CAPÍTULO IV

LOS EDWARDS DE HOY

Agustín Iván Edmundo Edwards Eastman, el dueño de El Mercurio, tiene ya 81 años. Su cuerpo se advierte algo agachado, pero se mantiene activo, preocupado hasta de los detalles de su imperio comunicacional. No posee la cuantiosa fortuna material del antepasado de su mismo nombre, Agustín Edwards Ossandón. Ni tampoco muestra el multifacético perfil de empresario y hombre público connotado, de su abuelo liberal, fundador del histórico diario de la familia. Pero Agustín V es quien más tiempo ha permanecido al timón de El Mercurio: ya cumplió cincuenta años a la cabeza del grupo, una hazaña que ninguno de sus antepasados estuvo cerca de lograr.

La década de los ochenta fue de años difíciles para Agustín Edwards Eastman, su esposa María Luisa del Río y sus hijos, cuando el pater familia, agobiado por las deudas, tuvo que aceptar severas hipotecas que gravaron sus propiedades y la empresa mercurial.

Pero los aprietos pasaron. La benevolencia del Estado de Chile en dictadura lo sacó de la quiebra y de la inminente pérdida de sus diarios. Y le permitió recuperar casas y fundos, reafirmar su cadena regional, y volver a ser el influyente hombre que marca con tinta y papel el destino de los chilenos.

AMIGOS EN LA ISLA ILLEIFA

A diferencia de sus antepasados, hoy este Agustín Edwards no es propietario de un banco. Y ya eso podría reflejar una gran distancia con sus ancestros, pero el poder del dueño de El Mercurio se continúa sintiendo en la sociedad chilena. Aunque nuevamente una crisis golpee las puertas de sus imponentes dominios periodísticos en Santa María. Aunque otra vez en sus territorios se hable de la necesidad de reducir costos, de problemas de gestión de su empresa, y circulen por pasillos y salas de redacción decenas de «sobres azules». A pesar de todo, la figura de Agustín Edwards Eastman ostenta el carácter de magnate por excelencia de la prensa de este país.

«Extravagante, multifacético, hosco en apariencia, pero muy ameno en confianza, erudito en temas tan variados como la botánica y la ornitología —dicen que se sabe el nombre de todos los pájaros que vuelan por los aires de este mundo—, navega en yates y barcos propios, pilotea su helicóptero, cría caballos chilenos y se le ve tan a sus anchas vestido de marino (es reservista de la Armada) como de huaso»1. Así comenzaba una descripción del dueño de El Mercurio de la periodista Raquel Correa, como preámbulo a la entrevista publicada con ocasión del centenario del diario, en junio de 2000.

«Viajero permanente, tan pronto está en su casa santiaguina de Lo Curro, como en Reñaca con su jardín botánico, donde tiene su inigualable colección de cactus; en sus campos de Isla Illeifa, en Lago Ranco o en su casa de veraneo en Maine, Estados Unidos», continuaba la entrevistadora de El Mercurio, quien dejó de ser parte de esa empresa donde trabajó más de treinta años, tras los «ajustes» de principios de 2009.

En la sureña isla Illeifa, frente a Futrono, en la Región de Los Lagos, donde posee un gran parque botánico con flora autóctona, Edwards acostumbra a recibir en temporada veraniega a conspicuos personajes. Una de sus más recientes visitas fue el multimillonario banquero estadounidense David Rockefeller, amigo suyo desde hace años.

«Se conocen de los días en que Edwards hizo gestiones en Estados Unidos para ‘prevenir la elección de Allende’, como escribió Rockefeller en su autobiografía de 2002», según señalaba en su blog el periodista Miguel Paz en febrero de 2009. Ambos herederos de imperios empresariales acostumbran reunirse en Estados Unidos o en Chile. «Rockefeller, quien financia el influyente think tank Council of the Americas, es un fanático del sur de nuestro país y cada vez que puede se escapa a veranear por unos días en la casa que Edwards tiene en la isla Illeifa del lago Ranco», continuaba Miguel Paz.

De acuerdo a su versión, Rockefeller estuvo en el último verano una semana en la isla, hasta donde llegó en helicóptero, después de aterrizar en Santiago en su avión privado.

EL BANCO QUE FUE EDWARDS

Agustín V perdió en 1972 el primer banco Edwards —fundado por Agustín Edwards Ross—, cuando Salvador Allende estatizó la mayor parte de la banca privada. El gobierno de la Unidad Popular lo transformó en el Banco Comercial de Curicó. No obstante, en 1980 Edwards adquirió el Banco de Constitución y lo bautizó nuevamente como Banco de A. Edwards. Pero éste no alcanzó a durar dos décadas en manos de la familia.

En 1981 y 1982 presidía el Banco de A. Edwards resucitado el mismo Agustín Edwards Eastman; un año después, en 1983, su hijo mayor, Agustín Edwards del Río, empezó a figurar como presidente, pero sólo por un corto período; en 1984 volvió a encabezar el directorio Agustín V, acompañado de su primo Maurice Poisson Eastman y del ex ministro Sergio de Castro. Esa situación se mantuvo hasta 1986, cuando Edwards vendió un paquete de acciones a Jacobo Ergas, dueño del «supermercado de automóviles» Movicenter, y uno de los más fuertes inversionistas del sector inmobiliario.

Ergas asumió la vicepresidencia y Agustín Edwards del Río continuó como presidente por unos años, mientras su padre recibía el título de «presidente honorario». Los Edwards mantuvieron participación en la propiedad hasta fines de los noventa. Agustín hijo presidió el directorio durante esa época. También permanecieron en él Poisson y De Castro.

En 1999, los Edwards vendieron el resto de sus acciones al grupo Luksic, que ya controlaba el Banco de Chile. Lo mismo hizo la familia Ergas con parte de las suyas. Una vez más, Sergio de Castro asesoró a Agustín Edwards en todas esas negociaciones. Paradójicamente, de Castro enfrenta hoy una durísima situación económica, como consecuencia de malos negocios inmobiliarios que lo llevaron a la quiebra.

Finalmente, en 2002, Jacobo Ergas y sus hijos —que habían quedado con un tercio del Banco A. Edwards—, acordaron la fusión con el Banco de Chile. Éste absorbió al Edwards, que dejó de existir en términos técnicos y financieros. Sólo subsiste la marca «Edwards», que el Banco de Chile decidió conservar al menos por un tiempo —como suele ocurrir cuando hay fusiones—, con el objeto de resguardar la lealtad de clientes antiguos.

Por su lado, Jacobo Ergas pasó a ser el segundo accionista del Banco de Chile, con más de un 6 por ciento; asimismo, es dueño del 50 por ciento de otro banco que apareció hace poco en escena: el HNS, cuyo presidente es el ex ministro de Interior y Hacienda de Pinochet Carlos Cáceres, también presidente del Instituto Libertad y Desarrollo, y gran amigo de El Mercurio.

DE VUELTA EN LA VÍA AMARILLA

Cuando logró superar sus fuertes deudas, con el apoyo del Banco del Estado, Agustín Edwards recuperó su casona de Lo Curro, ubicada en la Vía Amarilla 9143, en la comuna de Vitacura. La tuvo que arreglar antes de habitarla, ya que la remodelación efectuada por Carlos Cardoen no fue del gusto más tradicional de los Edwards del Río.

Actualmente, la propiedad está avaluada por Impuestos Internos en más de mil millones de pesos2, y su valor comercial sería unos cuantos millones más, a pesar de la crisis. Sólo en contribuciones de bienes raíces, Edwards tiene que pagar por su casa de Lo Curro 2.805.225 pesos al trimestre.

No muy lejos de su hogar, tiene su oficina y su actividad principal. La amplia construcción está dotada de oficinas con tecnología adecuada a los requerimientos del actual trabajo periodístico. El Mercurio y La Segunda funcionan en esas instalaciones rodeadas de jardines, con acceso restringido, en avenida Santa María 5542.

La propiedad está a nombre de la Sociedad El Mercurio S.A.P. y tiene un avalúo fiscal de más de nueve mil millones de pesos3, lo que equivalía a más de dieciséis millones de dólares en abril de 2009.

En palabras del periodista Rafael Otano en la desaparecida revista Apsi, «en los faldeos de Lo Curro no sólo se llevaba la agenda económica de la derecha política, sino que se llevaba simultáneamente la agenda del propio gobierno».

Al menos es lo que intenta hacer Agustín Edwards a través de su cadena de diarios, cuyos contenidos editoriales y sus pautas son impulsados desde El Mercurio de Santiago por el equipo dirigido actualmente por Cristián Zegers Ariztía. Abogado, ex director de La Segunda y uno de los fundadores de revista Qué Pasa en 1972, Zegers fue llamado especialmente por Edwards en 2006 para hacer frente a la arremetida de Álvaro Saieh con La Tercera.

Desde 1982 Agustín Edwards Eastman preside el directorio de El Mercurio S.A.P., e integra el consejo directivo de la mayoría de sus empresas. El enorme retrato al óleo de su abuelo Agustín Edwards Mac-Clure, fundador de El Mercurio de Santiago, observa al nieto en su oficina. Dicen que su sombra ha sido durante su vida el gran fantasma del quinto de los Agustines.

Durante varios años Edwards le dio el título de «director responsable» de su diario principal al médico obstetra Juan Pablo Illanes, quien actualmente se desempeña como director de un magíster en Periodismo Escrito en la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica. Illanes mantiene los lazos con la cadena, pese a que fue sustituido en 2006 por Cristián Zegers, mientras que la periodista Pilar Vergara Tagle asumía la dirección de La Segunda.

LEGIONARIOS Y BENEDICTINOS

Católico observante, Agustín Edwards donó a la Iglesia los terrenos en Santa María, donde se construyó la imponente Parroquia San Francisco de Sales, vecina de su conglomerado comunicacional.

Hasta hace unos años se le consideraba cercano al Opus Dei. Al menos iba a sus charlas, como indica Armando Uribe, quien tuvo un encuentro con él en la Casa Alborada de la avenida Pedro de Valdivia. Pero en los últimos años, sobre todo después del secuestro de su hijo Cristián, el patriarca de los Edwards se acercó a los Legionarios de Cristo. Según los periodistas Andrea Insunza y Andrés Ortega, en su reciente libro Legionarios de Cristo en Chile. Dios, dinero y poder, el sacerdote John O’Reilly, en su afán por influir en los medios de comunicación, «a principios de los noventa generó lazos tempranos con Agustín Edwards Eastman»4.

Relatan los periodistas que «el padre John acompañó a Agustín Edwards el mismo año que su familia fue sacudida por el secuestro de Cristián Edwards del Río, el cuarto de los seis hijos del empresario». Indican que, por esos días, con frecuencia el sacerdote legionario celebraba misa en la casa familiar de Lo Curro. Hasta allá llegó Cristián en un taxi el 1 de febrero de 1991, cuando los integrantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) lo liberaron, en el Paradero 10 de Vicuña Mackenna, tras cinco meses de cautiverio.

«Según recuerda O’Reilly, cuando al día siguiente la imagen del joven apareció publicada en la portada de El Mercurio, él encabezaba una misa en la casa de la familia en Graneros, lugar donde el sacerdote también pasaría algunos días de vacaciones junto a esa familia», señalan Insunza y Ortega. Y agregan que, «debido a esta cercanía, casi al terminar 1992 Agustín Edwards visitó el noviciado de Puente Alto e invitó a los sacerdotes legionarios, así como a los novicios, a pasar unos días en su isla privada del Lago Ranco».

Su cercanía con los Legionarios motivó a Agustín Edwards a integrar el consejo directivo de la Universidad Finis Terrae, entre 1999 y 2002, en representación del grupo religioso, junto a los empresarios Eleodoro Matte Larraín, presidente de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, y Juan Obach, del grupo Pathfinder.

Pero las amistades religiosas de Edwards no se limitan a la congregación de Marcel Maciel, a quien visitó en Roma, según contó O’Reilly en una entrevista en el libro de Insunza y Ortega. El escritor Armando Uribe afirma en su Carta abierta que Edwards Eastman se acercó a la Iglesia Católica a raíz del secuestro de su hijo y estuvo alojado en la abadía de los benedictinos por un tiempo. Y «asistía a las misas y a los oficios canónicos entre los monjes que cantaban en gregoriano».

LA SORPRESA DE AGUSTÍN VI

De los seis hijos de Agustín Edwards y Malú del Río —Agustín Jorge, Isabel, Carolina, Andrés, Felipe y Cristián—, tres tienen hoy altos cargos en el imperio mercurial: Agustín ‘Jota’ Edwards del Río, director de Las Últimas Noticias (LUN); Felipe, vicepresidente de La Segunda, y Cristián, quien el 1 julio de 2009 asumió como vicepresidente de El Mercurio de Santiago. Las dos mujeres parecen más orientadas hacia el ámbito artístico: Isabel, como diseñadora gráfica, y Carolina, dedicada a la pintura.

Hasta antes del nombramiento de Cristián —que tras el secuestro vivió silenciosamente casi 18 años en Estados Unidos—, quien más dio que hablar en los últimos años es el primogénito, el sexto de los Agustines, porque en cierto modo resultó una revelación.

Desde hace ya casi dos décadas este ingeniero comercial cincuentón —quien lleva junto al nombre de su dinastía el del primer antepasado que llegó a Chile— ha sido director en algunas empresas del holding y de sociedades importantes del imperio periodístico. Pero, según cuentan, el padre no veía a Agustín Jorge con condiciones natas para ser su sucesor. Entonces, le entregó en 1996 Las Últimas Noticias, para que tratara de sacarla adelante. Era una prueba difícil, ya que el diario no tenía una línea clara.

Y vino la sorpresa, puesto que LUN que era algo así como la hija sin destino del «decano», se transformó en una importante fuente de negocios. La receta fue introducir la farándula y un tono más «suelto» que el rígido estilo mercurial.

PASEO POR LA FLORIDA

Bajo el título «El dueño de la farándula», el periodista Pablo Douzet publicó en La Nación en 2004 un perfil de Agustín VI o Agustín Junior5, como él lo denomina. Parte con una ilustrativa descripción:«En medio de un caluroso día de principios del verano de 1997, una moderna y espaciosa van se desliza sigilosamente por las calles de La Florida, la más emblemática de las comunas emergentes de Santiago. Años antes, un auto así por esa zona hubiese generado miradas sospechosas; a fines de los noventa, no es más que uno de los tantos vehículos que circulan por el sector.»

»Pero esta van —que ahora ingresa al enorme estacionamiento de asfalto del Mall Plaza Vespucio— no transporta a una pujante familia floridana, ni a una pequeña tropa de consumidores de comunas adyacentes en busca de mejores precios. Sentado en su interior está Agustín J. Edwards del Río, heredero del imperio periodístico de El Mercurio S.A.P., la cadena de diarios más influyente de Chile. Es el primogénito de Agustín Edwards Eastman, el director de El Mercurio, y el sexto Agustín Edwards en la línea de descendencia de una familia que por más de un siglo ha dominado en la prensa escrita. Por esos días, acababa de ser designado presidente de Las Últimas Noticias, en ese entonces, el diario más popular y menos rentable de la cadena».

Explicaba el periodista que no se trataba de un paseo cualquiera: «No andan de compras por esos lados. Más bien, Edwards Jr. está realizando una novedosa especie de turismo. Turismo social o antropoturismo, si se quiere. La tarea hoy es otra: enterarse de cómo viven, en qué autos se mueven, qué ropa usan, qué conversan y cómo eligen y compran esos nuevos chilenos, los habitantes de La Florida. Edwards Jr. quería ver de cerca y en su propio ambiente a esos seres con los que no se topaba en ninguna parte y de quienes tan poco sabía. Ironías del destino mediante, ahora tenía que lograr convertirlos en sus lectores fieles».

Douzet consignó otros datos de Agustín Edwards del Río: «Estudió en Inglaterra durante su adolescencia —en Chile, su colegio fue el Nido de Águilas—; y pasó gran parte de su vida adulta en Estados Unidos, donde se licenció en Economía en el Trinity College para luego realizar un MBA en el Darden Business School. Es casado con una ciudadana norteamericana, su acento al hablar es evidentemente el de un estadounidense nativo, y sus referentes conceptuales sobre cómo organizar LUN han salido ni más ni menos que del mismísimo Pentágono. En términos simples, como dicen quienes laboran con él a diario, es ‘un gringo de tomo y lomo’. Quienes más le conocen lo describen como un tipo reservado, de trato educado, culto, trabajólico y sumamente estudioso, casi obsesivo».

Desde entonces, Agustín Jota —como también le dicen— no ha dejado de estar presente en Las Últimas Noticias. Andrés Benítez dejó la dirección para irse a la rectoría de la privada Universidad Adolfo Ibáñez. Lo sucedió el ex director de Las Últimas Noticias y actual secretario general de El Mercurio de Santiago, Carlos Schaerer, otro de los hombres de máxima confianza de Agustín Edwards Eastman. Pero, a poco andar, Agustín VI decidió tomar las riendas personalmente y asumió la dirección del diario.

Señala Douzet, en el artículo citado, que en las tardes al llegar a su oficina, Edwards del Río enciende el televisor y observa con suma atención la pantalla: «Se ve todos los programas de la televisión. Morandé con Compañía, Vértigo, los reality shows y todos los que marcan rating en el público que a él le importa». Y citando a un editor de LUN, concluye: «Se tomó en serio el diario. Era parte de un reto personal, de demostrarle a su papá que se la podía con un diario que estaba en baja».

Otro rasgo que destacan quienes lo conocen es su «carácter tímido y reservado». Al contrario de su padre, «a Agustín Jr. no le gusta el contacto social y es más bien austero. Nunca, por ejemplo, se ha inmiscuido en la crianza de caballos ni en la navegación, como su padre. De hecho, su carácter excéntrico lo llevaba hasta hace poco a conducir una citroneta; tampoco arriscó la nariz cuando tuvo que pasar por casi todas las áreas de la empresa familiar, desde operador de la imprenta hasta los más altos cargos directivos, pasando por tareas reporteriles, tal como es costumbre en la formal educación de los Edwards», indica Douzet, quien actualmente trabaja en LUN.

A fines de 1994, Las Últimas Noticias separó casa. Edwards decidió construirle una sede especial en el barrio Bellavista, buscando un toque distinto, más a tono con su línea editorial. Se interpretó el traslado como un intento de darle una imagen más próxima a su público de estratos medios, y como una forma de mostrar distancia entre los diarios del conglomerado. Es también una casa más chica y económica, comparada con la del «decano». De acuerdo a la tasación de Impuestos Internos, el edificio de Bellavista 0112 tiene un avalúo fiscal de poco más de mil millones de pesos6.

EN GRANEROS

Las aficiones de Agustín Edwards Eastman son variadas y costosas. Los caballos son una de sus pasiones. En su fundo La Compañía de Graneros tiene su haras, mantiene la colección de carruajes y construyó especialmente una gran biblioteca a todo lujo.

El Criadero Santa Isabel «remonta sus inicios al año 1882, cuando Agustín Edwards Ross adquiere al reproductor llamado Guante, potro nacido en 1867 en el criadero Aculeo, considerado por su conformación y sus bondades de obra como ‘tronco origen’ de una de las familias más relevantes del caballo chileno actual», señala el sitio web oficial del Criadero.

Agustín V es el presidente de la Federación Chilena de Criadores de Caballos Chilenos, desde 1988. Por eso, con frecuencia se le ve vestido de huaso en las páginas de sus diarios. La Federación organiza diversas actividades y ha sido impulsora en los últimos años de las «Semanas de la Chilenidad», organizadas con las municipalidades de Las Condes y Vitacura, y de la «Fiesta Chilena» de Ñuñoa. Estas iniciativas cuentan, desde luego, con amplia cobertura de los medios del holding mercurial.

«Es sin duda este criador quien impulsa y trasciende la obra de sus antecesores, al reunir a mediados del siglo pasado en la hacienda Coipué, cerca de Villarrica, en el sur de Chile, una manada de yeguas de selección», prosigue el sitio del Criadero Santa Isabel7, refiriéndose al dueño de El Mercurio. Y destaca que la hacienda fue expropiada por la Reforma Agraria en 1972, «lo que lleva a Agustín Edwards a reanudar la crianza en el fundo de Graneros».

Los reproductores —ilustrados con fotografías— y sus hazañas, su genealogía y los anuncios de remates aparecen destacados en el sitio web. Esa fuente explica también que El Criadero Santa Isabel opera «en dos zonas geográficas: el fundo Llollelhue, cerca del Lago Ranco, en Futrono. Allí tiene un plantel de 50 yeguas chilenas. En el fundo de Graneros se dedica a la crianza de potros bretones y chilenos». Tiene también una medialuna donde habitualmente se realizan rodeos.

En la entrevista de Raquel Correa publicada en El Mercurio, en junio de 2000, Agustín V confesó que su caballo regalón es Escorpión, con el que ganó el Champion de Chile, «pero el Estribillo fue el caballo de todos los tiempos. Uno de los mejores potros».

AGROBOSQUES Y SANTA ISABEL

Además de la crianza de equinos, Agustín Edwards desarrolla actividades agropecuarias y cultiva frutales de exportación. Al revisar el Diario Oficial se pueden encontrar más de una docena de sociedades de papel que hablan de estos negocios.

Una de ellas es Agrobosques San Isidro, que hasta septiembre de 2006 era sociedad de responsabilidad limitada, y después se transformó en anónima «cerrada»8.

Agrobosques San Isidro Limitada fue constituida en agosto de 1993 por Agustín Edwards Eastman y su hijo Agustín Jorge Edwards del Río. Partió con un capital de cerca de 89 millones de pesos, pero fue aumentando, y en 2001 superó los once mil millones de pesos de capital accionario9. La escritura señala su primer objetivo: «La explotación agrícola, ganadera y forestal de los predios de que la sociedad es dueña, arrendataria o exportadora; la compra y o arrendamiento de predios agrícolas para dedicarlos al fomento y desarrollo de la producción agropecuaria, forestal y alimenticia y las demás operaciones que el directorio acuerde realizar»10.

Como otras sociedades del grupo, en esa época Agrobosques tenía un directorio integrado por Agustín Edwards Eastman, su hijo Agustín Jorge, el general (R) de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), Enrique Montero Marx, Jorge Lesser García-Huidobro y Maurice Poisson Eastman, quien murió en 2006.

En junio de 2002, los Edwards dividieron Agrícola Agrobosques San Isidro Limitada, y de la división nació Agrícola La Capilla Limitada. Agustín Edwards Eastman figura con el 98,6 por ciento de esa sociedad y el resto es de Canelo Seis. El capital declarado alcanzaba en ese año a más de nueve mil millones de pesos11.

Aparece también en el Diario Oficial la Sociedad Agrícola y Frutícola Los Graneros12, constituida el 27 de noviembre de 1991 por Agrobosques San Isidro y Comercial Canelo S.A., una de las matrices del grupo.

Otra firma que registra Agustín Edwards en el sector agropecuario se llama Agroservicios San Isidro Limitada, constituida por él y por la compañía Exportadora de Frutos de Chile. A su vez, ésta, cuyo nombre de fantasía es Frutexport, pertenece a Agustín Edwards Eastman y a su hijo mayor13. La Exportadora de Frutos era sociedad limitada y en julio de 1993, los Agustines decidieron transformarla también en anónima cerrada14.

EN LA MODA DEL WAGYU

La más significativa de las sociedades agropecuarias de Agustín V parece ser Agrícola Santa Isabel Limitada, bautizada con inspiración en la historia familiar: lleva el nombre de su antepasada, que se casó con el primer Edwards llegado a Chile; el de su madre ‘Chabela’ Eastman, y el de una de sus hijas. Y se llama igual que su famoso criadero de caballos.

En junio de 2002, Agrícola Santa Isabel absorbió a Inmobiliaria Canelo Tres y el capital de la sociedad aumentó a más de catorce mil millones de pesos. Sus socios eran Agustín Edwards Eastman, con el 88 por ciento; Inversiones Nacionales —del mismo Edwards—, con 12 por ciento; y El Mercurio S.A.P., con 0,03 por ciento15.

Tres años después, en mayo de 2005, el capital social de Agrícola Santa Isabel Limitada bordeaba los 33 mil millones de pesos, «mediante capitalización de partidas patrimoniales, ‘revalorización de capital propio’», y ‘utilidades acumuladas’». Agustín Edwards mantenía el 88 por ciento, e Inversiones Nacionales, el 12 por ciento16.

En diciembre de 2006, Agustín Edwards Eastman e Inversiones Nacionales acordaron la división de Agrícola Santa Isabel Limitada, y nació Agrícola Santa Isabel Limitada Dos. Los porcentajes de acciones se mantuvieron en ambas sociedades17.

A través de Agrícola Santa Isabel, Edwards incursionó en sus campos sureños en el exclusivo mercado del wagyu, el vacuno japonés de moda, considerado lo máximo para el paladar en materia de carne bovina, pero sólo apto para quienes puedan pagar elevados precios por saborearlo.

Edwards adquirió el 50 por ciento de la Asociación de Waygu Chile, que produce las preciadas vacas negro rojizas, y se asoció con el iniciador de la producción en Chile de ese tipo de animales, Fernando Hartwig. En el negocio entraron también Felipe Ibáñez Scott18, el ex presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, Ricardo Ariztía, y el candidato inversionista Sebastián Piñera.

LOS SUIZOS Y LOS SEGUROS

La tradición de banqueros y aseguradores ligada a los Edwards se debilitó, en cambio, en el reinado de Agustín V. La antigua compañía de Seguros de Vida La Chilena Consolidada, una de las principales del mercado de seguros del país, fundada en agosto de 1944 por la familia Edwards, fue desde su origen uno de los baluartes del grupo. Hasta que, al comenzar los noventa, Agustín Edwards Eastman vendió sus acciones de Chilena Consolidada. Poco después empezó a desprenderse de parte del nuevo Banco de A. Edwards. Ese proceso culminó a fines de la década.

En 1991 se asoció en partes iguales con inversionistas suizos del grupo Zurich, de Suiza, para constituir la sociedad Inversiones Suizo-Chilena S.A., y fue ésta la sociedad que tomó la batuta de la compañía de seguros.

El notario Iván Torrealba Acevedo certificó el 17 de junio de 1991: «Por escritura pública de esta fecha, ante mí, la sociedad Zurich Insurance Company, cuyo giro es la actividad de seguros, con domicilio en Zurich, Suiza, y Agustín Edwards Eastman, periodista y domiciliado en Avda. Santa María 5542, Santiago, constituyeron sociedad anónima cerrada cuyo nombre es Inversiones Suizo-Chilena S.A. Objeto: Realizar toda clase de inversiones, mobiliarias e inmobiliarias, corporales e incorporales y su explotación en cualquier forma, incluyendo especialmente la inversión en acciones y derechos en sociedades; prestar toda clase de servicios de asesoría, corretaje u otros; y actuar como intermediario en la contratación de seguros y reaseguros»19.

Inversiones Suizo-Chilena S.A. es dueña del 98,8 por ciento de La Chilena Consolidada Seguros de Vida S.A., y de casi el 90 por ciento de la Chilena Consolidada Seguros Generales S.A. Pero, aparentemente, Edwards habría vendido su participación en 1992 y no mantendría ningún paquete accionario, de acuerdo a lo que se puede concluir al revisar las escrituras que modificaron en sucesivas oportunidades la sociedad Inversiones Suizo Chilena S.A., que sigue siendo anónima cerrada20.

En el caso de este tipo de sociedades, ni siquiera la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) maneja información sobre quién o quiénes están detrás de ellas; pero, por lo que se puede observar en el Diario Oficial y en diversas escrituras consultadas, los suizos serían ahora los dueños de la tradicional compañía de los Edwards. Asimismo, en todos los informes y memorias, la compañía de seguros se presenta como parte del grupo Zurich, con sede en Suiza.

Llama la atención, en todo caso, que el presidente de La Chilena Consolidada Seguros de Vida y presidente también de La Chilena Consolidada Seguros Generales sea Hernán Felipe Errázuriz Correa21, el ex ministro de Pinochet que lo defendió como abogado hasta el final, y uno de los más cercanos asesores de Agustín Edwards. El estudio jurídico Guerrero, Olivos, Novoa y Errázuriz, integrado por Roberto Guerrero —ex rector de la Universidad Finis Terrae—, Carlos Olivos, el senador UDI y presidente de la Cámara Alta Jovino Novoa, y el propio Hernán Felipe Errázuriz, ejerce la asesoría legal de la compañía de seguros.

Junto a Errázuriz, participa, además, en el directorio de La Chilena Consolidada la historiadora Lucía Santa Cruz, quien también ha sido cercana al grupo Edwards. Y otros dos abogados, socios del mismo buffet Guerrero, Olivos, Novoa y Errázuriz: Jorge Delpiano Kraemer, en calidad de titular, y Jimena Bronfman, como suplente.

EN PAZ CIUDADANA

A pesar de sus continuos viajes a Estados Unidos, donde residía su hijo Cristián, en los últimos años Agustín Edwards Eastman ha permanecido en Chile más visible para la opinión pública local. Suele aparecer solo o acompañado por su mujer, Malú del Río, en fotografías de la Vida Social del mismo diario que dirige, en actividades empresariales o eventos internos de sus empresas. Incluso, en un elegante libro-memoria editado por el conglomerado para la conmoración del centenario de El Mercurio destaca su actividad en sus empresas periodísticas e incluye una numerosa serie de fotografías de «don» Agustín V.

Cristián Edwards fue secuestrado en septiembre de 1991, y un año más tarde su padre creó la Fundación Paz Ciudadana, la que preside desde entonces. Ha sido una de las actividades a las que le ha dedicado más tiempo en los últimos años, y le ha permitido tender sus hilos de influencia más allá de los límites de la derecha económica y política. Destacados miembros de la Concertación forman o han formado parte de su directorio.

Actualmente, sus vicepresidentes son dos connotados personajes: Sergio Bitar Chacra —ministro de Obras Públicas, militante del Partido por la Democracia (PPD)—, quien además ostenta el cargo de secretario de la Fundación. El otro vicepresidente es Bernardo Matte Larraín, presidente del Banco BICE, quien al mismo tiempo ejerce como tesorero.

Los directores de la Fundación son la senadora DC Soledad Alvear; el ministro del Interior Edmundo Pérez Yoma; el senador de la UDI Jaime Orpis; Paola Luksic Fontbona, hija del fallecido empresario Andrónico Luksic; el empresario Alfredo Moreno; y el sociólogo Eugenio Tironi Barrios.

Entre los asesores del directorio están el socio de Adimark y experto en encuestas, Roberto Méndez; Agustín Edwards del Río; Lily Ariztía, de la Sociedad de Instrucción Primaria; el diputado DC Jorge Burgos; el ministro de Transporte y Telecomunicaciones René Cortázar; el publicista Martín Subercaseaux; el socio del grupo Penta Carlos Alberto Délano; el asesor jurídico del grupo y general retirado de la FACH Carlos Montero Marx; José Joaquín Brunner, ex ministro Secretario General de Gobierno y especialista en educación, quien desde 2007 trabaja en la Universidad Diego Portales. Y hasta el otro «rostro» del duopolio, el economista Álvaro Saieh Bendeck.

El Consejo Consultivo integra —además— a varias decenas de personajes del mundo público y privado, en un abanico que va desde la derecha empresarial y política hasta algunos otros personajes de la Concertación22.

La Fundación Paz Ciudadana tiene su sede en la calle Valenzuela Castillo 1881, en la comuna de Providencia. Se define como «una institución sin fines de lucro, cuya misión es producir tecnología e innovación para el perfeccionamiento de las políticas públicas en materia de reducción del delito, sobre bases estrictamente técnicas, desideologizadas y apolíticas», indica en su sitio web23.

El mismo Agustín Edwards, entrevistado por Qué Pasa, explicó que la Fundación surgió a raíz del secuestro de su hijo: «Me di cuenta de cómo la calidad de vida que deseaba para mis hijos y nietos se estaba deteriorando peligrosamente. Y me convencí de que tenía la responsabilidad de hacer algo para que hechos como el que afectaba a mi familia no se repitieran y nos hundiéramos en un espiral de terrorismo criminal»24.

Los periodistas Marcela Ramos y Juan Andrés Guzmán declaran en su libro La guerra y la paz ciudadana 25: «En Chile son pocas las instituciones que aglutinan un poder similar a éste. Las más conocidas son el Centro de Estudios Públicos (CEP), creado en 1984 con aporte de los Matte, y el Instituto Libertad y Desarrollo (ILD), concebido en 1990 para surtir de argumentos a la derecha durante la democracia».

Críticos de la Fundación y su accionar, Marcela Ramos y Juan Andrés Guzmán plantean otra cara de una entidad que, según ellos, «ha prescindido de la mayor parte de las teorías criminológicas modernas y de las soluciones que éstas dan al delito». Sostienen los autores que la explicación a «esta gran paradoja» es simple: «Paz Ciudadana no es un centro de pensamiento sobre la delincuencia, sino una poderosa plataforma comunicacional sobre el tema, que ha sabido insertarse en lo que los norteamericanos llaman ‘la cadena alimenticia de los miedos’. Sus estudios no están pensados para un debate en la comunidad académica, sino para impactar a la opinión pública a través de las portadas de los diarios e influir en las autoridades en la toma de decisiones».

LOS MATTE Y LA PAPELERA

Constituyen también parte de la «plataforma» de apoyo a las ideas mercuriales las corporaciones ligadas al pensamiento derechista, entre las que destacan el Instituto Libertad y Desarrollo, ligado a la UDI y presidido por Carlos Cáceres, y el Centro de Estudios Públicos (CEP), encabezado por Bernardo Matte Larraín.

Presidente del Banco BICE y uno de los dueños de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, Bernardo es hermano de Eliodoro Matte Larraín, el presidente de la CMPC —conocida también como La Papelera. Precisamente, por la confianza que Edwards le tiene, fue nombrado tesorero de Paz Ciudadana.

Los estrechos lazos de los Edwards y los Matte se reflejan también en la proyección que ha tenido en los diarios y suplementos del grupo Edwards la figura de Patricia, la hermana mayor de los Matte Larraín y presidenta de la Sociedad de Instrucción Primaria de Santiago. Después de la rebelión de «los pingüinos» de 2006, cuando los problemas que aquejan a la educación chilena saltaron abruptamente a la palestra, la figura de Patricia Matte —ex ejecutiva de Mideplan en tiempos de Pinochet, colaboradora de Libertad y Desarrollo, y miembro de la UDI— fue levantada por El Mercurio como la máxima voz de la derecha en materia educacional.

La relación entre los Edwards y los Matte es antigua. Un hito en esa larga historia de amistad y convergencia de intereses lo marcó la batalla «¡La Papelera No!», que encabezaron El Mercurio y la Radio Agricultura contra Allende. Bajo ese lema, buscaban impedir que la empresa de los Matte fuera estatizada; o simplemente —opinan otros— se habría tratado de una campaña publicitaria para alimentar la oposición al gobierno de la Unidad Popular.

Dos de los hijos de Eliodoro Matte Ossa, Eliodoro y Patricia, comparten hoy con Agustín Edwards una causa importante: su afinidad con los Legionarios de Cristo.

En su libro Los dueños de Chile 26, el periodista Ernesto Carmona comentaba en 2002: «Los diarios de Agustín Edwards son la caja donde resuena el quehacer económico e intelectual de los grupos, principalmente de Matte, aparte de la ‘sabia orientación’ que imparte el diario al ideologizado mundo empresarial, sea para criticar y/o ignorar sin cansancio cuanta concesión haga el gobierno de Ricardo Lagos por ganarse su confianza y estimularlos a que se decidan a invertir en el país».

Para Carmona, el grupo Matte es «el eje mismo del poder real». Recuerda que se concentra en la producción de celulosa y papel, en el Banco BICE y en la central eléctrica de Colbún. Y que, igual que el grupo Angelini —con Celulosa Arauco—, «enfrenta los reclamos de los grupos mapuches por sus tierras ancestrales del bosque nativo, ahora propiedad de Forestal Mininco, filial de la CMPC».

Sostiene Carmona que «la prensa es unánime en presentar a los indígenas como ‘los malos’. En las crónicas abundan expresiones como ‘terrorismo, emboscada, armas hechizas, infiltración, financiamiento extranjero’ y otros conceptos pretendidamente valóricos. (…) La solidaridad de cualquier persona que no sea mapuche o pehuenche se presenta mediática y sistemáticamente como grave delito, en especial en las televisoras, en El Mercurio y La Tercera ».

En los últimos años han continuado, asimismo, en el entorno de Agustín Edwards, los ex ministros de Augusto Pinochet que han sido parte de su círculo desde hace tres décadas: además de Sergio de Castro y Hernán Felipe Errázuriz, el general (R) de la FACH, Carlos Montero Marx, asesor legal por años del grupo; y Carlos Cáceres, ex ministro del Interior y de Hacienda en los ochenta, y presidente del Instituto Libertad y Desarrollo desde su fundación en 1990.

El ex ministro de Hacienda Hernán Büchi ha sido proyectado, a la vez, en el Cuerpo B de El Mercurio, con extensas columnas de opinión que le califican como el máximo exponente del pensamiento económico de la derecha.

A ellos se suman otros nombres como el del actual presidente del Senado, Jovino Novoa, quien por años fue asiduo de los consejos mercuriales. Y, desde luego, el ex candidato presidencial Joaquín Lavín, integrante del equipo directivo de El Mercurio al comenzar los ochenta.

LOS NEGOCIOS DE ROBERTO

Aunque también tiene isla propia, departamento en Estados Unidos y ha sido empresario editorial, Roberto Edwards Eastman, ‘el Robin’, tiene preocupaciones distintas a las de su hermano mayor: la fotografía y el arte han sido su máximo foco de interés.

Pero Roberto, además de ser el fotógrafo de la revista Paula —que fundó en 1967— y de los «Cuerpos Pintados», hasta principios de 1994 era el principal accionista de la potente Editorial Lord Cochrane.

Hasta hace unos años se decía que las relaciones con su hermano no eran buenas, pero después del secuestro de Cristián se habría producido un reencuentro. Y Roberto Edwards, en el último tiempo, integra el directorio de la Empresa Periodística El Mercurio S.A.P.

Roberto era dueño, hasta abril de 1994, entre otras cosas, de un edificio en Providencia con Eleodoro Yáñez, y de una isla en el lago Todos los Santos. Presidente de Lord Cochrane, tenía el control total de la empresa a través de la Sociedad de Inversiones Los Nogales. Y a pesar de que sus ideas políticas no han sido tan evidentes como las del hermano mayor, compartía con él la cercanía con algunos ex ministros de Pinochet. Al menos en el directorio de Lord Cochrane lo acompañaron los ex titulares de Hacienda Carlos Cáceres Contreras y Sergio de la Cuadra Fabres.

El negocio de la editorial era amplio. Un convenio entre Lord Cochrane y la Compañía de Teléfonos de Chile (CTC) dio vida a la empresa Turiscom, que partió siendo filial de Lord Cochrane y, mediante un convenio con la Compañía de Teléfonos, edita las guías Turistel. Otro convenio de Roberto Edwards con la CTC tuvo como resultado la edición de las guías de teléfono.

Lord Cochrane fue una de las exitosas incursiones de inversionistas chilenos en América Latina, dentro de los nuevos moldes de internacionalización de la economía y las comunicaciones. Sus actividades se desplegaron por el continente en forma notable. Primero se instaló en Brasil, donde en 1993 dio un gran salto al asociarse con O’ Globo, el principal grupo comunicacional carioca —propietario de diarios, canales de TV y una serie de revistas. En conjunto instalaron la planta impresora más moderna de ese país. También Lord Cochrane practicó la vía de la asociación en Argentina, con la poderosa Editorial Atlántida.

Pero en el otoño del 94, ‘Robin’ Edwards optó por vender el 51,2 por ciento de Lord Cochrane y, con ello, entregó el control a la compañía norteamericana RR. Donnelly Holdings Inc. y Compañía. Él se quedó con la revista Paula y otras publicaciones, como Publiguías y Turistel, que posteriormente vendió a Copesa.

La compañía estadounidense pagó más de 58 millones dólares, según consta en la información oficial entregada por la empresa a la Superintendencia de Valores y Seguros27. Roberto Edwards salió del directorio el 22 de abril de 1994, y junto a él renunció el ex ministro Carlos Cáceres28.

La operación se completó en mayo de 1994, con el traspaso de la Inmobiliaria Los Nogales —que conservaba un tercio de las acciones— a la misma firma estadounidense RR. Donnelly (Chile) Holdings Inc. y Compañía, cuya razón social actualmente es RR. Donnelly (Santiago) Holdings Inc. y Cía29.

DOS ALMAS DE LA CLASE ALTA

El fotógrafo-empresario había suscrito un convenio con su hermano Agustín en 1993, y Paula empezó a circular junto con El Mercurio.

Diez años después, en 2003, Roberto Edwards vendió Paula a Álvaro Saieh y ahora la revista se ofrece en un «paquete» a los suscriptores de La Tercera, y también es vendida en forma autónoma por Copesa.

«El nombre de una mujer está involucrado en el nuevo distanciamiento entre Agustín Edwards, el ‘Dunny’, heredero del consorcio más influyente de la prensa escrita, El Mercurio, y su hermano Roberto, ‘Robin’, fotógrafo, filántropo y hasta ahora dueño de la clásica revista Paula », escribía en La Nación, a propósito de ese negocio, el periodista Eduardo Rossel30.

En esa oportunidad, Rossel comentaba: «Los dos hermanos nacidos en la misma ‘cuna de oro’ desde siempre han mirado la vida con ópticas distintas. Quizás porque uno nació siendo ‘el ungido’, el que lleva el nombre del que fundó el imperio, mientras que el otro fue tempranamente condenado a ser sólo el Benjamín, el hermano menor».

Según Eduardo Rossel, «el ‘Dunny’ y ‘Robin’ representan las dos almas de la clase alta chilena: una orgullosa y conservadora y otra más liberal y abierta a los signos de los tiempos».

«PASTELERO A TUS PASTELES»

Por la misma época en que Roberto Edwards vendía en 58 millones de dólares Lord Cochrane a la compañía editora norteamericana, su hermano mayor se desprendió de otra importante empresa, por la que recibió un precio similar. En 1994, Agustín Edwards traspasó el 80 por ciento de la empresa de cable Intercom a la Compañía de Teléfonos (CTC). La operación comercial parecía tener sentido. La CTC pagó 55 millones de dólares y el grupo Edwards se quedó, en un principio, con un 20 por ciento. Contar con un socio de la envergadura de CTC, en un mundo en que la conjunción telefoníatelevisión se veía como clave para las comunicaciones, parecía un asunto interesante.

A fines de 1995, la CTC decidió la fusión de Intercom con Metrópolis, la empresa de cable del ahora fallecido empresario Ricardo Claro, que era la segunda en importancia entonces. Así, la nueva sociedad pasó a ser la primera en el cable en la Región Metropolitana, seguida por VTR-Cablexpress. Años después, todo terminaría en manos de VTR. «Pastelero a tus pasteles», decían con su actuar los Edwards, que en materia de medios de comunicación se concentraron en El Mercurio y su cadena de diarios a lo largo del país.

En esa misma época, se mencionó insistentemente el interés de Agustín Edwards por adquirir el Canal 11 de Televisión —el ex canal de la Universidad de Chile— al grupo Cisneros, antes de que lo comprara Sebastián Piñera. Pero nada de eso fraguó.

LA CADENA MERCURIAL

El grupo Edwards mantiene actualmente sus tres diarios en Santiago: El Mercurio, Las Últimas Noticias y el vespertino La Segunda. Durante las últimas décadas, fue comprando y fortaleciendo también los de las principales ciudades del norte y sur del país, a través de la Empresa Periodística del Norte y de la Empresa Periodística Araucanía.

La cadena santiaguina pertenece a la familia Edwards a través de El Mercurio Sociedad Anónima Periodística S.A.P., y ésta, a su vez, deriva de otras «sociedades de papel», o sociedades de inversiones inscritas bajo el nombre de El Canelo.

Preside la sociedad El Mercurio S.A.P. el propio Agustín Edwards Eastman, y hasta junio de 2009 integraban el directorio su hermano Roberto y sus hijos Agustín y Felipe Edwards del Río.

El consorcio sigue siendo el más poderoso y el diario editado en Santiago absorbe la mayor parte de la «torta publicitaria». Mientras tanto, políticos, empresarios y hasta intelectuales —aunque no siempre lo confiesen— se ufanan cada vez que su nombre, sus frases o su imagen aparecen reproducidos en tinta mercurial.

Desde 1973, La Segunda ha sido prácticamente el único vespertino de la ciudad capital. Aunque su circulación es muy inferior a la de los matutinos de la empresa, tiene lectores en los círculos políticos. Y su titular es un afiche que desde hace unos años aparece todas las tardes de días de semana en Santiago y sus alrededores, y se adelanta, marcando pautas noticiosas a otros medios de comunicación escritos, radiales y televisivos.

Pertenecen también a la empresa El Mercurio S.A.P. los dos diarios de Valparaíso: El Mercurio, dirigido por Juan Pablo Toro, y La Estrella, cuyo director es el periodista Pedro Urzúa.

El Mercurio y La Estrella conviven en la avenida Esmeralda 1002, en un edificio avaluado en 1.202.352.440 pesos. Además, cuentan con los talleres en Chacabuco 2355.

EN EL NORTE Y EN EL SUR

Los diarios de las regiones nortinas se aglutinan en torno a la Empresa Periodística El Norte S.A., que actúa casi como único actor significativo de la prensa en esas zonas. Quizá porque el origen de la fortuna de los Edwards proviene de ellas y de los préstamos que hacían a los mineros, su relación con ese vasto territorio es estrecha hasta el presente. En esas provincias ni siquiera funciona el oligopolio: los Edwards copan el espacio comunicacional.

La Tercera y La Cuarta llegan tarde y no logran hacerle el peso a la batería mercurial: La Estrella de Arica; La Estrella de Iquique; El Mercurio de Antofagasta ; La Estrella del Norte, también de Antofagasta; El Mercurio y La Estrella del Loa, de Calama; y La Prensa, de Tocopilla. En la Región de Copiapó está el Diario de Atacama y La Estrella del Huasco, adquirida en 2006.

Algo curioso ocurre, en cambio, en La Serena: justamente en la ciudad adonde llegó hace dos siglos George Edwards no hay diario de la cadena mercurial. Con estoicismo se mantiene aún el tradicional El Día, uno de los pocos que subsisten como independientes durante más de un siglo. Tiene, eso sí, un convenio de publicidad con El Mercurio.

En Valparaíso, además de sus diarios tradicionales, el grupo cuenta con El Líder de San Antonio adquirido hace algunos años.

La empresa matriz de los periódicos mercuriales sureños es una sociedad anónima cerrada llamada Sociedad Periodística Araucanía S.A., propietaria de El Diario Austral, de Temuco; El Diario Austral, de Los Ríos (ex Austral de Valdivia); El Diario Austral, de Osorno; y El Llanquihue, de Puerto Montt. Los «Australes» pertenecían a la Sociedad Periodística del Sur, Sopesur, que presidía Julio Serrano Lamas, y lo secundaba un coronel de Ejército (R), Orlando Jorquera. Pero en la década del ochenta, cuando Sopesur afrontaba una aflictiva situación, la empresa fue traspasada al grupo Edwards.

Una de las personas clave en esta operación, que dejó en manos de Agustín Edwards los diarios de la ex cadena Sopesur, fue Enrique Schröeder, antiguo ejecutivo del grupo y ex director de El Mercurio de Valparaíso.

El gran golpe del último tiempo lo dio la empresa El Mercurio, cuando en 2006 compró a Sopesur los diarios El Sur y Crónica de Concepción. Con esto cayó un símbolo de la prensa regional.

A estos diarios se sumaron en 2003 nuevas adquisiciones: El Renacer de Angol; El Renacer de Arauco; y La Estrella de Chiloé. En total, hoy la cadena tiene 25 diarios, mientras que aquellos con alguna trayectoria a lo largo del país y que permanecen ajenos al grupo Edwards se pueden contar con los dedos de las manos. Aunque la mayoría de ellos tiene vigentes convenios de publicidad con el poderoso holding.

Excepciones dentro de este escenario dominado por El Mercurio, al margen de La Serena, lo constituyen la Sexta Región de O’Higgins y la Séptima Región del Maule, donde se publican cinco diarios de dueños independientes: El Rancagüino, El Día y El Centro de Talca; y La Prensa y El Centro de Curicó.

A ellos se suman a lo largo del país El Día de La Serena; El Observador de Quillota, en la región de Valparaíso; La Discusión de Chillán; El Divisadero de Coyhaique, y la Prensa Austral de Punta Arenas —también en convenio para avisos con El Mercurio, lo mismo que El Magallanes. En 2008 nació el novato El Diario de Concepción, editado por la Universidad de Concepción y Copesa, que circula junto a La Tercera desde comienzos de 2009.

Muchos de los periódicos de provincias que hoy son mercuriales no tuvieron otra salida que venderse al gigante periodístico. Y para los pocos que sobreviven, la competencia es dura. Por un lado, la llegada de los diarios de Copesa les resta lectores. Por el otro, deben medirse con los regionales del holding mercurial, que aprovecha las ventajas de las economías a escala en un doble sentido: la publicidad la venden como «paquete», y más de la mitad de las páginas de cada diario se elabora en centros donde se nutren de informaciones generales, y el resto se publica con informaciones producidas en la región.

Un ejemplo: para los diarios de la Sociedad Araucanía, la central de operaciones está ubicada en Temuco; en esa ciudad se imprimen los ejemplares de la cadena mercurial para todo el sur.

Así, hoy El Mercurio tiene una prensa uniformada de Arica a la Antártida, y una ventaja económica notable sobre el resto de las publicaciones regionales que se tornan prácticamente inviables ante el suprapoder mercurial que recorre el país.

LO CASTILLO, FERIAS Y EVENTOS

La actividad editorial del grupo Edwards no se detuvo en los diarios. En 1982, Agustín Edwards formó las Publicaciones Lo Castillo. Esta empresa se orientó a la producción comercial de revistas, tanto propias como encargadas por clientes. La más antigua es Dato Avisos. En su sitio web, la empresa destaca otras de sus publicaciones, como la revista del Automóvil Club de Chile, VTR y Falabella, que «han depositado su confianza en la amplia experiencia de un equipo multidisciplinario experto en medios de comunicación, marketing y producción».

Otra especialidad de Lo Castillo son los anuarios y directorios: de la Educación Superior, del Campo, de abastecimiento de Supermercados, Directorio Industrial de Chile, Directorio Textil, de la Confección y del Vestuario. «En los años noventa, se consolidó como la empresa de directorios más grande del país. Y, en su afán de entregar nuevas soluciones, surgió la idea de reunir en un solo producto una amplia base de datos de proveedores, complementada con contenido editorial: las Guías», destaca el sitio de esta sociedad de Edwards.

Ubicada en un principio en calle Pérez Valenzuela 1620, entre Providencia y la avenida Costanera, Publicaciones Lo Castillo emigró a Los Conquistadores, en el sector Pedro de Valdivia Norte. Entretanto, la empresa saltó del ámbito de las publicaciones al de las exposiciones y ferias. Prosigue, orgulloso, el sitio web: «En 1997, y apostando a una línea distinta de la editorial, se crea el departamento ExpoFerias, con la Ferrexpo. Hoy día, Lo Castillo es la productora de ferias más importante de Chile, con alrededor de diez eventos por año de diversas temáticas, desde salud y belleza, hasta el rubro cárnico, contando con la confianza de prestigiosas instituciones como la Cámara Chilena de la Construcción».

Las exposiciones y «eventos» sociales son una de las nuevas vetas de negocio emprendida por Agustín Edwards a partir de los años noventa. La ampliación de los objetivos de Publicaciones Lo Castillo no es la única muestra del interés del magnate en ese ámbito. En 1994, Edwards mandó edificar Casa Piedra, en Monseñor Escrivá de Balaguer 5.600, al borde del río Mapocho, en la comuna de Vitacura.

El lugar ha marcado época con sus glamorosas actividades, a diferentes horas del día y de la noche. Hoy es uno de los más solicitados escenarios para reuniones formales y sociales. Para desfiles de modelos o serias reuniones empresariales. Para fiestas, celebraciones, matrimonios, graduaciones de universidades privadas y cuanto evento institucional «con aspiraciones». De todo cabe en la carpeta de negocios de Agustín Edwards, que arrienda la casona y ofrece servicio de cóctel, almuerzo o comida, según sea el caso.

SOCIEDAD PANAMEÑA

Con domicilio en la sede del imperio mercurial de la avenida Santa María 5542, en Vitacura, la sociedad Comercial El Canelo S.A. mantiene un rol significativo en la espesa red de sociedades que da el colchón jurídico a las propiedades de Agustín Edwards Eastman. El Canelo es una sociedad anónima cerrada, y tiene como representantes a Agustín Edwards Eastman, a nombre de Inversiones Nacionales S.A., y a su hijo, el administrador de empresas Agustín Edwards del Río.

Ligadas a Comercial El Canelo S.A. hay una cantidad importante de sociedades de papel, cuyos nombres se repiten y participan en cadena en la propiedad de otras empresas del holding. Es probable que la serie de sociedades Canelo generadas por Agustín Edwards tenga su origen —o su inspiración— en la Compañía Agrícola Los Canelos Limitada, una sociedad adquirida por él y Fernando Harmsen Bradley el 9 de noviembre de 1974, como consta en el Diario Oficial.

En las negociaciones con los bancos al finalizar la década de los ochenta y al comenzar 1990, Comercial El Canelo tuvo un papel protagónico. Más tarde, en 1991, una escritura consigna un aumento de capital en que el socio mayoritario, El Mercurio S.A.P., se comprometía a pagar en un plazo máximo de cinco años con 2.587.600 de acciones de la misma «actualmente prendada». El aumento se completaría con 656.300.000 pesos «que aportará don Agustín Edwards Eastman en el plazo de cinco años». A continuación, una frase ilustra en parte lo que vale la gestión de Edwards dentro del grupo: «El señor Edwards aportará su trabajo personal»31.

En esos tiempos, pese a la importante ayuda del Estado, Comercial El Canelo todavía afrontaba deudas e hipotecas. El 5 de marzo de 1992 aparece en el Diario Oficial el resumen de una escritura que da una larga lista de objetos en prenda. En el documento, Agustín Edwards Eastman y Enrique Montero Marx representaban a Comercial Canelo S.A., y esta última sociedad, a la Agrícola y Frutícola Los Graneros Limitada32.

Una curiosa sociedad panameña de nombre extranjero aparece ligada a Agustín Edwards en esa época. El 7 de julio de 1992, junto al dueño de El Mercurio, a la sociedad Comercial Canelo y a la firma Wertheim Schroeder & Incorporated —con domicilio en Park Avenue 200 Nueva York, Estados Unidos—, figura Karizak International Corporation. Domiciliada en Elvira Méndez 10, Edificio Banco do Brasil, Panamá, República de Panamá, concurrió a la modificación de los estatutos de la sociedad Edwards, Wertheim Schroeder, Servicios Financieros Sociedad Limitada, constituida el 3 de septiembre de 1981. Karizak International Corporation ingresó en esa fecha en reemplazo de la firma estadounidense. A la vez, se modificó la razón social por Edwards Servicios Financieros Sociedad Limitada. La administración y uso de esta razón social, dice la escritura, «corresponderá a Comercial Canelo S.A., quien actuará por medio de sus mandatarios»33.

No existen más referencias a esa sociedad en documentos chilenos. Tampoco aparece en internet. La única alusión sobre «Karizak», al efectuar una detenida búsqueda, se refiere a una empresa iraní dedicada a extraer agua.

Cinco años después dejó de existir Edwards Servicios Financieros Sociedad Limitada, la que fue absorbida por Inversiones Trauco S.A. Así lo decidieron, según los documentos legales, Agustín Edwards Eastman, Comercial Canelo S.A. y Karizak International Corporation, todos con domicilio en «Compañía 1068, subida 376». Ésa es la dirección del antiguo edificio de El Mercurio34.

En 1999 le tocó el turno de retirarse de Inversiones Trauco Limitada a Karizak International, que cedió sus derechos —ascendían al 49,8 por ciento— a Comercial Canelo S.A. Quedaron así como únicos socios Agustín Edwards Eastman, Comercial Canelo S.A. y Administración, Inversiones y Negocios Limitada, otra sociedad vinculada a Edwards35.

Entretanto, el 18 de mayo de 1994 —según consta en el Diario Oficial del 10 de junio de ese año—, Agustín Edwards Eastman y su hijo mayor habían decidido dividir Comercial Canelo S.A. en dos sociedades: una con el nombre original y la otra la denominaron Comunicaciones Canelo S.A., con domicilio también en la comuna de Providencia.

Como parte del mismo circuito, está Comercial Canelo S.A. y Compañía Limitada, representada por el ex ministro de Pinochet Carlos Montero Marx y por el ingeniero comercial Jorge Charad Dihmes —quien fue secretario ejecutivo de los bancos acreedores de El Mercurio, al final de los ochenta. Esta sociedad pertenece en un 70 por ciento a Agustín Edwards Eastman y el restante 30 por ciento está en manos de Canelo S.A.

EL ORIENTE

Las empresas de papel que constituyen el conglomerado Edwards suman y siguen. Inversiones El Canal Limitada fue constituida el 26 de junio de 2002 por Agustín Edwards Eastman (99 por ciento) e Inversiones Nacionales Limitada, con un capital de 2.114.000.000 de pesos36. Dos meses después cambió su nombre por Canal Lo Curro Limitada37. Como en muchas otras de sus sociedades, Agustín Edwards nombró como representantes a Enrique Montero Marx, Jorge Lesser García-Huidobro y Fernando Lavena Larenas.

El mismo día nació Inversiones Illeifa, con el nombre de la isla del lago Ranco. La formaron —igual que Canal Lo Curro— Agustín Edwards e Inversiones Nacionales, y los representantes también fueron Montero Marx, Lesser y Lavena.

El edificio que alberga al histórico El Mercurio de Valparaíso y a La Estrella —lo mismo que el de Las Últimas Noticias y más de una docena de otros inmuebles a lo largo del país— está a nombre de una sociedad poco conocida: Inversiones El Oriente Limitada, constituida el 22 de diciembre de 1981 —como sociedad cerrada de responsabilidad limitada— por Agustín Edwards Eastman e Inversiones Nacionales Limitada, otra de las sociedades de papel de su propiedad. A su vez, esta última la formaron él y su hijo mayor, además de otras sociedades vinculadas: Administradora Inmobiliaria Limitada, Agroservicios San Isidro S.A. e Inversiones Altamira S.A. Todas aparecen con domicilio en Pedro de Valdivia 0193.

En suma, Inversiones El Oriente Limitada es una de las firmas que más actividad legal muestra en los últimos años. Es dueña de algunas de las más significativas propiedades del grupo, entre otras, las instalaciones de algunos de los principales diarios.

DIVISIONES Y FUSIONES

En diciembre de 2004, Agustín Edwards decidió dividir El Oriente en cuatro. Una conservó el nombre original y surgieron tres inmobiliarias: El Oriente Uno Ltda., El Oriente Dos Ltda. y El Oriente Tres Ltda. Los socios seguían siendo los mismos y los porcentajes de acciones iguales a la sociedad original. Agustín Edwards tiene, a título personal, un 28,2 por ciento de las acciones de la sociedad madre y de cada una de las hijas; Inversiones Nacionales posee un 5,1 por ciento. El resto está a nombre de otras sociedades de papel vinculadas al grupo: Compañía Inversiones Altamira, un 50 por ciento; Administradora Inmobiliaria Limitada, un 11,2 por ciento; y Agroservicios San Isidro; 4,8 por ciento. Todas ellas figuran con el mismo domicilio en Pedro de Valdivia 0193, oficina 81. Esa dirección aparece también en algunas sociedades que llevan el nombre de El Canelo.

La Compañía de Inversiones Altamira, que figura como administradora de las nuevas, designó también a Jorge Lesser, Carlos Montero Marx y Fernando Lavena como representantes38.

El 8 de julio de 2008, la Compañía de Inversiones El Oriente Limitada se transformó en S.A. cerrada39. Los socios seguían siendo los mismos.

En la trama de sociedades es posible confundirse. Por ejemplo, aparecen en el Diario Oficial, vinculadas directamente con Agustín Edwards, las Compañía de Inversiones El Oriente Limitada, Compañía de Inversiones El Oriente S.A., e Inmobiliaria Oriente y Compañía, fundada el 21 de diciembre de 2002, el mismo día que Inversiones El Oriente Limitada.

Las fusiones son también una constante que se advierte en estas sociedades. El 25 de mayo de 2006 se unieron la Sociedad de Inversiones Pozo Almonte con Oriente Tres40. Por la misma fecha, Sociedad de Inversiones El Rahue Ltda., cuyo mayor accionista es Agroservicios San Isidro, absorbió a Inmobiliaria Oriente Cuatro41.

Una nueva fusión decidida por Agustín Edwards y otras de las sociedades del grupo tuvo como protagonista a Inversiones Pozo Almonte, el 29 de septiembre de 2008, cuando ésta absorbió a Asesoría y Computación Limitada42.

Pero después le tocó disolverse a Pozo Almonte, tras la fusión con Sociedad de Inversiones El Rahue Limitada, que la absorbió. Otro tanto ocurrió con Sociedad de Inversiones Calatrava Limitada43. Tras la doble fusión, quedaron como dueños de El Rahue Agustín Edwards Eastman, con 22,4 por ciento; Inversiones El Oriente S.A., con 19,5 por ciento; Administradora Inmobiliaria Limitada, 8,9 por ciento; Inversiones Nacionales Limitada, 4,1 por ciento; Agroservicios San Isidro, 3,8 por ciento; y Exportadora de Frutos S.A., con un 0,08 por ciento.

PAÍS DIGITAL

La informática y todo lo relacionado con las herramientas digitales no está lejos de las preocupaciones de Agustín Edwards Eastman, que precisamente por su interés en las nuevas tecnologías preside la Fundación País Digital, donde participan empresarios y representantes del gobierno. También se ha preocupado de que sus iniciativas en este campo tengan un sustento legal, y por ello cuenta con una decena de sociedades que manifiestan esta inquietud.

Su empresa Servicios Comerciales Emol S.A. —domiciliada en avenida El Parque 5250, Huechuraba— y el propio Agustín Edwards Eastman crearon en la misma fecha, el 24 de noviembre de 2000, una serie de firmas para operar en el mundo digital44: Servicios Informativos Emol S.A.; Servicios Tecnológicos Acceso S.A.; Servicios Laborales Farox S.A.; Servicios Inmobiliarios Habitante; Servicios automotrices Autodía S.A.; y Servicios Financieros Valor Futuro S.A. El 24 de enero de 2001, se agregó a la lista Valor Futuro Información S.A45.

En noviembre de 2001, un año después del viaje del ex Presidente Ricardo Lagos a Silicon Valley, Estados Unidos, con una comitiva de empresarios y académicos, nació en Santiago la Fundación País Digital, como una entidad público privada.

Por esas vueltas de la vida, fue un ex ministro de Economía de Salvador Allende, el senador Fernando Flores —ingeniero de profesión y empresario especializado en el mundo virtual—, quien entusiasmó a Agustín Edwards para asumir la presidencia de la Fundación País Digital, creada para «desarrollar la cultura digital en Chile».

Desde su inicio, Edwards preside País Digital y su vicepresidente es Fernando Flores, quien en lo político, tras su renuncia al PPD, formó el partido Chile Primero, y en mayo de 2009 anunció su apoyo al candidato inversionista Sebastián Piñera.

Se lee en el sitio web de la entidad: «País Digital es una fundación sin fines de lucro que tiene como finalidad la investigación, difusión, promoción y desarrollo de los distintos aspectos relacionados con las ciencias tecnológicas, en su más amplia concepción con el objetivo de consolidar una cultura digital en Chile».

El programa de trabajo de sus diversas áreas —Educación, Telecomunicaciones, Innovación y el programa Giras Tecnológicas— es financiado en mayor medida por el sector público, que entrega el 57,1 por ciento del presupuesto anual de la Fundación; las empresas de telecomunicaciones aportan casi un 20 por ciento; las de software, algo más de un 15; y las de hardware, un 7,1 por ciento, según datos de la misma fuente. Una de las actividades más importantes de País Digital —aparte de sus reuniones— es la «gira tecnológica». En 2008, el destino fue China.

Al ingresar al sitio de País Digital se despliega un banner en la portada, donde, tras la figura de Agustín Edwards, aparecen Fernando Flores y otros connotados miembros del directorio. Desfilan nombres de empresarios junto a representantes del gobierno, algunos parlamentarios y académicos. Entre otros, la senadora Evelyn Matthei; los ministros René Cortázar y Mónica Jiménez; el rector de la Universidad de Chile Víctor Pérez, y el de la Católica, Pedro Rosso; el rector de la Universidad del Desarrollo, Ernesto Silva Bafalluy; la socióloga Patricia Matte; el actual presidente de la Sofofa, Andrés Concha, y su antecesor, Bruno Philippi.

Llama la atención que el comité ejecutivo, en cambio, está integrado sólo por personajes del sector empresarial privado y, si se observa desde el ángulo ideológico, responde a una línea de pensamiento claramente derechista: bajo la batuta de Edwards y Flores, lo integran Richard Büchi, hermano de Hernán y gerente general de Entel, la privatizada empresa controlada por los grupos Hurtado y Fernández León; el abogado Jorge Carey; el timonel de la Sofofa, Andrés Concha; Ricardo von Appen, presidente de las empresas Ultramar; la senadora de la UDI Evelyn Matthei; Enrique Ostalé, gerente general de D&S y ex decano de Economía de la Universidad Adolfo Ibáñez; y Patricio Reich, ex presidente de Farmacias Ahumada46 y ex ejecutivo del grupo Edwards.

La gerencia general de la Fundación está en manos de la abogada Claudia Bobadilla, una de las fundadoras de Comunidad Mujer, quien actualmente es integrante del directorio del Banco Santander.

Antes de llegar a la gerencia de la Fundación País Digital, Claudia Bobadilla trabajó en Reuna, fue fiscal de Terra Networks, consultora del Comité Chile-Japón Siglo XXI y consejera de la Fundación Chilena del Pacífico, que encabeza el presidente de la CAP, Roberto de Andraca.

El entusiasmo que ha puesto Agustín Edwards en País Digital tiene sentido. En la práctica, muchos de los temas tecnológicos se discuten allí antes de aparecer en la prensa, incluso los referidos a la televisión digital. El poder fáctico de Edwards, los contactos en el mundo de las nuevas tecnologías de la información desplegados por Flores y el peso específico de muchos de los integrantes de este «club», sin duda se potencian y han convertido a País Digital, en poco tiempo, en una instancia clave para influir en las decisiones tecnológicas.

La Fundación ha pasado a ser un influyente espacio para la discusión de políticas públicas relativas a la tecnología en Chile. Y, desde la perspectiva de Edwards, es conveniente que la tecnología se masifique. Sus contenidos y sus informaciones podrán llegar a más «consumidores», y sus utilidades potenciales aumentan.

LOS «DIARIOS CIUDADANOS»

Aunque la publicidad por internet todavía no es una fuente de entradas importante, los datos muestran que la tendencia a informarse a través de la red va en aumento, en especial entre los jóvenes. Conscientes de esa realidad, en el grupo Edwards están desarrollando nuevas fórmulas. Así, junto con mejorar el sitio Emol —una versión algo más ágil del «decano»— y seguir llevando a formato digital las expresiones virtuales de los diarios de papel de la cadena, están incursionando en la generación de los denominados «diarios ciudadanos».

Desde la dirección de diarios regionales están preocupados no sólo de los que formalmente se conocen como «integrantes del grupo de empresas El Mercurio», sino también de impulsar iniciativas que identifiquen a habitantes de distintas localidades y contribuyan a «hacer el diario» con aficionados. En cada una, la edición está a cargo de un periodista.

Están ya en el ciberespacio Región 15 en Arica, el Portavoz de Antofagasta, El Abordaje de Iquique, El Fuerte de Valdivia, y El Magallánico de Punta Arenas. A diferencia de los diarios establecidos, en éstos no se menciona que pertenecen a El Mercurio, ni a ninguna de las empresas relacionadas con Agustín Edwards.

INTERROGANTES SOBRE EL SUCESOR

Cuando la periodista Raquel Correa el año 2000 le preguntó sobre la concentración de los medios de comunicación, Agustín Edwards respondió: «Me llama la atención que sólo se hable de la concentración en prensa, cuando se piensa que ella es más severa y rápida en radio y televisión. En prensa tenemos competencia abierta, surgimiento de nuevos medios, caída de las barreras de entrada a la actividad, etc. Los observadores extranjeros se sorprenden del número de diarios que tenemos en Chile. Muchas ciudades norteamericanas del mismo tamaño que Santiago tienen uno solo. Le digo: hay algo de simplismo en esta discusión».

Nueve años después, la concentración aumentó. Los catorce diarios regionales que Raquel Correa le mencionó en su pregunta, se transformaron en 25, y a eso se suman las radios. Pocos identifican también a Digital FM con El Mercurio. Sin embargo, estas emisoras, cuyas concesiones están a nombre de la Sociedad Periodística Valparaíso, otra de las empresas de Edwards, amplifican la voz de El Mercurio a través de casi todas las principales ciudades del país. Son más de treinta emisoras en FM pertenecientes a Agustín Edwards47. Y el interés creciente por obtener concesiones para nuevas emisoras, reflejado en las solicitudes presentadas en los últimos años ante la Subsecretaría de Telecomunicaciones, indica que para el grupo es importante avanzar en el holding radial.

A medida que el tiempo transcurre y pesa sobre los hombros de Agustín V, se abre la interrogante sobre su sucesor. Algunos han apostado que la herencia natural tendría que caer en Agustín Jorge, el hoy director de Las Últimas Noticias, que por el camino de la farándula la llevó a subir ventas.

Sobre Felipe, quien actualmente es vicepresidente de La Segunda, quien estaba a cargo de los diarios regionales, poco se escuchaba.

El misterio se clarificó —tal como algunos lo preveían— el 1 de julio de 2009. Una escueta pero destacada información en el Cuerpo C, señala: «Agustín Edwards Eastman, con acuerdo del Consejo de la Empresa El Mercurio S.A.P. que él preside, ha procedido a designar como Vicepresidente Ejecutivo de la misma, desde hoy, 1 de julio, al señor Cristián Edwards del Río, quien se desempeñaba hasta ahora como presidente de la División de Servicios Noticiosos del diario The New York Times».

El hijo que desapareció del escenario chileno después del secuestro en 1991 volvía así en gloria y majestad, a hacerse cargo del buque desde su encumbrado cargo en el famoso diario neoyorquino. En cierto modo sería el fin de la dinastía de los Agustines, al menos en el puesto principal.

A la manera de su padre y su bisabuelo, Agustín Edwards MacClure, Cristián bien podría ser, una vez más, el importador de nuevas fórmulas para que El Mercurio consolide su primacía y siga siendo determinante en la sociedad chilena del siglo XXI. Más allá de los cambios tecnológicos y de la «duopólica» competencia que hoy tiene en el camino.

La periodista Mariela Vallejos del diario La Nación resumió así la trayectoria profesional del nuevo mandamás de El Mercurio: «Su carrera en EEUU fue ascendente y veloz. En 1996 se incorporó como ejecutivo a The New York Times. Comenzó como director de desarrollo de negocios en el departamento de planificación estratégica del periódico en versión impresa. A partir de 1998, ocupó el cargo de vicepresidente del grupo editorial; el 2000 se convirtió en vicepresidente del área de negocios del NYT digital, y en 2001, en presidente del mismo conglomerado. El 14 de junio de 2005, Edwards asumió como presidente de servicios de noticias y productos sindicados de la compañía. A partir de entonces, ha tenido a su cargo el desarrollo y las ventas de productos informativos en diversos mercados locales, nacionales e internacionales. Ello sin descuidar los ‘altos estándares de calidad editorial’ que caracterizan al Times, según subraya un comunicado de la empresa, fechado en Nueva York el 2 de julio de 2009, y que da cuenta de la carrera del profesional chileno en esa compañía»48.

De acuerdo a la información publicada por el propio New York Times, la actividad de Cristián Edwards se relacionaba fundamentalmente con la gestión de alianzas con otros diarios de todo el mundo. «En Rusia, en Grecia, en Kenia o en Argentina. El hijo de Agustín es quien ha sellado localmente muchas de estas lucrativas alianzas que han permitido al gigante de la información sobrellevar la crisis económica propia de los medios impresos (en retirada ante la penetración de versiones online), sumada a la recesión mundial que comenzó en Estados Unidos. Como buen gerente, Edwards asiste a ceremonias y pronuncia discursos», indica Mariela Vallejos.

Aterrizó en Chile en un momento en que las versiones sobre problemas económicos volvían a aparecer. Se interpretó como síntoma de los «ajustes» la decisión de suspender sus revistas El Sábado y Vivienda y Decoración. Desde julio sólo son un privilegio para los suscriptores, como también los descuentos que obtienen en las más variadas tiendas, restoranes y cines. Es parte de la batalla por las suscripciones que enfrenta con La Tercera.

La fotografía del nuevo vicepresidente de la empresa apareció destacada en la ceremonia de lanzamiento del libro sobre su famoso bisabuelo, Agustín Edwards Mac-Clure «periodista, político y diplomático»49, cuyo autor es el historiador Gonzalo Vial Correa.

Los Edwards de hoy estaban orgullosos y sonrientes ese 13 de julio en el evento realizado en el Salón Manquehue de Casa Piedra. Agustín V, rodeado de sus hijos y familiares, mostró frente a las cuatrocientas personas que lo acompañaron su natural satisfacción ante el recuerdo del abuelo y sus acciones que fueron subrayadas por Vial y por Cristián Zegers, uno de los más fieles hombres de la casa mercurial.

Una página completa de su sección Vida Social del sábado 18 de julio se dedicó al magno evento y muchas líneas de crónica y comentarios.

Como en un álbum representativo de la esencia misma del círculo de confianza de Agustín V, se puede observar en las fotografías para la posteridad a la serie de ex ministros de Augusto Pinochet cercanos al magnate: gozaron del primer plano Sergio Fernández Fernández, Pablo Baraona Urzúa, Carlos Cáceres, Sergio de Castro, Fernando Léniz, Miguel Schweitzer y Orlando Poblete, hoy rector de la Universidad de Los Andes. Otros dos ex rectores de universidades privadas también aparecieron destacados: Rubén Covarrubias, rector de la Universidad Mayor, y Ernesto Silva Bafalluy, de la del Desarrollo, junto a otras infaltables personalidades de ese círculo, como la historiadora Patricia Arancibia Clavel y el columnista Hermógenes Pérez de Arce, además de algunos altos oficiales activos y en retiro.

Era el escenario perfecto para recibir al delfín que viene desde Nueva York. A la vez, el libro del historiador ex ministro de Educación de Pinochet puede ser visto como un antídoto para atenuar el malestar que le provocó al magnate El diario de Agustín en su doble versión. Y, de paso, fue una ocasión para recordar a su contendor en el «duopolio» la ilustre y antigua estirpe de su dinastía. Es parte de la batalla por su influencia en la elite conservadora. Una importante acción para fortalecer su imagen corporativa.