Dell fue a la oficina de enfrente y pidió hablar con Mai Nguyen.
Mostró sus credenciales y, aunque un par de cejas se alzaron, en unos minutos la adolescente harapienta fue sacada de clase y estaba parada frente a él.
Los ojos feroces de Mai se entrecerraron cuando vio a Dell.
¿Qué estaba haciendo él aquí?
Al mismo tiempo que se sentía un poco asustada por la presencia del asesor barbado, también estaba emocionada. Nunca antes la habían sacado de clase.
Todos los adolescentes la vieron con atención mientras era escoltada fuera de la habitación repleta. Mai se preguntó si sus compañeros de clase pensaban que era algo relacionado con su sospechoso hermano.
Tuvo que admitir que también le había pasado por la cabeza.
Pero no. El Sr. Duke quería verla a ella.
No fue hasta que la recepcionista entrometida los dejó solos en el pequeño y apretado cuarto (que olía como las cosas empapadas en sudor de la caja de objetos perdidos) cuando el asesor comenzó a hablar.
Espetó:
—Willow está perdida.
A Mai no le gustaba el drama. Su voz permaneció impasible mientras contestó:
—¿Qué significa eso?
Dell sintió que su mandíbula se apretaba.
¡Esta chica necesitaba un cambio de actitud! Debería sentirse intimidada por él y al mismo tiempo mostrarse muy preocupada por su amiga extraviada.
No vio ninguna evidencia de eso.
Dell se aclaró la garganta y se recordó que no debía acelerarse mucho.
—Una mujer de servicio social la recogió en el salón de tu mamá. Willow estaba en sus instalaciones cuando se cayó y se cortó la frente. Necesitaba puntadas y la llevaron a urgencias en Mercy. Pero antes de que se retiraran dijo que tenía que ir al baño y nadie la ha visto desde entonces.
Los ojos de Mai se entrecerraron.
—¿A qué te refieres con que se cayó?
Los ojos de Dell se abrieron. ¿Por qué tenía que cuestionar los hechos?
Trató de mantener el control.
—Se desmayó.
La voz de Mai era engreída.
—Eso no es caerse. Caerse es un accidente. Desmayarse es algo médico.
Dell sacó un pedazo viejo de carne seca del bolsillo interior de su chaqueta y le arrancó un pedazo con sus dientes manchados de café.
Se maldijo en silencio por pensar que esta adolescente sabelotodo hermana del problemático Quang-ha podía ser de ayuda.
Se encontró masticando la carne con un vigor violento y ruidoso, esperando que lo hiciera parecer rudo, no sólo hambriento.
—La herida no es el punto. Quizás no fui muy claro. El problema es que nadie puede encontrarla.
Mai no pudo evitar sonreír. Willow se les había escapado.
—¿Tú la llevaste al hospital?
Dell estaba aliviado porque podía contestar:
—No. Me llamaron para que les ayudara después de que desapareció.
A Mai le gustó que su idea de encontrar a Willow fuera acudir a ella. Sonrió mientras dijo:
—Quizás regrese al salón. Pero tengo algunas ideas de adónde puede ir antes. Necesitas sacarme de aquí.
A Dell no le gustó cómo sonaba eso. Esto no era un episodio de CSI: Bakersfield. ¡No es que de repente fueran compañeros contra el crimen! Él quería que Mai le diera algunas ideas, era todo.
Dell farfulló:
—Bueno, yo no, no es lo que…
Pero Mai ya estaba caminando hacia la puerta.