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UN PLANO DE LA NATURALEZA

Si usted se queda alguna vez parado en un aeropuerto, observe cómo reacciona la gente que lo rodea. Algunos se alterarán e irán de un lado a otro tratando de conseguir otro vuelo; mostrarán así una tendencia Vata a la ansiedad e impaciencia. Otros echarán chispas, culparán de incompetencia a la aerolínea y exigirán, furiosos, que se reconozca la validez de sus pasajes, expresando así una tendencia Pitta al enojo y a la crítica. Habrá quienes se sienten obstinadamente y se nieguen a moverse, revelando una tendencia Kapha hacia la resignación y la insistencia.

Sentirse nervioso, colérico o resignado es más que un estado de humor. Cada tipo físico cree que su respuesta es la natural; los doshas tiñen la situación y la convierten en una versión convincente de la realidad. Si tratamos de hacer que un nervioso tipo Vata actúe con paciencia, pronto descubriremos lo convincente que es, en realidad, la visión que Vata tiene del mundo.

Claro que estos estereotipos tienen sus límites. Todo el mundo tiene algo de Pitta; con suficiente presión, se activa y se convierte en enfado. Del mismo modo, el miedo no se limita a los tipos Vata desequilibrados, ni la insistencia es una propiedad exclusiva de Kapha. Incluso así las tendencias innatas afloran una y otra vez, pues de ese modo es como nos formó la naturaleza. Los doshas proporcionan tanta información que llamar tipo físico a nuestro tipo ayurvédico es, en realidad, algo muy limitado: se trata de un tipo físico-mental. La inquietud mental es tan Vata como la inquietud física; tener un carácter irritable es Pitta, así como tener irritable la piel; llegar lentamente a una conclusión o a la mesa del desayuno es igualmente Kapha.

Nuestros doshas, en conjunto, expresan nuestra naturaleza en su totalidad. De ahí que el Ayurveda utilice la palabra sánscrita que significa naturaleza, prakriti, para describir de qué modo cada persona está constituida desde su nacimiento. En vez de decir: “Mi tipo físico es Vata”, se puede decir: “Tengo una prakriti Vata”; las dos expresiones son intercambiables. Como ya he explicado esta palabra algunos capítulos atrás, ahora quiero demostrar por qué respetar la propia prakriti es el mejor modo de armar a medida un plan para lograr el equilibrio completo.

RESPETE SU TIPO FÍSICO

Cuando llegamos a adultos casi todos conocemos nuestras tendencias básicas, pero eso no significa que podamos hacer nada al respecto. Muy al contrario. Las mismas dolencias suelen afligir a una persona durante toda su vida. Una vez que se siembran las semillas de la depresión, la obesidad, el insomnio u otros problemas crónicos, parecen crecer pese a nuestros deseos de no deprimirnos, no engordar o dormir bien. Estos problemas brotan de nuestra prakriti y, a menos que se los arranque de raíz en ese plano fundamental, continuarán ampliando su influencia como hierbas malignas que ahogan nuestras flores en el jardín.

Pero no pensemos en síntomas. Todo el mundo necesita respetar su prakriti para vivir mejor, para elevarse a un superior estado de salud. Esta es una de las primeras lecciones a aprender si queremos ser personas equilibradas. Si no la aprendemos, las realidades más elevadas sólo nos serán perceptibles fugazmente.

Bobby Thomas recibió un diagnóstico de tipo Vata puro, lo cual, desde luego, se ajusta a su estructura naturalmente delgada y a su personalidad brillante y extravertida. Bobby pertenece a ese tipo de personas que dedica una sonrisa a cuanto prójimo encuentra. Como es rápido y sensible, pensó que le sería fácil pagarse los estudios universitarios como camarero de un restaurante, pero las exigencias incesantes del local atestado desequilibraron profundamente su Vata, transformándolo en inquieto y desdichado.

Bobby observaba a los otros camareros, que parecían muy complacidos en ese ambiente o, por lo menos, no encontraban en él mayores tensiones que en cualquier otra situación laboral. “¿Qué me pasa?”, se preguntaba. Decidió trabajar aún más. Pero esta táctica fracasó por completo. Empezó a dormir mal, perdió el apetito y comenzó a adelgazar. A los pocos meses se quejaba de diversos dolores que aparentemente no tenían ninguna causa física.

Bobby vino a verme pensando que necesitaba tranquilizantes. Sin duda los habría conseguido con mucha facilidad de otro médico, pues parecía ansioso e incapaz de serenarse. Sin embargo, después de un atento examen le dije:

—Por todo lo que usted nos ha dicho, no creo que esté realmente enfermo.

Bobby pareció sorprendido, hasta ofendido. ¿Acaso sus síntomas no eran tan reales como los de cualquiera? Le expliqué entonces que cuanto él experimentaba era un caso típico de Vata agravado. En la medicina occidental, cada uno de sus trastornos habría sido pulcramente clasificado con títulos indicados por los textos: “insomnio”, “ansiedad”, “dolores en la zona lumbar”, etcétera. Pero si uno rastreaba estas señales de perturbación hasta su origen, sólo una cosa fallaba: un desequilibrio fundamental que se expresaba a gritos de diversos modos.

Por fortuna, tratar a Vata es mucho más simple que tratar cinco o seis síntomas. En el caso de Bobby, no fue necesario recurrir a medicamentos, pues el diagnóstico en sí bastaba. Antes que prescribir remedios, que tienden a enmascarar el problema subyacente, le sugerí que se limitara a escuchar su cuerpo.

—Su tipo físico no es adecuado para el trabajo que está realizando —le señalé—. ¿Por qué no se dedica a algo que haga feliz a su Vata en vez de enloquecerlo?

Por mucho que se esforzara, Bobby no se adaptaría nunca a esa actividad ruidosa, atestada y constante, porque su Vata no podía tolerarlo.

¿Qué gusta a Vata, en realidad? Un poco más de tranquilidad y silencio, para empezar. Bobby podía sentirse más feliz como ayudante de cocina, haciendo el trabajo preparatorio, cuando la cocina del restaurante estuviera relativamente tranquila. La creatividad es otra de las cosas que hacen medrar a los imaginativos tipos Vata. Un trabajo que satisfaga esta parte profunda de su naturaleza será mucho más satisfactorio a largo plazo. Cocinar podía ser conveniente para Bobby, pero también podían serlo la actuación, el diseño o cualquier otro trabajo en el que se valorara la expresión personal. Bobby siguió mi consejo. En cuanto renunció a su trabajo y descansó algo, los peores síntomas desaparecieron. A los pocos meses aceptó un empleo relacionado con el diseño gráfico y no ha vuelto a mí por ningún problema.

Si nuestros doshas son felices nosotros seremos felices. Ese es el secreto para equilibrar todo el sistema mente-cuerpo. Para respetar nuestro tipo físico, debemos confiar en que sus necesidades nos convienen. Decir a Bobby que buscara otro trabajo se ajustaba a lo que su cuerpo ya le estaba indicando. Nadie puede ser feliz ni estar sano en un estado de desequilibrio, porque no es natural, simplemente.

TAL COMO NOS HIZO LA NATURALEZA

Como los doshas, nuestro prakriti tiene dos filos. Podemos vernos atrapados por él o aprender de él y beneficiarnos de lo que nuestro organismo trata de decirnos. Una naturaleza Pitta puede predisponernos a la hostilidad; una naturaleza Vata, a la irritación intestinal, pero nada nos obliga a adoptar el tenso estilo de vida que aviva a Pitta hasta convertirlo en llama o lleva a Vata al agotamiento, provocando esos problemas. Entendernos con nuestros doshas es el perfecto ejemplo de cómo hallar la libertad dentro de los límites de nuestra naturaleza.

Como nacemos con un determinado tipo físico, este no cambia. Por otra parte, los doshas están en constante flujo. Cada vez que miramos una montaña; comemos una patata frita; escuchamos a Mozart o ejecutamos una acción, un pensamiento, nuestros doshas cambian. La persona cuyo corazón palpita con fuerza está sufriendo una fuerte reacción Vata, cualquiera que sea su naturaleza básica. Sea cual fuere nuestra prakriti, debemos tratar de vivir en plenitud los tres doshas. Para ser completamente sano, todos necesitamos experimentar y expresar lo mejor que se pueda extraer de cada uno de los doshas; en eso consiste el significado de convertirnos en una persona completa.

Los rasgos psicológicos positivos de cada dosha incluyen los siguientes:

Vata: imaginativo, sensible, espontáneo, adaptable, optimista.
Pitta: intelectual, seguro de sí, emprendedor, alegre.
Kapha: sereno, comprensivo, valiente, afectuoso y propenso a perdonar.

Si conocemos a alguien que reúne todas esas cualidades naturalmente, nos sentimos impresionados. Esa persona ha aceptado el más grande don de la naturaleza: el equilibrio perfecto. Por inverosímil que parezca, el equilibrio perfecto no es anormal ya que todos podemos lograrlo.

Cada tipo físico contiene una amplia variedad de posibilidades. Desafortunadamente todos tendemos a compararnos con un modelo, lo que genera sensaciones de incapacidad cuando no respondemos a las normas que, según creemos, todos deben satisfacer. Semejante conformidad no entra en el plan de la naturaleza. Veamos el ejemplo siguiente.

El peso físico es un tema delicado. Todo el mundo quiere mantener un peso ideal, pero millones de personas se esfuerzan en vano. Los críticos señalan que nuestra sociedad está obsesionada con obtener la delgadez a cualquier precio; las mujeres, en especial, se sienten afligidas e indignas si no parecen salidas de las páginas de Vogue. (La moda actual ha agregado un poco más de músculo a la silueta femenina deseable, pero también ha reducido la grasa aceptable casi a cero.)

El Ayurveda diría que el problema no está en nuestra fijación con respecto a la silueta perfecta, sino en la ignorancia con respecto al designio subyacente de la naturaleza. Una mujer Vata será naturalmente delgada, así como una Kapha ha de ser maciza, si no definitivamente con unos kilos de más. Lo que concede un innegable atractivo a ambos tipos se esconde en lo profundo. Las Vata son encantadoras, vivaces y vibrantes; comunican un optimismo natural. Las Kapha pueden no haber sido dotadas de cuerpos livianos y ágiles, pero tienen su propia belleza: son serenas, de ojos grandes, movimientos graciosos y figura plena, suavemente contorneada. A los ojos de un vaidya, ese es el tipo ideal, tan saludable como bello. Las Pitta, que se acercan más a nuestra actual noción de belleza física occidental, por ser de contextura mediana y bien proporcionadas, también tienen una cualidad de autodominio que las hace atractivas para los demás. Cada dosha, por tanto, proporciona un ideal que es de igual valor a los ojos de la naturaleza; también debería ser igual ante los nuestros.

A veces la gente cree que “equilibrar los doshas” significa tratar de tener la misma cantidad de Vata que de Pitta y Kapha. Es un error; no se puede cambiar la proporción de doshas con la que nacimos. Lo que podemos hacer es hallar el equilibrio que corresponda en nosotros a cada dosha. Los doshas funcionan en una escala móvil, con mucho o muy poco en cada extremo de la escala y un punto de equilibrio en el medio:

El Ayurveda nos indica que nos mantengamos tan cerca del punto de equilibrio como podamos. Para ello no es necesario concentrarse. El cuerpo mantiene el equilibrio siguiendo sus procesos normales. Sin embargo, puesto que los doshas son tan sensibles a nuestros pensamientos, es necesario aprender a dejar de desequilibrarlos.

Es habitual pensar principalmente en el dosha que se agrava y no en el que se agota, pues si somos Vata, Pitta o Kapha, eso indica que ya tenemos una buena cantidad de ese dosha en particular. El objetivo no consiste en agregar más —agravar el dosha—, lo cual nos llevaría al desequilibrio. Si una persona Vata tiene una mala digestión, se podría diagnosticar que ha agotado a Pitta, pero para todos los fines prácticos se trata como si hubiera agravado a Vata, pues es la causa más probable del problema.

Si un dosha se desequilibra se notarán típicamente los siguientes síntomas físicos:

Vata está desequilibrado cuando hay dolor, espasmos, calambres, escalofríos o temblores.

Pitta está desequilibrado cuando hay inflamación, fiebre, hambre y sed excesivas, acidez o calor.

Kapha está desequilibrado cuando hay congestión, descarga de moco, pesadez, retención de fluidos, letargo o exceso de sueño.

Estas simples líneas orientativas pueden ayudar al lector cuando tenga síntomas de enfermedad sin explicación (al final de este capítulo damos una aclaración más detallada de cómo detectar los desequilibrios). Deberíamos destacar que esta orientación no puede sustituir a la carrera médica; un médico ayurvédico, al igual que su colega occidental, pasa toda una vida aprendiendo a diagnosticar trastornos de todo tipo. Cualquier dosha puede originar cualquier síntoma. El estreñimiento, señal clara de desequilibrio Vata, puede deberse en algunos casos a Pitta o a Kapha, y esto es válido para todos los síntomas típicos. Si se padece gravemente una enfermedad, se necesita la opinión de un profesional sobre nuestro estado.

Cuando los síntomas se convierten en estado crónico siguen siendo útiles los diagnósticos basados en los tipos físicos. Las personas Vata, Pitta y Kapha tienden a ser susceptibles a diferentes trastornos, ya sean físicos o mentales.

Los tipos Vata son propensos al insomnio, estreñimiento crónico, nervios estomacales, ansiedad y depresión, calambres o espasmos musculares, síndrome premenstrual, irritación intestinal, dolores crónicos, hipertensión arterial y artritis.

Los tipos Pitta son propensos a sarpullidos, acné, acidez, úlceras pépticas, calvicie prematura y encanecimiento prematuro, mala vista, hostilidad, autocrítica y ataques cardíacos relacionados con el estrés (conducta tipo A).

Los tipos Kapha son propensos a la obesidad, la congestión sinoidal, resfríos de pecho, dolores articulares, asma y/o alergias, depresión, diabetes, colesterol elevado y embotamiento crónico por la mañana.

Esto esboza, simplemente, el contorno amplio de las cosas. No hay una relación simple y directa entre una enfermedad y un tipo físico. Por ser Vata no estamos condenados a ser artríticos; el ser Pitta o Kapha tampoco nos protege automáticamente de eso. La enfermedad es individual y depende de la línea general de nuestra vida; el tipo físico tiene una influencia notable, pero no es una causa.

Además, los trastornos graves, tales como la enfermedad cardíaca y el cáncer, son resultado del desequilibrio en más de un dosha. Una vez que un dosha se perturba, los otros lo imitarán a menos que se restaure el equilibrio. Aunque diferentes en gravedad, los resfríos y el asma están vinculados en el Ayurveda, pues con frecuencia involucran un desequilibrio de Vata en primer término, seguido por un agravamiento de Kapha. Conocer el dosha que habitualmente dirige el conjunto —suele ser Vata—nos ayuda a corregir el desequilibrio lo antes posible. Cuando vemos a alguien que está enfadado y ansioso al mismo tiempo, típica combinación en las situaciones de gran estrés, reconocemos enseguida que Vata ha perdido el equilibrio, arrastrando a Pitta consigo.

Notará el lector que algunos de los síntomas de desequilibrio de los doshas son mentales. Este es un hecho importante. La mente es la primera en descubrir los dese-quilibrios del cuerpo. Puesto que un cuerpo equilibrado vuelve la mente alerta, clara, sensible y feliz, su ausencia logra que estas cualidades declinen. Cuando es así, algo desequilibra a un dosha. Según las normas aceptadas en nuestra sociedad, uno puede sentirse normal sin ser feliz. El Ayurveda argumenta que ese no es el modelo de salud de la naturaleza, dado que la desdicha indica que se requiere acción inmediata para evitar enfermedades futuras.

LA SUTIL FUENTE DE ENFERMEDAD

Hace poco vi a una mujer que había sufrido una mastectomía por cáncer de mama; la operación había sido un éxito y se la consideraba fuera de peligro. Sin embargo surgió una complicación. La paciente volvió repetidas veces a su cirujano quejándose de dolores.

—No encuentro nada que esté mal —decía el.

—Es que siento ese dolor constantemente —insistía ella.

—Por lo que a la medicina concierne —replicaba él—, su dolor no existe.

Sumamente frustrada, la mujer recibió de una amiga el consejo de recurrir al Ayurveda. Al examinarla, descubrí que era un tipo Kapha, lo cual garantiza habitualmente una buena salud. Pero los traumas a los que su cuerpo había sido sometido durante su enfermedad le habían provocado un fuerte desequilibrio del dosha Vata. Su historial clínico indicaba que desde la operación se había quejado reiteradamente a sus médicos, no sólo de dolores, sino de insomnio. El perfil de síntomas Vata era muy evidente, sobre todo si se considera que cualquier herida, como la provocada por la cirugía mayor, agrava drásticamente el dosha Vata.

—¿Qué es el dolor? —le pregunté—. Los médicos tienden a buscar causas físicas detrás de cada dolor, pero hay incontables pacientes como usted que responden al dolor causado por un desequilibrio de Vata. Aunque Vata esté relacionado con el cuerpo, es una parte separada y más sutil del sistema mente-cuerpo en su totalidad.

Se la sometió a un programa para equilibrar a su Vata —algo que debería hacerse con todo paciente postoperatorio— que incluía una dieta especial, descanso y meditación. En breve el dolor se redujo a límites tolerables, el insomnio cesó y desapareció su nerviosismo constante. Una mente escéptica aduciría que allí actuaba el “dolor fantasma”, misterioso fenómeno que se ve con frecuencia en los amputados. Pero lo que importa no es el nombre, sino la experiencia subjetiva del dolor. Resulta muy útil emplear los doshas para explorar un nuevo nivel de realidad cuando debemos hallar sentido a una enfermedad por lo demás inexplicable.

No existe mejor ejemplo de esto que las úlceras pépticas. La medicina convencional no ha aclarado la causa de las úlceras, que parecen afectar a uno de cada cinco norteamericanos adultos. Por algún motivo, la pared estomacal de ciertas personas termina absorbida por las secreciones naturales del propio estómago. Una mala dieta, el estrés, la predisposición genética y la inevitable “personalidad de úlcera” son temas que han sido invocados para explicar el porqué. En otros tiempos las úlceras eran consideradas un trastorno propio de los ejecutivos; presumiblemente el estómago ejecutivo pagaba el precio del éxito. Ahora se sabe que los trabajadores de niveles inferiores, los que reciben órdenes en vez de darlas, desarrollan úlceras con mucha más frecuencia que sus jefes.

Aun cuando actualmente la vinculación entre el estrés y las úlceras pépticas está bien documentada, el tratamiento sigue siendo frustrante y hay pocas posibilidades de lograr una curación duradera. Si uno desarrolla una úlcera estomacal en algún momento de su vida, lo más probable es que se repita.

Normalmente al enfermo de úlcera se le indica una dieta blanda, abundante en leche, para aliviar la pared estomacal. Se le dan fuertes antiácidos para el ardor de estómago y se le aconseja que abandone el alcohol, los cigarrillos, las aspirinas y el café, que irritan el revestimiento estomacal; además debe reducir las tensiones de su trabajo. Para muchas personas propensas a las úlceras, este enfoque resulta inadecuado porque se basa en el control. Pero las víctimas de úlcera ya sufren un exceso de autocontrol. Se vigilan como halcones y responden hipercríticamente a sus errores. Según se sabe, esta costumbre de tenerse siempre “a rienda corta” agrava las úlceras o las provoca directamente. Por tanto, si aconsejamos que se controle aún más, aplicando más crítica, no hacemos sino añadir leña al fuego.

El resultado consiste en que, aun después de estar medicados durante largos períodos, los pacientes deben ser hospitalizados, a veces, sólo para aislarlos del ambiente que los está destruyendo. No hay droga que pueda impedir los inevitables estallidos cada vez que su vida cae en altas tensiones o alteraciones emocionales.

El Ayurveda proporciona una solución a esta situación a través de los doshas. El lector ya sabrá reconocer a este nivel que la típica víctima de úlceras es un caso evidente de desequilibrio Pitta. Cuando se analiza el agravamiento de Pitta se encuentra la misma constelación de síntomas que aflige al paciente de úlcera.

SINTOMAS DEL DESEQUILIBRIO DE PITTA

Inflamación del tubo digestivo
Exceso de jugo gástrico
Enfado, hostilidad, tensión
Sensación de ardor en el aparato digestivo
Exceso de acidez en el cuerpo

Esta lista es la receta perfecta para acabar con una úlcera, pero en realidad es la receta de lo que ocurre antes que se presente la úlcera. Puesto que los doshas pueden desequilibrarse un poquito o muchísimo, el desequilibrio de Pitta no garantiza que vaya a aparecer una úlcera péptica. Sin embargo, este es un trastorno común entre la gente que tiene una fuerte naturaleza Pitta. El remedio es evitar que se produzca el desequilibrio de Pitta; para empezar, utilizando la dieta ayurvédica, ejercicios, meditación, etcétera, tal como se describirá detalladamente en las partes II y III. Si la úlcera ya se ha presentado, se sigue el mismo régimen reductor de Pitta y, con el tiempo, el paciente puede abandonar los antiácidos, el estrés y las costumbres insalubres.

Tomemos nota aquí de un punto potencialmente sensible. Participar de una enfermedad no es provocarla. Si uno sale al frío exterior sin sombrero ni abrigo, puede resfriarse. Si eso ocurre, esa insensata manera de actuar habrá cumplido su parte, aunque un microbiólogo tendría razón al asegurar que uno no la provocó; fue un virus. En el Ayurveda se nos echa más responsabilidad sobre los hombros, sobre nuestra capacidad de averiguar cuál es nuestra composición de doshas. Con esto no digo: “A fin de cuentas, usted ha provocado su cáncer, su ataque al corazón, su sida”. Pero de verdad pienso que uno no puede separarse de la enfermedad; en realidad, ser participante activo es lo que nos salva de ser víctimas indefensas.

En el Ayurveda no solemos hablar mucho de gérmenes, tema que Occidente ya conoce bien. Lo que no se entiende bien es el “control por parte del huésped”. Es allí donde conocer nuestros doshas nos otorga ventaja. Si nos exponemos directamente a los virus del resfrío, las posibilidades de que contraigamos la enfermedad están sólo en proporción de uno contra ocho. ¿Por qué? Porque el estado de equilibrio interior es el factor decisivo. La diferencia consiste en mantener a los doshas sanos.

En las páginas siguientes el lector hallará una descripción amplia de la inestabilidad dosha por dosha. Luego, en el capítulo cinco, analizaremos las técnicas ayurvédicas para restaurar el equilibrio de la manera más natural y cómoda.

    COMO SE DESEQUILIBRAN LOS DOSHAS

El dosha que saldrá de equilibrio con más facilidad es el que domina en nuestro tipo físico; eso significa que los Vata deben poner cuidado para no agravar su Vata, los Pitta su Pitta, etcétera. Si usted es un tipo de dos doshas, los dos son posibles candidatos a causar problemas. Sin embargo, el dosha más activo en todos es siempre Vata. Este conduce a la mayor parte de los problemas de corto plazo, sobre todo los relacionados con el estrés. (En el capítulo cinco, Para restaurar el equilibrio, nos extenderemos sobre el papel que juega Vata como “rey” de los doshas.)

Aquí damos las señales típicas del desequilibrio de los doshas, así como algunos de los estados más comunes que pueden provocarlo.

DESEQUILIBRIO VATA

Por naturaleza una persona Vata es animosa, entusiasta y adaptable a los desafíos de la vida cotidiana. Si usted es un tipo Vata y ha conservado estas cualidades, es muy probable que se encuentre en equilibrio. Sin embargo, es innegable que los Vata no suelen gozar de muy buena salud. En la niñez o la adolescencia comienzan a tener diversos problemas: dolores inexplicados, insomnio ocasional o una pronunciada tendencia a la preocupación y el nerviosismo.

Con el tiempo, si no se atiende a estos primeros síntomas los Vata se convierten en los visitantes más asiduos del consultorio médico, justificando la enorme cantidad de somníferos, sedantes y analgésicos que se prescriben. Estaría justificado decir que, en Norteamérica, el trastorno más común es el agravamiento de Vata. No es el estilo de vida norteamericano el único culpable; el Ayurveda sostiene que el dosha Vata provoca el doble de trastornos que Pitta; Pitta, a su vez, el doble que Kapha. El Vata típico se queja de dolores de cabeza y de espalda, insomnio, calambres menstruales y ansiedad o depresión leve, síntomas todos del “sano preocupado”, según muchos médicos. Sin embargo, son problemas muy reales y resistentes, que deben ser atendidos al poner a Vata nuevamente en equilibrio.

Otras escenas de la vida presentan también un cuadro de clásico desequilibrio Vata. Una es la imagen de la vejez, época en que Vata crece en todos. El envejecer mal puede provocar las peores señales del agravamiento Vata; el individuo se reduce a una bolsa de piel y huesos; ya no disfruta de la comida y además tiene dificultades para digerirla; su mente divaga y se vuelve olvidadiza; pasa noches largas y solitarias sin poder dormir. Ninguna de estas cosas ha sido causada por Vata, sino por un desequilibrio de Vata; por tanto, se pueden evitar.

Otro cuadro es el de la pena. Las personas que han sufrido una grave pérdida se vuelven inquietas y apáticas; se niegan a comer y no disfrutan en absoluto de la vida. Parece que el golpe de la muerte las ha matado a ellas también. Puesto que Vata controla el sistema nervioso, eso es, en realidad, lo que ha ocurrido. El dolor, un golpe súbito, la fatiga de combate o un gran susto agotan el dosha Vata, que pierde su capacidad de registrar la percepción. La primera etapa del proceso suele caracterizarse por llanto, conducta inquieta, temblores, pensamientos precipitados y falta de sueño. Si el estrés es lo bastante profundo o prolongado, el resultado inevitable es que Vata se derrumba, lo cual conduce a una apatía total y a la falta de respuesta.

¿Por qué ha ocurrido?

Si empezamos a sentir malestar como consecuencia de un desequilibrio de Vata, habitualmente hay una causa precipitante que puede ser identificada y corregida. Nacer con un tipo Vata o tener una gran cantidad de Vata en la constitución es, desde luego, un fuerte factor de predisposición. Por otra parte, hace falta un modelo de conducta para sacar realmente a este dosha del desequilibrio.

Entre los modelos más característicos que debemos buscar figuran los siguientes:

En la práctica clínica el médico ayurvédico diagnosticará un desequilibrio Vata si halla fuertes evidencias de los tipos siguientes:

INDICACIONES MENTALES:

Preocupación, ansiedad Falta de concentración mental
Mente hiperactiva Incapacidad de fijar la atención
Impaciencia Depresión, psicosis

INDICACIONES DE CONDUCTA:

Insomnio Inquietud
Fatiga Poco apetito
Incapacidad de relajarse Impulsividad

INDICACIONES FÍSICAS:

Estreñimiento Piel y labios resquebrajados
Piel seca o áspera Intolerancia al frío y al viento
Falta de resistencia, poca energía Articulaciones doloridas o artríticas
Gases intestinales, flatulencia Pérdida de peso, tejidos débiles
Hipertensión arterial Dolores agudos (sobre todo nerviosos)
Dolores en la zona baja de la espalda Espasmos musculares, ataques
Calambres menstruales
Síndrome de irritación intestinal

Es importante recordar que cualquier dosha puede provocar cualquier síntoma. Estas son sólo las señales más comunes de desequilibrio Vata. Además, Vata puede imitar a los otros dos doshas, por lo cual con frecuencia se sospecha de él aun cuando no se presenten sus síntomas típicos.

DESEQUILIBRIO PITTA

Las personas Pitta están equilibradas cuando su empuje y su apasionamiento innatos no son sobrecogedores; también son cualidades innatas de Pitta la dulzura y la alegría. Si somos un tipo Pitta y presentamos estas características, es probable que estemos en equilibrio. La salud física de Pitta es generalmente buena. Su base es una digestión potente, lo cual, para el Ayurveda, es la clave para construir tejidos sanos y preservar una fuerte inmunidad.

En los años intermedios de la vida, desde la adolescencia hasta el final de la edad madura, Pitta aumenta en todos. El adolescente afectado de acné o de un excesivo calor por la noche está demostrando un desequilibrio Pitta. Otro cuadro muy común de Pitta agravado es el hombre de treinta o cuarenta años que un día descubre que se le está cayendo el pelo de manera alarmante o que está encaneciendo antes de tiempo; tal vez necesite repentinamente gafas, haya desarrollado una úlcera péptica o una temprana enfermedad del corazón.

Algunas de estas condiciones son de predisposición; pero los Pitta también tienden a desequilibrarse por exigirse en extremo. Convencidos de que pueden comer cualquier cosa, abusan de su buena digestión comiendo demasiado u olvidándose de la correcta alimentación. En vez de ser triunfadores naturales, se convierten en personas obsesivas, impacientes, tensas y llenas de exigencias. El dosha Pitta controla el intelecto y dota a los tipos Pitta del sentido del orden. Fuera de equilibrio, se transforman en fastidiosos perfeccionistas obsesionados por el orden. Los Pitta no presentan estos rasgos sino cuando están gravemente desequilibrados. Entonces no es raro que también sean presas de acidez, úlceras, trastornos cardíacos y otras enfermedades relacionadas con la tensión.

El dosha Pitta es más lento para romper el equilibrio que Vata, y se dice que causa la mitad de problemas que este. Pero, cuando se desequilibra, con frecuencia lo hace arrastrado por un desequilibrio anterior de Vata. Esta combinación uno-dos explica las tendencias ocultas hacia la ansiedad que las personas coléricas y críticas tratan desesperadamente de disimular; el Vata agravado también favorece la alta presión sanguínea que los médicos suelen encontrar entre los pacientes cardíacos de Tipo A.

¿Por qué ha ocurrido?

Si empezamos a sentirnos enfermos y la causa es un desequilibrio Pitta, el problema no consiste en que hayamos nacido con un tipo Pitta ni con una fuerte proporción de Pitta en nuestra constitución. Por naturaleza Pitta se inclina hacia la moderación; es preciso acumular una historia de excesivo estrés, demasiado trabajo o imprudencia pura para quebrar este instinto. Si se sospecha que hay Pitta agravado en funcionamiento es preciso buscar las causas siguientes y tratar de corregirlas:

En su práctica médica, un doctor ayurvédico identifica el desequilibrio de Pitta por los siguientes esquemas sintomáticos:

INDICACIONES MENTALES:

Enfado, hostilidad Irritabilidad, impaciencia
Disconformidad con uno mismo Resentimiento

INDICACIONES DE CONDUCTA:

Arrebatos de mal genio Críticas a otros
Tendencia a discutir Intolerancia con las demoras
Conducta tiránica

INDICACIONES FÍSICAS:

Inflamaciones de la piel, ampollas, sarpullidos Calores súbitos
Acedía, acidez estomacal
Acné Úlceras
Hambre o sed excesivas Fuerte olor corporal
Mal aliento Ardor rectal, hemorroides
Tez rubicunda o manchada Insolación, quemaduras de sol
Intolerancia al calor Heces y orina muy amarillas
Ojos enrojecidos

Es importante recordar que cualquier dosha puede provocar cualquier síntoma; estas son sólo las señales más comunes de desequilibrio Pitta.

DESEQUILIBRIO KAPHA

Kapha es el más lento y estable de los doshas; por eso es renuente a perder el equilibrio. Desde la niñez en adelante, los tipos Kapha son serenos, calmados, afectuosos y propensos a perdonar. Si somos un tipo Kapha y esas cualidades se mantienen intactas, es muy probable que estemos en equilibrio. Los trastornos relacionados con Kapha generalmente tardan mucho tiempo en presentarse. Por tanto, las personas Kapha pueden esperar mantenerse fuertes, saludables y satisfechas hasta muy entradas en años sin mayor esfuerzo.

La infancia y la niñez constituyen los tiempos Kapha de la vida, épocas en que este dosha crece en todos. Kapha se identifica con el crecimiento y la producción de un cuerpo sano y fuerte. Para imaginar cómo es Kapha fuera de equilibrio, pensemos en un niño de seis años con dolor de garganta crónico y siempre con mocos, ya que atrapa un resfriado tras otro. Por lo demás, los Kapha saludables pueden conservar esta debilidad toda la vida; sufren con frecuencia de bloqueos sinoidales y son muy susceptibles a los resfriados y las gripes cuando el tiempo se vuelve frío y húmedo.

También pueden presentarse alergias, junto con el fuerte deseo de dormir más de la cuenta. A los tipos Kapha generalmente les gusta levantarse tarde y son lentos para comenzar a moverse; pero cuando están fuera de equilibrio se vuelven tan pesados por la mañana que llegan a temer una enfermedad grave, cuando el verdadero problema, en la mayor parte de los casos, es un exceso de Kapha.

En años posteriores el cuadro de desequilibrio Kapha se convierte en el de un gordo alegre, una persona insegura que no puede controlar su peso o la aflicción que eso le causa. Marcas de Kapha perturbado son también las tendencias a mostrarse posesivo y a aferrarse a los demás, llevando a su extremo la propensión natural a cuidar y proteger a los demás. Si este dosha se desequilibra mucho, el individuo puede caer en un silencio excesivo, encerrarse en sí mismo y perder la esperanza; la tendencia Kapha a apreciar la posición social se convierte entonces en una rígida incapacidad de aceptar los cambios. Físicamente el gordo alegre puede llegar a un patético fin: padecer de presión muy alta, respiración trabajosa, hinchazón producida por el exceso de líquidos y paro cardíaco congestivo.

Los Kapha no van al médico con mucha frecuencia, pues toleran altos niveles de dolor y están habituados a una salud excelente. Cuando buscan atención médica es, ya por exceso de peso, que pueden arrastrar desde la niñez toda la vida, o por diversos problemas de pulmones y vías respiratorias: dolores de cabeza sinusales, sinusitis crónica, fiebre de heno, asma, congestión de pecho.

Los médicos han descubierto que sólo un pequeño porcentaje de las personas que creen ser alérgicas a ciertos alimentos da un resultado positivo al ser sometido a las pruebas; lo que suele fallar es la digestión, con un desequilibrio Kapha como principal sospechoso. La mucosidad excesiva se debe al consumo de pan de trigo, pastas, leche, mantequilla, queso o azúcar, alimentos que agravan este dosha. La diabetes, tal vez el más peligroso de los trastornos Kapha, figura entre los más difíciles de curar. Sin embargo, los diabéticos pueden llevar una vida mucho más cómoda y estable si siguen el programa que corresponde a su tipo físico.

¿Por qué ha ocurrido?

Si empezamos a sentirnos enfermos y la causa es un desequilibrio Kapha, habitualmente tendremos un resfriado o una gripe pasajera; por el contrario, se trata de un tipo de enfermedad que detectamos a edad temprana: alergias, asma, obesidad, etcétera. En cualquier caso, es posible que se presenten las siguientes influencias como causa o agravamiento de la enfermedad:

En la práctica médica el profesional ayurvédico diagnostica un desequilibrio Kapha buscando los siguientes síntomas:

INDICACIONES MENTALES:

Embotamiento, inercia mental Estupor, depresión
Laxitud Apego excesivo

INDICACIONES DE CONDUCTA:

Postergación Tozudez
Incapacidad de aceptar cambios Movimientos lentos
Codicia Tendencia a la posesión
Tendencia a dormir demasiado, somnolencia

INDICACIONES FÍSICAS:

Intolerancia al frío y la humedad Colesterol alto
Congestión sinusal, coriza Pesadez en los miembros
Retención de líquidos en tejidos, hinchazón Resfriados frecuentes
Aumento de peso
Congestión de pecho Alergias, asma
Palidez Quistes y otros crecimientos
Articulaciones flojas o doloridas Diabetes

Es importante recordar que cualquier dosha puede causar cualquier síntoma; estas son sólo las señales más comunes de un desequilibrio Kapha.