Hablándole a Hamás

Huda Naim, democráticamente

electo dirigente,

no sé cómo les va a ti

y a tus hijos

pero cada día pienso en ti.

¿Sabías que antes de salir de los Estados Unidos

los voceros de nuestro gobierno

nos advirtieron: no deben hablar con nadie

de Hamás

como si fuéramos niños pequeños

a quienes debe alertarse

de no hablar con extraños?

Sin embargo,

en el momento en que oímos:

alguien de Hamás está aquí

para hablar con nosotros

cada una de las mujeres

se apresuró a ver quién era.

Tuve que reírme, éramos tan típicas

en ese sentido. Una de las razones por las que he disfrutado

tanto

de ser quien soy. Curiosa. Una mujer. Olvidadiza de consejos.

E imagina nuestra sorpresa,

nuestro placer,

cuando el temible “terrorista” contra el que nos

habían alertado —que imaginábamos en uniforme de batalla

y cargando al hombro un largo y negro

lanzacohetes—

resultó que eras tú:

digno, sonriente, tus ojos mirando

directamente a los nuestros.

¿Y de qué hablamos? Principalmente

de nuestros hijos. Tus cinco. Nuestros dos o tres

o uno. De cómo queríamos, todos, un mundo cuerdo

para ellos.

Ay, Huda Naim, cuánto espero que un día

conozcas

a nuestra hermana israelí, Nurit, y a nuestro hermano

Miko. Sé que te agradarán como a mí.

Y los jóvenes que rechazan unirse

al ejército de ocupación

y que en vez van

a la cárcel

y los viejos, como Uri, que de algún modo

resisten.

Hay tanta gente noble

en tu tierra torturada.

Y me pregunto si conoces

a Natalya,

la poeta que estuvo con nosotros

después

en Ramallah.

Nuestra Natalia que le escribe poemas al mundo y me envía emails

mientras las bombas caen alrededor de su

refugio: “Alice, no puedo respirar. Nuestros corazones

se han detenido”.

Me siento y me estrujo las manos,

al fin bastante vieja y bastante triste

y bastante patética en mi impotencia

para hacer esto.

Huda Naim, ruego que tú y tus hijos

toda tu familia

todos tus mundos

estén a salvo.

¿Mas cómo puede ser

con las bombas israelíes

y ahora los rifles de asalto

y los tanques

arrasando

tus barrios?

Lloraría

pero las lágrimas parecen haberse agotado

por el terror y el amor

que siento por ti.

El mundo ha despertado al fin

a tu verdadero rostro, Huda Naim.

El mundo se ha

levantado. Aunque está tan

habituado a dormir.

El mundo entero está de pie, gritando su rudo despertar

por las calles.

Ese es el beneficio

que veo, hasta ahora,

de la mundialmente presenciada

gran venta de liquidación

del dolor de

tu pueblo.

Aun así, he visto al mundo despertar

antes. Cuando ha despertado antes

se ha movido.