padrejón
1. m. Histerismo en el hombre.
Zarzamora que curas cuartanas,
padrejón, patatús y trancazo,
y revuelta con flores de luna,
mal de ojo, tiricia y embargo.
¡Ay, zarzamora;
bien podías jacer un milagro!
LUIS CHAMIZO, Extremadura
pandiculación
(Del lat. pandiculāri, desperezarse).
1. f. Acción y efecto de estirarse o desperezarse.
Estaban tendidos los tres cara al cielo y tenían cerrados los ojos. Cuando despertaban, el poeta contemplaba la lejanía, el novelista se frotaba los ojos; y el comediógrafo se entregaba a una pandiculación extraordinaria.
AZORÍN, La isla sin aurora
paráclito
(Del lat. paraclĭtus, forma más reciente de paraclētus).
1. m. Espíritu Santo, enviado para consolador de los fieles.
En fin, que tras del obligado tiroteo de explicaciones, y protestas, y salvedades entre el orador y el presidente; dos intentonas malogradas de don Roque de arenga fogosa a sus partidarios para que, «como un solo hombre», empujaran avante en la Sociedad los grandiosos y salvadores proyectos de aquel perínclito ciudadano (paráclito dijo él), que de su cuenta quedaba después sacarlos triunfantes arriba con la fuerza de sus influjos, bien conocidos de todos; una ligera escaramuza, nacida de estos malogros, entre Butibambas y Muzibarrenas, por asomos de los nunca fenecidos resabios de prepotencia tradicional entre las dos dinastías, y vuelto a lanzar el quos ego por el presidente para calmar el agitado oleaje de aquel mar insulso, desenfundó el hombre de los tres proyectos los papelotes del primero, y comenzó a dar cuenta de él.
JOSÉ MARÍA DE PEREDA, Nubes de estío
parlaembalde
1. com. coloq. Persona que habla mucho y sin sustancia.
En cada comarca, una facción de vividores detenta los engranajes del mecanismo oficial, excluyendo de su seno a cuantos desdeñan tener complicidad en sus empresas. Aquí son castas advenedizas, allí sindicatos industriales, acullá facciones de parlaembalde.
JOSÉ INGENIEROS, El hombre mediocre
parusía
(Del gr. παρουσία, presencia, llegada).
1. f. Advenimiento glorioso de Jesucristo al fin de los tiempos.
La otra tendencia, esperando el momento de la parusía, menosprecia el mundo y por consiguiente la cultura y la civilización.
ENRIQUE TIERNO GALVÁN, Humanismo y sociedad
pasible
(Del lat. passibĭlis).
1. adj. Que puede o es capaz de padecer.
Señor, maravillosas acciones son estas, dignas solo del que era Hijo de Dios, y Dios verdadero; mas se obraron todas siendo hombre pasible, y que padecía como tal lo que vino a padecer por su amor y por nuestro remedio.
FRANCISCO DE QUEVEDO, Política de Dios, gobierno de Cristo
pastrija
(Del lat. *pastorilĭa).
1. f. Patraña, embuste.
Dissoli el iudio: si tal cosa mostrares,
Io te daré empresto quanto tu demandares;
mas por otras pastrijas lo que de mi levares
non pagaras con ello cazurros nin ioglares.
GONZALO DE BERCEO, Milagros de Nuestra Señora
patarata
(De or. inc.).
1. f. Cosa ridícula y despreciable.
2. f. Expresión, demostración afectada y ridícula de un sentimiento o cuidado, o exceso en cortesías y cumplimientos.
Que uno diga que las cosas
van bien y otros rematadas;
que se escriban con minúscula,
que se tiren de las barbas;
yo, adelante, a divertirme
y los demás patarata.
TOMÁS DE IRIARTE, La señorita mal criada
pechelingue
1. m. p. us. Pirata de mar.
Cada tienda es la Bermuda;
cada mercader inglés
pechelingue u holandés,
que a todo bajel desnuda.
TIRSO DE MOLINA, La celosa de sí misma
pedigüeñería*
1. f. Cualidad de pedigüeño.
En ambos un holgorio forzado, de disfraz, pirueta y tunantería: o sea pedigüeñería.
MIGUEL DE UNAMUNO, Paisajes del alma
* Esta es la única palabra que concentra todos los signos gráficos del castellano: diéresis, virgulilla y tilde.
pelafustán, na
1. m. y f. coloq. pelagatos.
Ella lo ve paupérrimo, lo ve pelafustán, lo ve codirroto, y en vez de pensar: no me conviene, ha dicho: el pobre Pasquín.
PEDRO MUÑOZ SECA, La barba de Carrillo
pelamesa
(De pelar y mesar).
1. f. Riña o pelea en que los contendientes se asen y mesan los cabellos o la barba.
2. f. Porción de pelo que se puede asir o mesar.
Tampoco le llamaron la atención las primeras y, para ella, confusas voces de Carpia dirigiéndose a su madre, pues acostumbrada la tenían las mujeres del quinto piso a oírlas dialogar harto más recio desde el balcón a la calle; pero cuando empezó a encresparse la pelamesa, y el vocerío fue más resonante, la misma gravedad de la situación en que se veía la pobre muchacha excitó su curiosidad; y dejando interrumpidas sus duras recriminaciones a Andrés, que no hallaba réplicas en sus labios, apartóse de él para observar lo que acontecía afuera, desde la misma salita.
JOSÉ MARÍA DE PEREDA, Sotileza
peneque
1. adj. coloq. Embriagado, borracho. Estar, ir, ponerse peneque.
2. adj. coloq. And. Dicho de una persona o de un animal: Que al andar se tambalea.
Quién dice que es persona muy mala, dada a todos los demonios; quién que se emborracha para olvidar penas, y, hallándose en estado peneque, pega a todo el mundo y hace mil tropelías...
BENITO PÉREZ GALDÓS, Nazarín
penígero, ra
(Del lat. pennĭger, -ĕri).
1. adj. poét. Alado, que tiene alas o plumas.
Hete aquí el hombre y en su angustia helo
penígero incapaz paso penoso
mariposa no es tampoco oso
quiere volar pero se pega al vuelo.
CARLOS EDMUNDO DE ORY, Homo viator
penseque
(De la expr. pensé que).
1. m. coloq. Error nacido de ligereza, descuido o falta de meditación.
«Pensé que el conde...» dije; y con desprecio
me ataja, replicando: «Don Rodrigo,
¿hombre sois de penseque? Ya no os precio
como hasta aquí. Perdido habéis conmigo
si os disculpáis con el penseque necio».
TIRSO DE MOLINA, Quien calla otorga
péñola
(Del lat. pennŭla, pluma).
1. f. pluma (|| de ave para escribir).
Aquí quedarás, colgada desta espetera y deste hilo de alambre, ni sé si bien cortada o mal tajada, péñola mía, adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan para profanarte.
MIGUEL DE CERVANTES, Don Quijote de la Mancha
pepla
(De or. inc.).
1. f. coloq. Persona, animal o cosa que tiene muchos defectos en lo físico o en lo moral.
2. f. coloq. Cosa fastidiosa o molesta, achaque.
Virginia era una conversa potencial en opinión... cuando alguien se instala en tu casa no está a tu disposición: está a su gusto y se convierte pronto en pepla.
ÁLVARO POMBO, Virginia o el interior del mundo
percollar
1. tr. germ. Hurtar o robar.
¡Que riñésemos los dos!
¡Por Dios, riñamos por mí!
En empezando a rifar,
les tengo que percollar
los dos presentes aquí.
LOPE DE VEGA, Los milagros del desprecio
percudir
(Del lat. percutĕre).
1. tr. Dicho de la suciedad: Penetrar en algo.
2. tr. Maltratar o ajar la tez o el lustre de las cosas.
Del viejo Infinito se decía con razón que llevaba todos los fondos del mar de Cuba tatuados en las arrugas de su cara de uva pasa, en cada uno de los profundos surcos que el sol y la sal habían ido percudiendo sobre su rostro a lo largo de los años.
J. J. ARMAS MARCELO, Así en La Habana como en el cielo
perendeca
1. f. coloq. prostituta.
Llega a ser hombre y todo lo trabuca,
soltero sigue toda perendeca,
casado se convierte en mala cuca.
FRANCISCO DE QUEVEDO, Pronuncia con sus nombres los trastos y miserias de la vida
perspicuo, cua
(Del lat. perspicŭus).
1. adj. Claro, transparente y terso.
2. adj. Dicho de una persona: Que se explica con claridad.
3. adj. Dicho del estilo: inteligible (|| que puede ser entendido).
¡Quia!, si yo no hago más zapatos —dijo el gran patriota con expresión de hombre perspicuo—. El señor Regato me ha prometido darme un destino en la Contaduría de Propios. Don Patricio me enseña a echar la firma, que es lo que necesito, y salga el sol por Antequera.
BENITO PÉREZ GALDÓS, El grande oriente
pesquis
(De pesquisar o pescar).
1. m. Cacumen, agudeza, perspicacia.
Lo de la tía no se me va del pensamiento. Y la zorra de ella, como si tal cosa. Dale con las miraditas y con las chorradas. Y puestos a ver no es que sea una Venus, pero, para sus años, no tiene mal cuerpo y de cara no está mal. Demasiadas carnes, en todo caso. Y el cipote del tío en ayunas. Ya le aconsejaría yo que menos currelar y más pesquis.
MIGUEL DELIBES, Diario de un emigrante
pigricia
(Del lat. pigritĭa).
1. f. Pereza, ociosidad, negligencia, descuido.
2. f. Bol. pizca.
Los que presumimos de aplicados, aunque nos esté mal el decirlo, esperamos fundadamente que estas novedades no han de ser a beneficio de la pigricia, la tuna y las consabidas influencias a fin de curso.
MARIANO DE CAVIA, Limpia y fija
pingorotudo, da
1. adj. coloq. Empinado, alto o elevado.
El 5 empiezan los exámenes. Hoy conocí al de Francés, que es un tipo así pingorotudo y muy recompuesto. Ha veraneado en San Sebastián y es catedrático de última hornada.
MIGUEL DELIBES, Diario de un cazador
pispa
(De la onomat. pisp).
1. f. Muchachita vivaracha.
2. f. Can. lavandera blanca.
Es la muchacha más pispa de La Virginia, pero la más pretenciosa también. Su mama, la Pacha Durán, es una negra amarrada que nu hace más que guardar plata y robar a todu el mundo y dice que izque no la deja casá sino con blanco.
BERNARDO ARIAS TRUJILLO, Risaralda
pitote
1. m. coloq. Alboroto, barullo a causa de una pendencia.
El pitote se montó. La juerga —y la carnavalada— fueron reales. Y alegría —con todo lo que carajos conlleve la alegría— evidentemente la hubo. Patas arriba y con domadoras vestidas de tigresa. Lo hubo.
LUIS ANTONIO DE VILLENA, Madrid ha muerto: esplendor y caos en una ciudad feliz de los ochenta
píxide
(Del lat. pyxis, -ĭdis, y este del gr. πυξίς, caja pequeña).
1. f. Copón o caja pequeña en que se guarda el Santísimo Sacramento o se lleva a los enfermos.
—¿Sin comer ni beber desde antes de la media noche?
—¡Sí señor, y más!
Y a codazos, para no soltar la píxide, arrinconó al mozo contra la artesa.
GABRIEL MIRÓ, Corpus; el caracol del faro y otros cuentos
plúrimo, ma
(Del lat. plurĭmus, sup. de multus ‘mucho’).
1. adj. cult. Abundante o variado. Plúrimos recursos.
Plúrima barba al pecho te caía.
(Yo quise ver tu manquedad en vano.)
Sobre la negra barca aparecía
tu verde senectud de dios pagano.
ANTONIO MACHADO, A don Ramón del Valle-Inclán
plúteo
(Del lat. plutĕus).
1. m. Cada uno de los cajones o tablas de un estante o armario de libros.
Nosotros nos refugiamos en la biblioteca, porque es un lugar fresco y porque es también el más cómodo de la casa. Ivonne mostró su sorpresa, una vez más; perdió unos minutos en ojear los plúteos. De vez en cuando, mostraba su satisfacción por el hallazgo de este libro o de este otro.
GONZALO TORRENTE BALLESTER, Yo no soy yo, evidentemente
pólice
(Del lat. pollex, -ĭcis).
1. m. Dedo pulgar.
El palmo es una medida que se usa de dos maneras. La primera consta de la distancia que ha desde la punta del dedo pólice de la mano hasta el extremo del meñique abierta y extendida. La segunda es la distancia de los cuatro dedos, desde el índice al meñique puestos unos sobre otros.
BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España
porráceo, a
(Del lat. porracĕus).
1. adj. Dicho especialmente de la bilis y del vómito: De color verdinegro, semejante al del puerro.
Pagó la cuenta, ahíto, parte con billetes, parte con un puñado de morralla —el monto fue de 32,25 $ más una exigua propina— y para no dejar caminó, todo despechugado y sin hacer escala en ninguna cantina, hasta la calleja no empedrada, hierbabuena junto a las banquetas y reguero de charcos color porráceo o bien amarillos como la bilis vitelina, que ella le había indicado.
FERNANDO DEL PASO, José Trigo
posma
1. f. coloq. Pesadez, flema, cachaza.
2. com. coloq. Persona lenta y pesada en su modo de obrar. U. t. c. adj.
Se había librado de doña Clara, aquella posma que nunca terminaba relato alguno, saltando de una conversación a otra, lo que hacía sus visitas interminables.
VICENTE BLASCO IBÁÑEZ, Arroz y tartana
pravo, va
(Del lat. pravus).
1. adj. Perverso, malvado y de dañadas costumbres.
Prueba coraza en donde sufre injuria;
halla en su doble ser ímpetu y traba;
y hervorosa de honor y de lujuria,
y a un mismo tiempo meritoria y prava,
muestra el pesar, la humillación, la furia
de una deidad que se sintiera esclava.
SALVADOR DÍAZ MIRÓN, Claudia
preboste
(Del cat. prebost).
1. m. Individuo que es cabeza de una comunidad, y la preside o gobierna.
2. m. Persona que en un determinado ámbito político, económico, profesional, etc., tiene una posición de gran poder e importancia.
3. m. Mil. capitán preboste.
Y si a esto añadiere algunas mudanzas de pies, hechas sin son ni razón, desde luego quede declarado por preboste de la ignorancia.
FRANCISCO DE QUEVEDO, Origen y definiciones de la necedad
precito, ta
(Del lat. praescītus, sabido de antemano).
1. adj. Condenado a las penas del infierno, réprobo.
Aquella mañana había visto con sorpresa la cara del alcalde entre las de un grupo de precitos a los que Pedro Botero remejía con un tridente en una inmensa caldera.
GONZALO TORRENTE BALLESTER, La saga/fuga de J. B.
priapismo
(Del lat. tardío priapismus, y este del gr.πριαπισμός).
1. m. Biol. Erección continua y dolorosa del miembro viril, sin apetito venéreo.
El torrente de esperma retenido con forma humana que es Raúl desarrolló su priapismo mental a lo largo de los años en que fuimos amigos. Nunca se le dieron mal las chicas, habían de ser del género rápido, decidido, era negado para el romanticismo, el flirteo civilizado. Era un seductor de casa de socorro.
DAVID TRUEBA, Cuatro amigos
pródromo
(Del lat. prodrŏmus, y este del gr. πρόδρομος, que precede).
1. m. Malestar que precede a una enfermedad.
De modo que si usted me niega los... pródromos del mal... Don Robustiano se puso colorado al pensar que había dicho un disparate.
LEOPOLDO ALAS «CLARÍN», La Regenta
proficuo, cua
(Del lat. proficŭus).
1. adj. Provechoso, ventajoso, favorable.
El mal, que en sus recursos es proficuo,
jamás en Bing en vil parodia tuvo empachos:
Mefistófeles es un cristo oblicuo
que lleva retorcidos los mostachos.
AMADO NERVO, A una francesa
propincuo, cua
(Del lat. propinqŭus).
1. adj. Allegado, cercano, próximo.
Razón tienes, Sancho, dijo Don Quijote, porque un caballero andante, como tenga dos dedos de ventura, está en potencia propincua de ser el mayor señor del mundo.
MIGUEL DE CERVANTES, Don Quijote de la Mancha
prosternarse
(Etim. disc.).
1. prnl. Arrodillarse o inclinarse por respeto.
...Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben, las que bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío...
PABLO NERUDA, Confieso que he vivido
protervo, va
(Del lat. protervus).
1. adj. Perverso, obstinado en la maldad. U. t. c. s.
El sodomita o bígamo condenados a la hoguera por el Santo Oficio no lo son por el acto en sí, no se les permite invocar la única razón que los excusa: la felicidad corporal, el deleite de los sentidos. Su crimen, como el del hereje o desviacionista, es el desafío soberbio al esquema ideológico trazado, su resistencia proterva al mismo.
JUAN GOYTISOLO, Disidencias
próvido, da
(Del lat. provĭdus).
1. adj. Prevenido, cuidadoso y diligente para proveer y acudir con lo necesario al logro de un fin.
2. adj. Propicio, benévolo.
Era un señor muy bueno, según opinión de Luis, el cual, no entendiendo la expresión ligeramente ceñuda que tenía en su cara lustrosa el próvido funcionario, se figuró que haría aquella noche lo mismo que las demás.
BENITO PÉREZ GALDÓS, Miau
puerperio
(Del lat. puerperĭum).
1. m. Período que transcurre desde el parto hasta que la mujer vuelve al estado ordinario anterior a la gestación.
2. m. Estado delicado de salud de la mujer en este tiempo.
Toda la nobleza vetustense aprobaba la conducta de aquellas señoritas, que vieron un castigo de Dios en el desgraciado puerperio de la modista italiana, su cuñada indigna.
LEOPOLDO ALAS «CLARÍN», La Regenta
pujo
(De pujar1).
1. m. Gana continua o frecuente de defecar o de orinar, con gran dificultad de lograrlo y acompañada de dolores.
2. m. Gana violenta de prorrumpir en un afecto exterior, como la risa o el llanto.
3. m. Deseo eficaz o ansia de lograr un propósito.
4. m. coloq. Intento, conato, propósito, tendencia.
Cogióle la hora, y quedó tartamudo, y tan zancajoso de pronunciación, que a cada letra que pronunciaba, se ahorcaba en pujos de be a ba; y como el pobre perecía, paró la lluvia con la retención y empezó a rebosar charla por los ojos y por los oídos.
FRANCISCO DE QUEVEDO, La fortuna con seso y la hora de todos
punzó
(Del fr. ponceau, amapola silvestre y su color).
1. m. Color rojo muy vivo.
El almacén alguna vez había sido punzó, pero los años habían mitigado para bien ese color violento.
JORGE LUIS BORGES, Madero