Blues del despoblamiento

Te pone a pensar

en años ya pasados

cuando soñábamos

lo que no podíamos imaginar:

pero nunca, comilones inútiles, habríamos podido soñar o imaginar

esto. Quizá habríamos podido hacer un mejor trabajo

en imaginarlo

si fuéramos seres diferentes

y no tan indulgentes con la frialdad

que ha sido siempre nuestra acogida

en estas partes.

Lo que no podía imaginarse

es la forma en que se haría;

sabíamos que la avaricia y el egoísmo

unidos significarían que su eliminación de nosotros

se haría

a costa nuestra.

No obstante, el mal puede ser genial, hallará un camino; no somos totalmente tontos

como para dejarnos seducir por él.

Ford, Nixon, Carter,

Reagan, quizá todos

los otros

sabían que contábamos con que ellos

fueran humanos como nosotros. Aunque por qué 800.000 ruandeses

murieron mientras veíamos un escándalo sexual

presidencial televisado debió decirnos algo. Que los políticos

que nos sonreían y besaban a nuestros bebés

con ojos azules brillantes de triunfo

bien sabían que caíamos

en nuestras tumbas

pateados por ellos

mientras contaban

nuestros votos.