderamente satisfecho es hacer lo que uno cree que es un gran trabajo. Y la única manera de hacer un gran trabajo es amar lo que uno hace. Si no lo has encontrado todavía, sigue buscando. No te quedes quieto. Como en todos los asuntos del corazón, ya sabrás cuando lo encuentres. Y, como en toda gran relación, solo será mejor y mejor a medida que pasan los años. De modo que sigue buscando hasta que lo encuentres. No te quedes quieto.
Mantener encendida nuestra luz, encontrar aquello que realmente nos apasiona y convertirlo en nuestro modo de vivir nos ayudará a hacer de nuestra misión, de nuestro trabajo, un gran proyecto de vida.
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La refundación de la que hablábamos a nivel francés, también, según Macron, la necesita Europa. Una manera de llevarla a cabo es la refundación de aquellos mecanismos que no terminan de funcionar en la Unión Europea u otras organizaciones europeas.
Renovar las estrategias y adaptarlas permitirá dejar atrás el pasado de estas instituciones para aportar nuevas respuestas a todos los cambios que se están produciendo en nuestro continente.
A nivel individual, podemos preguntarnos a nosotros mismos cómo refundar todo aquello que es obsoleto y ya no nos sirve para ser felices ni hacer felices a los demás.
Quizá hay hábitos que necesitamos borrar y otros hábitos que debemos incorporar a nuestra vida.
Habrá amigos que debamos dejar marchar, porque ya no encajan con nuestra filosofía de vida ni pueden secundarnos en el camino, en el rumbo actual de nuestra vida, y daremos entrada a otros compañeros de vida.
En el acto de refundarse, a menudo hay que mirar dentro de uno mismo en busca de respuestas, como apuntaba Randy Pausch.
Este profesor de realidad virtual, que tras saber que sufría un cáncer terminal dio una última charla a sus alumnos que se ha hecho famosa, recomendaba lo siguiente:
Busca la pasión que debe mover tu vida. Esa pasión no está ni en cosas materiales ni en el dinero; siempre habrá alguien alrededor tuyo que tendrá más. La verdadera pasión está en las cosas que te llenan desde tu interior y está cimentada en las personas y en las relaciones con las personas, y en cómo serás recordado cuando ya no estés aquí.
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Sobre este tema, dijo el presidente de Francia: «Los que piensan que la lucha contra el clima es un capricho de burgueses bohemios se equivocan profundamente».
Un ejemplo del compromiso de Macron con esta cuestión son los esfuerzos que está haciendo para que Donald Trump cambie de opinión y se reincorpore al Acuerdo de París en defensa del cambio climático que se firmó en 2015. A este respecto, manifestó: «No se puede querer luchar eficazmente contra el terrorismo y no comprometerse a favor del clima».
También ha abanderado un ambicioso pacto mundial sobre el medioambiente que se presentó en París en junio de este año y que aspira a convertirse en un tratado internacional adoptado por la Asamblea General de la ONU.
La intención es darle un carácter de cumplimiento obligatorio e incluye un principio de «no regresión» para evitar que vuelva a ocurrir algo parecido a la retirada de los Estados Unidos del Acuerdo de París.
Y Macron no solo está comprometido a este nivel, sino que también es un defensor de los animales; prueba de ello es la adopción de Nemo (nombre puesto en honor del capitán de 20.000 leguas de viaje submarino, una de las novelas favoritas de Macron), un perro labrador que él y su esposa recogieron de un refugio en agosto de este año y al que ya hemos podido ver recibiendo a autoridades junto a su presidencial dueño.
Este es un bello ejemplo, máxime teniendo en cuenta que los abandonos de animales en Francia son muy elevados.
En resumen, si reclamamos respeto por nosotros mismos, también tenemos que ser conscientes del respeto que debemos al planeta y a todos los seres vivos que lo habitan.
Tesoros intangibles
Hablamos sobre los recursos naturales como si todo tuviera una etiqueta con el precio. Pero no podemos comprar los valores espirituales en una tienda. Las cosas que estimulan nuestro espíritu son intangibles: los viejos bosques, un río claro, el vuelo de un águila, el aullido de un lobo, el espacio y el silencio sin ruido de motores. Estos son los valores que las personas buscan y que todos necesitan.
GEORGE B. SCHALLER
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Y con este mensaje de esperanza e ilusión llegamos ya al final, pero solo del libro, ya que ahora empieza una nueva aventura: la que te compromete con tu propia vida, con tus sueños y aspiraciones.
Somos ciudadanos del mundo. Cada uno de nosotros, un eslabón importante de un todo unido y mucho más vasto, rico en su diversidad, que conforma la conciencia colectiva.
Sí, hagamos grande nuestro planeta, y hagamos grande nuestro futuro, el que nos está esperando para acogernos.
Defendamos nuestra individualidad y respetemos la de los demás, pero no para separarnos de nuevo, sino para unirnos mucho más.
Vayamos desprendiéndonos de todos los lastres que nos queden para no dejar de crecer nunca.
Seamos conscientes de nuestras limitaciones y crezcamos con esa conciencia de humildad, siempre con la actitud del niño que descubre.
Sigamos siendo valientes para asumir nuestras responsabilidades.
Busquemos la verdad en cada lugar y en cada mirada.
Agradezcamos las contrariedades que podamos encontrar en el camino, porque son una oportunidad de mejorar.
Démonos el valor que merecemos.
Seamos realistas sin dejar de soñar con imposibles.
Hay una frase anónima que reza:
Vivir en la Tierra es caro, pero ello incluye un viaje gratis cada año alrededor del Sol.
Así pues, con los cuatro pilares que sostienen el edificio de Macron: trabajo, libertad, fidelidad y apertura, te doy la bienvenida a esta etapa de cambio que se abre ante ti.
¡Que tengas un feliz viaje!
A Sandra Bruna, por haber abierto las puertas a la inspiración con El método Obama en tantos países del mundo.
Para la edición española de este libro, quiero dar las gracias muy especialmente:
A Adriana Hernández Planillas, por su gran labor de documentación en los ratos libres que le dejaba la Sorbonne.
A Eva Permanyer, por ayudar a estructurar este libro con su lucidez y visión.
A Víctor Jurado, por su saber histórico y su visión divulgativa.
A Hypatia Pétriz, descubridora de tesoros en el campo de la filosofía.
A Jordi Cantavella, por iluminarnos con sus fábulas.
A los editores, por creer en el poder inspirador de este libro.
A todos los lectores, por compartir la sabiduría y hacer de este un mundo mejor.