NOTAS

La Rodoreda que conocí

1

Trad.: «encontráis calles —de cercados— en donde sólo viven grillos; / de vez en vez despuntan el pimentero, la acacia».

2

Trad.: «He de vigilar la casa, que debía quedar terminada por Navidad y de momento parece que lo estará por San José».

3

Trad.: «hay que decir, sin embargo, que el constructor es muy pequeño y sólo tiene tres albañiles y puesto que trabaja o construye tres casas a la vez ya puedes imaginar que la cosa se divide a albañil por casa. Además ahora la he tenido paralizada unos quince días porque mi albañil ha estado enfermo. Suerte que mi amiga tiene la suficiente buena fe para dejarme estar en su casa. Es la temporada más larga que paso en ella. La casa es tan bonita que no llego a realizar que sea mía. Es una casa que se construye allá en la cima. Cuando estará terminada y yo dentro iré de un lado a otro, de balcones a ventanas, mirando el cielo y la nube y la luz que pasa y vuelve. Ya ves cómo acabaré».

4

Trad.: «son flores que no tienen nada de verdad. Son, todas, inventadas y bonitas».

5

Trad.: «Te come vivo. Te atrapa, te dobla, se te mete dentro y escupe los botones. Te asimila muy lentamente porque, según parece, tiene la digestión difícil. Mejor así».

6

Trad.: «no sé qué hacer. Por una parte, me ilusiona, por otra me parece una pérdida de energía y una bobada para hacerme mirar a mí que me gusta tan poco que me miren».

Los cuentos de Mercè Rodoreda: espejos y espejismos

1

El artículo, «¿Sabe usted quién era Mercè Rodoreda?», El País, 18 de mayo de 1983, muy encomiástico, concluye así: «Nunca más tuve noticias de ella hasta esta semana, supe por casualidad, y en mala hora, que le había ocurrido el único percance que podía impedirle seguir escribiendo».

2

Se trata en este caso de un volumen póstumo, no traducido al español, que publicó el Institut d’Estudis Catalans, a cargo de Carme Arnau. Incluye los cuentos y los cuentos infantiles de antes de la guerra, pero, también, recuerdos de infancia y dos narraciones de inicios de los ochenta, sus últimos escritos, muy probablemente.

3

«Hi ha moments pels quals hom pot donar mesos y anys», que viene a decir que para qué vivir según qué momentos, vale la pena dar meses e incluso años. El cuento se titula «El carres blaus» —«Las calles azules»—, de Un cafè i altres narracions.

4

Baltasar Porcel, «Mercè Rodoreda o la fuerza lírica», en Los catalanes de hoy, Barcelona, Seix y Barral, 1971, págs. 285-301.

5

«Un cuento se puede escribir relativamente de manera rápida. Le temps d’un sein nu entre deux chemises. La novela es demasiado absorbente.» La cita es del poema «Le Sylphe» del volumen Charmes de Paul Valéry. Esta interesante correspondencia, Cartes a l’Anna Murià (1939-1954), Barcelona, La Sal, 1988, no se ha traducido al español, pero sí, en cambio, al italiano.

6

Cartes a l’Anna Murià (1939-1954), cit., pág. 85: «Ahora hago un estudio a fondo de los cuentistas americanos. Los que admiro más son Steinbeck, Faulkner, junto a mi amor que es K. Mansfield. Es difícil hallar el secreto de esta gran fuerza de expresión. Si un día lo hallo…». El subrayado es mío.

7

Ver, en este sentido, Jaume Aulet, «Mercè Rodoreda i els seus Vint-i-dos contes. Ni més ni menys», en Actes del I Simposi Internacional de narrativa breu, Barcelona, PAM, 1998. Me he referido al interés por el esoterismo de la autora en Miralls màgics, aproximado a l'última narrativa de Mercè Rodoreda, Barcelona, Ed. 62, 1990.

8

Gwenhäel Ponnau, La folie dans la littérature fantastique, París, PUF, 1997, pág. 36.

9

Joaquim Molas, prólogo a La meva Cristina i altres contes, Barcelona, Ed. 62, 1967, págs. 5-11.

10

Montserrat Roig, «El aliento poético de Mercè Rodoreda», Triunfo, núm. 73, 22-IX-1973.

Bibliografía

1

Únicamente se incluyen primeras ediciones.

2

No se incluyen ponencias y comunicaciones en congresos, ni estudios en revistas científicas.

Parecía de seda y otras narraciones

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Señora Rovira: No llegó a su casa. En la esquina Provenza-Aribau el primer coche de comité movilizado, conducido por un novato, la atropelló. Murió en el Hospital Clínico a la mañana siguiente, de madrugada.

María Areny, comprometida en un asunto de pasaportes falsos, fue detenida el mes de noviembre de 1936. Liberada el mes de junio de 1937. Muerta durante el bombardeo de la calle de Corts (1938).

Joana Piferrer, herida en el bombardeo llamado de la casa Elizalde (crucero Canarias, enero de 1937), hubo que amputarle una pierna. (Su marido había sido hallado muerto en la Arrabassada una mañana de agosto de 1936. Se trataba, evidentemente, de un error.)