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EL IMPULSO
DE DESARROLLARSE

La frase “vivir a tono con la naturaleza” significa para el Ayurveda algo muy preciso: tener deseos saludables que coincidan con lo que realmente necesitamos. Tal como nos creó la naturaleza, lo que necesitamos y lo que deseamos no deberían estar en conflicto. Esto es así porque todo deseo se origina en el plano cuántico en forma de leves vibraciones cuya interacción dinámica está siempre equilibrada. Si el cuerpo o la mente pierden el punto de equilibrio, desde el cuerpo cuántico se envía un impulso corrector, que uno registra como algo que se desea.

En este mismo instante, por nuestro sistema nervioso fluyen millones de impulsos que se convierten en todos los actos que ejecutamos diariamente. Desear un sorbo de agua, por ejemplo, satisface la necesidad individual de los cincuenta billones de células de nuestro cuerpo, cada una de las cuales envía un mensaje al diminuto órgano del cerebro llamado hipotálamo. A su vez, el hipotálamo efectúa la conexión mente-cuerpo mediante la fabricación de los neurotrasmisores específicos o moléculas mensajeras que nos hacen pensar: “Tengo sed”.

Cualquier deseo natural sigue un camino parecido. Surge una necesidad en algún punto del cuerpo mecánico cuántico, se efectúa en el cerebro la conexión mente-cuerpo y entonces experimentamos un impulso hacia la acción. Mientras las necesidades y los deseos concuerdan, vivimos a tono con la naturaleza; el camino del deseo no está bloqueado. Lo ideal es que cada bocado de comida nos parezca delicioso y, al mismo tiempo, satisfaga una precisa exigencia de nutrientes. La piel puede pedirnos una dosis adicional de vitamina C para reparar el daño causado por una quemadura de sol, la cadera solicitando más calcio, o más potasio un músculo flexionado del brazo.

Lamentablemente es muy fácil obstruir este sendero; cuando lo hacemos, estamos desafinando con respecto a la naturaleza. En vez de confiar en que el cuerpo equilibrado nos diga qué nutrientes necesita, con demasiada frecuencia tomamos vitaminas indiscriminadamente, nos excedemos en el comer o deseamos dulces y comidas poco nutritivas. La moda actual de prolongación de la vida desconfía del cuerpo y soluciona prejuiciosamente sus debilidades, rellenándolo de grandes dosis de vitamina E, beta caroteno, selenio o cualquiera que sea la nueva panacea que se haya incorporado a la lista.

Nunca se ha demostrado que el consumo de vitaminas y minerales complementarios prolongue la vida. Por el contrario, ciertos estudios que se efectuaron por separado en California del Sur a fines de la década de 1970 demostraron que los ancianos obsesionados por tomar vitaminas y consumir sólo alimentos saludables no vivían más que el promedio, mientras que quienes tenían hábitos regulares (dormir a tiempo, comer tres veces al día, ingerir alcohol moderadamente, etcétera) superaban la norma en once años. No hace falta llegar a extremos para obtener del cuerpo el máximo rendimiento. El cuerpo es inteligente. En el plano cuántico sabe exactamente qué necesita, hasta el último átomo y molécula de comida, el más leve de los alientos, la más insignificante de las acciones. En los capítulos siguientes esbozaré el tipo de alimentos, ejercicios y rutinas diarias o estacionales que el Ayurveda considera a tono con la naturaleza. Aunque muy específicas, estas sugerencias no son reglas, sino orientaciones para ponerse en contacto con el cuerpo mecánico cuántico. Una vez que estamos nuevamente en contacto, la acción se torna mucho más fácil, más automáticas las elecciones correctas y menos frecuentes los errores. Sin embargo, antes de pasar a detalles específicos querría decir algo más sobre el camino de la evolución en sí.

LAS ELECCIONES CORRECTAS

Para continuar evolucionando y progresando en la vida es preciso que uno mismo tome las decisiones correctas día tras día, minuto tras minuto. Estas elecciones son interminables, porque interminables son los desafíos de la vida; por tanto, evitar toda equivocación parece imposible. Pero el Ayurveda dice que, en realidad, es fácil… una vez que empezamos a escuchar a nuestra naturaleza más profunda.

Por cada decisión que tomamos, importante o trivial, nuestro cuerpo mecánico cuántico ve sólo una opción correcta, aunque la mente pueda reconocer varias. Esta confusión da origen al conflicto interno. ¿Por qué el fumador recurre compulsivamente a otro cigarrillo, sabiendo el mal que eso puede ocasionarle? ¿Por qué el tragaldabas compulsivo se sirve una segunda porción si no tiene hambre? Luchar con estos conflictos es fútil: nuestros actos se basan en demasiados procesos individuales, todos los cuales cambian constantemente. Aniquilar a un virus o una bacteria letales es juego de niños comparado con el intento de derrotar los hábitos autodestructivos de la gente. Por ejemplo, todos conocemos a alguna persona crónicamente excedida de peso que ha buscado curación por doquier: en drogas, en la psiquiatría, modificación de la conducta y hasta la cirugía, con poco o ningún resultado.

En el Ayurveda proponemos una solución más simple. En vez de combatir todas las elecciones equivocadas de la gente, presa de deseos enfermizos, ponemos a nuestros pacientes en contacto con la fuente de nuestros deseos. En sánscrito esto se denomina sattva, palabra que con frecuencia se traduce como “pureza”. Una mejor traducción para sattva sería “impulso de evolucionar”; demostraré por qué.

En el Ayurveda existen tres impulsos naturales que operan en cualquier situación. Uno es sattva, el impulso de evolucionar, de avanzar y progresar. El segundo impulso es tamas, su opuesto exacto, que consiste en permanecer igual o retroceder. Fijo entre estos dos opuestos está rajas, un impulso más neutral, que dicta la acción por la acción misma. Un diagrama de los tres sería así:

Como vemos, rajas plantea la pregunta: “¿Cómo debo actuar en esta situación?” Sattva prefiere la elección evolutiva; tamas, la estable. Los tres impulsos son necesarios para la vida. Si es pasada la medianoche y seguimos levantados, con ganas de ver la segunda película por televisión, un impulso nos induce a acostarnos y el opuesto, a permanecer sentados allí. Son sattva y tamas en conflicto, con rajas acicateándonos y que nos insta a decidir.

La naturaleza nos ha hecho de modo tal que nuestra mente opera instintivamente de acuerdo con estas tres gunas o tendencias (también se las llama a veces “los doshas mentales”). Se puede clasificar a una persona según cuál de estas tres gunas sea la que domina en general.

A las personas rajásicas les place actuar. En ellas la mente funciona sin pausa y tienden a la impaciencia, la impulsividad y los desahogos cinéticos de todo tipo.

Las personas sáttvicas desean progresar. En ellas la mente no busca la acción por la acción misma, sino sólo la acción creativa, saludable y favorecedora para la vida.

Las personas tamásicas prefieren permanecer igual. En ellas la mente no quiere actuar; disfrutan con las rutinas fijas y tienden al statu quo.

Estos tipos no son bien determinados, pues cada uno de nosotros contiene elementos de los tres. Pero todos conocemos a algún tipo puramente rajásico: extravertido, siempre lleno de energía, dispuesto a correr allí donde los ángeles temen posar el pie. Y conocemos también a algún tipo tamásico puro: lento para moverse, resistente a las ideas nuevas, un tradicionalista recalcitrante para quien lo mejor de la vida está siempre en el pasado. (Los vaidyas que vienen a Estados Unidos suelen menear la cabeza, diciendo que somos un pueblo rajásico sin remedio, cuya creatividad y ambición necesitan de la gentileza y pureza de sattva). Cualquiera que sea la forma que nos haya dado la naturaleza, la meta más digna es tornarse más sáttvico, ya que es sattva quien convierte a una persona en más creativa, sana y feliz.

El secreto de las personas sáttvicas consiste en que tienen deseos naturalmente saludables. En cualquiera pueden surgir deseos insalubres debido al ama mental. El lector recordará que “ama mental” es la expresión utilizada para las impurezas o tendencias negativas de la mente. Sattva es la fuerza de la pureza que las combate. Los sabios ayurvédicos dicen que el ama mental es producto de:

Según el Ayurveda, no corresponde debatir si es moralmente correcto mostrar actos violentos por televisión. Lo que nos interesa es la salud. Los espectáculos violentos se traducen en elementos químicos insalubres en el cuerpo, lo cual lleva a la acumulación de ama en nuestros pensamientos, así como en nuestras células. Todos tienen derecho a exponerse al tipo de influencia que prefieran, pero la función del médico consiste en advertir que determinadas influencias perjudican nuestro bienestar. Evitar el ama mental está considerado, por tanto, una medida preventiva contra los desequilibrios que acaban por conducir a la enfermedad.

No podemos obligar al cuerpo a hacer elecciones evolutivas. Si estamos comiendo alimentos inadecuados, fumando un cigarrillo tras otro, bebiendo en exceso o efectuando cualquier otro tipo de elecciones nocivas en nuestra vida diaria, existe algún bloqueo en el sendero de nuestro deseo. Alguna impureza nos mantiene apartados de nuestro ser cuántico. Ya he descrito muchas técnicas para apartar esos bloqueos. Todas ellas, desde el panchakarma hasta la meditación, pasando por la técnica de la bienaventuranza, retiran tremendas cantidades de impureza cada vez que se practican.

Al cabo de un tiempo, a medida que continuemos utilizando las técnicas ayurvédicas veremos que emerge el flanco sáttvico, por muy bloqueado que haya estado al comenzar. Cuando ocurre esto nos estamos acercando al sitio llamado salud perfecta. Sattva es lo que está más cerca del corazón de la naturaleza, pues todo en ella se expande, evoluciona y crece. Existe dentro de nosotros como instinto de equilibrio, actitudes defensoras de la vida, dignidad innata y respeto por los otros; existe como amor. Al aumentar a sattva, vivimos sin esfuerzo en la pureza y nos movemos hacia una evolución superior. Sólo entonces la frase “vivir a tono con la naturaleza” revela su verdadero significado.

COMO INCREMENTAR A SATTVA

El Ayurveda dice que existen muchos tipos de influencias diferentes capaces de incrementar a sattva, manteniendo al mismo tiempo en un mínimo el ama. Algunas recomendaciones nos resultan familiares: consumir agua y alimentos puros, evitar toxinas obvias, tales como los pesticidas, y dormir bien toda la noche. Es necesario un descanso adecuado para sacar a relucir el flanco límpido y feliz de la mente.

Dediquemos algún tiempo a estar fuera, en la naturaleza, caminando por los bosques y las montañas o a orillas del océano, junto a lagos y arroyos; escuchemos el sonido del viento, el susurro de los árboles y el canto de los pájaros. Todo esto purifica los sentidos y los trae nuevamente a su fuente natural. En el Ayurveda consideramos que todo lo que apoya la vida es sáttvico; por eso resulta vital alimentar emociones positivas y relaciones firmes; la ausencia de amor y de atenciones perjudicará a sattva mucho más que cualquier dieta errónea.

Además, las siguientes sugerencias, establecidas hace milenios en los textos védicos y repetidas en las tradiciones más puras de toda cultura, sirven de orientaciones de la sabiduría secular para aumentar a sattva en la vida cotidiana.