babieca
(De baba1).
1. com. coloq. Persona floja y boba. U. t. c. adj.
Blasilla fue la que dijo
que don Roque es un babieca,
que parece un espantajo,
que es sordo como una piedra,
que le corrompe el aliento,
que tiene hinchadas las piernas,
que no puede ser casado,
que...
LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN, El viejo y la niña
badomía
(De mahomía).
1. f. p. us. Despropósito, disparate.
Los jóvenes del pueblo le gastaban gazafatones crueles, acibaradas badomías que lo dejaban llorando.
CAMILO JOSÉ CELA, El molino de viento
bajamanero
(De bajamano).
1. m. germ. Ladrón ratero.
Todo fue mentira, era valenciano, y no digo su nombre con justas causas, mas no fuera posible juzgar alguno de su retórico hablar en castellano, que de un mozo de su gracia y bien tratado que fuera ladroncillo, cicatero y bajamanero: que todo era como la compostura prestada del pavón, para solo engañar, teniendo entrada en mi casa y aposento, a fin de hurtar lo que pudiese.
MATEO ALEMÁN, Guzmán de Alfarache
baladro
(De baladrón).
1. m. Grito, alarido o voz espantosa.
Basta que me entienda Dios, mujer —respondió Sancho—, que él es el entendedor de todas las cosas, y quédese esto aquí; y advertid, hermana, que os conviene tener cuenta estos tres días con el rucio, de manera que esté para armas tomar: dobladle los piensos, requerid la albarda esta y las demás jarcias, porque no vamos a bodas, sino a rodear el mundo, y a tener dares y tomares con gigantes, con endriagos y con vestiglos, y a oír silbos, rugidos, bramidos y baladros; y aun todo esto fuera de flores de cantueso si no tuviéramos que entender con yangüeses y con moros encantados.
MIGUEL DE CERVANTES, Don Quijote de la Mancha
bálano o balano
(Del lat. balănus, bellota, y este del gr. βάλανος).
1. m. Parte extrema o cabeza del miembro viril.
2. m. Crustáceo cirrópodo, sin pedúnculo, que vive fijo sobre las rocas, a veces en gran número.
Ay, la política española, ese anciano decrépito al que no se le embravece el bálano ni ante las mismas huríes del profeta.
LUIS MARÍA ANSON, ABC
baldragas
(Del ár. hisp. *ḥaṭráq ‘charlatán’).
1. m. Hombre flojo, sin energía.
Entonces reparó Antón en el solariego; púsose encendido como un tomate maduro y, apartándose a un lado, saludó respetuosamente a don Robustiano; pero éste, sin dejar de mirarle ni de hacerle el molinete, continuó marchando inalterable y silencio hacia su casa. Al entrar en ella y antes de cerrar la portalada, exclamó con acento melodramático: ¡Sol de mi estirpe!, ¿habrá osado mirarte frente a frente ese baldragas?
JOSÉ MARÍA DE PEREDA, Blasones y talega
bambarria
(De bamba).
1. com. coloq. Persona tonta o boba. U. t. c. adj.
2. f. desus. bamba (|| acierto casual).
He estado un rato como un bambarria mirando las luces de la ciudad. Nunca he sentido una cosa así. También gibaría que la chavea esa me hiciera perder la cabeza.
MIGUEL DELIBES, Diario de un cazador
bandullo
1. m. coloq. Vientre o conjunto de las tripas.
Voy a meterte en el podrido bandullo un puñado de munición lobera. Don Pedrito requiere la escopeta, y la molinera, dando voces, pretende huir a esconderse en la casa. No puede conseguirlo, y medrosa vuelve los ojos a la vereda.
VALLE-INCLÁN, Águila de blasón
báratro
(Del lat. barăthrum, y este del gr. βάραθρον).
1. m. poét. infierno (|| lugar de castigo eterno).
2. m. Mit. infierno (|| lugar que habitan los espíritus de los muertos).
Y el numen lleno de furor sagrado:
canto, dirás, el héroe furibundo,
a dominar imperios enseñado,
que, dando ley al báratro profundo
su fuerte brazo, sujetó invencible
la dilatada redondez del mundo.
LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN, Sátira contra los vicios introducidos en la poesía española
barbitaheño, ña
(De barba y taheño).
1. adj. Que tiene roja o bermeja la barba.
Duro ceño.
Pirata, rubio africano,
barbitaheño.
Lleva un alfanje en la mano.
Estas figuras del sueño...
ANTONIO MACHADO, Galerías
bardaje
(Del pelvi *bardag ‘cautivo’, y este del ár. bardaǧ).
1. m. Sodomita paciente.
Juno, que le vio al lado de su marido, y que con los ojos bebía más del Copero que del licor, endragonada y enviperada, dijo: o yo o este bardaje hemos de quedar en el Olimpo, o he de pedir divorcio ante himeneo; y si el águila, en que el picarillo estaba a la gineta, no se afufó con él, a pellizcos lo desmigaja.
FRANCISCO DE QUEVEDO, La fortuna con seso y la hora de todos
barrumbada
(Voz onomat.).
1. f. coloq. Dicho jactancioso.
2. f. coloq. Gasto excesivo hecho por jactancia.
Después de esta barrumbada, se quedó el animalito como si tal cosa; y prosiguió muy pacíficamente su camino.
RICARDO PALMA, Tradiciones
barzonear
(De barzón).
1. intr. Andar vago y sin destino.
En el pecho de Ana el corazón barzoneó como una barca a punto de zozobrar al recibir un impulso demasiado fuerte.
ELENA SORIANO, Caza menor
basca
(Quizá del celta *waskā ‘opresión’; cf. galés gwâsg y bretón gwask).
1. f. Ansia, desazón e inquietud que se experimenta en el estómago cuando se quiere vomitar. U. m. en pl.
2. f. Agitación nerviosa que siente el animal rabioso.
3. f. coloq. Arrechucho o ímpetu colérico o muy precipitado, en una acción o asunto. Juan obrará según le dé la basca.
4. f. coloq. Pandilla, grupo de amigos o de personas afines.
Yic fue tomando conciencia, entre la basca del mareo que le producía el dolor agudo, y la fiebre.
MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS, Hombres de maíz
belígero, ra
(Del lat. bellĭger, -ĕri).
1. adj. poét. Dado a la guerra, belicoso, guerrero.
Almeida, que a los árabes
con la venganza hórrida
sus muros y edificios va talándoles,
y a los rumes y alárabes,
debajo de la tórrida,
con valerosa espada domeñándoles,
y mayor pena dándoles
con el hijo belígero,
que en el seno Cambaico
contra el moro y hebraico
muere mostrando su furor armígero,
sirviéndole de túmulo
de mamelucos el sangriento cúmulo.
LUIS DE GÓNGORA, De Las Lusíadas de Luis de Camoes, que tradujo Luis de Tapia, natural de Sevilla
belitre
(Del fr. belitre, y este del germ. *bettler ‘mendigo’).
1. adj. coloq. Pícaro, ruin y de viles costumbres. U. t. c. s.
No estoy yo a los preceptos obligado
de otro hombre; esto no puede remediarse,
como el que al vino da en aficionarse;
y así ¡oh, belitres! no os admiréis de eso,
pues sólo es malo siendo con exceso:
¡que ha de ser la mujer como la espada,
sólo por precisión ejercitada!
NICOLÁS FERNÁNDEZ DE MORATÍN, Arte de las putas
bezudo, da
(De bezo).
1. adj. Dicho de una persona: De labios gruesos y pronunciados.
2. adj. Dicho de una cosa inanimada o material: gruesa. Moneda bezuda.
No había aquí de nervios que resistir el imperio del semblante, morenote y bezudo.
RICARDO LEÓN, Cristo en los infiernos
bisunto, ta
(De bis- y unto).
1. adj. Sucio, sobado y grasiento.
Eran pardas y bisuntas las paredes; negra y rebajada la techumbre; carcomido el piso.
EMILIA PARDO BAZÁN, La piedra angular
blondo, da
(Del fr. blond).
1. adj. rubio (|| de color parecido al del oro).
Don Manuel tenía un concepto excesivamente literario de los niños, y se los imaginaba tiernamente blondos, con exclusión de todo otro matiz.
WENCESLAO FERNÁNDEZ-FLORES, Volvoreta
bombástico, ca
(Del ingl. bombastic, de bombast ‘algodón de enguatar’).
1. adj. Dicho del lenguaje: Hinchado, campanudo o grandilocuente, sobre todo cuando la ocasión no lo justifica.
2. adj. Dicho de una persona: Que habla o escribe de este modo.
No conozco en Madrid a nadie que me sugiera nada... nada de lo que me parece indispensable ahora, para quitarme este mal sabor de acerba realidad. Los que siguen a caballo mi coche, son grotescos. Los que me han escrito inflamadas y bombásticas declaraciones, me enseñaron la oreja.
EMILIA PARDO BAZÁN, Dulce sueño
boquirrubio, bia
(De boca y rubio).
1. adj. Que sin necesidad ni reserva dice cuanto sabe.
2. adj. Inexperto, candoroso.
3. m. coloq. Mozalbete presumido de lindo y de enamorado.
Lástima que ese boquirrubio sea hereje. Pero eso lo arregla un buen confesor, y un bautismo a tiempo —la buena mujer, en su ignorancia, creía que los anglicanos eran como los turcos, que no los bautizaba nadie—...
ARTURO y CARLOTA PÉREZ REVERTE, El capitán Alatriste
borborigmo
(Del gr. βορβορυγμός).
1. m. Ruido de tripas producido por el movimiento de los gases en la cavidad intestinal. U. m. en pl.
El borborigmo monótono del río alternaba con el terco ladrar del perro que seguía contando a la luna vaya usted a saber qué tristezas...
EMILIO BOBADILLA, A fuego lento
briba
(De bribia, este del ant. blibia, y este de biblia).
1. f. Holgazanería picaresca.
Al no hallarle durmiendo, receló si el alma habría puesto su confianza en un ladronzuelo que de noche salía a la briba.
BARTOLOMÉ SOLER, Patapalo
brizar
(De brezar).
1. tr. Acunar, cunear.
¿Qué haría Sonja? ¿Seguiría brizando en su alma la simiente de Don Juan? ¿Seguiría entregada a la mística maternidad que se había inventado?
GONZALO TORRENTE BALLESTER, Don Juan
bullaje
(De bulla).
1. m. Concurso y confusión de mucha gente.
¿Hombres brutos, tenéis alma?
¿dónde estamos? ¿quién podrá
tolerar este bullaje
tan malo y perjudicial?
¡Ni pájaros en el barrio
con el ruido han de quedar!
RAMÓN DE LA CRUZ, El calderero y vecindad
bululú
(Voz imit.).
1. m. Comediante que representaba él solo, en los lugares por donde pasaba, una comedia, loa o entremés, mudando la voz según la condición de los personajes que iba interpretando.
2. m. Alboroto, tumulto, escándalo.
Y alzando los brazos y accionando las manos como títeres, con los dedos pulgares y meñiques movidos como bracitos, continúa en la narración del sucedido con tanta vida como la pone cualquier bululú de buen ingenio en sacarse personajes de tras de las espaldas y montarlos en el escenario de sus hombros.
ALEJO CARPENTIER, Concierto barroco
busilis
(Del lat. in diēbus illis ‘en aquellos días’, mal separado por un ignorante que dijo no entender qué significaba el busillis).
1. m. coloq. Punto en que se estriba la dificultad del asunto de que se trata.
Vamos, mi señora doña Baltasara, créame usarced, y créame con todas veras: yo sospecho que aquí hay busilis...
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER, Maese Pérez el organista
buzaque
(Quizá del ár. hisp. [a]bu záqq ‘el del odre’).
1. m. beodo.
Pues ¿quiérole, yo mezquina,
o, por ventura, hago caso
yo de buzaque?
MIGUEL DE CERVANTES, La entretenida
buzcorona
(De buz y coronar).
1. m. Burla que se hacía dando a besar la mano y descargando un golpe sobre la cabeza y carrillo de quien la besaba.
Salve otra vez, ¡oh Sancho!, tan buen hombre,
que a sólo tú nuestro español Ovidio
con buzcorona te hace reverencia.
MIGUEL DE CERVANTES, Don Quijote de la Mancha