Láminas

Entre 2001 y 2006, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld envió miles de escuetos memorandos que su equipo denominaba snowflakes. Redactados con el estilo brusco característico de Rumsfeld, muchos de los «copos de nieve» sobre Afganistán presagiaban problemas que perseguirían a las fuerzas armadas estadounidenses durante años.
(Texto del memorando: «Desconozco quiénes son los malos en Afganistán o Irak. He leído toda la información de la comunidad y suena como si supiéramos mucho, pero, en realidad, si escarbas un poco, ves que no hay nada sobre lo que podamos actuar. Lamentablemente, estamos faltos de inteligencia humana».)

El vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Defensa Donald Rumsfeld deliberan en Washington el 6 de octubre de 2001, un día antes de que las fuerzas estadounidenses inicien los bombardeos.

Soldados de la 82.ª División Aerotransportada en busca de un alijo de armas se preparan para entrar en un complejo de viviendas durante una redada de madrugada en el sureste de Afganistán en octubre de 2002. Alrededor de 9.000 soldados estadounidenses permanecieron en Afganistán para buscar objetivos de Al Qaeda a pesar de que la mayoría de los líderes de la red terrorista habían huido del país o habían sido asesinados o capturados.

Combatientes de la Alianza del Norte toman posiciones en una trinchera del frente durante una escaramuza con las fuerzas talibanes el 7 de noviembre de 2001. Durante los días siguientes, la Alianza del Norte —con la ayuda de las fuerzas estadounidenses— tomó el control de varias ciudades importantes, como Mazar-e-Sharif, Herat, Kabul y Jalalabad.

Combatientes afganos aliados de las fuerzas estadounidenses maniobran con tanques cerca de las Montañas Blancas durante la batalla de Tora Bora en diciembre de 2001. El líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, escapa de la región tras varios días de duros combates.

El general del Ejército Tommy Franks, a la izquierda, y altos mandos militares en el cuartel general del Mando Central de Estados Unidos en Tampa, Florida, en una de las conferencias diarias vía satélite con las fuerzas estadounidenses en Afganistán en febrero de 2002.

En el Pentágono, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld graba un mensaje de vídeo para las tropas estadounidenses el 21 de marzo de 2003, después de que las fuerzas estadounidenses iniciaran la invasión de Irak. El gobierno de Bush centró casi toda su atención en Irak y la guerra en Afganistán se dejó para otro momento.

Niñas de una remota aldea afgana de la provincia de Badakhshan, cerca de la frontera con Tayikistán, observan como los trabajadores de la ONU descargan papeletas antes de las elecciones presidenciales de octubre de 2004. La votación se desarrolló sin problemas y Hamid Karzai ganó un mandato de cinco años. El resultado fue una buena noticia para la administración Bush, que se enfrentaba a una insurgencia creciente y a un baño de sangre sectario en Irak.

Mujeres afganas con velo pasan por delante de un retrato de Karzai en Kabul en octubre de 2004. Karzai, un líder tribal pastún elegantemente vestido y muy educado, estableció una relación estrecha con la administración Bush. Sin embargo, los funcionarios estadounidenses se pusieron gradualmente en su contra y el vínculo se volvió disfuncional.

Para su proyecto denominado Lessons Learned, la Oficina del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) entrevistó a cientos de personas que desempeñaron un papel clave en la guerra de Afganistán. La SIGAR intentó mantener en secreto las notas y transcripciones de las entrevistas, pero The Washington Post la demandó y consiguió los documentos en virtud de la Ley de Libertad de Información.

Una niña juega con una cuerda de tender la ropa en las ruinas de un teatro construido por los soviéticos en 2005. Desesperadamente empobrecida y con unas infraestructuras destrozadas, Afganistán había sido consumido por una guerra continua desde la invasión soviética en 1979.

Aspirantes a policía afganos se dirigen a sus habitaciones en una academia de policía en Kabul en mayo de 2004. Estados Unidos y la OTAN fracasaron en sus primeros intentos de crear una fuerza policial nacional. En un memorando de 2005, Rumsfeld calificó el programa de formación como un desastre y dijo que estaba «dispuesto a tirar la toalla».

Un helicóptero utilizado por un equipo afgano de interceptación de drogas aterriza durante una misión en la provincia de Nangahar, en el este de Afganistán, en mayo de 2006. La producción de opio se disparó tras el inicio de la guerra en 2001. Con el objetivo de disuadir a Afganistán de suministrar heroína al mundo, Estados Unidos gastó 9.000 millones de dólares en una mareante variedad de programas.

Marines británicos se ponen a cubierto mientras abren un boquete en un muro con la ayuda de explosivos durante un asalto a un pueblo controlado por los talibanes cerca de la presa de Kajaki en marzo de 2007. Estados Unidos y sus aliados de la OTAN gastaron cientos de millones de dólares en arreglar y mejorar la presa hidroeléctrica en un intento fallido de suministrar electricidad a las provincias de Helmand y Kandahar.

Un agricultor observa como la policía afgana erradica los campos de adormidera en la provincia de Badakhshan en junio de 2006. Estados Unidos y su aliado de la OTAN, Reino Unido, intentaron aplicar distintas estrategias para reducir la producción de opio. Pagaron a los agricultores para que dejaran de cultivar amapolas, contrataron mercenarios para destruir los cultivos y elaboraron planes para rociar defoliantes desde el cielo. Nada de todo eso funcionó.

El especialista del Ejército Brandon Olson se apoya en un terraplén de un búnker en el Puesto Avanzado de Restrepo, en el valle de Korengal, en el este de Afganistán, en septiembre de 2007. Los soldados estadounidenses llegaron a Korengal en 2005 para vaciarlo de combatientes de Al Qaeda y talibanes. La pequeña extensión de terreno generó algunos de los tiroteos y emboscadas más mortíferos de la guerra.

Las fuerzas de seguridad afganas trasladan a un soldado herido a un helicóptero de evacuación médica estadounidense tras una emboscada talibán cerca del pueblo de Tsunek, en la provincia de Kunar, en marzo de 2010. Las bajas estadounidenses alcanzaron su punto máximo en 2010, cuando 496 soldados perdieron la vida.

Los cadetes de la academia militar estadounidense de West Point escuchan al presidente Barack Obama anunciando su plan para ampliar los efectivos en un discurso pronunciado el 1 de diciembre de 2009 en el Eisenhower Hall. Obama ordenó el despliegue de 30.000 soldados más, aumentando el tamaño de la fuerza estadounidense a 100.000.

Folletos de campaña lanzados desde un helicóptero revolotean hasta el suelo mientras los partidarios del candidato presidencial afgano Abdullah Abdullah vitorean durante un mitin político en un estadio de Kabul en agosto de 2009. Hamid Karzai ganó la reelección, pero la votación quedó desacreditada por un fraude masivo. Un grupo de investigación respaldado por la ONU determinó que Karzai había recibido alrededor de un millón de votos ilegales, una cuarta parte de todos los emitidos.

Hagi Zahir, funcionario de la ciudad de Marja, en la provincia de Helmand, se reúne con los ancianos locales en marzo de 2010 después de que los Marines estadounidenses arrebataran el control de la zona a los talibanes. Aclamada inicialmente como un éxito, la operación militar y los esfuerzos posteriores del gobierno afgano no lograron estabilizar la región. Amplias zonas de Helmand fueron recuperadas por las fuerzas insurgentes.

Corredores de divisas afganos cambian fajos de billetes en un mercado de dinero en Kabul en mayo de 2009. El gobierno de Obama inundó Afganistán con decenas de miles de millones de dólares en ayudas y contratos de defensa, lo que agravó los ya abrumadores niveles de corrupción.

Los restos del especialista del Ejército Christopher Griffin, de Kincheloe, Michigan, llegan en valija de transporte a la base de la Fuerza Aérea en Dover, Delaware, en octubre de 2009. Griffin, de veinticuatro años, fue uno de los ocho soldados muertos cuando un gran destacamento de combatientes talibanes atacó el puesto avanzado de combate Keating en la provincia de Nuristán.

En distintas entrevistas del Proyecto Lessons Learned, altos cargos estadounidenses admitieron que su estrategia de guerra tenía defectos fatales y que engañaron deliberadamente al público con explicaciones optimistas y hablando constantemente de progreso. En esta entrevista, el general de división del Ejército Edward Reeder Jr., un comandante de operaciones especiales destinado en seis misiones en Afganistán, reconoció que «cada vez que volvía la seguridad había empeorado».

El cabo del Cuerpo de Marines Burness Britt es conducido a bordo de un helicóptero de evacuación médica en la provincia de Helmand en junio de 2011. Britt cayó herido por una bomba que los insurgentes habían colocado cerca de la ciudad de Sangin. Sufrió lesiones graves, pero sobrevivió.

El general Abdul Rashid Dostum, un poderoso señor de la guerra uzbeko del norte de Afganistán, llega al aeropuerto internacional de Kabul en julio de 2018. Dostum fue acusado de crímenes de guerra por grupos de defensa de los derechos humanos, pero mantuvo una estrecha relación con el gobierno de Estados Unidos. Un diplomático estadounidense lo llamó «un Tito estalinesco con cara de niño».

El vicepresidente Joe Biden, el presidente Barack Obama, la secretaria de Estado Hillary Clinton, el secretario de Defensa Robert Gates y otros funcionarios de seguridad nacional se reúnen en la Situation Room, la «sala de crisis» de la Casa Blanca, el 1 de mayo de 2011 para asistir a una transmisión de vídeo en directo de la misión que mató a Osama bin Laden en Abbottabad, Pakistán.

Soldados estadounidenses levantan pesas en un gimnasio improvisado al aire libre en el Puesto de Observación Mustang, en la provincia de Kunar, en septiembre de 2011. El puesto de montaña en el noreste de Afganistán estaba cerca de una ruta principal que los combatientes talibanes utilizaban para infiltrarse en el país desde Pakistán.

El general del Ejército David Petraeus, comandante de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, hace ejercicio en su cuartel general en Kabul en julio de 2011.

Mujeres oficiales del Ejército Nacional Afgano asisten a su ceremonia de graduación en septiembre de 2011 en Kabul. La estrategia de guerra de Estados Unidos se basaba en la formación y equipamiento de las fuerzas de seguridad afganas para que pudieran defender el país por sí mismas. Pero el ejército y las fuerzas policiales afganas se vieron afectados por la corrupción y las tensiones étnicas.

El sargento del ejército afgano Masiullah Hamdard da sus primeros pasos con sus nuevas prótesis de piernas y brazo en un centro de rehabilitación ortopédica de la Cruz Roja en Kabul en octubre de 2013. Hamdard perdió las dos piernas y el antebrazo izquierdo en una explosión en la provincia de Kandahar.

Soldados estadounidenses en Fort Campbell, Kentucky, suben a un avión para desplegarse en Afganistán en noviembre de 2014. Al mes siguiente, el presidente Obama declaró el fin de la misión de combate de Estados Unidos en Afganistán, pero varios miles de soldados permanecieron en el país y siguieron luchando y muriendo en combate.

Un artillero otea desde un helicóptero del ejército afgano mientras sobrevuela Kabul en diciembre de 2019.

Un grupo de combatientes talibanes exhibe sus armas en el distrito de Marawara, en la provincia de Kunar, en julio de 2020. El pequeño distrito —cercano a la frontera con Pakistán— fue un bastión talibán durante varios años. A pesar de las conversaciones de paz entre los talibanes y el gobierno afgano, los combatientes dijeron que seguirían luchando por el control del país.