Hasta aquí hemos tratado el tema de este libro desde el punto de vista histórico y espiritual; se han descrito además algunos rituales sencillos. Pero es necesario tener presente que cada tradición, cada cultura mágica no se limita a la pura declamación de plegarias e invocaciones o a representaciones escénicas, como la que se describe para los rituales Vudú. La verdadera magia, precisamente porque está estrechamente unida a las religiones, precisa de un ceremonial adecuado e imprescindible.
Con la palabra ceremonial me refiero a todo un conjunto de actos bien precisos, llamados también rituales, que ayudan al mago a alcanzar el objetivo prefijado.
Antes de profundizar en el tema es mi deber precisar algo muy importante.
Como veremos, el ceremonial mágico tiene varias analogías con el religioso: se necesita por lo tanto un riguroso equilibrio y una cierta discreción para evitar incurrir en comportamientos blasfemos. Es mejor respetar siempre la forma, los contenidos, los tiempos necesarios para realizar los rituales de la forma correcta.
Disponiéndose a la celebración de un ritual mágico, ante todo debemos prepararnos de la forma más adecuada, recopilando los objetos necesarios. La siguiente lista es conforme a las indicaciones proporcionadas por el ya citado Aleister Crowley que, entre otras cosas, tuvo el mérito de haber amalgamado tradiciones seculares de origen muy diverso.
Presentamos a continuación las cosas que tendrá que preparar un mago que se prepare para el ritual.
• El templo: es el lugar escogido por el mago para realizar el ritual; representa el universo. Puede obtenerse de una habitación o incluso construirse al efecto; en cualquier caso, se deben respetar escrupulosamente algunas reglas:
— el lugar tiene que utilizarse sólo para ceremonias mágicas (tenemos que evitar, por ejemplo, el salón de casa);
— tiene que estar situado en un lugar tranquilo; lo ideal sería que estuviera insonorizado;
— el acceso al templo tiene que estar prohibido a los extraños: podrán entrar únicamente el mago, sus adeptos y ayudantes y, eventualmente, las personas autorizadas directamente por el mago; además, y esto es muy importante, no debe estar presente ningún animal;
— si hubiera ventanas, tienen que estar siempre bien cerradas y cubiertas con una tela gruesa que no permita a los extraños curiosear;
— la luz tiene que favorecer el recogimiento: pero no tiene que ser ni demasiado intensa ni demasiado suave; de todos modos, del techo del templo tendrá que colgar una lámpara que deberá tener un valor simbólico más que funcional, ya que representa la luz del alma pura.
• El círculo mágico: también se le suele llamar anillo de protección y consiste en un círculo dibujado sobre el pavimento del templo que delimita el área en cuyo interior el mago puede trabajar. Esta forma geométrica ha sido elegida desde los tiempos más antiguos porque representa por una parte el infinito y por otra el equilibrio: todos sus puntos se encuentran, de hecho, a la misma distancia del centro. El círculo mágico tiene el objetivo de proteger al mago de las influencias negativas. Por lo tanto, antes de empezar a trabajar, el mago tendrá mucho cuidado al dibujarlo y al escoger el área más indicada.
Cuando esté en su interior, el mago empezará por llamar a los espíritus divinos superiores, recitando plegarias o invocaciones, de la manera que le sea más natural y corriente.
«Dios Omnipotente, creador y conservador del género humano, distribuidor de todos los dones espirituales, eterno fundador de nuestra salvación, dignaos, Señor, a enviarnos del Cielo a Vuestro Espíritu Santo Consolador, y difundid sobre este círculo Vuestra Santa Bendición para que constituya una potente armadura contra todas las fuerzas desencadenadas del mundo inferior.
»Soy yo [diremos nuestro nombre], Vuestro servidor, que [haremos la señal de la cruz] lo bendigo y lo [repetiremos la señal de la cruz] santifico en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén [repetiremos tres veces la señal de la cruz].»
Para dibujar el círculo se puede utilizar un material cualquiera (yeso, metal, tejido, etc.); lo importante es tener la concentración correcta y el pensamiento dirigido hacia el bien.
Se realice como se realice el círculo, será necesario dejar una apertura que constituya la vía de acceso para el mago. En efecto, el círculo mágico tendrá, en un principio, la forma de una gran C; la circunferencia la completará luego el mago desde el interior.
Pero todo esto no es suficiente: de hecho es indispensable recubrir el círculo con un material natural cualquiera que no se haya utilizado nunca y que luego recogeremos y tiraremos junto a los residuos. Entre estos materiales naturales, el más indicado para este objetivo y el que se utiliza normalmente es la sal gruesa de cocina.
Recordemos que, una vez cerrado el círculo, no debemos salir hasta que se haya completado la práctica mágica, a menos que queramos arriesgarnos al fracaso. Así pues, será una responsabilidad nuestra llevar al interior del círculo, antes de cerrarlo, todo lo que pueda sernos de utilidad.
Otra regla importante: tenemos que pasar sólo a través del segmento que hemos dejado libre al trazar la C. Por ningún motivo podemos pasar por encima de la circunferencia. Así pues, en el momento de la salida tendremos que mover el segmento que cierra el círculo y pasar por allí. Desde el exterior podremos recoger la sal y los restantes instrumentos.
Abro aquí un inciso acerca del círculo mágico que no se refiere propiamente a la magia ritual, pero que puede ser útil para muchos lectores.
Si alguna vez tenemos que frecuentar ambientes o personas de las que podríamos recibir influencias negativas, podremos protegernos construyendo mentalmente nuestro círculo mágico.
Tenemos que hacer lo siguiente: intentaremos visualizar un puñado de sal gruesa que apretaremos en nuestra mano derecha. Imaginaremos que la dejamos caer dibujando con ella un círculo, en un sentido contrario al de las agujas del reloj, frente a nosotros. El círculo tiene que ser lo suficientemente grande como para que podamos estar dentro de él. Al dibujarlo, debemos tener cuidado para dejar libre un trozo de la circunferencia para consentir el acceso. Una vez dentro, cerraremos el círculo con la última sal que nos quede. De esta forma, habremos construido una barrera mental muy potente, que no permitirá que ninguna fuerza negativa nos contamine.[7]
• El altar: tiene que situarse en el interior del templo, exactamente en el centro del círculo mágico. Puede estar constituido por una mesa de madera, de piedra o de cualquier otro material natural. Constituye la base operativa indispensable sobre la que el mago podrá proceder. Desde el punto de vista simbólico, representa la base sólida de la obra mágica, la voluntad del mago y la ley. Sobre ella tenemos que situar los siguientes objetos:
— la varita;
— la copa;
— la espada;
— el talismán;
— la botella de aceite;
— la sal;
— el látigo;
— el puñal;
— la cadena;
— el libro de los encantamientos;
— la campana;
— el candelero;
— el incensario.
Todos estos materiales tienen que ser absolutamente nuevos, adquiridos precisamente para esa ceremonia y bendecidos por nosotros con la ayuda de plegarias especiales. El látigo, el puñal y la cadena deben situarse alrededor de la botella de aceite. Esta disposición tiene un significado simbólico preciso: el látigo debe mantener viva la aspiración (simbolizada por la botella de aceite), el puñal expresa la decisión de sacrificar todo para realizarla y la cadena tiene que impedir la distracción.
Una vez terminado el rito mágico, tenemos que envolver cada objeto en un pedazo de seda o de paño negro y colocarlo de nuevo en un armario especial para ello.
Estos son los requisitos y su significado simbólico:
— la varita tiene que estar construida con un material natural como la madera o el metal; simboliza la voluntad, la sabiduría y la palabra del mago (en otras palabras, sus «fuerzas superiores»); esta es la plegaria que debemos recitar para la bendición de la varita: «Os suplicamos, oh Señor Dios Omnipotente, creador del Cielo y de la Tierra, que me concedáis [decir el propio nombre y hacer la señal de la cruz] Vuestra bendición y Vuestra ayuda. Os ruego además, oh Mi Dios, que reforcéis mi voluntad por el bien a través de esta varita, para que yo pueda obrar con sabiduría y según Vuestro divino querer [hacer tres veces la señal de cruz] por Cristo Vuestro Hijo y nuestro Salvador. Amén»;
— la copa, que llenaremos de agua (elemento indispensable para cada rito, como veremos más adelante), simboliza la comprensión; puede ser de vidrio, de cristal o de metal; pero es mejor que sea sencilla y exenta de toda ornamentación; esta es la plegaria para la bendición del agua: «Yo [diremos nuestro propio nombre] con la ayuda de Dios Omnipotente te bendigo, criatura del agua, en nombre del Dios Único, del Dios de todas las criaturas, que desde el principio te ha separado de lo seco y se ha complacido en dividirte en cuatro ríos. Que allí donde se te lleve o se te rocíe, desaparezca y se divida el enemigo con toda su podredumbre, por la potencia de Nuestro Señor Jesucristo, que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos y con el fuego purificará el mundo. Ahora te conjuro, criatura del agua, por el Dios Santo que te ha ordenado salir del Paraíso dividida en cuatro ríos [rociaremos, en este momento, con agua bendita los cuatro puntos cardinales] y es así como Él te ha encomendado prodigarte sobre la Tierra entera. Yo te conjuro por el que en Canaán, en Galilea, en virtud de su potencia, te ha cambiado en vino. Es Él quien con sus Pies Sagrados ha caminado por encima de ti. Yo te conjuro por Aquel que con la mano del profeta Eliseo, sirviéndose de ti, ha curado de la lepra a Naamán el sirio [sumergiremos ahora la mano en el agua].
Operación alquímica llamada separación; la simbología está relacionada con el agua
»Agua santa, agua bendecida, agua que lava cualquier suciedad y que purifica cualquier pecado. Yo te conjuro, por el Dios Viviente, de mostrarte pura, de no contener en ti ningún residuo de ilusión diabólica. Sé en cambio exorcizada para hacer desaparecer al enemigo y golpearlo violentamente con todos los golpes posibles. Que allí donde seas rociada, representes para una casa, para una persona, para un objeto defensa y curación eficaz. Que el demonio huya bien lejos y que el espíritu inmundo del mal abandone para siempre tu presencia. Por el nombre de Nuestro Señor Jesucristo que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo. Oh Dios Omnipotente, enviad sobre este agua la virtud de Vuestro Espíritu Santo, para que sea santificada en Vuestro honor. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén [haremos tres veces la señal de la cruz]»;
— la espada representa en cambio la razón analítica y las fuerzas humanas; no es absolutamente necesario utilizar una verdadera espada, sino que es más adecuado, por el contrario, que el mago la construya por sí solo utilizando siempre materiales naturales; la fabricación ya es de por sí un ritual importante, que sirve para aumentar la voluntad y la fuerza del iniciado. Esta es la plegaria para la purificación de la espada: «Dios Omnipotente, en cuya mano se encuentran todos los éxitos, Vos que habéis dado a David una fuerza prodigiosa para vencer al rebelde Goliat, yo Os pido que Vuestra divina misericordia [haremos la señal de la cruz] bendiga esta espada y conceda a Vuestro servidor [diremos el propio nombre] que sepa utilizarla de forma victoriosa contra los ataques de los enemigos visibles e invisibles. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén [haremos tres veces la señal de la cruz]»;
— el talismán deber ser siempre el que el mago tiene para su uso personal, que está para simbolizar su propia persona (como presencia física y corporal), sus uniones con la realidad y sus energías terrestres; una vez realizado (véase el capítulo «El simbolismo como forma de expresión», pág. 83), el talismán tiene que coserse sobre las vestimentas del mago y colocarse sobre el altar;
— la botella de aceite representa la aspiración del mago, es el símbolo de todo lo que hay de más elevado en él; cualquier aceitera normal de vidrio irá bien; el aceite se consagra utilizando, por ejemplo, esta plegaria: «Dios, que no seréis nunca visto y que no tendréis nunca final, yo imploro a Vuestra infinita bondad por el nombre Santo y temible de Vuestro Hijo para que, en esta criatura del aceite, infundáis Vuestras bendiciones [haremos la señal de la cruz] y los efectos de Vuestra potencia, de modo que desaparezca por ello cualquier enfermedad del cuerpo y del alma y se aleje cualquier desaliento. Actuad de manera que me sea concedido [diremos el propio nombre], por gracia de vuestra divina misericordia, el bien de llevar a través de este aceite la serenidad, la paz y la bendición a todas las criaturas que me pedirán ayuda. Esto es lo que humildemente os pido, oh Potentísimo, Santísimo y Único Dios, también por la intercesión de vuestro único Hijo Jesús, muerto y resucitado para salvar a la humanidad. Amén [haremos tres veces la señal de la cruz]»;
— la sal es el elemento natural indispensable que sirve para alejar todas las fuerzas negativas y para proteger de cualquier mal; además de sobre el altar, como ya hemos dicho, tiene que colocarse también sobre la circunferencia del círculo mágico. Esta es la plegaria para la consagración de la sal: «Yo [diremos el propio nombre] te bendigo, criatura de la sal, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo [haremos tres veces la señal de la cruz], que te ha creado a propósito para la protección del género humano y ha ordenado a sus siervos que te conserven para venir a ayudar a sus criaturas atacadas por el enemigo o en el cuerpo o, peor todavía, en el alma. Por esta razón, Os suplico, Señor mi Dios, que hagáis de esta sal un sacramento saludable: que sea como una medicina perfecta, que consuma y deseque hasta que no quede ya nada de impuro o de envenenado. Que con la invocación de Vuestro Sagrado Nombre todo sea puro y bendecido. Para Aquel que tiene que venir a juzgar a los vivos y a los muertos y a purificar el mundo con el fuego. Amén [haremos la señal de la cruz]»;
Operación alquímica llamada calcinación. La hoguera es símbolo del fuego y, por lo tanto, de la purificación
— el látigo está constituido por una pequeña fusta con varias cuerdas y simboliza la energía de las cosas, la que los alquimistas llaman azufre; su utilización zarandea las naturalezas perezosas y corrige las voluntades rebeldes;
— el puñal representa la capacidad de transformación, la fluidez, la movilidad de las cosas; es lo que los alquimistas llaman mercurio; como en el caso de la espada, es una perfecta imagen simbólica;
— la cadena representa la fijación de las cosas, lo que los alquimistas llaman sal; sirve para unir de forma simbólica los pensamientos. El látigo, el puñal y la cadena pueden consagrarse juntos con una plegaria similar a esta: «Oh Señor, Dios Omnipotente, fuente de toda bondad y de toda sabiduría, vos que condenasteis a los demonios rebeldes a vivir por la eternidad lejos de vuestro reino bendito, dirigid vuestra mirada benévola hacia mí, humilde servidor vuestro [pronunciaremos nuestro propio nombre], y concededme el honor y la gracia de bendecir estos objetos para que pueda utilizarlos en vuestro Sagrado Nombre en favor de todas las criaturas que se dirijan a mí atacadas por el enemigo que influye sobre ellas para desviarlas del camino de la esperanza y de la luz. Que este puñal pueda golpear en el corazón al Maligno; que este látigo consiga alejar para siempre acciones o pensamientos peligrosos para las criaturas que se dirigen a vos con fe, oh Señor Dios Omnipotente; finalmente, que esta cadena pueda encerrar para siempre a las fuerzas del mal para que todos puedan un día resplandecer de Vuestra Gracia Divina. En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén [haremos tres veces la señal de la cruz]»;
— el libro de los encantamientos, instrumento muy valioso para todos los profesionales de la magia, no es más que un diario en el que el mago tiene que anotar ritos, exorcismos, fórmulas, plegarias e invocaciones para utilizarlas en sus operaciones; obviamente tendrá que ser muy reservado (la tradición dice que debe colocarse en un lugar secreto y que no debe sobrevivir al mago) y personalizado con la impresión del propio pentáculo; una vez acabado, tiene que purificarse de esta forma: antes de escribir nada, tenemos que envolverlo con un paño negro y exponerlo durante tres noches consecutivas a la luz de la Luna creciente, a ser posible cuando transite en uno de los signos zodiacales relacionados con el nuestro (es decir, haciendo referencia al mismo elemento): pertenecen al elemento Fuego los signos Aries, Leo y Sagitario; al elemento Aire los signos Géminis, Libra y Acuario; pertenecen al elemento Tierra los signos Tauro, Virgo y Capricornio y al elemento Agua los signos Cáncer, Escorpión y Piscis;
— la campana puede ser sustituida por una sencilla campanilla; su significado simbólico ha sido explicado de forma magistral por Crowley: «Al sonar esta campana, el universo se detiene por un momento y obedece a la voluntad del mago». Esta es la plegaria para consagrar la campana: «Dios, a cuya luz están santificadas todas nuestras acciones y nuestros mínimos pensamientos, os suplico que permitáis expandir vuestra divina bendición sobre esta campana [haremos la señal de la cruz] y hagáis que yo [pronunciaremos nuestro nombre], la utilice siempre con reconocimiento, conforme a vuestra voluntad y a vuestra ley. Haced que obtenga de Vos, junto a la salvación del alma, todo lo que las necesidades de la vida me harán pedir con devoción y con fe. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén [haremos la señal de la cruz]»;
— el candelero debe contener las velas más adecuadas al rito que se pretende celebrar (véase el apartado «Accesorios indispensables: elección y simbología», en la pág. 132). El fuego se bendice de la siguiente forma: «Señor Dios Omnipotente, rodeado de armadas de Ángeles, que adoran temblorosos y obedecen espiritualmente con el ardor del fuego, dignaos guardar [haremos la señal de la cruz], bendecir y santificar esta criatura del fuego para que pueda devorar todas las señales maléficas. Haced que toda languidez, todo sufrimiento y todo engaño del enemigo desaparezcan y se alejen de vuestra criatura. Protegedla de manera que no reciba el mordisco de la antigua serpiente, esa criatura redimida con vuestra preciosa sangre; oh Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén [haremos la señal de la cruz]»;
— el incensario, que se encuentra fácilmente en los negocios especializados sirve, naturalmente, para quemar incienso; el incienso tiene como objetivo purificar, ayudar a la concentración y atraer los influjos astrales benéficos, rechazando los negativos; el perfume se escogerá caso por caso según el rito que se quiera realizar (véase el apartado «Accesorios indispensables: elección y simbología» [en esta página]). El incienso se consagra con esta plegaria: «Por la intercesión del Beato Arcángel Miguel, el cual se sitúa de pie a la derecha del altar de los perfumes, por la intercesión de todos los Elegidos, dignaos Señor [haremos la señal de la cruz] a bendecir estos olores y disfrutadlo como perfumes de dulce suavidad. Que para vuestros servidores, redimidos por vuestra preciosa sangre, este incienso sea una defensa perpetua contra todos los espíritus malignos, contra todos los encantos, las tentaciones y otras obras del demonio; que siempre pueda alejarlos todos. Que en cualquier lugar donde se difunda el olor de este incienso desaparezcan inmediatamente los maleficios y las molestias del Enemigo huyan aterrorizadas ante la potencia de vuestra fuerza y de este [haremos la señal de la cruz] signo de la santa cruz. Vos que vivís y reináis sobre todo el universo, amén».
• La indumentaria tradicional: consta de las vestiduras que representan lo que esconde el mago y lo protege: el silencio y el secreto en el que trabaja. Se trata de una especie de túnica, larga hasta los pies y más bien ancha que debe colocarse sobre la ropa interior blanca. Puede ser de varios colores y en algunos casos puede estar adornada con bordados simbólicos, según la obra que se realice.
• La corona simbólica: tiene que colocársela el mago y representa el cumplimiento de la obra mágica; el material para su realización puede escogerlo el mago a su gusto.
Toda operación mágica precisa de un modus operandi particular que debe ayudar a la concentración y la meditación, requisitos indispensables para poder reforzar la propia voluntad y, por lo tanto, actuar. Los accesorios tienen un papel primario en cada procedimiento, cuya elección tiene que realizarse con mucha atención.
Las velas
Como ya anunciaba en el apartado «Lugar, objetos e indumentaria» (pág. 121), entre los elementos indispensables para la correcta ejecución de un rito, las velas ocupan un merecido lugar de honor.
El hecho de encender un cirio constituye ya de por sí un pequeño rito que tiene dos objetivos específicos: por una parte permite respetar la ceremonia de forma correcta, es decir que hace acudir a la entidad invocada (el mago se pone al servicio de la divinidad a la que obsequia), por la otra favorece el contacto con uno de los cuatro elementos naturales: el fuego, que en todas las culturas se ha considerado siempre como algo sagrado e indispensable tanto para la vida física como para la espiritual.
Pensemos, por ejemplo, en lo precaria que podía ser la vida de los hombres de las cavernas antes de que descubrieran por casualidad al golpear dos piedras la chispa de la que luego nació el fuego. Sólo desde ese momento les fue posible cocer las carnes de los animales para alimentarse, iluminar la oscuridad de la noche para prolongar la propia actividad, resguardarse del frío y mantener alejados a los animales feroces.
Pero además de tener una importancia práctica, el fuego tiene también un valor simbólico: representa de hecho la propia vida, el amor humano.
No es por casualidad que el lenguaje común esté repleto de frases como estas: «estoy que ardo», «me encuentro entre dos fuegos», «está que hecha fuego por los ojos», etc.
Incluso el amor divino y la sabiduría están simbolizados por el fuego. Pensemos, por ejemplo, en el episodio evangélico que describe el Pentecostés: el momento en el que sus discípulos, reunidos después de la muerte de Cristo, vieron cómo descendía el Espíritu Santo en forma de llama.
«Cuando llegó el día de Pentecostés, los creyentes estaban reunidos todos juntos en el mismo lugar.
»De improviso se oyó un rumor en el cielo, como cuando el viento es fuerte, que llenó la casa donde se encontraban.
»Entonces vieron algo similar a lenguas de fuego que se separaban y se colocaban encima de cada uno de ellos.
»Todos se llenaron del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu Santo les concedía expresarse.»
Tal como tiene que ser para todo el material mágico, también las velas tienen que comprarse y utilizarse sólo para la ceremonia que se desea celebrar. Por lo tanto, no debemos recurrir a cirios ya utilizados en otras ocasiones.
Las velas tienen que guardarse, hasta el momento oportuno, junto con el resto de material mágico, en nuestro templo o, por lo menos, en un lugar inaccesible a los profanos. Incluso podemos adquirir una cierta cantidad, de varios colores, y envolver cada vela, como ya hemos dicho, en un pedazo de seda o paño negro.
Durante el rito las velas tienen que colocarse sobre un soporte; lo mejor es utilizar candelabros cómodos y fuertes pero, si no se dispone de ellos, también pueden ir bien unos platillos de cerámica que se utilizarán, evidentemente, sólo para esto.
Si utilizamos estos platos, tendremos que hacer que la vela se pegue en el plato con una gota de cera. En cualquier caso, recomiendo disponer los candelabros o el platillo lejos de las cosas inflamables. No se trata de un consejo superfluo, pues no sería la primera vez que alguien se hubiera llevado una desagradable sorpresa al darle un golpe involuntario a uno de los platillos.
El peso y el tamaño de las velas no tienen una gran importancia. Deben ser de cera virgen y sin ingredientes artificiales.
Es de máxima importancia respetar la exacta correspondencia cromática entre las velas y los signos zodiacales. De hecho, no debemos olvidar que la astrología está estrechamente unida con la magia, por lo que sólo quemando las velas del color dedicado a nuestro signo zodiacal podremos entrar directamente en sintonía con las energías que se desprenden del sector celeste en cuestión.
La tabla de la página siguiente resume precisamente las correspondencias astrológicas.
Será oportuno encender también una vela dedicada al planeta que gobierna el día de la semana en el que nos disponemos a operar, según la tabla de la página siguiente.
COLORES Y SIGNOS ZODIACALES |
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rojo fuerte |
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verde |
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amarillo |
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marfil |
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anaranjado |
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marrón |
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rosa |
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ocre |
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púrpura |
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gris |
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azul marino |
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azul |
VELAS Y PLANETAS |
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Día |
Planeta |
Color |
domingo |
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oro |
lunes |
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plata |
martes |
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rojo |
miércoles |
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amarillo |
jueves |
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púrpura |
viernes |
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verde |
sábado |
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gris |
Junto con el color de las velas encontramos también un complejo simbolismo mágico, que hace que cada una de ellas sea adecuada para un particular tipo de ceremonia. A continuación encontraremos las correspondencias entre colores y simbolismo mágico:
— blanco: se utiliza para purificar personas y ambientes; se aconseja encenderla sea cual sea la ceremonia sobre la que estamos trabajando porque protege de aquellas influencias negativas que podrían molestarnos; será, además, útil para favorecer viajes y nuevas iniciativas;
— marfil: es adecuado para los rituales dedicados a mejorar la salud: facilita el pronto restablecimiento después de una intervención quirúrgica y favorece y acelera la convalecencia;
— rosa: ayuda a restablecer la armonía y la ternura entre las personas; se puede utilizar por lo tanto en casos de reconciliaciones y reencuentros (tanto de amor como familiares); también va muy bien para apaciguar un ambiente en el que hay demasiada tensión o poca comunicación;
— anaranjado: es la tonalidad ideal para transmitir optimismo y alegría y para revigorizar cuerpo y espíritu; se presta de forma particular a la asociación con otros colores: unido al marfil, por ejemplo, refuerza el poder de este color y regala energía física y ganas de vivir, acelerando al máximo la recuperación, incluso psicológica, después de una enfermedad; junto al rosa y al azul celeste ayuda a mejorar un ambiente triste y sombrío, aportando alegría y serenidad;
— rojo fuerte: es el color que simboliza la vida y la vitalidad, de la fuerza, del coraje, de la energía, de la voluntad, del heroísmo e incluso de la energía sexual; se puede utilizar en algunas ceremonias particulares que tienen como objeto favorecer o incrementar las pasiones de amor u odio, según los emparejamientos realizados, de los espíritus evocados, etc.; puesto que se trata de un color con vibraciones muy fuertes, es aconsejable utilizar este color con mucha prudencia y sólo después de haber adquirido un cierto dominio de nuestras facultades y una cierta experiencia;
— negro: se trata de otro de los colores de «alta tensión» que normalmente se utilizan en rituales particulares para expulsar maleficios, mal de ojo o influencias negativas genéricas; se emplea también para ceremonias de magia negra, por lo que debe ser manejado con cierta prudencia;
— azul celeste: facilita la meditación y la concentración, por lo que puede ayudar en los estudios; se utiliza a menudo también para propiciar acontecimientos familiares felices, como un nacimiento, un noviazgo, una licenciatura, un matrimonio, etc.;
— verde: es el color dedicado a Venus, la diosa del amor, de la salud y del dinero, por lo que puede sustituir al rojo, mucho más peligroso, en las ceremonias propiciatorias de amor; está indicado incluso para favorecer las ganancias y las mejoras económicas y para proteger contra las enfermedades en general;
— amarillo-marrón: estos dos colores se utilizan normalmente cuando, por medio de un ritual, se desea ayudar a alguien a ampliar el propio círculo de amistades o de conocidos; las vibraciones de estos colores favorecen y aumentan la lucidez mental y la capacidad de comunicación, favoreciendo el estudio;
— púrpura: se utiliza en las ceremonias realizadas para aumentar la popularidad y el poder con consecuencias positivas para la colectividad; por otra parte, ayuda a ampliar los propios horizontes mentales, permitiendo de esta forma elevar la propia espiritualidad;
— violeta-índigo: estos dos colores ayudan a encontrar el justo equilibrio mental, a calmar los nervios y a crear serenidad y equilibrio interior; son muy eficaces para ayudar a personas que están viviendo situaciones de gran tensión o estrés;
— oro: se utiliza en las ceremonias que tienen como objetivo la consecución de importantes proyectos de negocios y económicos o para conquistar honor y poder; potencia además la personalidad, ayudando a adquirir mayor conocimiento del propio valor: en efecto, representa sobre todo la transformación necesaria de sí mismo para realizar la iniciación a la magia (no debemos olvidar la tradición de la piedra filosofal, según la cual la transformación en oro simboliza la elevación del espíritu).
Entremos finalmente en el punto importante de la ceremonia que se refiere al encendido y la utilización de las velas:
— el encendido se debe realizar con recogimiento y respeto; debemos utilizar sólo cerillas de madera; podemos encender cada vela con una cerilla distinta o utilizando una cerilla sólo para la primera vela, cuya llama encenderá a las demás;
— si es posible, al final de la ceremonia, tenemos que esperar a que las velas se consuman por completo;
— tenemos que apagar las velas humedeciendo el índice y el pulgar y apretando delicadamente la mecha;
— podemos reutilizar las mismas velas, pero debemos envolverlas mientras tanto en un paño negro.
El incienso
El incienso favorece la concentración, la purificación mental y el ambiente de trabajo. Antes de encender las velas, es oportuno purificar el ambiente. Debemos utilizar un incensario de latón o metal.
También necesitamos discos de carbón que colocaremos en el brasero. A continuación dejaremos caer algún grano de incienso. El mejor tipo es el que se utiliza en las iglesias.
Los tan difundidos bastones de incienso son más fáciles de utilizar aunque, sin embargo, son mucho menos efectivos.
En cualquier caso, recuerdo que el incienso que se utilice durante las ceremonias mágicas tiene que consagrarse como prevención (véase el apartado «Lugar, objetos e indumentaria», pág. 121).
Las plantas
La magia más clásica atribuye a las hierbas poderes particulares, entre los que tiene una preponderancia especial el de ayudar al hombre a afrontar y superar los problemas de la vida.
PROPIEDADES DE ALGUNAS PLANTAS |
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ABEDUL |
aleja la tristeza y la depresión |
ABETO |
favorece la fecundidad |
AJO |
atrae la fortuna |
ALBAHACA |
protege de las fuerzas negativas |
ALMENDRO |
favorece las uniones sentimentales |
BREZO |
favorece el amor |
ESPLIEGO |
calma los nervios |
FRESNO |
protege en los viajes largos |
HIEDRA |
protege de las enfermedades |
LAUREL |
favorece el amor y garantiza protección |
LÚPULO |
favorece la felicidad |
MIRTO |
favorece la reconciliación |
NARCISO |
favorece la amistad |
NOGAL |
favorece fortuna y prosperidad |
ROMERO |
favorece el amor y aumenta la pasión |
RUDA |
protege de envidias e influjos negativos |
SAÚCO |
favorece la curación y la salud |
VALERIANA |
atrae amor y serenidad |
La utilización de las hierbas con finalidad médica, de todas formas, tiene una tradición muy antigua que ha llegado hasta nuestros días: los primeros cirujanos, de hecho, curaban todas las enfermedades con las plantas adecuadas, basándose en los mismos principios de la fitoterapia moderna.
Pero vayamos a la utilización mágica de las hierbas: la tabla proporciona una lista de las plantas más famosas y de los poderes que la tradición les ha atribuido.
Podemos llevar estas hierbas con nosotros o tenerlas en casa. Para conservarlas lo mejor es guardarlas en pequeños saquitos de seda o de terciopelo de nuestro color zodiacal (véase la tabla «Colores y signos zodiacales», en la pág. 135) o enmarcarlas para colgarlas en nuestra casa o en la oficina. También podemos desecarlas y guardarlas en un camafeo de cristal de roca que podemos encontrar en cualquier establecimiento especializado en esoterismo.
UNA PLANTA MUY ESPECIAL: LA MANDRÁGORA
En el reino vegetal, la mandrágora (Mandragora officinarum), se merece seguramente un lugar a parte se trata de la más conocida de entre todas las plantas mágicas. Tiene una raíz de forma similar a la humana y, según una leyenda, cuando se extirpa emite un sonido parecido a un lamento, rasgos, sin duda alguna, de marcado carácter mágico.
Los romanos creían que estaba habitada por un demonio que mataba a todos aquellos que se atrevían a recogerla. Aconsejaban, por ello, utilizar un particular pero cruel método que consistía en dibujar tres círculos sobre el terreno alrededor de la planta, utilizando una rama de sauce y atar la planta al cuello de un perro con un robusto hilo negro, de manera que el maleficio caía sobre el inocente animal que, al intentar librarse de su molesta atadura, arrancaba de un golpe la planta y moría en el acto.
Entre las propiedades que tradicionalmente se atribuían a la planta, además de la de favorecer el sueño profundo, sobresalen las relacionadas con la esfera amorosa: la mandrágora puede, en efecto, utilizarse como afrodisíaco o como amuleto propiciatorio para los encuentros amorosos. También tiene la virtud de combatir la esterilidad.
Sobre este tema, es muy conocida la comedia de Nicolás Maquiavelo, La Mandrágora, que narra la historia del ingenuo Mícer Nicia y de sus desaventuras amorosas. Mícer Nicia estaba casado con una mujer muy bella y mucho más joven que él que creía que era estéril. Para curarla se dejó convencer por Calímaco, un joven inteligente y astuto, secretamente enamorado de la mujer y correspondido por ella, para que le suministrara a la mujer una poción a base de raíces de mandrágora. Pero Calímaco con gran astucia consiguió hacerle creer que el primer hombre que mantuviera relaciones sexuales con ella, después de haber tomado la «poción mágica», moriría irremediablemente, precisamente a causa de la maldición unida a la mandrágora.
Con esta estratagema, el joven enamorado consiguió realizar su deseo de unirse a la mujer de sus sueños, riéndose de su marido.
Las leyendas aparecidas acerca de esta raíz ponen en evidencia tanto las características positivas (por ejemplo, las ya citadas capacidades de conciliar el sueño o de estimular la sexualidad) como los aspectos extremadamente negativos.
Sin embargo, existían opiniones muy dispares acerca de las propiedades de la mandrágora. Por un lado había quien creía que esta planta nacía del esperma que el ahorcado eyaculaba en el momento de la muerte. Mientras que otros, en cambio, volviendo a la tradición romana, aconsejaban acercarse a ella con cautela a causa del poder del demonio que, según ellos, vivía en la planta.
Cuando la Inquisición arrinconó las prácticas mágicas, esta raíz pasó a emplearse exclusivamente en magia negra. Las brujas la utilizaban para la preparación de ungüentos que les permitían participar en los aquelarres.
Esta utilización se debía en gran parte a uno de los efectos más característicos de la mandrágora, que contiene algunos principios químicos activos que inducen a un estado alterado de conciencia muy similar a los estados propios de la hipnosis. Sin embargo, en la actualidad se atribuye a la mandrágora un gran poder, sobre todo por lo que se refiere a la protección contra envidias y maleficios. En la práctica, por lo tanto, esta raíz se considera en la actualidad un potente amuleto, aunque es muy difícil de localizar y su coste es muy elevado. Por este motivo pueden encontrarse en los comercios especializados raíces de mandrágora sintética, muy similares en la forma a las verdaderas, pero que no tienen ningún poder real.
PLANTAS ALUCINÓGENAS
Las indicaciones que daremos a continuación son puramente informativas. El uso de sustancias psicoactivas entraña un grave riesgo tanto legal como médico, ya que su comercialización y consumo está perseguido por la ley a causa de los graves trastornos de la personalidad que pueden provocar.
Desde los tiempos más remotos, los magos y las brujas han utilizado plantas y drogas que, si se ingieren, se aspiran o se fuman, conducen a estados de trance. Las más utilizadas son las siguientes:
— la Amanita muscaria: se trata de un hongo muy venenoso que al parecer se utilizaba ya en el 4000 a. de C. como droga mágica por algunas poblaciones de Siberia y América Central;
— la belladona: es una planta medicinal que se utiliza todavía en la preparación de algunos fármacos; entre sus componentes se encuentra la atropina, que antiguamente era utilizada por las personas que querían que su mirada fuera más intensa y luminosa, mientras que en la actualidad la utilizan sobre todo los oculistas para dilatar las pupilas de los pacientes; parece ser que la belladona, en el pasado, la utilizaban las brujas: untada sobre el cuerpo, se entraba enseguida en un estado que provocaba efectos alucinógenos;
— el peyote: se trata de un cactus originario de las zonas desérticas de Méjico muy utilizado por los pueblos amerindios, que lo fumaban o lo comían sobre todo durante los grandes consejos de guerra o en celebraciones religiosas; esta planta produce alucinaciones de distinta naturaleza, que van desde las visiones místicas o monstruosas a la impresión de desdoblamiento de la propia persona.
Todavía en la actualidad, algunos círculos o sectas que dicen ocuparse de la magia y de «experiencias alternativas» utilizan este tipo de sustancias en sus reuniones. Por ello aconsejo mantener la máxima prudencia cuando se entra en contacto con grupos que no están reconocidos y certificados públicamente así como evitar siempre ingerir o fumar sustancias de las que no conocemos los componentes ni sus efectos.
Los perfumes
A cada signo zodiacal le corresponde una esencia perfumada. Perfumándonos con la más adecuada, desarrollaremos mejor las dotes conferidas por el planeta gobernador de nuestro signo. Crearemos de esta forma una perfecta armonía entre nosotros y las fuerzas cósmicas. Invito, de forma particular, a utilizar estas esencias cuando nos estemos preparando para construir nuestro pentáculo o para actuar en las ceremonias. También podemos utilizarlo como alternativa de nuestro perfume habitual.
La tabla de la página siguiente indica precisamente las correspondencias entre el signo zodiacal y las esencias perfumadas.
PERFUMES Y SIGNOS ZODIACALES |
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espliego, clavel |
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rosa, pino |
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orégano, mandarina |
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ylang-ylang, menta |
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coriandro, naranja |
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tabaco, jacinto |
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verbena, rosa |
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pachulí, brezo |
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musgo, violeta |
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vetiver, lila |
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muguete |
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incienso, jazmín |
Las piedras
Desde la Antigüedad los hombres han atribuido a las piedras un enorme significado mágico: las han considerado siempre como potentes amuletos muy adecuadas para adquirir honores, dinero y amor e instrumentos terapéuticos contra enfermedades de todo tipo.
Según la tradición, a cada piedra hay que asignarle un signo zodiacal. Por este motivo suele ser una costumbre bastante extendida entre muchas personas hacerse montar en un colgante o en un anillo la propia piedra zodiacal: de esta forma se crea, de hecho, una perfecta armonía con todas las energías cósmicas activas.
A los iniciados se les aconseja, de forma particular, colocarse la propia piedra zodiacal durante la celebración de las ceremonias. Las dimensiones no son en absoluto relevantes: las piedras pueden ser incluso de tamaño muy pequeño. Lo que en cambio tiene una gran importancia, según la tradición, es que se produzca el contacto con la piel sin que otras prendas u objetos se intercalen, impidiéndolo.
¿Pero de qué manera se manifiesta la correlación entre astrología, piedras y magia? Existen, sobre este tema, varias y diversas tradiciones, que han sido transmitidas de padres a hijos a lo largo de la historia de muchas poblaciones.
Al comparar estas tradiciones antiguas se han podido encontrar variaciones en el método de utilización de las piedras con fines mágicos, pero, en cambio, no existe un sistema universalmente reconocido que aclare la relación entre las piedras y los signos zodiacales.
El mejor juez, en este caso, es la propia experiencia personal: sólo a partir del conocimiento profundizado de los materiales y de la astrología al mismo tiempo, puede desarrollarse un criterio serio de asociación.
Por otra parte, el ejemplo de los magos más antiguos estimula para aplicar «en la obra» mucho de la propia forma de sentir y percibir. La tabla de la página anterior es fruto de mi experiencia personal y de los conocimientos que he desarrollado.
PIEDRAS Y SIGNOS ZODIACALES |
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Piedras |
Signos |
Propiedades |
ágata negra |
CAPRICORNIO |
aumenta el coraje |
ágata roja |
ARIES |
aporta paz y tranquilidad |
aguamarina |
PISCIS |
favorece la salud |
amatista |
PISCIS |
abre la mente y el espíritu |
carbunclo |
ARIES |
aporta energía y vitalidad |
coral rosa |
LIBRA |
protege de las enfermedades y propicia el amor |
cornalina |
TAURO |
favorece las amistades |
diamante |
LEO |
favorece la fidelidad y la sinceridad |
esmeralda |
TAURO |
favorece la salud |
granada |
GÉMINIS |
crea un halo de simpatía |
hematites |
CAPRICORNIO |
aumenta la vitalidad y la sensualidad |
jade |
VIRGO |
aporta energía tanto física como psíquica |
jaspe |
LEO |
aporta felicidad y atenúa el dolor |
lapislázuli |
SAGITARIO |
favorece el éxito |
malaquita |
ACUARIO |
consuela y aporta fortuna |
ónice |
CAPRICORNIO |
protege de la desgracia |
ópalo |
CÁNCER |
regala seguridad |
rubí |
ARIES |
aporta intuición, amor y éxito |
topacio |
ESCORPIO |
favorece el amor y la Amistad |
turquesa |
SAGITARIO |
aporta coraje y constancia |
zafiro |
VIRGO |
favorece la salud |
El templo mágico, con todos sus elementos, representa una realidad, un espacio completamente autónomo, totalmente separado de la dimensión cotidiana.
En este mundo mágico, que es totalmente nuestro, nos sumergimos para obrar; luego tendremos que aprender a salir de él con naturaleza para reprender nuestra vida habitual. Para facilitar la distinción entre las dos dimensiones (vida mágica y vida práctica) es aconsejable adoptar un nombre mágico que nos designe como magos. La elección de este nombre constituye el último estadio de nuestra iniciación. A través del nuevo nombre, de hecho, renacemos en otra dimensión.
También esta fase constituye una acción mágica muy importante, por lo que no podemos tomarlo en ningún momento a la ligera.
Recordemos que el nombre elegido nos distinguirá de los demás y nos acompañará durante toda la vida: una vez asumido, en efecto, no podrá ser cambiado. También por este motivo es necesaria una gran seriedad al realizar la elección.
La inspiración por esta elección puede nacer de la consulta de muchos textos: libros mitológicos e históricos, novelas fantásticas, antiguos poemas, etc. Podemos recurrir a las fuentes que sentimos más cercanas a nuestro profundo ser; lo importante es que el nombre posea una cierta musicalidad y esté en perfecta armonía con nuestra personalidad.
La elección no se debe hacer nunca con prisas, sino que debemos tomarnos siempre todo el tiempo que sea necesario para encontrar el nombre que sea más adecuado. Si no queremos recurrir a la consulta de textos, podemos seguir un método alternativo que permite escoger con serenidad: la meditación. Así es como debemos actuar:
— debemos destinar a la elección un día en que nos sintamos en perfecta forma física y psíquica y en el que no tengamos tareas importantes que realizar, de modo que no estemos distraídos por pensamientos molestos;
— tenemos que aislarnos y escoger la posición que mejor favorezca la relajación (véase el capítulo «Los estados alterados de la conciencia», pág. 69);
— cuando hayamos conseguido el vacío mental y hayamos visualizado la pizarra negra, nos imaginaremos que nuestra mano derecha (o izquierda, si somos zurdos) se mueve de forma autónoma;
— tenemos que visualizar muy poco a poco nuestros dedos, los músculos, los nervios, las venas, los tendones y los huesos que componen cada articulación. Tenemos que esforzarnos por imaginar que empieza a vivir una vida propia, sin estar unida a la actividad cerebral;
— tenemos que imaginarnos a continuación que cerca de nosotros tenemos tizas de colores: dejaremos que nuestra mano coja una del color que prefiramos, y que empiece a escribir sobre nuestra pizarra al dictado de nuestro subconsciente; al principio aparecerán sólo signos extraños y sin sentido; no debemos desmoralizarnos y reintentarlo al día siguiente hasta que por fin veamos aparecer claramente un nombre. Ese será nuestro nombre mágico.
Es esencial —y no me cansaré nunca de repetirlo— tomárselo con tranquilidad: tenemos que aprender a controlar nuestras emociones sin forzar nada. Precisamente por este motivo, es mejor no superar los veinte minutos cotidianos de meditación: exagerar sólo nos haría perder la concentración y nos confundiría las ideas.
Después de escoger el nombre mágico, tenemos que escribirlo sobre nuestro libro de encantamientos y sobre nuestras herramientas rituales, justo allí donde nos parezca más oportuno. Pero el nombre tiene que mantenerse en riguroso secreto: tendrá que escribirse siempre en un código cifrado, inventado o basado en uno de los alfabetos secretos de la tradición esotérica. Las tablas de la página 148 se refieren precisamente a dos de estos alfabetos esotéricos: se trata del alfabeto de las brujas y el alfabeto escita.
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Alfabeto de las brujas |
Escita |
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Alfabeto de las brujas |
Escita |
A |
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O |
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B |
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P |
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C |
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Q |
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D |
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R |
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E |
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S |
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F |
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T |
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G |
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U |
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H |
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V |
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I |
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W |
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K |
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X |
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L |
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Y |
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M |
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Z |
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N |
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