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RECURSO # 2: TU VIDA

NUNCA OLVIDARÉ EL DÍA EN QUE DESCUBRÍ accidental-mente el misterio tras la desconexión entre Kevin y Cheryl. Los estaba atendiendo en consejería matrimonial y era una pareja que me confundía. No podía entender los patrones de comportamiento entre ellos. Parecía que debía estar Cheryl en consejería individual, sin Kevin, pero ella quería que él estuviera allí, y él humildemente accedió.

Cheryl era siempre hiperactiva y se enojaba hasta con las más pequeñas faltas que cometía Kevin. Podía ser cualquier cosa, desde olvidar comprar la leche a no apagar las luces. Yo estaba tomando parte en contra de Cheryl, porque me parecía que Kevin estaba recibiendo más fuego del que merecía. En mis libros, ella era la aprieta botones.

Pero ese día él llegó tarde y no era la primera vez. Soy bastante estricto en cuanto a que ambas personas en trabajo de pareja lleguen a la hora, por lo que iba a decir algo al respecto. Pero Cheryl explotó, diciendo cuán desconsiderado era Kevin y que todo era así en su matrimonio. Estaba pensando en cómo dirigirme a Cheryl, cuando noté de reojo que Kevin sonreía. No era una gran sonrisa, sino más bien pequeña y secreta, pero definitivamente una sonrisa.

«Kevin, estás sonriendo. ¿Qué pasa?» Le pregunté.

Al principio trató de negarlo, pero Cheryl lo había visto también. Finalmente lo admitió. Y lo que salió fue que era una especie de sonrisa de victoria para él. Era un hombre que parecía ser un tipo normal con una esposa loca. Era muy importante para él aparecer bien y ella mal. Y, más tarde, cuando accedió a ser muy, muy honesto, contó que llegaba intencionalmente unos minutos más tarde a nuestra sesión, sabiendo que Cheryl se indignaría y él aparecería como la víctima. Realmente era él el iracundo y hacía verla a ella como tal.

Yo había caído en ese juego hasta que ocurrió lo de la sonrisa, por lo que le dije a Cheryl: «Ahora comprendo tu ira. Kevin a veces te provoca. Ya entiendo, pero debo decirte que nunca tendrás el matrimonio que quieres hasta que sus acciones encubiertas no te provoquen. A partir de ahora, cuando sientas estos pequeños pinchazos suyos, quiero que le digas: «Me siento distante y dolida. ¿Fue a propósito o hice algo que te hizo enojar? ¿Me dices lo que ocurrió para que podamos volver a comunicarnos?»

Cheryl fue increíble. Pudo pasar más allá de su enojo y entrar en su herida y vulnerabilidad con Kevin. Al final, al hacer ella la primera movida de sanidad comenzó a molestar a Kevin. No pudo disfrutar viéndola explotar, porque no lo estaba haciendo. Solo estaba triste y dolida. Dejó de tratar de verse como el tipo bueno y demostró que también tenía problemas. No podía esconder su ira contra ella, por lo que se hizo evidente que la estaba provocando adrede. Por un tiempo se convirtió en el que estaba enojado y tuvimos que tratar con eso. Comenzó a sentir más poder a medida que llegó a ser más directo, en vez de sentirse como un niño chico haciéndole muecas a su profesora detrás de sus espaldas. Empezó a sentirse como un hombre con ella. Y también a descubrir empatía y cariño por su esposa, y, por último remordimiento por el dolor que le estaba causando. El aprieta botones encubierto cambió de maneras sustanciales y profundas. No creo que habría pasado lo mismo si Cheryl no se hubiera movido de la frustración y reacción a estar triste y dolida. Su suavidad lo derritió.

Estoy resumiendo mucho trabajo en pocas palabras, pero el caso de Kevin y Cheryl demuestra un punto: Tú y tu vida son un agente de cambio con tu aprieta botones. Como vives, te mueves y operas en el mundo y en la relación tiene un poder del cual a lo mejor no estés consciente. De hecho hay esposos que no habrían sido movidos por el cambio de Cheryl. Pero he visto algo similar a este caso ocurrir muchas veces.

A menudo no pensamos en nuestra vida como un recurso para ayudar a modificar las cosas con nuestro aprieta botones. Pensamos más acerca de las conversaciones y acciones, con las que trataremos más adelante. Pero tú puedes influir y lograr mucho según la forma en que vives.

Esto puede explicarse como un asunto de luz y oscuridad. Entre más esté tu vida en la luz, o sea, expuesta plenamente al proceso de amor, verdad y crecimiento, más llegas a ser luz. La oscuridad y el ocultamiento que experimenta el aprieta botones reacciona a esa luz. No puede permanecer neutral por mucho tiempo, ya que la luz y la oscuridad no son compatibles. Es forzado a cambiar posición, de una manera u otra. O se encuentra incómodo con el amor, la honestidad, y el crecimiento, pero siempre es atraído a él y comienza a cambiar, llegando a ser el mismo una persona de luz. O siente que muchas cosas podrían tener que cambiar, por lo que se torna antagónico hacia la luz y se mueve en contra o apartándose de ella. «La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella» (Juan 1.5). En cualquier caso, hay movimiento, y eso es bueno.

Moverte hacia tu vida de luz ayuda a tu aprieta botones a crecer, como ocurrió con Kevin y Cheryl. Y alejarse de la luz es un compromiso que ayuda a la persona a definir su verdadero carácter y motivos. Es mejor saber las malas noticias y ayudar a la persona a experimentar las consecuencias, que tener que fingir que ella es algo que no es, que es un caso perdido.

Tu vida es como un horno de crecimiento para la persona difícil. Al ser una buena persona que está creciendo vas aumentando la temperatura, y el individuo experimenta el calor. Por lo que te recomiendo: observa estos buenos elementos en tu vida, y comienza a entender que, a medida que cambias y creces, puedes cambiar la vida del aprieta botones.

RECLAMA TU FELICIDAD DEL
APRIETA BOTONES

Uno de los principios más poderosos que ayuda a las personas a comenzar a ver cambios en su relación, involucra recuperar, recapturar y recobrar el control de su propia felicidad, la que ha desplazado a su aprieta botones. Es muy fácil sentir que si tu persona no cambia, no tendrás amor, o estarás frustrado, impotente o infeliz. O sea, la persona sostiene la llave de oro de la mayor parte de tu vida, y mientras él no coopere, tu vida sufre significativamente.

Tampoco esto debe limitarse solo a relaciones de aprieta botones. Aun si todas tus relaciones son buenas y sanas, tu felicidad, crecimiento y bienestar deben depender de ti y Dios, no de otra persona. La Biblia dice que tu vida es tuya, y tendrás que dar cuenta de cómo la viviste. Ese es un rendir cuenta individual, no entre tú y otra persona: «De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí» (Romanos 14.12). Una de las marcas de un adulto es que se ha movido más allá de la dependencia de los padres, de la niñez a la dependencia de adulto en sistemas de apoyo. Los padres nos protegen, nos dicen qué hacer y en parte nos controlan. Los sistemas de apoyo nos dan amor, verdad y modelos, pero no toman decisiones por nosotros. Hazte cargo de su propia búsqueda de una vida buena y significativa.

Por ejemplo, hablé con Amanda, una mujer que había tenido un conflicto con su mejor amiga, Pam, que abruptamente había puesto fin a la relación. Amanda creía que tenían una amistad sólida por lo que se sorprendió mucho cuando Pam dejó de llamarla y, de hecho, cortó todo contacto. Esto había ocurrido varios meses antes de que habláramos y aún el dolor y la emoción de Amanda eran bastante fuertes. Pasaban los días y ella no podía sacar de su mente a su amiga. Ya que Pam no quiso dar una explicación por el quiebre, quedó Amanda sin una conclusión, lo que la hizo sentirse culpable y confundida. Incluso se puso algo obsesiva acerca del problema, dejándole mensajes y correos electrónicos y hablándoles a amigos comunes acerca de lo que había ocurrido. En efecto, la amiga ausente estaba en control de su felicidad y bienestar.

Le dije: «Tienes una queja legítima al necesitar una respuesta de ella para poder entender lo que pasó y dejarlo hasta allí. Pero tienes que dejarlo hasta allí, aun con hebras sueltas, y seguir adelante. Haz que la falta de conclusión sea otro aspecto de tu dolor: echas de menos a Pam, y extrañas recibir respuestas e información. Pero sigue adelante».

Amanda pudo hacerlo y dejar sus comportamientos obsesivos. Hasta donde sé, Pam nunca ha respondido, pero por lo menos Amanda ha recuperado su vida por medio de su duelo y lo ha dejado atrás. Si tienes un aprieta botones, necesitas de hecho «obtener una vida». En otras palabras, es importante para ti desarrollar la capacidad de ocuparte de múltiples tareas en el mundo relacional. Necesitas hacer dos cosas a la vez: primero, poder tratar en forma efectiva y redentora con tu persona difícil, y segundo, ser capaz de navegar por una vida buena y plena de realizaciones, sin importar la forma como la persona esté respondiendo o no. Esa es la libertad que necesitas y que debes alcanzar.

Por qué regalamos la posesión de nuestras vidas

Es lo más natural del mundo permitir que tu aprieta botones controle tu vida y felicidad de esta manera, pero eso no es la mejor. ¿Cómo llegan las personas a este punto? Existen varias razones y soluciones.

Falta de darse cuenta. A veces, gradualmente y en un período de tiempo, una persona se da cuenta que el aprieta botones, o algún problema que él está causando, se ha adueñado del centro de su vida. Antes de esta relación, la persona tenía significado, intereses y buenas relaciones. Entonces, a medida que se desarrolla la relación con el aprieta botones, el centro y el enfoque de su vida comienza a cambiar desde su interior para arreglar y enfocar el problema.

Puesto que esto sucede gradualmente, se tiende a no notar el cambio. Cuando no se está consciente de esta situación, es fácil ver el asunto como simplemente uno más de los muchos problemas de la vida que hay que solucionar. Estar vivo involucra manejar dificultades, desde el mundo relacional a lo financiero, espiritual y de salud. La mayoría de las veces se invierte algo de tiempo y energía, y muchos se resuelven exitosamente. Si tienes un problema en el trabajo, tienes una reunión con algunas personas y lo arreglas. Si tienes un problema de relaciones con un amigo, lo conversan, discuten y solucionan. Pero cuando te enfrentas al acto de no hacerse cargo, o de no asumir del aprieta botones, las cosas son diferentes. Discusiones «normales», razonamientos, ruegos y regaños tienen poco efecto.

En ese punto, una extraña transformación puede haber ocurrido dentro de ti. En vez de echarte para atrás y darte cuenta de que enfrentas un problema nuevo y distinto, comienzas a trabajar más y más duro, entregando más y más territorio en tu vida, incorporando más y más amigos a la ecuación, etc. Lees un artículo en una revista, y piensas: Quizás eso ayude. Lees un verso bíblico y se lo muestras esperando que se le abran los ojos. Comienzas a pedir consejos a más personas.

No hay nada de malo en esto aquí, porque la mayoría de las veces deberás dividir tus esfuerzos para determinar cuán severo es el problema. Las discusiones se focalizan, las reuniones formales se arreglan, se incorporan pastores y consejeros. Pero en algún punto, cruzas una línea. Es la línea entre dedicarle el tiempo y los recursos de los que dispones y dar más allá de lo que puedes. Te encuentras disminuido, algo obsesivo y no puedes salir de la situación. En algún momento le corresponderá a un amigo advertirnos y decirnos: Necesitas vivir; de lo único que hablas últimamente es acerca de él (o ella). Seguramente tenga razón.

Pregúntate si tienes una visión de la vida muy cerrada, como mirando a través de un túnel. ¿Te estás enfocando exclusivamente en la locura del aprieta botones, y no ves cuánto de la vida real estás perdiendo? ¿Está la maquinación de tus pensamientos y conversaciones centrada en tu relación? Si es así, comienza a volver a entrar en la vida. Involúcrate en cualquier cosa que era buena y significativa antes que comenzara el problema. Relaciónate con personas que te den calidez y empatía, pero que también te harán saber que desean una relación más sana contigo que el solucionar problemas. Únete a ellos, conéctate, mantenlos involucrados en ayudarte, pero asegúrate de estar involucrado en ayudarles a ellos y también en hacer algunas cosas que no tengan nada que ver con el problema del aprieta botones. ¡Prepárate para disfrutar de la vida!

Dependencia. No es secreto a estas alturas que realmente quieres y deseas algunas cosas buenas de tu persona difícil: amor, respeto, ternura, responsabilidad, afirmación, etc. No hay nada de malo en ello. El deseo mantiene a la gente unida y les ayuda satisfacer las necesidades mutuas. Pero es un asunto distinto dejar pendiente el mayor aspecto de tu vida, esperando que la otra persona coopere para que tu vida sea mejor.

Por ejemplo, una persona con un compañero de trabajo difícil puede encontrarse pensando todo el tiempo acerca del problema. Hablará con amigos y otros compañeros acerca del asunto. Hará diferentes intentos para cambiar las cosas. Pero encuentra que cada vez que su aprieta botones actúa nuevamente, su día es arruinado. Su vida le pertenece a la persona que le causa problemas. ¿Quién controla su felicidad? Por cierto que no es ella misma; es el aprieta botones. Y el resultado final no es bueno. El individuo aún se siente frustrado e impotente y la persona difícil no cambia. No es una situación en la que los dos ganan, por el contrario pierden.

La solución es dejar de invertir, o recobrar tus pertenencias del aprieta botones, y colocarlas en personas que te las cuidarán. Me refiero a tus necesidades de afirmación, empatía, estructura y realidad. Cuando haces esto, hay a menudo dos resultados muy importantes. Primero, el aprieta botones comienza a echarte de menos, ya que tú ya no estás aferrado a él ni entrometiéndote con él. Es como aquella canción que dice: «¿Cómo te puedo echar de menos si no te quieres ir?» Tiene que existir espacio para que la otra persona sienta anhelos. Y segundo, es más probable que el aprieta botones experimente el vacío. Puedes evitar tu propia oscuridad cuando alguien depende de ti, pero cuando esa persona dice: «Voy a estar con unos amigos, nos vemos», es posible que experimente quebrantamiento, egoísmo, dependencia, falta de estructura, o lo que sea que necesita tratar.

No titubees en admitir que tienes dependencia. Dios nos hizo a todos dependientes unos de otros. Libérate de la dependencia de tu aprieta botones, y depende de agua de buenos pozos.

Temor a la vida. Es común también que la persona relacionada con un aprieta botones termine definiendo su vida por el problema. Es un poco como ser un médico de asistencia pública, donde tu horario total es dictado por crisis sobre crisis. Sin embargo, aunque el médico se va a casa después del turno, tú lo estás siete días a la semana. Aun cuando esto pueda sonar debilitante y poco atractivo, hay un beneficio oculto y es este: entregarle tu vida a la crisis te ayuda a evitar los riesgos y ansiedad de enfrentar la vida. Puedes tener miedo a salir y encontrar nuevas relaciones. O puedes estar evitando experimentar los sentimientos que debes sentir. O puede causarte temor reestructurar tu vida y tu horario para que estés menos involucrado con el aprieta botones.

Este es un dilema común entre aquellos relacionados con opresores. Aunque su situación es dura, es más fácil vivir a la defensiva con un aprieta botones que llegar a ser una persona independiente. Es como la parábola que enseñó Jesús acerca de los siervos que reciben cinco, dos y un talento para invertir. El que tenía menos no hace nada, sino que lo esconde en la tierra porque tuvo miedo. Sorprendentemente, el amo no estuvo contento con él y lo llamó malo y flojo (Mateo 25.14-30). Le desagradó porque el siervo malgastó recursos tan valiosos.

Requiere algo de tiempo y espacio descubrir lo que son tus talentos, pasiones e intereses. Puedes descubrir que debes tratar con temores al fracaso, a nuevos escenarios o al cambio mismo. Enfrenta los temores y llega a ser una nueva persona. Hazte cargo de tu vida, no te quedes esperando a que él cambie antes de que tú tengas una vida propia.

Al recuperar el control, no estás siendo malo ni poco amoroso con tu aprieta botones. De hecho, estás haciendo algo muy bueno para él. Estás siendo transformado en alguien que puede tratar amorosamente con su asunto, de forma adulta, y no por temor, necesidad o desesperación. Estás preparándote para ser el mejor agente redentor posible para su persona y para la relación.

TU CRECIMIENTO MARCA
LA DIFERENCIA PARA LOS DOS

Aquí hay algunas buenas noticias acerca de tu vida como agente de cambio para tu individuo difícil: una persona en crecimiento es una influencia para crecer. Esto se refiere a que entres en el proceso de crecimiento personal y espiritual. Moverse al crecimiento ocurre a menudo de una forma muy gradual: a medida que trabajas en cambiar lo que estás haciendo con tu aprieta botones, probablemente estás creciendo, madurando y sanando al mismo tiempo. Son procesos muy relacionados entre sí. Cheryl cambió su estilo con Kevin, y creció más que su ira. Amanda soltó a Pam, y creció más que sus obsesiones para seguir adelante.

Piénsalo de esta forma: ¿Qué condiciona a tu aprieta botones para ser tal cosa? Como descubrimos en el capítulo uno, se trata de una incapacidad para asumir sus responsabilidades. Hasta que no se enfrenta a eso, nada significante sucede. Una manera de forzar un cambio en tu individuo difícil es ser una persona altamente dueña de ti misma. A medida que asumes la responsabilidad que te corresponde por tu vida, también mueves la naturaleza de la relación hacia el crecimiento. A medida que haces lo que necesitas hacer, y asumes tu responsabilidad, tu aprieta botones tiene menos lugar para culpar y negar, y más incentivo para cambiar. ¡No temas trabajar los asuntos tuyos!

Volvamos a mi amiga Karen, del capítulo tres, la que tenía un padre difícil. Cuando comenzó mirando por qué no se entendía con su papá, descubrió varias cosas acerca de sí misma que necesitaban cambiar. Encontró que, en el fondo, ella regresaba al estado de una pequeña niña cuando estaba con él (para el caso, cerca de cualquier persona iracunda), y trataba de aplacarlo para evitar su ira y esperando ganar su amor. No comprendía que con algunos aprieta botones, no puedes obtener su amor hasta que primero no consigas su respeto. Halló que en su mente tenía cierto ideal de un padre amoroso y preocupado, así que no podría aceptar los verdaderos aspectos oscuros de su alma, por lo que trataba de olvidar el papá desquiciado cuando pasaba un buen día. También comprendió que no había ayudado a su mamá a encontrar apoyo, porque quería ser la persona que estaba «allí» para ella, y no creía que mamá pudiera necesitar a nadie más, típica idea que adoptan los hijos de padres débiles.

¡Tuvo que trabajar mucho! Pero lo hizo con una nueva dirección, más sentido y un propósito más integrado. Trabajar su bagaje ayudó a Karen a ser lo suficientemente fuerte y amorosa para entender con más eficacia a sus padres.

LLEGA A SER LO QUE ESTÁS PIDIENDO
(MODELANDO)

Cuando comienzas a recobrar tu vida y tu felicidad, y te encuentras creciendo y cambiando, también le estás demostrando a tu aprieta botones cómo debería vivirse la vida. Eres un ejemplo de cómo el amor, las relaciones, la responsabilidad y la libertad obran todas juntas para un buen resultado. Esto puede ser muy poderoso. Recuerda que tu aprieta botones está nadando en contra de la corriente contra leyes y realidades muy fuertes diseñadas por Dios. Esto no puede estar haciéndolo feliz, a no ser que haya muchas personas rescatándolo, ¡no seas una de ellas! Sin embargo él está en una relación contigo, y tú estás guardando las leyes de esa relación y te va bien. Hay algo que decir a favor de que tu vida está tan llena que la gente vacía siente envidia por lo que tienes.

Aquí van unas ideas para ayudar a aplicar tu vida y crecimiento a los de tu aprieta botones.

Deja el rol de ser el mejor. Al mismo tiempo, aléjate de cualquier indicio de supremacía, como si estuvieras sobre tu aprieta botones porque eres feliz e independiente, o que te alegras porque él no está tan bien, y tú sí lo estás. Esa es una posición peligrosa y arrogante. Recuerda que tú también estás de alguna manera dañado y no terminado, y necesitas la gracia y ayuda de Dios y de otros.

Tengo un amigo que encontró a Dios y solía ir donde sus amigos y decirles: Ahora les puedo ayudar. Realmente no sentían que necesitaban su ayuda, y lo pasó bastante mal hasta que llegó a ser más humilde.

Un modelo congruente. Uno de los aspectos más poderosos de tu vida que puede ayudar atu aprieta botones es que llegues a ser una persona definida. Esto es, necesitas llegar a ser claro, honesto y directo acerca de quien eres, lo que piensas y lo que quieres. He visto tantas relaciones de aprieta botones en que el que oprime da todas las definiciones, y la otra persona se dedica a reaccionar. Por ejemplo, el aprieta botones en un momento se apega y dentro de un par de horas se enoja. De modo que el otro vive a la defensiva, tratando de manejar la dependencia para luego defenderse de la ira. Esto mantiene a la persona fuera de control, lo que no es bueno.

Una persona definida no se desequilibra fácilmente. Es como un ancla en una tormenta. Le importa, pero no cambia quien es. Por ejemplo, con el opresor que se aferra y luego se enoja, se mantiene sereno. Es amable en el momento pero, como sabe que es algo temporal, mantiene cierta distancia. Es estricto con la ira y, o no la tolera, o lo deja pasar; no trata de arreglarlo. Esta manera de actuar definitivamente provee una línea con la cual el aprieta botones puede interactuar, experimentar, aprender e internalizar. A menudo, los aprieta botones son muy inestables interiormente, y necesitan a alguien que sea fuerte para darles la estructura de que carecen.

PERO ¿QUÉ SI ÉL NO CAMBIA?

Esa es la pregunta del millón de dólares. Otros profesionales y yo en el campo de la asistencia hemos visto a muchos aprieta botones cambiar de forma significativa en el largo plazo. No obstante, como hemos dicho, las personas son libres y no hay garantía de que podrás lograr el cambio.

Sin embargo, piénsalo de esta manera: Existe una enorme diferencia entre desear el crecimiento de alguien y depender de ello. Cuando deseas que esa persona difícil cambie, puedes hacerlo desde una posición de ser amado, fortalecido, apoyado y libre de sus locuras. Eso no quiere decir que no te sientas desilusionado por su testarudez y crueldad, o que no debes ser vigilante y protegerte de él, si es necesario. Pero sí significa que tu felicidad, esperanza, vida y futuro no están centrados en alguien que no debe manejar tu vida.

Como dice el refrán, ora como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti. Aunque debes esperar en Dios y Su proceso, también abriga en tu mente la posibilidad que esa persona difícil quizás no reciba el mensaje. Aun triste, lo harás desde una posición de amor y consuelo. Pero sigue invirtiendo en la vida y en las cosas buenas; mantente lleno de amor y apoyo y usa tu forma de actuar como un faro de esperanza para quien te interesa.