Capítulo 60

La corte familiar tiene su propia área en el segundo piso del ayuntamiento.

Podría hacer un millón de preguntas sobre lo que va a suceder ahora, pero he decidido que voy a ir hacia donde me lleve el viento.

Y afuera hace mucho viento, así que quizás me lleve lejos.

Lenore conoce bien este lugar y mucha gente la saluda. Mantiene su mano sobre mi hombro, es una sensación agradable.

Dice que estará ahí si la necesito.

Me llevan a un área de espera.

No puede haber niños en la sala principal, y eso tiene sentido.

Veo a un niño que llega llorando. Es pequeño. Parece que tiene apenas seis o siete años.

Un hombre lo carga y susurra algo en su oído, pero él sigue llorando.

Me alegra no poder escuchar lo que le dicen.

Creo que esperar es la parte más difícil.

Pero no me importa, porque no tengo mucha prisa.

Lenore sale del cuarto y me doy cuenta de que podría escapar.

Podría salir por la puerta y no dejar de caminar.

Pero no lo hago. Y no sólo porque esté cansada.

He cedido.

Pero es diferente de rendirse.

Después de un rato, una mujer aparece y dice que puedo ver al juez.

No sé en dónde está Lenore y siento que debería esperarla.

Pero la mujer dice que Lenore está atendiendo un asunto inesperado.

Me encojo de hombros.

Creo que todo con lo que Lenore tiene que lidiar es inesperado.

Sigo a la mujer por el pasillo y entramos a la sala del juez.

Y ahí los veo.

Están parados.

Dell viste un traje que le queda muy apretado.

A su lado está Quang-ha.

Del otro lado está Pattie.

Del brazo de Pattie está Jairo. También trae puesto un traje y casi no lo reconozco.

Y al frente, con un ramo de tulipanes, está Mai.

Todos sonríen.

No digo nada. No me muevo. Estoy completamente quieta.

Sé muy bien cómo hacer eso.

Detrás del escritorio, una mujer se pone de pie. Tiene puesta lo que creo que es una toga de juez, pero parece un atuendo de coro. Ni siquiera parpadeo cuando dice:

—Willow, soy la juez Biederman. Creo que ya conoces a estas personas.

No sé qué hacer.

Me doy cuenta de que hay lágrimas corriendo por mis mejillas.

No sé qué significa todo esto.

La juez continúa:

—Hoy la corte recibió una petición formal para tu tutela. Fue hecha por el Sr. Jairo Hernández y la Sra. Dung Nguyen…

Pattie interrumpe a la juez:

—Pattie.

La juez Biederman continúa, pero no creo que mucha gente la interrumpa porque su nariz se arruga un poco.

—El Sr. Hernández y la Sra. Pattie Nguyen buscan la custodia compartida…

Después de eso no escucho nada.

No necesito hacerlo.

Sé que Lenore entra a la sala.

Y en algún momento su brazo está sobre mi hombro. Me hundo en una silla y entierro mi cara en mi sombrero rojo, y no estoy segura de si estoy llorando o riendo.

Escucho la voz de Mai:

—Todo va a estar bien. No llores, Willow.

Contesto en vietnamita:

Lo que significa:

—Está más que bien.

Pattie y Jairo no se van a casar ni nada por el estilo.

Pero tienen algún tipo de relación, que me parece es más que de amigos.

Nos enteramos de que Pattie no ha estado trabajando hasta tarde.

Ella y Jairo han ido a cenar e incluso al cine un par de veces, y en una ocasión fueron a una lectura de poesía en la Universidad de Bakersfield.

Todos tenemos la misma expresión en el rostro cuando escuchamos estas noticias.

Quang-ha (por supuesto) es quien dice:

—¿Lectura de poesía? Deben estar bromeando.

Dell también quería solicitar la tutela, pero está en bancarrota —aunque yo puse sus cuentas en autopago para ayudar a enderezar un poco sus finanzas—, así que no califica.

Jairo tiene algo de dinero en su cuenta (por el premio), pero el verdadero descubrimiento es que Pattie también es una acumuladora.

Mientras Dell pasó años juntando platos de plástico, Pattie juntó dinero.

Lo hizo a escondidas de todos, pero ahora que la corte debe revisar todos sus documentos financieros, tiene que admitir que tiene, como dice Quang-ha, “una cantidad enloquecida”.

Se supone que no debería ver nada de esto, pero Pattie y Jairo no siguieron ninguno de los procedimientos, y eso significa que Lenore debe traer toda la documentación mientras yo estoy en la sala.

La juez Biederman dice que hará caso omiso, por ahora, de toda la cinta roja.

Veo que a Pattie le gusta la idea de la cinta roja.

Obviamente porque le gusta ese color.

Nunca había visto cinta roja. Para empacar hay negra y por supuesto café. Y plateada.

Hago una nota mental para investigar esta referencia más tarde.

Lenore firma su parte en el proceso de aprobación, pero dice que Pattie y Jairo deben volver y hacer bien las cosas.

Pero lo importante es que hoy se les otorga, en conjunto, la tutela, que está camino de ser permanente, de una persona llamada Willow Chance.

Ahora es legal.

Una vez que la juez dice esto, de manera oficial, Dell arma un espectáculo tirándose al suelo como si hiciera un split.

Se supone que es algún tipo de baile de la victoria.

Pero rompe sus pantalones justo en la ingle, lo que no sólo es muy vergonzoso para él, sino que hace que Quang-ha empiece a reírse.

Es una risita aguda.

Y cuando sucede, comienza a contagiar.

Y ahora soy parte de eso.

Puedo ver en el rostro retorcido de la juez que es hora de irnos.

Estamos afuera cuando Mai me da un fuerte abrazo.

Después Quang-ha pasa su brazo por mi hombro y sé que va a decir algo importante.

Baja la voz y escucho:

—Tengo que entregar un ensayo el miércoles sobre Moby Dick, espero que te dé tiempo de leerlo.

Cuando llegamos al taxi de Jairo nos sentamos tres adelante y tres atrás.

No parece muy adecuado, pero hay cinturones de seguridad para todos.

Decidimos ir a Luigi’s ya que es el restaurante favorito de Dell y es el más emocionado por comer.

Como frijoles sacco, que son frijoles pintos marinados en aceite y vinagre y pimiento rojo molido.

Todos los demás piden sándwiches de lengua picante.

Yo no como carne. Y algo como la lengua está en un nivel muy por encima de lo que nunca querría masticar.

Pero sólo sonrío cuando todos me ofrecen una mordida.