VII. Los cruzados

 

 

 

 

RICARDO SANTURCE

¿No se puede apelar al Ministerio?

 

PROFESOR BRUNELLI

El Ministerio ya dio su visto bueno, Ricardo. Legalmente, no hay nada que hacer. A menos de un milagro, la casa del Corsario será demolida.

 

DOÑA ENRIQUETA

¿Y nos vamos a quedar con los brazos cruzados?

 

DOÑA ROSA MARÍA

¿Vamos a ser cómplices de una nueva puñalada contra la pobre vieja Lima?

 

PROFESOR BRUNELLI

(Reponiéndose, dándose ánimos.) Por supuesto que no. Vamos a salir a la calle. Con nuestros carteles. A aullar como los perros a la luna, hasta que los sordos escuchen y los ciegos vean. ¡Ea, amigos, ahora mismo! ¡Ea, de una vez! ¡Los carteles! ¡El himno! ¡A la casa del Corsario! Denunciemos el crimen. Que el pueblo dé su veredicto. ¡Ea, ea, a la calle! ¡A desfilar!