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Belleza, maquillaje y manicura

Usamos hidratantes, nos ponemos maquillaje, nos cortamos las uñas de los pies y vestimos ropa y zapatos elegantes y sexys para sentirnos o vernos hermosas. Pero ¿en los ojos de quién está la belleza? Los cánones de belleza han ido variando a lo largo de las épocas y las culturas, y siguen evolucionando. (De lo contrario, ya no existirían los diseñadores de moda y demás profesiones por el estilo.) Ahora mismo, el mundo parece obsesionado por un canon de belleza mundial inspirado en el aspecto estadounidense y occidental: un homogeneizado aspecto juvenil al que se da mucha publicidad y que combina un cuerpo delgado con los pechos grandes y una nariz recta y estilizada. ¿Recuerdas todas las asiáticas que se someten a cirugía estética para parecerse a otra persona? Pues hay otro dato interesante: los índices de rinoplastia han empezado a dispararse en Irán, donde la nariz es uno de los pocos rasgos físicos visibles de las mujeres del país, normalmente vestidas con chador. Según ellas, una nariz «occidental», menos pronunciada, es más hermosa. Esta operación es tan popular que Teherán recibe el apodo de «capital de las operaciones de nariz» del mundo.

Hay que añadir también una gran altura, como la de las modelos, al canon anormal de belleza que hoy en día se promociona junto con el diseño de modas occidental. ¿Qué sentido tienen todos esos zapatos con plataforma y tacones de doce centímetros? Observa una entrega de premios como la de los Oscar, que se transmite a todo el mundo, y verás hermosas actrices vestidas como modelos. Después de un durísimo ayuno (y de quejarse públicamente de él para empatizar con su público), estas actrices se enfundan un vestido (a menudo con un gran escote que les deja totalmente al descubierto la espalda y a veces los hombros) que les presta algún diseñador o casa de modas famosos. Llevan un peinado elaborado, que no se les mueve ni un milímetro, y un maquillaje perfecto para las cámaras. El calzado las eleva diez o doce centímetros del suelo para que se vean anormalmente altas. ¿Y es este nuestro ideal de belleza actual? Desde luego, Renoir no lo aprobaría.

Me llama la atención esta evolución hacia una «belleza extrema». Ciertamente, no todo el mundo puede adaptarse a esta clase de aspecto. Por eso me pregunto por todas esas imitaciones de prendas de diseño. ¿Quién las lleva? ¿Jóvenes entusiastas de la moda en las bodas? Sin duda no son mujeres que envejecen con actitud positiva las que se las ponen. Además, siempre me ha parecido una tontería apresurarse a seguir la última moda. Es algo que tal vez pueda perdonárseles a las jóvenes, pero no al resto de nosotras. Y, una vez más, las nociones de lo que es la belleza son volubles.

Piensa en el ideal femenino que fomentaban las revistas y las películas de los años veinte en Occidente.

En 1920, un cutis muy pálido con las mejillas sonrosadas era un aspecto maquillado habitual, junto con un lápiz de labios rojo intenso. Pero en cuanto la inimitable Coco Chanel apareció en público con los más sutiles indicios de un bronceado, se inició nuestro romance con el sol.

Y en 1929, cuando el cutis pálido ya había quedado anticuado y el bronceado se había puesto de moda y se consideraba saludable, la empresa de productos cosméticos Coty ayudó a las mujeres a lograr un bronceado sin sol cada vez más popular. Su autobronceador, líquido y en polvo, estaba elaborado para «ganar al sol con sus propias armas». Muchas décadas después, la actual industria cosmética sigue «perfeccionando» el bronceado de frasco o tarro. Y también la tecnología y los centros de bronceado en múltiples países, por poco saludables que puedan ser algunos de ellos. La cuestión es que aunque me escondo de los rayos dañinos del sol y siempre me pongo protección solar, culturalmente estoy condicionada a sentirme mejor cuando tengo mi tono veraniego. Puede que algún día volvamos a los rostros pintados «renovados y mejorados» de la corte de Francia en tiempos de Luis XIV como el no va más de la belleza. Los signos de belleza pintados son algo que vale la pena plantearse con la edad.

CINCO O SEIS PALABRAS SABIAS SOBRE MAQUILLAJE

Evidentemente, no es lo mismo cuidarse la piel que maquillarse, aunque por suerte, ambas cosas cada vez se parecen más. Un toque de lápiz de labios, por ejemplo, tiene una inestimable función hidratante. Pero ¿de qué color? ¿Sigue siendo adecuado el rojo chillón a los cincuenta, sesenta, setenta u ochenta años? (Lo era en la década de 1930, cuando la venta de lápiz de labios rojo se disparó, y el rojo oscuro se convirtió en uno de los tonos más populares de la época. Curiosamente, su inconveniente era que al igual que coloreaba los labios de quien se lo aplicaba, ¡también manchaba los de cualquiera a quien besara!)

Tenemos dos realidades: (1) un mal maquillaje, con las cejas llamativamente delineadas, demasiado lápiz de ojos en los párpados, colores chillones, etcétera, hace que parezcas un payaso en el mejor de los casos y que te veas grotesca en el peor; y (2) un exceso de maquillaje, especialmente al envejecer, por lo general no contribuye a mejorar tu aspecto, sino a empeorarlo.

Por supuesto, en manos de un profesional el maquillaje puede obrar maravillas. El toque adecuado de maquillaje real­za el estilo y rejuvenece por excelencia. Pero aquí está la ironía. Cuando eres joven, no necesitas demasiado maquillaje, pero puedes llevarlo bien. Cuando eres mayor, crees que necesitas tapar y realzar más cosas con el maquillaje, y puede que sea cierto, pero no puedes llevarlo bien.

Un problema con el que nos enfrentamos al obtener consejos para maquillarnos es que la persona que nos los da o bien vende productos de maquillaje o bien los aplica. ¿Cómo averiguamos qué es mejor para nosotras con el paso de los años?

No tengo una respuesta realmente buena más allá de ir probando y mirándonos atenta y objetivamente en el espejo.

Ahora bien, como ya he mencionado antes, tengo un lema: «Menos es más.»

Un toque de lápiz de labios, evidentemente. Una fina línea con el delineador de ojos, desde luego. Una ligera base correctora y algo de color para realzar las mejillas y los ojos, por supuesto. A partir de ahí, la decisión está en tus manos. La mayoría de veces, quieres ser tú misma, lo que conlleva una actitud coherente. El maquillaje, a diferencia de la coloración del cabello, no puede echar drásticamente el tiempo atrás, pero puede lograr que luzcas lo mejor posible para tu edad. Por el contrario, un mal maquillaje con un fondo y una máscara exagerados, te marcan más las arrugas y te envejecen los ojos, de modo que aparentas los años que tienes o incluso más. Un maquillaje ligero y bien aplicado, en cambio, te hace parecer revitalizada, más elegante, y contribuye a que te sientas más atractiva y segura de ti misma.

A continuación expondré unos planteamientos y detalles más específicos sobre el maquillaje que nos permiten abordar las realidades de la naturaleza de una forma cosmética, aunque no médica:

En primer lugar, la base. Para la mayoría de nosotras, pasados los cuarenta, el fondo de maquillaje y bases como el corrector y los polvos compactos son los elementos básicos de belleza que más utilizamos y nuestros aliados, pero si no se usan como es debido, pueden convertirse fácilmente en enemigos. Personalmente, soy minimalista.

Aunque pueda parecer contrario a lo que nos dice la intuición, con la edad necesitamos menos maquillaje, no más. «Menos es más» es un concepto que aconsejo en muchos ámbitos, y cuando se trata de maquillaje y envejecimiento, olvidarlo es un grave error. Cuantas más arrugas y arruguitas finas tengas, menos fondo de maquillaje, y especialmente base en polvo, has de aplicarte. Si te pones demasiado, el maquillaje empieza a penetrar en la piel y acentúa las arrugas de la cara en lugar de taparlas. Y otro consejo, por cierto: cuando tengas arrugas perceptibles en la cara, no se te ocurra siquiera usar maquillaje e hidratantes con partículas brillantes que atraen la atención. Eso es todo.

En lugar de exagerarlo, elige un fondo de maquillaje fluido transparente o ligero, o bien una crema hidratante con color y luminiscente. Ambas características iluminan la tez y le dan una apariencia radiante. ¿Y quién no quiere estar radiante? Airflash de Dior es un fondo en aerosol ideal para las usuarias de maquillajes mínimos que confiere a la piel un aspecto uniforme. (Conviene que te recojas el cabello con una toalla y lo apliques sin llevar ninguna blusa para no mancharte el pelo o la ropa.)

Si alguna vez te ha maquillado un profesional o has visto hacerlo por televisión, te habrás fijado en que los maquilladores rara vez usan los dedos para aplicar la base de maquillaje y prefieren una brocha o una esponjita suave, lo cual les permite extender el producto uniforme y moderadamente, aparte de resultar mucho más delicado para el cutis. Para ponerte el fondo de maquillaje, aplícalo describiendo pequeños círculos solo en las zonas problemáticas y, después, usa suavemente la brocha para obtener una apariencia uniforme.

Ponte un poco de polvos en la nariz, la frente y el mentón para reducir brillos si es necesario, pero úsalos con moderación. Un exceso confiere un aspecto seco a la piel y acentúa las arruguitas finas. Por eso la mayoría de maquilladores se rigen por una regla de oro, especialmente al trabajar con mujeres mayores de cuarenta años: nada de polvos alrededor de los ojos.

Y hablando de los ojos, es importante destacar que la piel bajo los ojos se va adelgazando con la edad. Ten mucho cuidado de no estirar esta delicada zona ni tirar de ella. Pasados los cuarenta, la mayoría de mujeres empiezan a verse arruguitas alrededor de los ojos (las conocidas patas de gallo) y ojeras, e inevitablemente recurren a un corrector espeso para taparlas. Ahora bien, si te pasas con el corrector puedes acentuar precisamente lo que estás intentando ocultar. Es mejor usar un corrector o fondo de maquillaje fluido y ligero, y aplicarlo moderadamente con una brocha, evitando la zona interior del ojo. El corrector/borrador roll-on de Maybelline para ojos es muy asequible, eficaz y fácil de aplicar. La conocida Bobbi Brown, gurú del maquillaje, en cambio, prefiere un corrector claro en esta zona para ofrecer un aspecto menos cansado, y su corrector en crema es un producto impecable y de buena calidad. ¡Aunque lo mejor es dormir más y estar menos cansada!

Según tus gustos, puedes aplicarte sombra de ojos, delineador, máscara, o las tres cosas. Yo suelo decantarme por la sencillez en esta zona. Un poco de sombra de ojos de un color neutro que contenga partículas reflectantes da brillo a los ojos pero no los sobrecarga. Un delineado muy fino (o prácticamente inexistente) hacia la parte interior del ojo y más grueso hacia la parte exterior permite compensar la natural e inevitable ligera caída que se produce con los años. Y cuando los delineadores ya no consiguen el efecto buscado, utiliza por ejemplo el color mate «Faux Pas» de Lancôme, que solo tardarás tres segundos en extender y se convierte en delineador y algo de sombra a la vez.

En Estados Unidos, y a mi entender en los sitios que he visitado de Oriente Medio, el ojo con aspecto ahumado se ha convertido en un clásico para las ocasiones especiales, no sé por qué. Pero tengas la edad que tengas, está básicamente indicado para un evento de etiqueta como una boda o una fiesta. Y aun en estos casos, debe ser sencillo y sutil. Aunque francamente, no entiendo la tendencia a lucir una cara que no es la tuya en una ocasión especial... Yo jamás lo he hecho.

Una «norma» que hay que seguir siempre a rajatabla es mantenerse alejada de la parte inferior del ojo. El delineador y la máscara en las pestañas inferiores hacen que los ojos parezcan más pequeños. Además, pasadas unas horas, empiezan a bajar y a depositarse en las arruguitas que rodean los párpados, lo que acentúa las ojeras; justo lo que no queremos. Hablo por mí, por lo menos.

¿Añadir un poquito de colorete? Todas nos sentimos más bonitas con algo de rubor en las mejillas. Es algo que va más allá de la vanidad, ya que en general es un indicador de salud y vitalidad. Ahora bien, conviene dejar las mejillas sonrosadas para los querubines y los niños. Con la edad, el rubor no hace más que atraer la atención hacia la piel flácida. ¡Mejor evitarlo! Usa una brocha grande para aplicar el colorete empezando por la parte más alta del pómulo, normalmente justo debajo del ojo, y alejándote del centro de la cara, en dirección ascendente, hacia el espacio entre el ojo y la oreja. Sea cual sea el tono de tu piel, descarta las gamas oscuras y los coloretes con una base marrón o cobriza (como los bronceadores), ya que pueden conferir un aspecto cetrino a tu tez. Elígelos con una base rosada o melocotón, que iluminará y dará brillo a tu piel. Muchos expertos sugieren también que para las mujeres de más edad es mejor el colorete en crema que en polvo.

Los labios: Oh là là. Se ha dicho, e incluso se han realizado estudios sobre la cuestión, que los hombres consideran que los labios son la parte más sensual de una mujer. No es extraño, pues, que tantas mujeres se pasen años adornándose los labios con colores y brillos que los realcen para sentirse más sexis y, de paso, más observadas.