Es fin de semana.
Voy a la sala. Quang-ha está desparramado en el sillón, cambiando de canal como si le pagaran por el número de programas que puede ver al mismo tiempo.
Su agitación es algún tipo de lucha interna.
Pero no es muscular, es mental. Conozco la diferencia.
No quita la mirada de la televisión, pero dice:
—¿Buscas algo?
Quiero decir que sí, que estoy buscando cualquier cosa que haga que este mundo plano regrese a su forma original, pero sólo digo:
—No, quiero un vaso de agua. La deshidratación es la causa del noventa por ciento de la fatiga durante el día.
Alguien toca la puerta.
Es sábado y Pattie está trabajando. Mai salió con sus amigos. Quang-ha y yo estamos en casa en los Jardines.
Voy a abrir la puerta y Dell está ahí afuera. Comienza a decir algo, pero no le sale nada.
Sé cómo se siente.
Es una situación muy rara por varias razones.
Vivimos en el departamento de Dell Duke. Y tiene que tocar para entrar.
El jueves Pattie dejó en claro varias reglas. Es dura. Le quitó la llave porque el segundo día él se encerró en el baño durante una hora, entonces ella le dijo que debía usar el de Sadhu.
Pero yo le abro. Si estuviéramos en la jungla, abriría las hojas del árbol y quitaría la rama.
Da un paso hacia adentro.
Quang-ha grita:
—Yo no fui.
Quang-ha tiene un verdadero complejo de persecución, que sin duda es legítimo.
El consejero dice:
—Allá no tengo televisión. Me estoy perdiendo todos mis programas.
Quang-ha responde:
—Puedes sentarte aquí si no haces nada asqueroso.
Veo que la cara de Dell se suaviza. Creo que le gusta la palabra asqueroso.
Ahora soy invisible, y estoy bien con eso. Dell se acerca a la pantalla grande y pregunta:
—¿Ves muchos deportes?
La respuesta de Quang-ha no parece una broma:
—No si puedo evitarlo.
Es la respuesta correcta porque Dell parece aliviado cuando se tira en el sillón.
Cae como un costal de papas y me siento mal por quien sea que viva debajo de nosotros.
Yo no tuve hermanos y mi papá nunca llevaba amigos a pasar el rato en el sofá hablándole a la televisión.
Pero eso es lo que sucede ahora.
Así que esto es nuevo para mí.
Dell saca un cortaúñas del bolsillo de su pantalón y, mientras Quang-ha cambia los canales, Dell se quita los calcetines y se corta las uñas de los pies.
No creo que lo haría si no hubiera vivido antes aquí.
Me retiro a las sombras de la cocina.
En lugar de mirar hacia el espacio o dormir, observo.
Desde el accidente, no siento ningún interés por prácticamente nada, así que es posible que esta vigilancia me sea de alguna ayuda en términos psicológicos.
Pero probablemente no.
El adolescente y el hombre son lo más cercano a la vida silvestre que he visto.
Me doy cuenta de que es una oportunidad única de ver dentro de estas dos personas. No es que sean muy misteriosos.
Pero estoy buscando comprender cosas más grandes.
Como la raza humana, por ejemplo.
Ahora mismo me doy cuenta de que Dell y Quangha se rascan más que las mujeres.
Están tumbados en sus asientos y parecen muy concentrados en la programación.
En tres ocasiones escucho algo que sólo se puede definir como “risa agresiva”.
Después del tercer estallido, los dos hacen un puño y chocan los nudillos.
Durante un nanosegundo temo que esto sea una pelea.
Pero es justo lo contrario.
Lo de los nudillos es una señal de amistad.
Pero me consta que estas dos personas no se caen bien.
¿La televisión los está uniendo?
¿Cómo es que un grupo de mujeres fuera de control en traje de baño en una carrera de canoas logra esto?
Llevo a cabo mi vigilancia desde las sombras, junto al refrigerador que ronronea. Es una observación silenciosa e inmóvil.
Es como si hubieran olvidado que estoy en el departamento. Su comportamiento parece ser completamente reflexivo y natural.
Quang-ha tiene el control de la televisión y pasa por los canales como una abuela pasaría las páginas de un catálogo de esquís marinos.
No se detiene mucho a analizar.
Dell y Quang-ha parecen estar cazando dos cosas:
Sobre todo buscan actos de violencia. (Ven muy divertidos una caricatura donde a un hombre le clavan un picahielos en el ojo.)
El resto del tiempo acosan las ondas en busca de mujeres atractivas.
Cuando encuentran cualquiera de las dos, se detienen para disfrutar el estímulo visual.
A las chicas les llaman “ardientes”.
Pero no porque sean intocables, como los objetos que están a temperaturas altas.
No.
Quieren decir atractivas.
Dell incluso grita:
—¡Superardiente!
Y escucho a Quang-ha decir:
—¡Humeante!
Todo parece muy inapropiado.
Hay un idioma entero aquí.
Esto es aprendizaje.
Salgo después de un rato.
Necesito aire fresco.
Antes, a menos que estuviera lloviendo muy fuerte, me la pasaba afuera casi todo el día.
Ahora quiero sentarme en mi viejo patio trasero, que de alguna manera era una jungla.
Pero, por supuesto, no puedo hacerlo.
Aunque este lugar se llama Jardines de Glenwood, sólo hay mala hierba y la polvorienta roca pómez en el área central.
Me siento en los escalones y veo las capas de piedra, que parecen (a la distancia) montones de papas rojas.
Cierro los ojos y, siempre y cuando los mantenga así, estoy rodeada de verdor. Puedo sentir las plantas meciéndose por el viento y el suelo vivo debajo de mí.
Solía ser una experta en lombrices porque un buen jardín alberga muchas formas de vida.
Durante aquellos años hice papel casero con la pulpa de los árboles y machaqué uvas con los pies (aunque era más fácil hacerlo con una licuadora).
Cosechamos mucho de lo que sembré.
Ahora escucho la lavadora dando tumbos en el cuarto de lavado.
Y el radio de alguien. No puedo evitar escuchar pedacitos de publicidad de un lugar que vende llantas a bajo costo.
El tipo del radio no sabe que perdí a mis padres. Sólo vende llantas baratas de caucho.
La persona que puso la ropa en la lavadora no tiene idea de que necesito un hogar adoptivo.
Escucho el sonido de un motor en el cielo, abro los ojos y miro hacia arriba justo a tiempo para ver un avión pasando muy alto.
Ahora pienso en los pasajeros a bordo.
Pienso en ellos y en sus vidas.
¿Estarán viendo hacia abajo por las ventanillas?
¿Verán un edificio de dos plantas pintado de un horrible color rosa?
¿Pensarán en las personas que viven ahí?
¿Sienten a la chica en los escalones que intenta encontrarle algún sentido al mundo?
Lo dudo seriamente.
¿Quién querría un lugar en mi fiesta lastimera?
Me levanto y voy hacia el frente del complejo habitacional.
Veo un colibrí en un árbol que está plantado en el espacio entre la acera y la avenida.
Tomo una decisión y me dirijo al departamento.
Dell y Quang-ha apenas levantan la mirada cuando entro. Están viendo un partido de voleibol de chicas en la playa. Con mucha atención.
Voy a la cocina y pongo a hervir cuatro tazas de agua.
Esto suelta el cloro.
Después agrego una taza de azúcar, que se disuelve fácilmente por el calor.
Espero a que la mezcla se enfríe.
Esto es lo que usaba para alimentar a los colibríes de mi jardín.
Ahora sirvo el todavía tibio jarabe en un tazón y voy abajo. Pero primero me pongo mi sombrero rojo para el sol.
Afuera, me siento junto al árbol.
Mojo mis manos con la mezcla azucarada y me siento muy, muy quieta.
Toma algún tiempo, pero finalmente un colibrí de garganta rubí baja y come de la punta de mi dedo índice endulzado, inmóvil.
He escuchado que hay lugares en donde hacen competencias de estatuas humanas.
Pero estoy segura de que no hay ninguna cerca de Bakersfield.
Sólo veré lo que quiera ver.
Es posible que así sea como la gente supera las crisis.
El mundo que habitamos está, en gran medida, en nuestra cabeza.
Si me van a enviar por el estado de California a un hogar lejano sin internet, ni libros, ni vegetales, con una familia que adora en secreto a Satanás y sólo come carne enlatada, que así sea.
Hasta entonces, mi vida está en los Jardines de Glenwood.
Y estoy pensando que este lugar necesita un jardín de verdad.