C

 

 

 

 

 

caire

 

(Del ár. hisp. ẖáyr, y este del ár. clás. ẖayr, bien, gracia).

 

1. m. germ. Dinero, especialmente el ganado por una prostituta.

 

Quien no ha caire, no ha donaire.

 

REFRÁN CASTELLANO

 

 

cacaraña

 

1. f. Cada uno de los hoyos o señales que hay en el rostro de una persona, sean o no ocasionados por la viruela.

 

De cuerpo pequeño y algo grueso, sus movimientos eran llenos de vivacidad; su rostro oval y de un moreno pálido lucía no pocas cacarañas u hoyitos de viruelas, que ella disimulaba diestramente con los primores del tocador...

 

RICARDO PALMA, Genialidades de la Perricholi

 

 

cacaseno

 

(De Cacaseno, nombre de un personaje literario).

 

1. m. Hombre despreciable, necio.

 

No sé por qué se me ocurre que usted es de la estofa con que se fabrican excelentes cornudos. —Y antes que tuviera tiempo de sobreponerme a la estupefacción que me produjo su extraordinaria insolencia, el cacaseno continuó—: Pues yo nunca he tenido novia, créalo, caballero... le digo la verdad...

 

ROBERTO ARLT, El jorobadito

 

 

caletre

 

(Del lat. character).

 

1. m. coloq. Tino, discernimiento, capacidad.

 

La Rotonda de los Tiroleses, como un círculo infernal, abría su fábula de dorados escándalos en aquellos caletres demagógicos, encendidos de monsergas puritanas.

 

VALLE-INCLÁN, Baza de espadas

 

 

calígine

 

(Del lat. calīgo, -igĭnis).

 

1. f. Niebla, oscuridad, tenebrosidad.

 

Hasta tanto que ponga a una parte de los engaños de los sentidos y desnuda de aquella calígine y sombra, se reduzca a lo más secreto de la misma mente.

 

LOPE DE VEGA, La Circe

 

 

calipedia

 

(Del gr. καλλιπαιδία).

 

1. f. Arte quimérica de procrear hijos hermosos.

 

El alma de tal tierra, la luz de semejante cielo, la abnegación de aquellos combatientes, substanciarían el ser que procreado en calipedia heroica, iba a encarnar en el suyo su prez como garante de prosapias ilustres.

 

LEOPOLDO LUGONES, La guerra gaucha

 

 

calistenia

 

(Del ingl. callisthenics).

 

1. f. Conjunto de ejercicios que conducen al desarrollo de la agilidad y fuerza física.

 

¡Qué mejor para ti que alzar columpios

y hacer tus estelares calistenias!

Gimnasta audaz, con tus pequeños músculos

abatías bizarros heliotropos.

 

GERMÁN PARDO GARCÍA, Acto poético

 

 

calvatrueno

 

(De calva y trueno).

 

1. m. coloq. Calva grande que coge toda la cabeza.

2. m. coloq. Hombre alocado, atronado.

 

Como si fuese un Capitán General. ¡No estás sin ninguna culpa! ¡Eres siempre el mismo calvatrueno! ¡Para ti no pasan los años! ¡Ay, cómo envidio tu eterno buen humor!

 

VALLE-INCLÁN, Luces de bohemia

 

 

camastrón, na

 

1. m. y f. coloq. Persona disimulada y doble que espera oportunidad para hacer o dejar de hacer las cosas, según le conviene. U. t. c. adj.

 

Lo que tú eres es un camastrón y un zumbón del dianche, que te has figurado que no has de hacer sino tu voluntad y que no has de estar sujeto a la mía.

 

FERNÁN CABALLERO, La farisea

 

 

capnomancia o capnomancía

 

(Del gr. καπνός, humo, y -mancia).

 

1. f. Adivinación supersticiosa hecha por medio del humo, que practicaban los antiguos.

 

De este mago discípulo fue Heleno

y a Begoes dictó la nigromancia,

en la ciencia augural diablo muy lleno,

docto en el humo de la capnomancia.

 

PEDRO SILVESTRE, La Proserpina

 

 

carbúnculo

 

(Del lat. carbuncŭlus).

 

1. m. rubí.

 

La interpelada se detuvo un segundo; miró al joven con unos ojitos pardos, que, al través del antifaz, pareciéronle a éste dos carbúnculos encendidos, e inclinándose a su vez, contestó disfrazando la voz:

—¿Mucho te interesa el saberlo?

 

ALBERTO DEL SOLAR, Contra la marea

 

 

carlancón, na

 

1. m. y f. Persona astuta que tiene muchas carlancas (|| picardías). U. t. c. adj.

 

Y el carlancón prosiguió: «En el Consejo de mañana, la Corporación Reflexiva decidirá emplazarte para los próximos Certámenes; si no concurres, perderás el cargo de Escoliasta Adjunto del Escoliasta Adjunto al Mandarín Escoliasta Interino, pues los jóvenes empujan indomables».

 

MIGUEL ESPINOSA, Escuela de mandarines

 

 

carminativo, va

 

(De carminar).

 

1. adj. Med. Dicho de un medicamento: Que favorece la expulsión de los gases desarrollados en el tubo digestivo. U. t. c. s. m.

 

El cardamomo es una especie muy usada en la cocina india que tiene propiedades carminativas, es decir, alivia los cólicos y los gases. También tiene propiedades carminativas el anís estrellado o matalahúga, que se emplea en repostería en la cocina española.

 

ADELA MUÑOZ PÁEZ, Historia del veneno: de la cicuta al polonio

 

 

carpir

 

(Del lat. carpĕre, tirar, arrancar).

 

1. tr. Dejar a alguien pasmado y sin sentido. U. t. c. prnl.

2. tr. Am. Limpiar o escardar la tierra, quitando la hierba inútil o perjudicial.

3. tr. p. us. Rasgar, arañar o lastimar. U. t. c. prnl.

 

O sea que ya no estamos con los demás, que ya hemos dejado de ser un ciudadano (por algo me sacan carpiendo de todas partes, que lo diga Lutecia), pero hemos sabido salir del perro para llegar a eso que no tiene nombre, digamos a esa conciliación, a esa reconciliación.

 

JULIO CORTÁZAR, Rayuela

 

 

cartapel

 

(De carta y papel).

 

1. m. Papel que contiene cosas inútiles o impertinentes.

2. m. Sal. rocadero (|| envoltura para asegurar el copo de la rueca).

3. m. ant. Cartel o edicto.

 

Plutón daba gritos, y andaba por todas partes pidiendo minutas, y juntando cartapeles, todo estaba mezclado; unos andaban tras otros; nadie atendía a su oficio, todos atónitos.

 

FRANCISCO DE QUEVEDO, El entremetido, la dueña y el soplón

 

 

carúncula

 

(Del lat. caruncŭla, dim. de caro, carne).

 

1. f. Especie de carnosidad de color rojo vivo y naturaleza eréctil, que poseen en la cabeza algunos animales, como el pavo y el gallo.

 

Al poco rato entró en el despacho un hombre muy flaco, de cara enfermiza y toda llena de lóbulos y carúnculas, los pelos bermejos y muy tiesos, como crines de escobillón, la ropa prehistórica y muy raída, corbata roja y deshilachada, las botas muertas de risa.

 

BENITO PÉREZ GALDÓS, Fortunata y Jacinta

 

 

cazcalear

 

1. intr. coloq. Andar de una parte a otra fingiendo hacer algo útil.

 

Las diez y cinco: un rumor levanta la cola, asoman por los postigos las cabezas de los valientes, ya corren y cazcalean frente a la casa del notario y la contigua del doctor los que quieren presumir el tipo.

 

MAX AUB, Campo cerrado

 

 

cazcarria

 

1. f. Lodo o barro que se coge y seca en la parte de la ropa que va cerca del suelo. U. m. en pl.

 

Esto le cayó muy en gracia, porque traía él una sotana con canas, de puro vieja, y con tantas cazcarrias que para enterrarle no era menester más de estregársela encima.

 

FRANCISCO DE QUEVEDO, La vida del Buscón llamado Don Pablos

 

 

cedizo, za

 

(Cf. cedicio).

 

1. adj. Dicho de alguna cosa de comer: Que empieza a pudrirse o corromperse.

 

Y al crepúsculo, cuando esta vida de punzantes cuidados hacíase más insoportable; cuando Palomino habíase agujereado ya toda la cabeza, a punta de zozobras; cuando febril amarillez de un amarillo de nuevo viejo, aplácabale el rostro desorbitado de inquietud; cuando hasta el médico mismo declarado había que aquel mártir no tenía nada más que debilidad, motivada por malestar del estómago; cuando estaba ya añicos ese uniforme sainado de excesiva, cediza agonía.

 

CÉSAR VALLEJO, Liberación

 

 

celera

 

1. f. Celos que alguien tiene de la persona amada.

 

No sé

que pueda no ser así,

porque esto pasa ante mí,

señora, de que doy fe.

Ya cesó la devoción

de aquel su pasado arrobo,

porque come como un lobo

y duerme como un lirón:

quitósele la celera

y el amor.

 

LOPE DE VEGA, Las bizarrías de Belisa

 

 

celotipia

 

(Del lat. zelotypĭa, y éste del gr. ζηλοτυπία).

 

1. f. Pasión de los celos.

 

Chiquillo, ¿qué dices? ¿Qué novedades han de ser? Canguelo... celotipia... o como le llaméis al miedo, para no llamarle por su verdadero nombre. Está Felipe que no le llega la camisa al cuerpo con lo que decía ayer La Aurora y con todos los belenes y desafíos de estos días atrás.

 

EMILIA PARDO BAZÁN, La prueba

 

 

cenceño, ña

 

(De or. inc.; cf. lat. sincērus, puro, cincĭnnus, tirabuzón).

 

1. adj. Dicho de una persona, de un animal e incluso de una planta: Delgado o enjuto.

2. adj. ant. Puro, sencillo, sin composición.

 

Sí, cenceño: un militante revolucionario, por ejemplo, debe ser cenceño: delgado, pero sin fragilidad, es decir, sin perder la dimensión heroica que requiere la práctica de la revolución.

 

ANTONIO CABALLERO, Sin remedio

 

 

cencido, da

 

(De or. inc., quizá del lat. sancītus, prohibido).

 

1. adj. Dicho de la hierba, de una dehesa o de un terreno: Que aún no ha sido hollado.

 

Paulina bajó a la vera. Sentía un ímpetu gozoso de retozar y derribarse en la hierba cencida, que crujía como una ropa de terciopelo.

 

GABRIEL MIRÓ, Nuestro Padre San Daniel

 

 

cendolilla

 

(De or. inc.).

 

1. f. Muchacha inquieta y de poco juicio.

 

Nacho se enmendó algo, no en aquellos días, sino años después, cuando ya cursaba Leyes, y su prima, cendolilla de quince mayos, había ingresado en un colegio.

 

JOSÉ MARÍA DE PEREDA, Al primer vuelo

 

 

ceneque

 

1. m. coloq. Panecillo o trozo de pan.

 

El griterío de fuera y el del casino fue en aumento. No tardaron en correrse las noticias, y el público de esclavos y el número de socios engrosó los bandos, atizando el fuego, que ya era un incendio. Pronto se pasa en Andalucía de las palabras a los hechos, y de éstos a aquéllas.

—Fuera de ahí, que le voy a arrear un tortazo a ese ceneque.

 

EUGENIO NOEL, Señoritos chulos, fenómenos gitanos y flamencos

 

 

cenotafio

 

(Del lat. tardío cenotaphĭum, y este del gr. κενοτάφιον; propiamente ‘sepulcro vacío’).

 

1. m. Monumento funerario en el cual no está el cadáver del personaje a quien se dedica.

 

Fue, paso a paso, con la velocidad que intuía apropiada a la ceremonia, cargando deliberadamente con la amargura y el escepticismo de la derrota para sustraerlos a las piezas de metal en sus tumbas, a las corpulentas máquinas en sus mausoleos, a los cenotafios de yuyo, lodo y sombra.

 

JUAN CARLOS ONETTI, El astillero

 

 

cerúleo, a*

 

1. adj. Dicho del color azul: Propio del cielo despejado, o de la alta mar o de los grandes lagos.

 

Al último parasismo

se verá el orbe cerúleo

titubear, borrando tantos

paralelos y coluros.

 

CALDERÓN DE LA BARCA, El gran teatro del mundo

 

* Es error común confundir este color con céreo (de cera), sobre todo si se alude al tono cadavérico:

 

Los arcoíris de Periquito estallaban a derecha e izquierda, ¿se le podía fotografiar la cara, inspector?, una mano apartó la maraña y apareció un rostro cerúleo e intacto, con sombras bajo las pestañas corvas.

 

MARIO VARGAS LLOSA, Conversación en La Catedral

 

El Anselmo Llorente empalideció, el tono cerúleo de su piel se volvió casi verde, se detuvo, se ajustó el nudo de la corbata haciéndose el distraído y, por fin, se inclinó sobre ellos.

 

MIGUEL DELIBES, Madera de héroe

 

 

chafaldita

 

(De chafar).

 

1. f. coloq. Pulla ligera e inofensiva.

 

Doña Lupe fue aquella noche a casa de las de la Caña, y se estuvo allá las horas muertas. Maximiliano entró a las once. Había dejado a Fortunata acostada y casi dormida, y se retiró decidido a afrontar las chafalditas de su tía y a explicarse con ella.

 

BENITO PÉREZ GALDÓS, Fortunata y Jacinta

 

 

chafalonía

 

1. f. Conjunto de objetos inservibles de plata u oro, para fundir.

 

¿No te aburre asistir a esta sequía

de los sentimientos? ¿a esta

chafalonía de los vencedores?

 

MARIO BENEDETTI, Bostezo

 

 

charrar

 

(De charlar).

 

1. tr. Contar o referir algún suceso indiscretamente.

2. intr. vulg. charlar.

 

Había falta de disciplina. Antes entraban a trabajar a las ocho y tenían que venir al mostrador. Como si se lavaban y meaban. Y vino la guerra. A las ocho sí a trabajar, pero a almorzar. Paraban el telar, a lo mejor, se iban a charrar. Camarillas por allí, camarillas por allá.

 

MERCEDES VILANOVA, Las mayorías invisibles

 

 

chichisbeo

 

(Del it. cicisbeo).

 

1. m. Galanteo, obsequio y servicio cortesano asiduo de un hombre a una dama.

2. m. Este mismo hombre.

3. m. coquetería (|| acción de coquetear).

 

El retruécano es peligroso. Más que las tertulias de las que describió los peligros un fraile del siglo XVIII y más también que las del chichisbeo que combatió otro de la misma época.

 

JULIO CARO BAROJA, ABC

 

 

chicoleo

 

(De chicolear).

 

1. m. Acción de chicolear.

2. m. coloq. Dicho o donaire dirigido por un hombre a una mujer por galantería.

 

—¿Mi Pascual? No lo sabrá... Si llegara a saber mi Pascual que hay un señorito que dice chicoleos a Pascuala...

 

BENITO PÉREZ GALDÓS, La fontana de oro

 

 

chilindrina

 

1. f. coloq. Cosa de poca importancia.

2. f. coloq. Anécdota ligera, equívoco picante, chiste para amenizar la conversación.

3. f. coloq. chafaldita.

 

¡Ésta es mano, y no la otra,

flemática, floja y fría,

frágil, follona, fullera,

fiera, fregona y francisca!

¡Oh mano, en fin, de condesa

Chirinola, o chilindrina!

Pues si acierta el escudero,

es mano de señoría.

 

TIRSO DE MOLINA, La celosa de sí misma

 

 

chiné

 

(Del fr. chiné).

 

1. adj. Se decía de cierta clase de telas rameadas o de varios colores combinados.

 

¿Dónde vas con mantón de Manila?

¿Dónde vas con vestido chiné?

 

RICARDO DE LA VEGA, La verbena de la paloma

 

 

chisguete

 

(Voz imit.).

 

1. m. coloq. Trago o corta cantidad de vino que se bebe. Echar un chisguete.

2. m. coloq. Chorro fino de un líquido cualquiera que sale violentamente.

 

Tumbóse el sobrino junto al mortero, empujado por su verdugo. Sajó la daga, principió un grito casi al punto enronquecido por el gorgoteo de la sangre que roció en delgados chisguetes...

 

LEOPOLDO LUGONES, La guerra gaucha

 

 

chozno, na*

 

(De or. inc.).

 

1. m. y f. Nieto en cuarta generación, hijo del tataranieto.

 

Que los dos vean

tataranietos y choznos

que en cuatro mundos no quepan.

 

TIRSO DE MOLINA, La mejor espigadera

 

* El hijo del chozno se denomina bichozno.

 

 

cibal

 

(Del lat. cibus, alimento).

 

1. adj. p. us. Perteneciente o relativo a la alimentación.

 

Esta explicación era necesaria para que los lectores se formen una idea cibal de los sucesos a que hacía referencia el diálogo que en la botica trabaron los tertulianos de don Bautista con los cholos.

 

VICENTE FIDEL LÓPEZ, La novia del hereje

 

 

ciclán

 

(Del ár. hisp. siqláb, y este del b. lat. sclavus, esclavo).

 

1. adj. Que tiene un solo testículo. U. t. c. s.

2. m. Borrego o primal cuyos testículos están en el vientre y no salen al exterior.

 

Yo, el único caballero,

a honra y gloria de Dios,

salgo ciclán a la fiesta

por faltarme un compañón.

 

FRANCISCO DE QUEVEDO, El parnaso español

 

 

ciscar

 

(De cisco).

 

1. tr. coloq. Ensuciar algo.

2. prnl. Soltarse o evacuarse el vientre.

 

Pobre de mí, pues como estaba ciscado, a cada paso parecía que me ponían a los cuatro vientos.

 

MATEO ALEMÁN, Guzmán de Alfarache

 

 

clisos

 

(Del caló clisos, este quizá del esp. dialect. clisarse, mirar fijamente, y este de eclipsarse).

 

1. m. pl. coloq. ojos.

 

Ya jasiendo pucheros y visiones,

los clisos con doló nos deregía,

y a veces y a ocasiones

abriendo tanta boca, se reía.

 

ANTONIO GARCÍA GUTIÉRREZ, Los hijos del tío Tronera

 

 

clivoso, sa

 

(Del lat. clivōsus).

 

1. adj. poét. Que está en cuesta.

 

Segundo, para bajar a las Vides, pidió el jaco endiablado, el del alguacil. Desde el crucero, el camino se hacía clivoso y difícil.

 

EMILIA PARDO BAZÁN, El cisne de Vilamorta

 

 

coevo, va

 

(Del lat. coaevus).

 

1. adj. Dicho de personas o de cosas: Que existieron en un mismo tiempo. Apl. a pers., u. t. c. s.

 

¡Ve tú a saber si salió la gallina del huevo o el huevo de la gallina! Yo creo que son coevos.

 

MAX AUB, Campo cerrado

 

 

cogitabundo, da

 

(Del lat. cogitabundus).

 

1. adj. Muy pensativo.

 

De esta suerte, cogitabundo, aurífero, brazudo;

defenderé mi presa en dos momentos,

con la voz y también con la laringe,

y el olfato físico con que oro

y el instinto de inmovilidad con que ando,

me honraré mientras viva —hay que decirlo;

se enorgullecerán mis moscardones,

porque, al centro, estoy yo, y a la derecha,

también, y a la izquierda de igual modo.

 

CÉSAR VALLEJO, Sermón sobre la muerte

 

 

coletudo, da

 

1. adj. Descarado, desvergonzado.

 

A todo esto, el coletudo del camarero no nos quitaba el ojo, de modo que propuse ir a otro bar, y de ahí su expresión cambió y dijo que no podía, mirando de soslayo hacia la barra.

 

JOSÉ ÁNGEL MAÑAS, Mundo burbuja

 

 

collón, na

 

(Del it. coglione, y este del lat. vulg. colēone, testículo).

 

1. adj. coloq. cobarde (|| pusilánime). U. t. c. s.

 

A usted ni quien le menoscabe lo hombre que es; pero me lleva la rejodida con ese hijo de la rechintola de su patrón. Se acordaba. Fue lo último que le oyó decir en sus cinco sentidos. Después se había comportado como un collón, dando de gritos.

 

JUAN RULFO, Pedro Páramo

 

 

colombroño

 

(De con y nombre).

 

1. m. p. us. tocayo.

 

Aguarda, colombroño, el primer hito

de esta senda falaz en que se mete

ciego, sordo y perlático el maldito.

 

MIGUEL DE UNAMUNO, De Fuerteventura a París

 

 

cómitre

 

(Del lat. comes, -ĭtis, ministro subalterno).

 

1. m. Persona que en las galeras vigilaba y dirigía la boga y otras maniobras y a cuyo cargo estaba el castigo de remeros y forzados.

2. m. Capitán de mar bajo las órdenes del almirante y a cuyo mando estaba la gente de su navío.

3. m. Hombre que ejerce su autoridad con excesivo rigor o dureza.

 

Ni para verdugos y cómitres buscan, sino hombres infames y bajos, enemigos de piedad, bestias crueles, sin respeto, ni vergüenza, inclinados a perseguir a la gente, que ven levantarse en actos de virtud, como este miserable de quien os quejáis.

 

VICENTE ESPINEL, Relaciones de la vida del escudero Marcos de Obregón

 

 

compeler

 

(Del lat. compellĕre).

 

1. tr. Obligar a alguien, con fuerza o por autoridad, a que haga lo que no quiere.

 

A poco tiempo de empezada esta causa, por ciertas competencias entre las jurisdicciones real y eclesiástica, fue necesario que el nuncio de su santidad enviara, como envió, un comisionado con poder bastante para apremiar y compeler con toda clase de censuras a los eclesiásticos comprendidos en ella.

 

PATRICIO DE LA ESCOSURA, Ni rey ni Roque

 

 

concento

 

(Del lat. concentus, armonía).

 

1. m. Canto acordado y armonioso de diversas voces.

 

Zumbaba agitado el viento

rodando en la oscuridad

y azotando la ciudad

con temeroso concento.

 

JOSÉ ZORRILLA, La sorpresa de Zahara

 

 

concupiscencia

 

(Del lat. concupiscentĭa).

 

1. f. En la moral católica, deseo de bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos.

 

Y así como aflige y atormente el gañán al buey debajo del arado con codicia de la mies que espera, así la concupiscencia aflige al alma debajo del apetito por conseguir lo que quiere.

 

SAN JUAN DE LA CRUZ, Subida al Monte Carmelo

 

 

conmilitón

 

(Del lat. commilĭto, -ōnis).

 

1. m. Soldado compañero de otro en la guerra.

 

Por otra parte, todos los conmilitones de Maximino le pinchaban y excitaban contra los galileos, pues habiendo llegado a ser uno de los placeres y deportes imperiales el presenciar suplicios, si no se utilizaba a los nazarenos para este fin, podría darle a César el antojo de ensayar con algún amigo y convidado.

 

EMILIA PARDO BAZÁN, Dulce sueño

 

 

connubio

 

(Del lat. connubĭum).

 

1. m. poét. matrimonio (|| unión de hombre y mujer concertada mediante ciertos ritos).

2. m. poét. matrimonio (|| sacramento del catolicismo).

 

También me recomendaba que echara el ojo alguna joven, o no tan joven, con tal de que tuviera caudales, que disponiendo de éstos nos resultaba difícil encontrar compensaciones fuera del legítimo connubio. Lo del legítimo connubio lo decía él, que era muy ampuloso en el hablar, a modo de befa.

 

JOSÉ LUIS OLAIZOLA, El amante vicario

 

 

contentible

 

(Del ant. contemptible, y este del lat. contemptibĭlis).

 

1. adj. p. us. Despreciable, de ninguna estimación.

 

Este fue por su devoción a Jerusalén para visitar aquellos lugares, y asegurado entre los bárbaros por su pobreza, mal vestido, su rostro contentible y pequeña estatura, tuvo lugar de mirallo todo y calar los secretos de la tierra; consideró cuán atroces y cuán crueles trabajos los nuestros en aquellas partes padecían.

 

PADRE JUAN DE MARIANA, Historia de España

 

 

conticinio

 

(Del lat. conticinĭum).

 

1. m. p. us. Hora de la noche, en que todo está en silencio.

 

Acosado más y más por la hueste de quehaceres diurnos, el hombre moderno se va batiendo en retirada y se atrinchera en las horas de la noche. El amor al conticinio, por arcaico que sea el vocablo, es rigurosamente moderno, crecientemente contemporáneo.

 

PEDRO SALINAS, El defensor

 

 

contumacia

 

(Del lat. contumacĭa).

 

1. f. Tenacidad y dureza en mantener un error.

2. f. Der. rebeldía (|| falta de comparecencia en un juicio).

 

¡Oh infame gente,

incrédula y contumaz!

Vive el rey omnipotente,

que restauró nuestra paz

y en la cruz murió obediente,

¡que os he de quitar la vida

a tormentos! Vayan presos.

 

TIRSO DE MOLINA, El árbol del mejor fruto

 

 

contumelia

 

(Del lat. contumelĭa).

 

1. f. Oprobio, injuria u ofensa dicha a alguien en su cara.

 

Habéis visto que somos víctimas de tantos vejámenes, atropellos y contumelias; que el robo es la suprema ley, pues no sólo se roban riquezas, sino personas. Los hombres roban la mujer que les agrada, y las mujeres al hombre que les peta. Y la Justicia para castigar estos crímenes ¿dónde está?

 

BENITO PÉREZ GALDÓS, Los duendes de las camarillas

 

 

coprolito

 

(Del gr. κόπρος, excremento, y -lito).

 

1. m. Excremento fósil.

2. m. Med. Cálculo intestinal formado de concreción fecal endurecida.

 

—¿Hasta cuándo vamos a seguir fechando «d.J.C.»?

—Documentos literarios vistos dentro de doscientos años: coprolitos.

 

JULIO CORTÁZAR, Rayuela

 

 

corbacho

 

(Del ár. kurbāǧ o del turco kirbaç).

 

1. m. Vergajo con que el cómitre castigaba a los forzados.

 

Gil Berrueco, id a la plaza, y traedme aquí luego los dos primeros asnos que topáredes; que, por vida del rey nuestro señor, que han de pasear las calles en ellos estos dos señores cautivos, que con tanta libertad quieren usurpar la limosna de los verdaderos pobres, contándonos mentiras y embelecos, estando sanos como una manzana y con más fuerzas para tomar una azada en la mano, que no un corbacho para dar estallidos en seco.

 

MIGUEL DE CERVANTES, Los trabajos de Persiles y Segismunda

 

 

corito, ta

 

(Del lat. corĭum, piel).

 

1. adj. Desnudo o en cueros.

2. adj. Encogido y pusilánime.

3. m. montañés (|| natural de la Montaña).

4. m. asturiano (|| natural de Asturias).

5. m. Obrero que lleva a hombros los pellejos de mosto o vino desde el lagar a las cubas.

 

Ya le conozco, un corito

es, que tiene más caudal

de cuantos la Puerta ampara

aquí de Guadalajara.

 

TIRSO DE MOLINA, Don Gil de las calzas verdes

 

 

coruscante

 

1. adj. poét. Que brilla. Luceros coruscantes.

 

Majestuosa, diáfana y radiante

su hermosura, en su lumbre se confunde,

agitada columna coruscante,

júbilo y vida por doquier difunde.

 

JOSÉ DE ESPRONCEDA, El diablo mundo

 

 

coscón, na

 

1. adj. coloq. Socarrón, hábil para lograr lo que le acomoda o evitar lo que le disgusta. U. t. c. s.

 

Carta o cuenta familiar

que, en estilo algo ramplón

da un poeta algo coscón

a una condesa sin par.

 

JOSÉ ZORRILLA, A escape y al vuelo

 

 

cotudo1, da

 

(De cotón).

 

1. adj. Peludo, algodonado.

 

—¿Qué leo? ¿Con quién hablo de lo que lea? ¿Con ese cotudo de mayordomo que bosteza desde las cinco?

 

JORGE ISAACS, María

 

 

crencha

 

(De crenchar).

 

1. f. Raya que divide el cabello en dos partes.

2. f. Cada una de estas partes.

 

La muerte al cielo pido,

pues, se me va la vida y no la sigo.

¡Ay Sancha de los míos ojos,

Sancha de los ojos lindos,

Sancha del tranzado largo,

de oro crespo, rubio y rizo:

Sancha de la crencha bella,

atada en coifa de pinos!

 

LOPE DE VEGA, Las famosas asturianas

 

 

crinado, da

 

(Del lat. crinātus).

 

1. adj. poét. Que tiene largo el cabello.

 

Un día que el padre Apolo estaba tañendo la divina lira, el sátiro salió de sus dominios y fue osado a subir el sacro monte y sorprender al dios crinado. Éste le castigó, tornándole sordo como una roca.

 

RUBÉN DARÍO, El sátiro sordo

 

 

criptorquidia

 

(Del gr. κρυπτός ‘oculto’, ὄρχις, -ιδος ‘testículo’ y -ia).

 

1. f. Med. Ausencia de uno o de ambos testículos en el escroto.

 

Cierto que el asesino padece una deficiencia sexual, la criptorquidia, o sea que las glándulas están retenidas en el abdomen.

 

PÍO BAROJA, La decadencia de la cortesía y otros ensayos

 

 

cuchipanda

 

1. f. coloq. Comida que toman juntas y regocijadamente varias personas.

 

Acaba la presentación, pero no la cuchipanda; de hecho, empiezan los vinos. Hay muchísimos. Líderes de la rebelión de las mesas, los enólogos se convierten en rebeldes sin pausa y los prueban todos (aunque no desbarran); yo también (lamento no poder decir lo mismo).

 

JAVIER CERCAS, La verdad de Agamenón

 

 

cultipicaño, ña

 

1. adj. fest. Culto y picaresco conjuntamente.

 

Anilla, dame atención,

que es dádiva que no empobra,

—mientras que cultipicaña

mi musa se desabrocha.

 

FRANCISCO DE QUEVEDO, Encarece la hermosura de una moza con varios ejemplos, y aventajándola a todos

 

 

cuodlibeto

 

(Del b. lat. quodlibetum, y este del lat. quodlĭbet, lo que agrada, lo que se quiere).

 

1. m. Discusión sobre un punto científico elegido al arbitrio del autor.

2. m. Dicho mordaz, agudo a veces, trivial e insulso las más, no dirigido a ningún fin útil, sino a entretener.

3. m. Uno de los ejercicios en las antiguas universidades, en que disertaba el graduando sobre materia elegida a su gusto.

 

En fin, me metí a poeta,

mayor de los veinte y cinco,

haciendo mis cuodlibetos

para el lauro y grado altivo.

 

LOPE DE VEGA, El cuerdo en su caso

 

 

currutaco, ca

 

(De curro2).

 

1. adj. coloq. Muy afectado en el uso riguroso de las modas. U. t. c. s.

 

La tarde en que lo vio pasar frente a su dormitorio pensó que Pietro Crespi era un currutaco de alfeñique junto a aquel protomacho cuya respiración volcánica se percibía en toda la casa.

 

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, Cien años de soledad

 

 

cuzco

 

(De cuz).

 

1. m. Perro pequeño.

 

¡Bien conocía los bueyes con que araba, bien sabía a qué atenerse, el papel que desempeñaba, cómo era recibido él por la familia, que no hacían más que tolerarlo los viejos, que lo admitían como de lástima, que lo miraban como a bicho inofensivo, como a una especie de cuzco de la casa, que lo tenían en cuenta de zonzo!

 

EUGENIO CAMBACERES, En la sangre