Trucos
Ponerse en primera fila con una silla de ruedas
Quienes dicen que los discapacitados no tienen privilegios en Walt Disney World no tienen ni puta idea. Por un lado, las atracciones y los parques más nuevos, construidos conforme a los requisitos estipulados bajo la Ley sobre Estadounidenses con Discapacidades (ADA), suelen tener accesos adaptados para personas discapacitadas, aunque al fin y al cabo lo que suelen hacer es adaptar el acceso general de la atracción. En estas atracciones todo el mundo hace la misma cola, pero las personas discapacitadas a veces incluso tienen que esperar más tiempo que los demás puesto que solo pueden montarse en unos sitios especiales diseñados para ellas y no hay tantos de estos en cada atracción.
Sin embargo, en el Magic Kingdom y Epcot, la gran mayoría de las atracciones son antiguas y, por lo tanto, la cola es muy estrecha o hace giros muy difíciles de recorrer en silla de ruedas. Lo que hacen normalmente es colarles y acompañarles a acceder por una entrada trasera, lo que para mí sí es un trato de primera. Algunas veces les acomodan con mayor eficacia que otras, dependiendo de si hay más personas en silla de ruedas esperando para montar en una atracción o si hay solo una. Incluso sin silla de ruedas, la mayoría de las veces pasan por la salida de la atracción, te montan en alguno de los vagones y ¡listo! Sin hacer ninguna cola.
Como digo, ni siquiera hace falta ir en silla de ruedas para tener privilegios. En el Customer Service (Servicio de Atención al Cliente) de cualquiera de los parques te darán tu tarjeta de acceso para discapacitados, conocida por sus siglas en inglés, DAS. Solo tendrás que enseñársela —¡la tarjeta, hombre!— a los empleados de las atracciones y te pasarán por las colas del FastPass. Pero, claro, si no vas en silla de ruedas puede que no te den prioridad, salvo si presentas alguna discapacidad psíquica. Hay mucha gente que lo finge, ya que es bastante fácil, por ejemplo, decir que tu hijo es autista y que no le sienta bien esperar en colas largas o que tiene esclerosis múltiple y no puede pasar mucho tiempo de pie. Por ley Disney no tiene derecho a comprobar si esto es verdad, por normas de la ADA, así que no les queda otra que creer lo que les digas.
Cuento esto no para animarte a fingir que tienes alguna discapacidad, que lo considero bastante ruin, sino para que sepas que si estás discapacitado, aunque sea de manera temporal, Disney te lo pone fácil. Si vas en silla de ruedas, te recomiendo traer la tuya propia, porque las que hay de alquiler en los parques son súper caras —en estos momentos están en 12 dólares al día. Si no, siempre está la opción de coger una de las muchas sillas que suele haber en la entrada a los Utilidors que hay al lado del castillo de Cenicienta.
Además, cuando se va acercando el final del día, si te fijas verás que mucha gente deja sus sillas de ruedas en cualquier lado por la pereza de ir a devolverlas, ya que no se pide ninguna fianza a la hora de alquilarlas. Aunque se supone que no se deben sacar de los parques, puedes llevarte una y decirle al tío de la salida que la alquilaste en el resort en el que te alojas o que la necesitas para montarte en el autobús, barco, monorraíl o donde sea que vayas cuando salgas. Si lo piensas, si haces esto cada día, no pagarás un duro por tu silla de ruedas en todas tus vacaciones.
Pibón en una silla de ruedas robada
Aquí tienes una lista con las atracciones que tienen un buen acceso adaptado para discapacitados o bien un acceso pésimo que hace que tengan que esperar más de lo normal. El resto de atracciones que no aparecen en la lista son las que tienen un único acceso para todo el mundo.
En todos los parques:
Si llevas tu certificado de discapacidad, podrás aparcar en las plazas para minusválidos, que se encuentran junto al Diamond Lot de la AAA, pegados a la entrada al parque.
En el Magic Kingdom:
Jungle Cruise – Entras por la salida y te montan en el barco antes de que este se acerque a la zona donde se sube el resto. El tiempo de espera suele ser mínimo.
Splash Mountain – Hay una entrada especial para sillas de ruedas, que acaba en la rampa de salida de la atracción. Lo malo es que tendrás que luchar contra todo el mundo que sale, pero no tendrás que esperar nada para subir.
Walt Disney World Railroad – Tiene un acceso especial para discapacitados y el primer vagón está especialmente habilitado para sillas de ruedas, siendo más ancho que el resto. Ya que solo hay un vagón, puede que te toque esperar si hay alguna otra persona en silla de ruedas esperando para montar.
Big Thunder Mountain Railroad – Entrada por la salida de la atracción. Si hay alguien que esté en silla de ruedas por problemas de espalda, no le recomiendo montarse en esta atracción, puesto que da bastantes tirones y hay mucho traqueteo.
The Haunted Mansion – Desde que se reformara la entrada, el acceso para discapacitados es lo peor que existe. La nueva cola es lo suficientemente ancha como para que también puedan hacerla las personas en silla de ruedas. Después, entras con todo el mundo a la sala de las paredes que se empiezan a estirar, evitando atropellar a alguien en la oscuridad. Entonces, se abren las puertas de esa habitación y, en vez de ir con el resto a la entrada de la atracción como tal a través de una pasarela mecánica, un empleado te lleva por otra puerta que da a la salida de la atracción, deja tu silla de ruedas en la zona para carritos, se las apaña para meterte por el pasillo de la salida y te monta en el vagón en donde se baja el resto de gente. Pierdes el doble de tiempo de lo normal. Una cagada.
Peter Pan’s Flight – Entrada por la salida. Llegas y te montas, evitando toda la cola. Muy bien hecho.
It’s a Small World – Entras por la salida pero hay pocos barcos habilitados para sillas de ruedas, por lo que toca esperar bastante tiempo incluso aunque tengas muy poca gente delante. Esperas más o menos como si hicieras la cola normal.
Space Mountain – La entrada es la del FastPass, lo que está muy bien. Pero digo lo mismo que en la Thunder Mountain, es bastante movidita.
Buzz Lightyear’s Space Ranger Spin – Al menos no te montan por donde los demás se bajan de la atracción, pero haces la cola como todo hijo de vecino, solo que te separan de los demás ya al final.
En Epcot:
Spaceship Earth – Las personas en silla de ruedas entran por la salida. Un empleado te apunta en una lista y, al rato, te llama cuando sea tu turno para subirte y te mete por la salida. Según cuánta gente haya, puedes perder más tiempo que haciendo la cola normal.
Test Track – Entras por la cola normal pero, al pasar el teatro, te llevan por un camino distinto y te saltas la segunda mitad de la cola, así que te ahorras un buen rato (y si tuvieras FastPass, toda la cola).
Living With the Land – Hay una cola especial para discapacitados, así que te saltas la cola normal. Además, hay sitio para sillas de ruedas en todos los barcos, así que no hay que esperar como en It’s a Small World.
En Disney's Hollywood Studios:
The Great Movie Ride – Entras a la zona de exposiciones por la única cola que hay, pero al entrar al cine te separan del resto y te ahorran toda la cola que queda por delante. Lo malo es que solo hay espacio para una silla de ruedas en cada vehículo, así que la espera puede ser muy larga.
Toy Story Midway Mania – ¡El acceso para discapacitados de esta atracción es una absoluta basura! Haces la cola junto con todo el mundo hasta que te dan las gafas 3D. Entonces, te llevan a una zona de espera donde te tienen siglos y siglos esperando, porque al parecer tienen que desviar uno de los vagones de su recorrido habitual para que se puedan subir las personas en silla de ruedas. Te hacen esperar tanto que parece que desvían uno de cada 200 vagones, y como tengas por delante a más gente en silla de ruedas, te puedes tirar una hora esperando a montarte. Si puedes ir por la cola normal, de verdad te recomiendo que lo hagas.
En el Animal Kingdom:
Dinosaur – muy similar a la atracción Test Track. Las personas con discapacidad pasan por la cola normal hasta el teatro. Cuando acaba esa parte, bajan en ascensor hasta los vehículos de la atracción, saltándose el recorrido del resto de gente.
Kilimanjaro Safaris – Otro de los peores accesos para discapacitados. La cola es la misma para todo el mundo, hasta que empieza a hacer zigzags frente a la zona donde te montas en los coches. En ese punto, te llevan a un sitio diferente donde llegan autobuses adaptados para sillas de ruedas. El problema es que hay muy pocos autobuses de estos, así que si te encuentras a varias personas en silla de ruedas por delante de ti la espera puede ser diez veces más larga que haciendo la cola normal. Incluso si eres el único, posiblemente esperes más. De pena.
Tanto al principio como al final del día en el Magic Kingdom, las líneas del monorraíl y del ferry que van hasta el Ticket and Transportation Center están colapsadísimas. Te puedes tirar una hora para llegar o para salir de ahí.
Sin embargo, hay una opción más eficaz aunque sea más larga: la línea del Resort Monorail. Quizás se tarda un poquito más porque para en varios resorts —en el Polynesian y el Grand Floridian a la ida y en el Contemporary a la vuelta al TTC)— pero casi nunca tienes que esperar al siguiente monorraíl porque no haya sitio en el que llega. A mí nunca me ha pasado, pero he oído que en temporada alta a veces te piden la llave de la habitación para comprobar que de verdad te alojes en alguno de los resorts por los que pasa esa línea.
El Resort Monorail entrando en el Contemporary Resort
Por la noche, al terminar los fuegos artificiales se colapsa también esta línea, puesto que todo el mundo se pone en marcha a la vez para volver al hotel. Además, que si vas en temporada alta y les da por comprobar tu llave, directamente ni te dejarán subirte. Este es mi truco para evitar ambos problemas: dar un agradable y pintoresco paseíto de unos cinco minutos hasta el Contemporary y tomar allí el monorraíl. Al salir del Magic Kingdom, ve hacia la izquierda. Verás un camino de ladrillo rojizo claramente delimitado. Recórrelo, dejando atrás y a la derecha las paradas de autobuses —donde seguro que habrá un montón de pringados esperando para poder marcharse—. Cuando te topes con ella, cruza la carretera y a continuación rodea el parking del resort. Una vez allí, entra en el hotel, sube al quinto piso y súbete en el monorraíl. Así de sencillo. Además, nadie te pedirá la llave de la habitación. ¿Quién se iba a montar en esa parada, que se encuentra dentro del propio hotel, si no se alojase en él? En principio, por lógica, nadie en el Contemporary tendrá interés en ir al TTC ni al Magic Kingdom, puesto que ya estará cerrado, así que estará todo vacío.
Camino desde el Magic Kingdom al Contemporary Resort
Tretas
Esta me hace mucha gracia, porque ¡le jode a muchísima gente! Incluso muchas personas acaban siendo vetadas en los foros por perder los papeles y poner a parir a la gente que se aprovecha del sistema para conseguir refrescos gratis. ¡Madre mía, menudo crimen!
En sus inicios, el truco del sistema de refill era tan fácil de hacer que hasta daba vergüenza considerarlo una treta. En todos los resorts se venden unos vasos, los típicos decorados con personajes de Disney y con una pajita de plástico duro incorporada, que podías rellenar de refrescos tantas veces como quisieras a lo largo de tus vacaciones. Eso sí, cuestan una pasta. Aquellas personas que tuvieran en mente volver a los parques otro año, se compraban el vaso y se lo llevaban de vuelta a casa y, en sus siguientes vacaciones, lo llevaban de nuevo a los parques y seguían teniendo refresco gratis sin tener que pagar por otro vaso. Sé de gente que ha usado el mismo vaso viejo y asqueroso durante siete años, con tal de no pagar 12,50 dólares por uno nuevo.
Sin embargo, ahora Disney ha empezado a implantar un chip RFID (de identificación por radiofrecuencia) en la mayoría de los vasos que se venden en los resorts. Ahora hay que escanear el vaso en las máquinas de refrescos para que dispensen la bebida. Si la información del chip no coincide con la fecha de tu estancia, te quedarás sin bebida. Además, para evitar que quienes tengan derecho al refill llenen sus vasos mil veces para echar bebida a quienes no lo tienen, se mide el tiempo entre cada vez que se sirve bebida en un mismo vaso. Si te acabas de echar, tendrás que esperar varios minutos hasta poder echarte de nuevo. Y, por último, si metes tu vaso en el microondas o echas té o algún líquido caliente, el chip podría estropearse y dejar de funcionar, lo que una vez más significaría que te quedas sin bebida.
Hace ya tiempo, cuando Disney empezaba a probar el nuevo sistema de refill, investigué al proveedor de dicho sistema, ValidFill, y les escribí haciéndome pasar por un cliente potencial para hacerles la siguiente pregunta: «En caso de que hubiera algún fallo en el sistema o de tener que manejarlo de manera manual por incidencias con nuestros clientes, ¿sería fácil hacerlo? ¿Lo podría hacer cualquier empleado o solo el gerente?». ValidFill me contestó: «Todas nuestras máquinas tienen a un lado un botón para pasar a modo manual y poder dispensar bebida en cualquier vaso, aunque no sea de chip. Cualquier empleado podría activar el modo manual, tan solo introduciendo una clave».
Al parecer, este sistema es un coñazo para los empleados, así que para evitar tener que ir cada vez que se produzca algún problema con las máquinas, tienen activado el modo manual en la mayoría de las máquinas de refrescos. Sí, has leído bien, la mayoría de las máquinas no tienen activado el lector de chips. Ahora es todavía más fácil conseguir bebida gratis durante todas tus vacaciones e incluso te la puedes echar en un vaso de refresco normal, de los de cartón.
Los riesgos del FastPass+ y las NextGen Magic Bands
El FastPass es un sistema con el que puedes reservar la fecha y la hora aproximada a la que querrás montarte en determinada atracción, para que llegado el día no tengas que hacer cola y perder medio día en tres atracciones. También sirve para reservar en espectáculos, cabalgatas y algunos restaurantes. A principios de 2014 se sustituyeron los clásicos FastPass en papel por los FastPass+. ¡Vaya coñazo de sistema! Las reservas del FastPass se pueden hacer a través de una página web antes de viajar a Disney, a través de una aplicación de móvil o en un quiosco en los parques. Puedes reservar un máximo de tres atracciones por día. No voy a entrar en detalles sobre por qué considero que este sistema es lo peor que ha hecho Disney en mucho tiempo, solo diré que yo personalmente no tengo ni idea de cuándo querré montarme en determinada atracción con tres meses de antelación y que considero que es una soberana estupidez usar el FastPass en atracciones que emplean el sistema Omnimover —con el que los vehículos o vagones de las atracciones no se paran en ningún momento, te montas en marcha—, que ya de por sí se diseñó para aligerar el proceso de carga y descarga de pasajeros y, por lo tanto, las colas que se forman para subir a la atracción.
Sorprendentemente, no es fácil trampear el nuevo sistema de FastPass. Al poco tiempo de lanzarlo, hubo quien le encontró algunos fallos que te permitían superar el límite diario de reservas, pero tardaron poco en solucionarlos. Pero, vamos, yo creo que cualquier hacker que se precie podría desmantelar el sistema e ingeniar mil trampas para sacarle mayor provecho. Seguro que se podría contratar a alguna persona a través de la red oscura para que se encargara de ello.
Sin embargo, el verdadero problema no es el FastPass+ en sí, sino el sistema de Magic Bands al que está vinculado, que convierte a los visitantes de los parques en objeto de todo tipo de estafas. Estas Magic Bands son unas pulseras electrónicas que llevan todos los visitantes en la muñeca, que funcionan con tecnología NextGen, con un chip de identificación por radiofrecuencia —como el de los vasos de refill— y almacenan información de tu entrada a los parques, la llave de tu habitación, tu FastPass y tu tarjeta de crédito. ¡Estamos hablando de un verdadero problema de seguridad!
Estoy cien por cien a favor de hacer la vida más fácil y está claro que preferiría poder llevar una sola tarjeta de crédito que cinco, pero no creo que nos beneficie en absoluto esa obsesión de Disney por los sistemas de identificación por radiofrecuencia. ¿Qué problema tienen con las tarjetas con banda magnética? ¿En serio es tan complicado o se tarda tanto más en pasar una tarjeta que en levantar el brazo a un lector de RFID?
Las malditas Magic Bands nuevas
Hay dos motivos principales por los que me opongo drásticamente a esta tecnología. En primer lugar, porque odio llevar ese tipo de pulseras anchas. Estoy muy incómodo con ellas y al final me paso todo el rato colocándomelas. En segundo lugar, y el motivo más importante: porque el sistema RFID no es nada seguro. Implica que la información que hay en tu pulsera está en el aire y, por lo tanto, que hay maneras de interceptarla. Esto no pasa con las bandas magnéticas.
Estas son algunas de las fuentes que avalan lo que digo:
La primera, un artículo que denuncia los esfuerzos de las principales compañías de tarjetas de crédito por acallar los riesgos de seguridad que implica el sistema RFID (http://www.dailytech.com/Mythbusters+RFID+Special+Nixed+By+Credit+Card+Companies/article12827.htm). La segunda, otro artículo en el que un hacker de sombrero blanco —aquellos que trabajan poniendo a prueba la seguridad de diversos sistemas informáticos— cuenta cómo construyó un lector de RFID con el que leyó la información de los pasaportes de varias personas (http://www.dailytech.com/Hackers+Show+RFID+Weakness+During+Driveby+Cloning+of+US+Passports/article14155.htm). Por último y más preocupante, el prototipo de un lector de RFID portátil que además de leer la información, almacena una copia de la misma (http://cq.cx/proxmark3.pl). Esto significa que cualquier persona que se hiciera con un lector de RFID tendría acceso a todos tus datos y podría comprar entradas para los parques, comida y bebida con tu tarjeta de crédito, colarse en tu habitación y follarse a tu mujer y muchas cosas más. Y encima, piensa que la información que te acabo de dar es de hace tiempo. Imagínate lo que habrán podido refinar esta tecnología en los últimos años. Vamos, lo puedes confirmar con una simple búsqueda en eBay...
Mi conclusión es que el RFID puede ser útil para el sistema de refill, no digo yo que no, pero definitivamente no es una manera nada segura de almacenar tu información personal. Te recomiendo de veras que no vincules la llave de tu habitación ni tu tarjeta de crédito a tu Magic Band.
El timo del intercambio de pines
Coleccionar pines me parece el hobby más estúpido del mundo. Son demasiado pequeños como para admirarlos desde un punto de vista artístico, no tienen utilidad como tal y son caros de cojones. Sin embargo, la razón principal por la que los odio es porque están por todas partes en eBay. Si buscase Epcot, por ejemplo, tres cuartas partes de los resultados serían seguramente pines. Así que ya siempre que hago alguna búsqueda pongo «-pin» o «-pins» al final, para descartar todo lo que tenga que ver con ellos.
Pero, al fin y al cabo, esto muestra lo populares que son. Y siempre acaba surgiendo algún timo alrededor de todo lo que tiene una gran demanda. Este lo aprendí de Tricia, una chica de Orlando de aspecto inocente y dulce, pero sin escrúpulos. Su timo no es que sea de lo más elaborado, pero es divertido, porque demuestra lo lejos que la gente es capaz de llegar con tal de conseguir una estúpida piececita de plástico y metal.
Voy todos los fines de semana a Walt Disney World y, un día, al ver lo loca que se vuelve la gente con el tema del intercambio de pines, me di cuenta de que podía sacar tajada.
Investigando un poco vi que había ciertos pines que eran muy conocidos y a su vez muy difíciles de encontrar, los denominados Hidden Mickey pins. Son una serie de pines de diferente temática pero con algo en común: todos tienen a un Mickey escondido en alguna parte de su dibujo. Para quien no haya ido nunca a Disney, es costumbre que los empleados de los parques lleven una especie de cordón de tela colgado al cuello con muchos pines prendidos para intercambiarlos con los visitantes. Entre ellos se encuentran los Hidden Mickey pins. Pues bien, lo que yo hacía era comprar por eBay una serie de pines de los más baratos que encontrase, ir a Epcot un día e intercambiarlos con distintos empleados por sus pines con un Mickey escondido. En ese punto tengo varios pines Hidden Mickey y 12 dólares menos en el bolsillo.
Al día siguiente vuelvo a Epcot sabiendo que los empleados ya no tienen Hidden Mickey pins y que la gente que está acabando sus vacaciones se empezará a poner nerviosa al ver que no va a ser capaz de acabar su colección. Ahí es cuando yo me prendo los pines de manera que estén muy visibles y me pongo cerca de cualquiera de los muchos puestos o tiendas donde los venden. Cuando la gente viene y me pide intercambiar mis pines por los suyos, los miro uno a uno y les digo que no tienen ninguno que me interese.
Es entonces cuando juego mis cartas y les digo que en lo que sí que estoy interesada es en ese pin, en este otro... y les señalo unos cuantos pines que estén a la venta, diciéndoles que si me los compran les daré el pin que tanto quieren.
Lo más habitual es que se emocionen y corran a comprarme los pines, tras lo que siempre les pido el recibo diciéndoles que me gusta llevar la cuenta de cuándo y dónde consigo cada pin de mi colección. Ellos me dan el recibo, yo les doy el pin de Mickey y se van tan felices, a pesar de que se han gastado en mí 15 dólares con tal de que les dé el pin que ellos querían.
La clave está en que, evidentemente, en el momento en que se marchan yo devuelvo los pines en el puesto o la tienda donde los han comprado y me voy a otro sitio a repetir el timo. La semana siguiente hago lo mismo pero en otro parque y así puedo pasar varias semanas sacando hasta ¡300 pavos al día!
Al margen de lo que hace Tricia, se ha descubierto hace poco que las fábricas chinas que hacen los pines no destruyen los moldes que usan para hacen determinada tanda, sino que los venden a gente que hace miles y miles de copias falsas, sobre todo, de los pines que tienen una mayor demanda.
Todas esas personas que se dedican profesionalmente a estafar a los más ingenuos saben perfectamente dónde buscar y cómo encontrar esas falsificaciones baratas y, o bien las usan para intercambiarlas por pines de verdad que venderán en eBay, o hacen lo mismo que Tricia, pero ahorrándose el paso del intercambio con los empleados de los parques.
Hasta ahora Disney no se ha mojado ante este tipo de timos, aunque si te digo la verdad las falsificaciones están tan bien hechas que tampoco sé hasta qué punto ellos mismos serían capaces de reconocerlas y de poner fin a estas estafas. Lo único que se me ocurre que podrían hacer es organizar un taller para sus empleados en el que se les enseñara a reconocer los pines falsos, aunque yo lo veo una pérdida de tiempo y de dinero. En todo caso podrían acabar abriendo una investigación en las propias fábricas, aunque no creo que sacasen nada en claro. Lo único que les quedaría sería trasladar la fabricación de los pines a algún sitio donde lo tuvieran todo más controlado, cosa que dudo que hicieran porque aumentaría muchísimo los costes.
Si quieres intercambiar pines y no quieres que te timen, en www.pinpics.com podrás ver fotos de pines originales, para que no te den gato por liebre. Si tienes un móvil con acceso a internet durante tus vacaciones en Walt Disney World, podrás meterte en la página a buscar el pin que te están ofreciendo y comprobar si es verdadero antes de intercambiarlo por uno de los tuyos. Con un poco de suerte incluso podrían aparecer una aplicación dentro de poco.
Las chinches son unos bichejos de lo más despreciables. Se deleitan con tu sangre mientras duermes, dejándote unos ronchones que tardan semanas en quitarse. Y como te sigan hasta casa después de tus vacaciones, como polizones en tu maleta, te costará bastante deshacerte de ellas, ya que la única manera que funciona de verdad —sin contar con el DDT, que es ilegal—, es achicharrándolas a 50 °C más de media hora. Por desgracia, ha habido un aumento en las plagas de chinches en Estados Unidos a lo largo de la última década, a raíz de la prohibición del uso de DDT y del aumento de turismo internacional.
Una chinche haciendo lo que mejor se le da, ¡chupándote la sangre!
Hay ciertas precauciones que puedes tomar para evitar a estos bichejos. Cuando llegues a tu habitación, no deshagas la maleta de inmediato ni te metas corriendo en la cama a echarte la siesta. Deja tu equipaje fuera, en la puerta, y que una sola persona entre a la habitación para registrar si hay chinches con la ayuda de una luz LED —sirven las típicas que vienen en llaveros. Levanta el colchón por las esquinas y mira bien por las costuras y por el canapé de la cama en busca de pequeñas manchitas rojas, de sangre, que demuestren la presencia de chinches. También puedes pasar una compresa o un quitapelusas adhesivo por el cabecero de la cama, ya que las chinches se quedarán pegadas. Si crees que puede haber, sal de la habitación y ve a decirlo en recepción. Si no ves nada, ya puedes estar tranquilo de que estás tú solo en la habitación.
Si durante tus vacaciones en los parques te vieras alguna picadura, no va a ser fácil saber si es de chinche o no. Por desgracia, Florida está llena de todo tipo de parásitos, por lo que podría ser de una pulga, una hormiga, un mosquito o una chinche. O incluso podría ser un simple sarpullido. Lo que sí es verdad es que cada mordedura o cada roncha es diferente y evoluciona de diferente manera, por lo que podrías buscar en Google fotos de picaduras e intentar averiguar de qué es. Tampoco será muy complicado, ya que es fácil distinguir entre una de hormiga y una de mosquito. Además, si te ves la picadura recién levantado y no en los parques, será muy posible que tengas chinches en la cama.
Aunque, bueno, hay que tener en cuenta que no solo están en las camas. Se han encontrado en tiendas de lujo de Nueva York, en la bodega de los aviones o incluso en asientos del cine. A menos que tu idea sea no salir de casa y no tener ninguna visita de por vida, tendrás que aceptar exponerte a las chinches, puesto que no siempre vas a poder evitarlas. ¡Así que deja de preocuparte y disfruta de tus vacaciones!
Sin embargo, si te metes en los foros verás que hay mucha gente que no sigue este consejo y que parece disfrutar sufriendo con el tema de las chinches. En serio, ha habido gente que ha sufrido verdaderos ataques de pánico que han amenazado con arruinarles sus vacaciones incluso antes de viajar a Orlando. También hay que decir que leer historias sobre chinches en todas partes tampoco ayuda. A pesar de todo, yo contacté con alguna gente que aireaba en Disboards sus terribles experiencias con chinches en los parques y la conclusión que saqué es que la mayoría no son más que provocadores que quieren meter cizaña. La única historia que vi un poco más verídica fue de Yolanda, una madre de dos hijos.
Nos alojábamos en el Alligator Bayou, en el resort Port Orleans Riverside. Mi hijo y yo dormíamos cada uno en una cama de matrimonio y mi hija en una cama nido que salía de debajo de la de mi hijo. El primer día nos levantamos todos con unas picaduras rojas muy molestas. Lo primero que pensé es que serían de hormiga, pero más tarde me acordé de haber leído en Disboards sobre el tema de las chinches y caí en que se me había pasado revisar las camas. ¡Lección aprendida!
Como podréis imaginar, cuando lo hice me encontré varias manchitas marrones en las costuras del colchón. Me puse de los nervios, arrastré a los niños a recepción y le conté lo que pasaba al recepcionista que estaba en ese momento. Jerry se llamaba. Os juro que yo hablaba bajito porque quería evitar que se enteraran otros huéspedes y que cundiera el pánico, pero cuando le enseñé a Jerry las ronchas que tenía mi hija, gritó como fuera de sí: «¡Aaaah! ¡Chinches!».¡Ja, ja, ja! Cualquiera diría que teníamos el Ébola por cómo reaccionó.
Nos compraron a todos en la tienda del hotel ropa para vestirnos de pies a cabeza, metieron la nuestra en bolsas de plástico —ya sabéis, hay que llevar siempre ropa interior limpia, ¡nunca se sabe cuándo tendréis que enseñarla!— y nos hicieron ducharnos y ponernos la ropa nueva. Entonces embalaron nuestro equipaje y todo lo que llevábamos y se lo llevaron para tratarlo con calor y eliminar todas las chinches, lo que nos dijeron que podría dañar alguna prenda que tuviera poliéster. También nos dijeron que tirarían los colchones de nuestra habitación y que la desinfectarían y pondrían en cuarentena durante mínimo una semana.
A nosotros nos cambiaron al Saratoga Springs, que nos encantó, ¡y nos regalaron toda nuestra estancia! Nos devolvieron nuestra ropa y el resto del equipaje al día siguiente. Lo único que perdimos fue un jersey mío que encogió, pero también me lo pagaron. No puedo decir que me alegre de lo que nos pasó, claro está, pero Jerry y el resto del personal hicieron todo lo posible para asegurarse de que tuviéramos las mejores vacaciones. No tengo ni una queja sobre cómo llevaron el tema y no tendría ningún problema en volver a reservar en el Port Orleans. Eso sí, la próxima vez no me olvidaría de revisar las camas antes de usarlas.
La verdad es que no está nada mal. Yolanda y sus hijos consiguieron ropa de Disney gratis —¡souvenirs gratis!— y no pagaron hotel. No te creas tú que no me importaría buscar un par de chinches, dejar que me piquen, matarlas, llevarlas en una bolsita de plástico a los de recepción para que vieran lo que tienen en sus habitaciones y ¡a vivir a cuerpo de rey el resto de mis vacaciones! ¿Vacaciones baratas porque te pique un bicho? ¿¡Dónde hay que firmar!?
Si eres tan paranoico como para querer saber con exactitud qué hoteles y qué habitaciones han tenido recientemente chinches u otros bichos, puedes verlo en esta página web: http://bedbugregistry.com/hotel/FL/Orlando/Walt-Disney-World-Resort.
Dicho esto, quiero dejar claro que Florida alberga una gran variedad de animales que son mucho más peligrosos que unas simples chinches y que encima podrás encontrarte en los parques. Estos son algunos:
Caimanes. En Florida, allí donde haya agua, habrá caimanes. Los hay en Bay Lake, en los campos de golf, se les ha visto rondando por algunos resorts e incluso ¡se vio uno en la Splash Mountain! En serio, aquí hay un vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=jiPSIgUx2Ls. Se mueven más rápido de lo que parece y podrían arrancarte una pierna de un solo bocado, pero sinceramente en general no hacen más que estar tirados al sol, tan panchos. Cuando Disney recibe un aviso de que hay un caimán en los parques, lo «reubican» a otra parte —eso es lo que dicen, ni idea de qué hacen exactamente— y listo, pero si estás un poco atento a los canales tienes bastantes posibilidades de ver alguno durante tus vacaciones.
Un caimán que te podría comer entero
La mocasín de agua y otras serpientes. Si te encuentras en zonas pantanosas de Florida también es muy probable que veas serpientes, y en particular la mocasín de agua, también conocida como boca de algodón. Es una serpiente de color marrón, bastante gruesa y cuya mordedura es venenosa. Además, son bastante agresivas y, a diferencia de la mayoría de animales salvajes, saben defenderse muy bien e incluso atacan a quienes les molestan. Aunque en principio su picadura no mataría a un adulto, podría hacerle perder un miembro, y sí que sería letal para los niños. Hay otros muchos tipos de serpientes en Florida que no matarían ni a una mosca y que incluso son bonitas, pero si no eres capaz de diferenciar una serpiente de maíz de una mocasín de agua lo mejor que puedes hacer es salir corriendo si te cruzas con cualquier tipo de reptil.
Si ves a una serpiente en esta posición, ¡corre!
Y para tranquilizar más aún a quienes tienen fobia a las serpientes, he de decir que en alguna ocasión también se ha encontrado alguna serpiente en la habitación de un resort de los parques. Si te dan miedo, te recomiendo que pidas que no te den una habitación en la planta baja, porque pueden colarse por alguna rendija de una puerta de cristal abierta y esconderse entre las cortinas o incluso reptar hasta la cama. De verdad que no es broma, aquí tienes un hilo de varias páginas donde se habla del tema: http://www.disboards.com/showthread.php?t=2116495.
Hormigas rojas. No son las típicas que aparecen por todos lados y se comen tu comida, no. Son unas pequeñas cabronas con veneno en el culo que se meterán en tus zapatos, pantalones, gayumbos, por el pelo, en las orejas y que te pegarán un buen mordisco allá donde pillen, dejando a su paso unas ronchas monstruosas. Una sola no, pero varias picaduras pueden llegar a matar a un niño o a un anciano. Te lo digo, estas putas hormigas son todo un problema. Hacen sus hormigueros allí donde hay suciedad, así que si ves un montón de mierda con forma de cono, ¡no lo toques! A menos que quieras miles de hormigas por todas partes. Cuando era un niño, recuerdo que me lo pasaba pipa dándole patadas a los hormigueros y viendo como salían todas encabronadísimas o, mejor aún, prendiéndoles fuego. Como te pillen, estas capullas no tendrán ninguna compasión contigo, así que tú tampoco se la tengas.
Las picaduras de hormiga roja son de las que más molestan
Cucarachas. Al vivir en Tampa hasta los 18 años, yo creía que todas las cucarachas eran como las que yo conocía de Florida, pero resulta que no. Las de Florida son versiones gigantescas del bichejo que hay en el resto del mundo. Mola ver la reacción de un extranjero al ver por primera vez a una de estas asquerosísimas criaturas.
¡Comprueba que no haya ninguna de estas en tu comida!
Las cucarachas de Orlando son enormes. Vuelan, hacen ruidos raros y están en todos y cada uno de los lugares donde haya comida. Sí, sí, posiblemente las veas en cualquier restaurante de los parques o incluso en tu habitación. Lo peor es que si ves una, probablemente haya otras veinte esperando a que se haga de noche para salir a sus anchas. En el peor de los casos, en alguna plaga muy grande, podrías entrar en una cocina, encender la luz y ver las encimeras negras, todas llenas de cucarachas que se meterán en cuestión de segundos por cualquier rendija que encuentren en las paredes. Transmiten enfermedades, cuesta matarlas y cuando las pisas echan una sustancia verde asquerosa. Pocas cosas buenas se pueden decir de las cucarachas, no como de los...
Bichos del beso. Estas moscas de color negro y naranja no son más que una panda de folladoras. Se las puede ver en Florida dos veces al año durante un mes, cubriendo toda superficie colorida, atascando radiadores, estampadas contra los parabrisas de los coches, revoloteando alrededor de tu pelo, tus ojos, tu boca... Ya de por sí son un poco asquerosas, pero te lo parecerán más cuando te fijes y veas que lo que parece una mosca en realidad son dos pegadas, ¡follando como locas! A ver cómo se lo explicas a tus hijos.
A ver cómo le explicas esto a tus hijos
Amebas comecerebros. Lo sé, parece sacado de una peli de miedo, pero no lo es. La Naegleria fowleri es una ameba que habita en los fondos de los lagos y que se introduce en el cuerpo humano por la nariz. De ahí, se va haciendo camino hacia el cerebro y se alimenta de materia gris. Se reproduce más en temperaturas cálidas y crece en aguas estancadas poco profundas de los lagos, una de las razones por las que está prohibido bañarse en Bay Lake y por las que se cree que se cerró el parque acuático River Country. En 2007 hubo seis muertes causadas por esta bacteria, tres de ellas en Orlando. Los primeros síntomas son similares a los de la gripe, pero más adelante pueden aparecer alucinaciones y derivar en coma y en el fallecimiento de la persona incluso ese mismo día. Así que haz caso a los carteles que indican «No Swimming», prohibido bañarse, en las playas del Polynesian.
No parece un bicho tan feo, hasta que se come tu cerebro