París, 2 de enero de 1970126
Querido Greg:
Esta tarde recibí tu último envío. Como salgo hacia el 15 para La Habana, se lo llevaré personalmente al GRAN GORDO, junto con los remedios que me pide para su asma, y una edición del I King que le conseguí para que pueda lanzarse a las adivinaciones y mutaciones que tanto le interesan.
¡Hurrah por Clem y su tesis! Dale un gran beso de mi parte, y dile que es una gran cronopia.
Aquí está haciendo un frío de la mancuspia. Mi amiga y yo nos fuimos a Barcelona en el auto para pasar el fin de año con García Márquez y Vargas Llosa, y casi no volvemos, porque se armó un tal blizzard,127 y hubo tales catástrofes que todavía no sabemos cómo pudimos manejar en la nieve y el hielo, convertidos en pingüinos, y tomándonos unos tremendos tragos de ron cubano cada cinco kilómetros. Pero aquí nos tienes de vuelta, older but not wiser.128 Fue muy divertido, qué coño.
De vuelta de Cuba te contaré las novedades de la isla. Recibí unas líneas encantadoras de Paula McGuire confirmándome que tú y Paul van a traducirme. Me pongo tan orgulloso que se me vuelan todos los botones del saco y de los pantalones.
Cariños a Nélida, y ojalá todo salga bien para ella. Otro beso a Clem (no te pongas celoso) y para la niña. Abrazos muy grandes, viejo,
Julio
Paris, le 2 Janvier, 1971
Messieurs GROSSMANN PUBLISHERS INC
NEW YORK
Messieurs,
De retour d’un voyage en Amérique Latine, je trouve votre lettre du 6 Decembre, 1970. Je m’excuse donc de mon retard involontaire.
Je ne suis pas en état de préparer cette introduction à votre antologie que vous me demandez si aimablement. Depuis vingt ans je vis en Europe, et bien que je me maintiens en contact avec les littératures latinoamericaines, il est évident qu’il me manquent des éléments de toute sorte pour pouvoir faire face a un travail comme celui qui vous désirez.
Il me semble que vous avez une double possibilité en ce terrain: vous adressez soit a Angel Rama, le critique uruguayen qui se trouve actuellement a Puerto Rico (c/o University of), ou bien a Emir Rodríguez Monegal, qui doit se trouver actuellement dans une université americaine. Tous les deux sont des spécialistes en la matière, et je suis sûr qu’il accepteront avec joie la possibilité de présenter votre excellente antologie dont la liste d’auteurs m’a semblé d’une grande valeur.
En vous souhaitant bonne chance dans votre entreprise et vos demarches, je vous envoie une salutations très amicale,129
Julio Cortázar
9, Place du Général Beuret
PARIS XV FRANCE
París, 5 de febrero de 1971
Querido Greg:
Acabo de volver de La Habana. Yo mismo le llevé al GRAN GORDO el capítulo que ahora te devuelvo después que él lo revisó profiriendo gruñidos de regocijo y soltando enormes anillos de humo de su cigarro Romeo y Julieta.
Lezama está muy bien, y lleno de felicidad al ver que tu trabajo avanza. La versión francesa de Paradiso sale aquí en estas semanas, y el poeta está que salta de entusiasmo; de golpe descubre que es célebre, que todo el mundo le escribe y quiere verlo, y en su gran ingenuidad e inocencia todo eso le parece extraordinario y entonces se instala en su mecedora, enciende otro cigarro y se pone de golpe muy importante. Pero le dura poco, porque es como un gran niño, y nada me ha dado más felicidad que estar con él, llevarlo a almorzar (cosa que el Gordo agradece enormemente porque es un tragón terrible y no hay mucho que comer en Cuba en estos tiempos, como has de saber), y charlar durante horas de toda clase de cosas celestes y terrestres. Le llevé de regalo una versión francesa del I King, o libro de las mutaciones, que ambicionaba desde hacía mucho, y casi se desmaya de felicidad al hojearlo. Cada uno de tus envíos le da una nueva alegría, y creo que en ese sentido (además de tu trabajo profesional) estás haciendo una obra humana realmente magnífica, porque los cubanos están muy aislados por el maldito bloqueo y necesitan el contacto con el exterior.
Bueno, yo estoy bien aunque cansado después de trabajar como un condenado en la Casa de las Américas. Tuve una carta de Paul, por la que supe que anda algo enfermo del estómago; espero que no sea nada. Me mandó de regalo unos libros muy hermosos, y revistas literarias. El archicronopio es realmente un poeta del carajo, como dicen los cubanos.
Ciao, Greg, con mis afectos para Clem y mi sobrinita (mira qué tío pesado se tiene que aguantar!). Hasta pronto, con un abrazo muy fuerte,
Julio
París, 15 de febrero de 1971
Mi querido Pablo:
Todo llegó a mis manos: tu carta, luego el banco me avisó que el cheque estaba depositado, y por último las dos revistas y el hermosísimo Gin. Boy, ¡qué regalo! (Me refiero a Gin, of course.) Tienes razón, hay que acariciar el papel, sentirlo en los dedos, olerlo, mirarlo al trasluz, gozar de esa materia refinada, esa tipografía tan hermosa… En cuanto a los poemas “holandeses” me parecieron espléndidos: las gaviotas, claro (my gulls, como dices con tanto derecho, porque eres el dueño de todas las gaviotas del mundo), y también la atmósfera de Holanda que yo conozco muy bien y que vuelvo a encontrar en esos poemas: Amsterdam, el paisaje de los campos, los canales, los hoteles con sus habitaciones angostas… Muy hermoso libro, Pablito, muy hermoso de veras; y gracias por enviarme un ejemplar, porque es un regalo de esos que uno guarda para siempre, en esa biblioteca secreta que duerme del lado del corazón.
Me preocupa que estés un poco enfermo, hombre, pero espero que algún médico encuentre la causa y te cure rápidamente. No creo que una inflamación del esófago sea grave, pero en cambio debe ser sumamente desagradable, a drag,131 como tú dices. Por las dudas no comas cosas picantes (chile, curry, etc.) y no tragues el humo al fumar, por lo menos algunas semanas.
Wow, qué buena noticia que Joan, Carlos T. y tú vengan de nuevo a Francia! Wonderful! Yo espero pasar el verano en Saignon, terminando una novela132 que empecé el año pasado, y trataré de estar lo más tranquilo posible para escribir sin demasiadas complicaciones. Desde luego me encantará verlos de nuevo, y conocer a tu hijo, de manera que avísame con tiempo cuándo llegas y qué planes tienes. YO TAMBIÉN PIENSO COMPRAR UN VOLKSWAGEN, man, pero todavía no sé cuándo porque mi vida está terriblemente complicada. Fui a Cuba el mes pasado, volví hace diez días, y todavía tengo una gran cantidad de “misiones” políticas y semi-políticas que cumplir en behalf of the Cuban boys, you know.133 Pero si todo va bien bajaré a Saignon en el mes de junio, para quedarme hasta septiembre. So, if you arrive by that period, just say it and Ugné and I will warm up the barbecue, open the rosé and pastis bottles and wait happily for you three. I hope Carlos T.’ll enjoy the provenzal scenery…134
Bueno, Pablito, dale un gran beso a Joan de mi parte (I love that girl, you know)135 y cuídate un poco, carajo, para estar bien en poco tiempo. Gracias por las revistas (Sumac and Boss are really good, and the Saignon suite was a pleasure to re-read),136 y hasta pronto, con un gran abrazo de tu amigo
Julio
The tape will be welcome!137
París de Francia, 15 de febrero de 1971
Mi querido gaucho Félix:
Viejo, yo también quería verte en Madrid, pero el argentino propone y los cubanos disponen. Me dieron una tal paliza dialéctica en La Habana, quiero decir que tuve tanto trabajo en la querida y jodida Casa de las Américas, dormí tan poco, trabajé tanto, me hice tanta mala y buena sangre, hablé con tanta gente y leí tantos miles de páginas impresas o apenas digitadas, que cuando subí al empeñoso pero ya vetusto Bristol Britannia en viaje de vuelta, me chupé una escala en plena madrugada en las Azores que era para dejarte azorado por el resto de tus días… En síntesis: al llegar a Barajas, sentí que si no pasaba más o menos automáticamente al avión de Iberia que me devolvería a mí mismo en dos horas, iba camino del chaleco con dobladillo de cuero; triunfó el individualismo malsano (cf. Marx) y húbeme en París con mala conciencia pero con la presión arterial a salvo. Tú no fuiste la víctima, viejo: fui yo, porque mucho quería verte y hablarte. Ya ves, la fatiga explica quizá los procesos de Moscú, la batalla de Lepanto y parte de la poesía de Miguel Ángel Asturias. Pero vos te vas ahora a mi Buenos Aires querido, y eso me alegra mucho porque ayá te espera la barra, la farra corrida y la milonga entre magnates con sus locas pretensiones, Gardel dixit. Creo que lo vas a pasar bien, que te gustará el asado de tira (pero vos ya estuviste una vez, ¿no? De golpe me parece recordar que me hablaste de la Boca y de San Telmo como un orillero veterano).
Gracias por tu carta, por tu cariño siempre a flor de cada palabra, y no estoy fabricando frases fáciles pues ésas se las dejamos a los olisqueadores de turno. Me alegro de que hayas pasado el libro de Isel Rivero a los amigos de Ocnos. La cosa cae bien, porque hace rato que ando en correspondencia con ellos, desde que a esos insensatos cronopios se les ocurrió que les gustaría publicar un volumen de poemas de este amigo tuyo. La cosa está todavía en ciernes, pero al borde de cuajar, y yo tengo la mejor y más cariñosa opinión de los que dirigen esa colección, de manera que confío en que el poema de Isel les guste y se animen a editarlo. Yo me pondré en contacto directo con ellos a partir de ahora; te agradezco muchísimo lo que has hecho, y pienso que todo saldrá bien.
Pues no, viejo, no tengo ningún domicilio de Octavio en México, pero pienso que si le escribes al Colegio de México, en el cual como quizá sabes tiene que hacer un curso este año, la carta le llegará sin problema. La otra solución es escribirle c/o Mortiz. Vi apenas de paso a Octavio cuando vino unos días a París, pues yo estaba ya yéndome a La Habana y todo se redujo a unos tragos y un abrazo.
Bueno, por supuesto que puedes reproducir en Cuadernos ese viejo texto sobre la teoría del cuento.138 Y gracias, porque es un primer capítulo en cierto modo de algo que luego seguí desarrollando en un pasaje de Último round139 y que pienso seguir explorando si la Virgen me da salud. Por cierto que Vargas Llosa y yo hemos aceptado hacer sendos cursos en Cuba a fin de año, él sobre la novela y yo sobre el cuento, de modo que la exploración a que aludo se sistematizará a la fuerza, y tal vez sea útil para los muchachos cubanos que se han puesto a escribir cuentos como si alguien les pagara por ello (el pago es harto mejor porque en casi todos ellos hay un tremendo deseo de entender la revolución y prestarle ayuda, y la mera publicación vale para ellos y les da impulso para seguir adelante; el problema es que muchos confunden los medios con los fines, y escriben mal o a medias o malogran un talento que está esperando un poco de técnica para torear por todo lo alto, como decimos los del centro).
Che, esta lata ya está bien. Que te diviertas mucho en mi pequeña ciudad de ocho millones y pico, que te abrás en las paradas, no con cafishos milongueros pero sí con pibas diqueras de esas que parlan en francés y tiran la menega a dos manos, etc. Dámele un abrazo de tamaño natural a Paco Porrúa, bebete un buen trago de tintiyo a la salud de este anclao en París, y hasta siempre, guitarrero viejo y peludo, con un abrazo fuerte,
Julio
Mil besos a todas nuestras dulces Musas, que no he olvidado.
París, 17 de febrero de 1971
Mi querido Paco:
Ugné y yo recibimos tus cartas. Ugné te contestará en estos días, y yo me apuro a enviarte estas líneas para ayudarte a ver con mayor claridad los problemas que nos conciernen.
Como me decís, estás metido a fondo en el reajuste de Suda-mericana, y confío en que tendrás suerte y que podrás enderezar el barco que, por lo que se va viendo, estaba más que escorado. Tuve una carta de Fernando explicándome su renuncia, y vos me das ahora otros datos aclaratorios. La primera cuestión que se me plantea (y prefiero liquidarla de entrada) es la económica. Encontrarás adjunta una copia de la carta que le mando a López Llausás; su contenido me exime repetirte las razones y argumentos. El hecho está claro, hubo una promesa formal de Fernando en el sentido de que se pondrían finalmente al día conmigo, y mis problemas personales (venta de mi casa, compra de un lugar conveniente para mí y un pied à terre para cuando Aurora venga a pasar temporadas en Europa) hacen que no pueda aceptar con la paciencia de otros tiempos unas demoras que finalmente me perjudican gravemente. Pero para eso te remito a mi carta al Old Man, y vos verás lo que se puede hacer.
Lo de Edhasa ha resultado un lío lamentable, pero no sé si sabrás por mí, ahora, las últimas novedades, y es que José María140 se mandó mudar de la editorial; eso explica, entre otras cosas, que no haya contestado a mis últimas cartas, y que además no haya cumplido su promesa de hacerme liquidar inmediatamente lo que me correspondía por la edición de bolsillo de los malhadados cronopios. Lo de la eventual edición ilustrada queda además en el aire, cosa que no me preocupa mayormente por el momento, pues es más un juego que otra cosa para mí; he pedido a Ugné que le escriba a Rosa Regás para que le devuelvan inmediatamente su maqueta a Silva, que la necesita para la edición en francés que, parecería, va a cuajar finalmente. Desde luego si venís en marzo-abril como prevés, todo lo hablaremos mucho mejor mano a mano; está claro que, a la luz de lo que te digo sobre Echevarría, lo que me pedías sobre la cuestión de tratar con Minotauro, etc., queda en el aire; vos decime simplemente, cuando tengas información directa y completa, qué es lo que puedo o tengo que hacer yo, y por supuesto te seguiré al pie de la letra.
Bueno, creo que esto es lo más urgente que tenía que decirte. Estuve 15 días en Cuba, trabajé como un negro, y me comprometí, junto con Mario Vargas Llosa, a volver a fin de año para hacer un cursillo sobre el cuento, que es lo mejor que yo puedo hacer por el momento en pro de los cubanos. Mi viaje a la Argentina se sitúa entre octubre y noviembre, como creo haberte dicho; voy a aprovechar el verano para terminar esa novela que empecé el año pasado y de la que espero poder hablarte cuando vengas; por el momento reviso la versión francesa de 62,141 y cumplo toda clase de trabajos más o menos vinculados con la buena causa latinoamericana.
Espero que Norma se haya recobrado de la triste noticia de la muerte de su padre; espero que el jardín de Alá (¿no será más bien uno de los jardines colgantes de Babilonia?) esté lleno de flores, y que el departamento guarde ese encanto que me salvó de la peor depresión durante mi paso por B.A. Hasta siempre, me quedo a la espera de tus noticias, y aquí va un beso para Norma la jardinera y un abrazo grande para vos de tu
Julio
París, 7 de marzo de 1971
Gaucho peludo:
Ojalá la noticia que me das sea falsa. Lo que yo sé es que el otro gerente de Sudamericana, Fernando Vidal Buzzi, se mandó mudar hace un par de meses; en cambio, a juzgar por una carta de Paco Porrúa, éste habría sido llamado a participar directamente en las tareas más importantes de la casa, al lado del vetustísimo pero indoblegable don Antonio López Llausás. Si entre tanto ha habido nuevos despelotes, no sé, pero espero que estés equivocado.
De todas maneras, la dirección privada del gran cronopio Porrúa es: Calle Piedras 1365, octavo piso. Teléfono: 23-8393. Llévale un gran abrazo mío, y cuando Paco te permita que beses a Norma, bésala también por mí.
Coño, espero desde ya la aparición de tu novela, con Horacio y todo, y del volumen de poemas. Nunca tuve noticias de Gracia Risso, pero si estuvo mezclada con Onetti uno ya puede esperar lo mejor de esa mujer, sobre todo entre tus manos.
Mis cariños a Paquita, buen viaje, y que la Argentina bruscamente despierta, aunque todavía a medias, no te reciba con demasiadas “expropiaciones” de bancos en la cuadra de tu casa; y conste que lo digo por ti, pues las expropiaciones me parecen de lo más bien.
Hasta siempre, viejo, con un gran abrazo,
Julio
París, 13 de marzo de 1971
Querida Memé:
Tu carta marplatense me llegó con mucho atraso, porque hemos tenido una larga huelga de correos, pero me trajo lo mismo una gran alegría. Tuviste una muy buena idea al escribirme desde Mar del Plata y contarme con tanto detalle lo que estaban viendo y conociendo con doña Herminia, que por lo visto se portó bien a pesar de sus piernas remolonas y pudo aprovechar todo lo que hay en esa ciudad que, por desgracia, no conozco. (Debo ser el único porteño que nunca fue a Mar del Plata, ¿verdad?)
Me doy cuenta por algunos párrafos de tu carta que necesitabas mucho de ese descanso y ese cambio de vida, pues si tuviste que hacer frente a tantas responsabilidades en el Instituto me imagino que estabas muy cansada; la verdad es que en casos así no hay mejor que irse a otra parte aunque sólo sea por algunos días. Yo, que en esta temporada tengo un trabajo enorme (en mi casa, pero tan pesado como si estuviera en la Unesco) trato de descansar los fines de semana yéndome a cualquier rincón tranquilo no demasiado lejos de París. Dos días de ver árboles, de no escuchar el teléfono, me bastan para reponerme, y vuelvo a mis cosas con todo el ánimo necesario.
Me alegro de que te gustara tanto el viaje en avión, y espero que hayan vuelto también por aire y no por tierra. Yo he volado tanto en mi larga vida que me resulta ya poco interesante, pero hay vuelos que me gusta hacer, sobre todo los que no son demasiado largos, digamos tres a cuatro horas a lo sumo. Lo malo es cuando me aguanto veinticuatro horas de un solo saque, como cuando voy a Cuba, porque se llega convertido en jalea y no se piensa más que en dormir dos días seguidos.
Qué bueno que Jorge Mujica, tan buen amigo y tan generoso (y a quien recuerdo siempre con un grandísimo afecto) les haya ofrecido su departamento. Tenés mucha razón al decir que eso es mil veces mejor que un hotel, en todo sentido. Claro que las cosas no siempre salen bien, como me pasó a mí el año pasado en Londres, cuando fui a pasar un mes y medio. Un amigo me cedió su departamento, pero a los cuatro días de estar allí hacía un frío tan horroroso que me despertaba con estalactitas en la nariz o poco menos; de modo que armé la valija y rajé a un hotel con calefacción. Por lo que me contás, en el caso de ustedes las cosas sucedieron de la manera más favorable, como era de suponerse tratándose de Jorge.
Conque las dos minas se fueron de farra a La Gayola, ¿eh? ¡Qué me contás, pebeta! Me alegré muchísimo de la “aventura”, y de que ese muchacho cantor fuera tan simpático y amable con mamá y con vos. Ahora veo que el cantor también se llama Jorge, hay que creer que es un nombre venturoso para ustedes. Me divertí mucho con tu relato, y espero que alguna vez se animen a hacer algo así en Buenos Aires; creo que sabrás que por el lado de San Telmo hay ahora muchos lugares donde se puede ir a escuchar música folklórica y tangos. Convencela a doña Herminia y llevátela alguna noche, ahora que ya se lanzaron a la vida de bohemia…
Bueno, hermanita, espero que el piano siga sonando seguido en casa, y también que pronto pueda ir para allá y escucharlo al compás de tus ricos mates (yo pongo la factura, ya sabés). Dale un beso a mamá de mi parte, decile que no sea regalona y que camine lo más que pueda. Les mando a las dos todo mi cariño,
Julio
París, 14 de marzo de 1971
Mi querido Mario:
Por gente que ha ido pasando por París, sé que estás perfectamente bien de salud; el último en darme noticias tuyas fue González Bermejo,142 nuestro más reciente “torturador” periodístico, por cierto que inteligente y sensible como conviene para esa clase de menesteres.
Benedetti pasó por París y me trajo una carta de Orfila con un apéndice del Águila Azteca;143 como se trata de algo que nos concernía a ti y a mí (aunque la carta llegó tarde a La Habana) te la envío; no necesitas devolvérmela.
Libre va a salir. Rubén Bareiro y yo le cambiamos bastante un texto de presentación destinado a los eventuales colaboradores, y que había redactado Juan. Éste se mostró de acuerdo, pienso que te enviará una copia. Como todas las cosas hechas por más de uno, es gris y anodino, pero en todo caso Rubén y yo tratamos de quitarle la perspectiva demasiado “española” que lógicamente tenía.
Creo que esto es todo. Ah, Benedetti me dijo que un peruano llamado Pablo Guevara, a quien insensatamente nombraron miembro del jurado de poesía en la Casa, resultó un perfecto conchetumadre, como dicen tus personajes. Te paso el santo porque a esta altura del partido hay que conocer a la gente lo más posible. El tipo te tiene un odio particularmente venenoso y no lo disimuló en Cuba, provocando escándalo en la Casa.
¿Cuándo vienes a París? Si vieras las películas que pasan…
Después de este veneno florentino final, que espero no te deprima demasiado, abrázame mucho a Patricia y a mis sobrinos, y hasta siempre, con mi viejo afecto,
Julio
París, 23 de marzo de 1971
Mi querido Ángel:
Misión cumplida, compañero: Roberto recibirá tu envío en la forma más acelerada posible. Ugné ya tiene en sus manos lo que le enviaste por separado, y te va a mandar la revista para que veas de qué se trata; descuento que además te escribirá.
Aprovechando de tu permiso, leí tu ensayo para la antología de las dos locas yanquis. Hay momentos en que me creo un genio protector de la buena literatura; por ejemplo, el haberles dicho a esas muchachas (que a lo mejor tienen 80 años por barba!) que vos eras el hombre para la introducción a esa antología. Qué suerte, qué suerte; tu ensayo es de una lucidez, una claridad más que nunca necesaria en este período de polémicas, escaramuzas, cortinas de humo y despiste generalizado en la materia. En esas pocas páginas vos ponés cada pieza en su lugar, y de golpe se entiende todo. Ni qué decir, además, la importancia de que se publique en la revista de la Casa.
Lamenté a cada minuto que no estuvieras con Mario Vargas y conmigo en la reunión del comité, donde me agarré fraternalmente a patadas con los compañeros cubanos. Fue útil y necesario, y creo que todos aprendimos algo en ese cambio de ideas con guantes de ocho onzas. Veo que te diste clara cuenta del “entierro de lujo” de nuestro comité; era necesario porque frente a ausencias definitivas o momentáneas como la de Dalton y la tuya, el empobrecimiento resultaba demasiado palpable. STOP THE PRESS: En este mismo momento me telefonean con la noticia del arresto de Padilla y su mujer. No hay ninguna explicación por el momento, pero me temo que volvemos a fojas uno y que otra vez habrá que romper lanzas. De paso me avisan, también por teléfono, de la liquidación del general Levingston. Ya no se puede escribir cartas tranquilas a los amigos, como ves, la aceleración es demasiado grande. Ah, tiempos felices del doctor Johnson, cuando escribir era un largo placer sin sobresaltos…
Hasta pronto, Ángel, a ver cuándo nos encontramos (aunque sea como las brujas de Macbeth). Mis saludos para Marta,144 y un abrazo muy grande de tu viejo amigo
Julio
París, 24/3/71
Gracias, Susana Mara, por su carta tan cordial. Yo también espero que le sea posible llevar a cabo sus planes, y le aseguro que trataré de colaborar con mi mejor buena voluntad cuando la T.V. se haga presente. En cuanto a su visita a París, como soy un gitano nato, puede ocurrir que no esté cuando usted venga. Avíseme, pues, con tiempo, para tratar de coincidir o, por lo menos, prevenirla en caso contrario.
Gracias otra vez, y un saludo de su amigo
Julio Cortázar
París, 29 de marzo de 1971
Querido Sergio, único Coronel que es un Oso (los demás son todos gorilas):
Por aquí, como tres figuritas mágicas salidas de un cuento de hadas, pasaron unas nenas mendocinas fragantes y alegres, estudiosas y sabias, contentas y paseanderas, todas las cuales o por lo menos una de ellas es gran amiga de Gladys, de manera que el aire de mi casita parisiense se llenó de perfumes mendocinos, y no pasaron muchos minutos sin que se hablara largo de todos los amigos de allá, y entre esos amigos el Gran Oso estuvo presente con sus zarpas poderosísimas y su culpable tendencia a comerse los tarros de miel que encuentra a su alcance.
Desgraciadamente las tres nenas en cuestión se marcharon pues todavía les quedaba por recorrer una buena parte de Europa o algo así, y yo me sentí muy nostálgico de Mendoza y de los viejos tiempos y del rumor del viento en los álamos de Uspallata y de Lunlunta, y decidí mandarle estas líneas sin ninguna obligación de respuesta, nada más que para completar un ciclo de recuerdos que sigue siendo uno de los momentos más hermosos de mi vida. Desde luego creo haberle dicho que tengo la sana y adusta decisión de visitar la Argentina hacia fines de año, y en ese caso no creo que ninguna fuerza humana pueda impedirme aterrizar fragorosamente en Mendoza para ir a darle un abrazo y averiguar si mi recuerdo del vino de esos pagos coincide con la realidad o es un puro invento del cariño y la saudade.
Dígale a Gladys… No, no le diga nada puesto que ahora me doy cuenta de que esta carta tengo que mandársela a ella para que se la transmita, ya que no tengo la dirección de su madriguera (léase madriguera, que es el lugar donde presumo viven los Osos y más de cuatro coroneles). El “dígale a Gladys” queda reemplazado por: Buen día, Gladys, para vos también hay recuerdos y nostalgias y cariño, y no te vas a escapar de una larga charla apenas yo me aparezca por tus lares. Como dijo el poeta, prepará el pomo/ que viene Momo.
Un gran abrazo para los dos, y todo mi afecto,
Julio
Gladys: decile a Mimí que le agradezco el recorte y, por supuesto, la visita.
30/3/71
Querido Jean, te escribo dos líneas al vuelo. El asunto de Padilla + 2.000.000 más, han, me temo, acabado con mis fuerzas. Y lo malo es que hay que seguir p’alante…
El sumario de la revista me parece bien. A los cubanos más revolucionarios les parecerá demasiado lleno de “viejos”, pero como no lo van a leer no tiene importancia. Y en cambio sí importa que estén allí la mayoría de los escritores que has seleccionado. Lástima que no haya nada de Retamar. Por razones estratégicas hubiera convenido su presencia.
Ojalá nos veamos este verano. Mis afectos a los tuyos, perdóname la prisa, un abrazo
Julio
Los abajo firmantes,145 solidarios de los principios y objetivos de la Revolución cubana, se dirigen a usted para expresar su preocupación ante el arresto del poeta y escritor Heberto Padilla, y para solicitar a usted que tenga a bien examinar la situación creada por dicho arresto.
Considerando que el gobierno cubano no ha evacuado hasta el momento ninguna información sobre la materia, empezamos a temer el resurgimiento de un proceso de sectarismo más fuerte y más peligroso que aquel denunciado por usted en marzo de 1962 y al que el Comandante Che Guevara hiciera alusión muchas veces cuando denunciaba la supresión del derecho de crítica en el seno de la revolución.
En momentos en que se instaura un gobierno socialista en Chile y en que la nueva situación creada en Perú y Bolivia facilita la ruptura del bloqueo criminal contra Cuba por el imperialismo norteamericano, el recurso a los métodos represivos contra los intelectuales y escritores que han ejercido el derecho a la crítica en la revolución no puede tener sino una repercusión profundamente negativa entre las fuerzas anti-imperialistas del mundo entero, y más especialmente de la América Latina, donde la Revolución cubana es un símbolo y una bandera.
Agradeciendo de antemano la atención que usted se sirva dispensar a esta solicitud, reafirmamos nuestra solidaridad con los principios que guiaron la lucha en Sierra Maestra y que el gobierno revolucionario ha expresado tantas veces a través de la palabra y la acción de su Primer Ministro, del Comandante Che Guevara, y de tantos otros dirigentes revolucionarios.
Julio Cortázar
9 Place du Général Beuret
París XVe
Paris, April 2nd 1971
Mr. Niels Blaedel
Niels Brocks Gard
Strandgade 36
1401 Copenhague K
Dear Mr. Blaedel,
Ugné Karvelis, who is my agent, has handed over to me the encyclopedic correspondence that has been exchanged between you and her concerning the publication of Todos los fuegos el fuego in danish, since January 30th, 1969, date of your first letter concerning the subject.
I must admit that the case is quite astounding and that if I had to elect my worst publisher in the whole world, I am afraid your house would be my choice. Almost a year has gone by, since the contract with you was signed –on April 23rd last year– and I still am unable to dispose of the small advance you had granted me. I suppose it must have brought in some interests by now. How much? After having explained to Ugné Karvelis that the check had been sent by mistake to Gallimard –and having set several persons to work in order to find out how and when this could have been– you discovered that you had the check sent to my account. Unfortunately, after putting various persons to work on the case in my bank, this turned out not be true either: even in ill-famed underdeveloped countries like the Latin American ones, this kind of things scarcely happens.
Therefore, I would be most grateful if you would immediately have the advance of Danish Crowns 1.500 transferred to my bank account:
Crédit Commercial de France
Agence Vaugirard
Place Adolphe Chérioux
París XVe
account nº 073.001.2600
Unless this sum has been transferred by May 1st 1971, shall consider that my agreement with you is void.146
Sincerely yours147
Julio Cortazar
París, 10 de abril de 1971
Querido Roberto:
Dos líneas “al raje” para acompañarte el texto cuyo plazo de entrega vence, ay, dentro de cinco días; pongamos que tu bondad abre grande los brazos y que esto te llega todavía a tiempo, y si no es así, paciencia. La verdad es que estos dos últimos meses han sido muy duros para mí, y he tenido una enormidad de trabajo y de problemas. La semana pasada recordé bruscamente mi deuda, y después de releer el texto148 que habías guardado tanto tiempo y que me devolviste en enero, pensé que con unas palabras aclaratorias podía seguir sirviendo para las finalidades de este número (CUCO).
Muchas gracias por el hermoso libro de poemas que nos hiciste llegar a Ugné y a mí creo que por manos de Benedetti; la edición quedó muy bien, y me llevo el libro a Viena en estos días para leerlo despacio y en circunstancias menos tensas que las de París, donde te repito que lo he pasado mal esta temporada. Te hablaré en detalle de él en mi próxima carta.
No creas que he olvidado la promesa con respecto a la máquina de fotocopias: ya he arreglado con la gente de la embajada para su envío, y la estoy esperando esta semana o la próxima; también esto se demoró porque la mayoría de los modelos franceses son demasiado complicados; los alemanes son de conservación más simple e igualmente eficaces, y unos amigos se lanzaron a la caza del artefacto, que espero me traigan en estos días.
No recibí respuesta al cable que te envié cuando llegaron aquí las primeras noticias sobre el arresto de Padilla; supongo que no tenías ninguna información que darme, como fue el caso de la embajada cubana. El hondo malestar que ese asunto ha provocado en Europa no se ha disipado, por supuesto, pero es evidente que por razones superiores no se puede dar todavía información. Presumo que el mensaje que firmamos unos cuantos, pidiéndole a Fidel que nos hiciera dar información (y expresándole la preocupación que sentíamos) será como siempre una interminable fuente de malentendidos. Alguna vez, mano a mano, te contaré los entretelones de este asunto; ahora no creo que tuviera demasiado sentido.
Me voy a Saignon hacia el 10 de mayo; si tienes que escribirme, hazlo directamente allí. Mis afectos a los tuyos, a todos los compañeros de la Casa. Te mentiría si te dijera que Ugné te abraza, porque la muy pérfida se ha ido por cuatro días a Londres; pero sé muy bien que si estuviera aquí, se sumaría al abrazo que te mando, con todo mi afecto,
Julio
París, 11 de abril de 1971
Querido Gianni:
Dos líneas para decirte que, siguiendo tus indicaciones, le escribí a Aldo Quinti. Su respuesta podrás leerla adjunta, y aunque su francés está lejos de ser claro, creo que comprenderás que la cosa va mal; por lo menos es la impresión que yo saco.
Ahora el asunto queda en tus manos, pues yo no creo que pueda hacer más nada. De todos modos, si crees que todavía puedo serte útil, escríbeme.
Ojalá tengas suerte, porque después del enorme trabajo que te tomaste en traducir mis poemas, y la prueba de amistad y cariño que eso significa para mí, me da una gran pena y mucha cólera (Ragione della colera!!) que el libro no salga.149
Mis afectos a tu mujer, rodeada de bellas pinturas y tan cronopia como la conocí,
y un gran abrazo de tu amigo y compañero,
Julio Cortázar
París, 12 de abril de 1971, con los castaños florecidos y un sol ya tibio y una máquina de escribir prestada con teclado francés o sea la Q en el sitio de la A y viceversa, la M en lugar de la coma y otras miserias,
Mi auerido Ariel, lo mismo tiraré para adelante aunque ya te haya llamado auerido, que no está mal como errata: aura herida? herido de aura? En todo caso vos sabés mejor que yo que hay un tiempo para leer y otro para maldecir las muchas cosas que impiden leer, y desde noviembre he maldecido harto, así castizamente, y sólo ahora, tantos meses después de ese noviembre en que me diste tu libro (tus, pero ahora hablo del Omenaje)150 he dado con el agujero del tiempo donde era posible poner velozmente un sillón, una lámpara, los cigarrillos y una botella de tinto, cerrándole toda posibilidad de desagujerearse; a lo largo de la mañana y la tarde de ayer leí tu ensayo, lo acabé a medianoche y ahora en la Unesco estoy como del otro lado de una zona donde han pasado tantas cosas, donde durante horas he vivido una extraña situación que, siendo eso, situación, me mostraba a mí mismo des-situado, viéndome por los ojos de otro, conociéndome por la inteligencia de otro, palpándome por la sensibilidad de otro. Pero esto, que voy tirando desde esta maldita mq´auina (ya se vengó, la cabrona) no puede darte la menor idea de ese vértigo, perdoname las grandes palabras pero vos tenés la culpa, vos me has devuelto durante horas a otro tiempo cuando todo me era rayuela y continuamente se me daban esas vivencias que había que llamar des-centraciones o extrapolaciones, o simplemente vértigos como ahora, pero ahora es infinitamente más difícil de decirlo porque es todavía más vertiginoso; resulta que finalmente Poe no nos confió la verdad, el hecho es que Monsieur Valdemar resucitó realmente, y cuando se puso a pensar en su otra vida y a querer explicarla, entonces era yo leyendo a Ariel Dorf-man, viéndose como realmente fue y comprendiendo que su yo de hoy no sabía nada de ese otro que escribió Rayuela y tantos cuentos, quiero decir que sólo a través de tus ojos, ese fabuloso fish-eye con que abarcas todo el horizonte, me ha sido dado volver a verme como fui, y eso, hermano, te tira en la segunda botella propio de cabeza. No todos los días entra William Wilson por esa puerta, ya que le estamos pidiendo préstamos a Poe, y tenías que ser vos, con tu increíble cirujía, el que me saltara a la garganta de una manera tan inapelable. En fin, menos mal que estaba solo en mi casa, solo en París porque todo el mundo se fue a pasar las Pascuas entre las gallinas y los pastos, y entonces pude aceptar mi fantasma (cuál de los dos o los tres o los cuatro? El que leía, el que hablaba desde lo leído, el leído por vos?); en todo caso la casa se llenó de resbalones, desplazamientos, overlappings y otros ecos y rebotes. Pero basta de describirte mi sacudón personal, porque lo que me interesa es tratar de decirte algo sobre eso que has escrito y que no se parece a nada de lo que conozco sobre cualquier tema, sin hablar de los temas mismos del ensayo. La primera cosa es que no se trata en absoluto de un ensayo sino que en realidad es una novela, la novela de otras novelas o la ficción de otras ficciones; quizá por eso las páginas más “ensayísticas” (Carpentier y García Márquez), se sienten como incorporadas desde otro mundo mental y sobre todo desde otra intención; vos sos el primero en sentirlo y decirlo una cantidad de veces, y además entiendo que no solamente no está mal sino al revés: los pasajes a lo otro, a tu mundo más propio y más tuyo, se hacen así más sensibles y proyectan mejor la carga personal que pusiste en todo lo que no era deliberadamente ensayístico. Aquí una pausa para decirte que las páginas sobre Gabo son admirables y que me mostraron una cantidad de cosas que nunca había sido capaz de racionalizar. Y volviendo al conjunto del libro, tengo que decirte hasta qué punto me resulta asombroso que alguien con una capacidad creadora tan grande –no es una frase, eso se siente y se sabe a cada página– haya tenido la intención y la voluntad de adentrarse en la creación ajena, y lo haya hecho sin sacrificar para nada su propio mundo personal, que está continuamente vivo y presente. En un continente donde todos nos creemos genios, una actitud como la que ha dado tu libro es una prueba de madurez que ojalá sea entendida; no lo será, probablemente, y a vos y a mí maldito lo que nos importa en el fondo.
Cuando hablo de tu capacidad creadora, lo hago lúcidamente; se siente no sólo en los párrafos o desarrollos o explicaciones que te pertenecen absolutamente, sino en esa asimilación desconcertante (para mí, que tengo mala memoria) de pasajes, frases, moods, alusiones y cien otras cosas extraídas de mis libros. Ese collage que abarca tantos cuentos y novelas (pues también están Alejo y Gabo, y por poco entra Fuentes, y curiosamente ni una vez citas a Vargas Llosa o a Asturias que también habrían podido meter baza, pero vos sabrás) me parece a mí una nueva creación, no te diré continua y total porque tampoco era tu deseo y ni siquiera tu nostalgia, de eso estoy seguro a pesar de muchas frases autoirónicas que te vas tirando por la cara a lo largo del camino; no hablo de una creación dentro de y por la creación ajena, y eso en el fondo sería la meta de la más alta crítica, solamente que en nuestras tierras ya sabemos que no abunda; curiosamente, al leerte he tenido muchas veces la impresión de que hacías un trabajo de director de orquesta, en el sentido de proyectar en la vida una serie de partituras, interpretándolas, es decir tratando de tocar su fondo o su techo; o también como un pintor cuyos colores fueran nuestros libros, de los que vos sacás algo nuevo, una ejecución o un cuadro que los sitúan en una dimensión diferente. Metáforas, dijo Horacio. Y ya que me tomo el pelo, otra cosa estupenda es esa continua presencia de la ironía y la autovigilancia por medio de las citas que caen como el balde de agua fría en mitad de la disertación. Uno de los mayores placeres que me da tu libro es el nuevo uso de textos míos, su aplicación a nuevas situaciones; hay una apertura fascinante en eso, que deberíamos seguir estudiando (esto del plural es más bien un wishful thinking, porque yo soy incapaz de estudiar nada).
Qué más puedo decirte, Ariel gran monstruo, si en realidad no te he dicho nada y ya voy para dos páginas y la Unesco me va a echar a la calle si sigo sin revisar el Programa y Presupuesto para 1971-72. Sí, una cosa importante: No te has equivocado ni una sola vez en tu versión de mis cuentos fantásticos. Estoy acostumbrado a las interpretaciones más delirantes, a veces divertidas por lo piantadas que son. Vos has elegido justamente algunos cuentos donde pocos aciertan, por ejemplo “John Howell”; aquí tu visión del cuento va todavía más allá de lo que yo pude ambicionar, sé que sentía eso que sentiste vos pero frenado por la anécdota, los pasos de la acción, y ahora vos decís exactamente lo que ese cuento quería decir, y ya podés imaginarte lo que yo siento, y la misma cosa con “Todos los fuegos el fuego” y con “El otro cielo”, donde acertás en el centro mismo. De Los premios y de Rayuela no te puedo hablar en detalle, como no sea decirte que nada hay allí que me parezca hipotético o aventurado. Con la gente de Rayuela vos tenés una relación tan osmótica, tan íntima que me dejás sin palabras; que ese libro haya encontrado un lector como vos no sé si lo justifica pero creo que sí, creo que te merecía como lector pero que hacía falta la suerte increíble de que en ese flaco país pacífico hubiera un Ariel Dorfman que un día se pusiera a leerlo. Y no me olvido de Johnny y de Bruno, de esas últimas páginas de tu libro donde todo el sentido de tu trabajo, tus dudas y tus ascos y tus problemas se confunden con los de esa gente de la que estás hablando, en una asimilación que resume todo tu esfuerzo, la razón verdadera del omenaje. Yo no sé lo que estarás escribiendo ahora, qué planes tenés para el futuro; en todo caso este libro te tira por la ventana (ya que me señalás tantas defenestraciones en mis libros) y te obliga a aterrizar en una de las casillas más altas; no te prometo el Cielo porque sin duda ya te lo tienen prometido o no te importa. Bueno, esta carta está demasiado lejos de lo que hubiera querido ser, pero necesitaba enviártela inmediatamente. Si un día se publicara tu libro, me sentiría muy feliz; y no es Narciso el que habla, creeme, es alguien que ha aprendido a leerse mejor en un libro donde hablaban de él, y se siente un poco menos solo en su coto de caza. Te abrazo muy fuerte,
París, 16 de abril de 1971
Querida Graciela:
Bueno, eso que usted llama una “agresiva defensa” en su carta anterior no tiene la menor importancia; en todo caso usted no me debe ninguna explicación, y yo soy el primero en saber hasta qué punto el interés que siempre demostró por mis libros no tiene por suerte nada de obsecuente; si fuera de otra manera, no habríamos entablado esta ya larga relación epistolar, puesto que la gente más o menos boquiabierta me deja indiferente y más bien fastidiado. Siempre me gustó en usted, como poeta y como ensayista, la gran apertura hacia un conocimiento sin barreras y sin partidismos, basado en raíces más hondas que cualquier “ismo” o cualquier esquema privado; a mí me gusta sentirla como amiga y leerla como poeta, y además cuando se ocupa de mis libros, siento siempre que las dos cosas están juntas y que dan a sus ensayos esa dimensión que me los vuelve muy caros.
Por supuesto me gustará tener elementos concretos de ese estudio sobre la nueva novela latinoamericana, y cuando le llegue el día de escribirlo ya sabe que estaré muy feliz de ser uno de sus primeros lectores. En cuanto a lo que piensa agregar a su trabajo sobre mis libros, espero desde ahora lo que pueda decir sobre 62, que en efecto se quedó bastante al margen en la primera edición, por razones lógicas, sin hablar de Último round. Sobre 62, puesto que me pide elementos de trabajo, dígame si le interesarían mis respuestas a un cuestionario que me hicieron en Cuba y que se concentró casi exclusivamente en esa novela; las preguntas me obligaron a pensar, ocupación poco frecuente en mí, y tal vez algunas de las respuestas puedan mostrarle líneas e intenciones aprovechables o discutibles, que viene a ser lo mismo.
¿Nuevos textos míos? Dos cuentos, uno publicado en Papeles de Venezuela (se llama “Cuello de gatito negro”) y otro que va a salir en el primer número de Libre, supongo que en mayo (se llama “Lugar llamado Kindberg”); hay también un texto ideológico, digamos, que acabo de mandar a la revista de la Casa de las Américas; fue escrito hace dos años pero estaba inédito; se llama “El creador y la formación del público”; si usted leyó “Viaje alrededor de una mesa”, no creo que este otro texto le sirva de mucho, pero también se lo ofrezco. Ah, last but not least (digamos…) unos cronopios insensatos agrupados bajo el nombre de Ocnos en España, van a publicar un volumen de poemas;151 la amistad de todos ellos acabó por vencer mi vieja resistencia a publicar poemas, ya un poco resquebrajada en los dos libros-almanaque, de manera que me pareció una coquetería de mal gusto seguir escondiendo cosas que siempre contaron mucho para mí; hice una selección y se los di; pienso que ese volumen deberá aparecer este año, quizá muy pronto. Y creo que eso es todo por ahora; me voy a Saignon para tratar de terminar esa novela de la que dejé doscientas páginas en una lata de galletas (para que no me las comieran las lauchas) y que no he vuelto a ver desde septiembre; si la lectura aguanta, y creo que sí porque de lo contrario no soñaría cada tres noches con los personajes y las situaciones, la terminaré este otoño y se la daré a Paco Porrúa; me temo que les será difícil editarla a causa de algunas ligeras libertades de lenguaje, pero no se lo diga a Paco porque en una de ésas estoy equivocado y el mismo general Lanusse me pide un ejemplar dedicado.
Última cosa: si usted quiere obras críticas y artículos sobre mis libros, ¿cómo hacerle una selección en la montaña que llena varias cajas de detergente? Salió un libro de Mercedes Rein en Montevideo, El escritor y sus máscaras; confieso que no lo leí, pero lo haré este verano. Salió otro libro en España, de un tal Molina, que tampoco leí; ya ve que entre eso y las toneladas de artículos (y un admirable ensayo de 150 páginas inéditas, del chileno Ariel Dorfman) no sé cómo arreglarme para serle útil. Deme una pauta, por ej.: crítica inglesa/alemana/francesa, etc. O sobre determinados libros. Pero todo eso rápido, porque esos papeles se quedan en París y yo me voy a Saignon hacia el 12 de mayo.
Querida Graciela, aquí va todo mi afecto y un abrazo fuerte de
Julio
París, 5 de mayo de 1971
Mi querido Lezama:
Aprovecho el viaje de una amiga para hacerte llegar estas líneas de saludo y de afecto. Pienso que estarás recibiendo noticias sobre las ediciones francesa e italiana de Paradiso; he visto los dos volúmenes, hermosamente editados; lo que me llena de alegría y de orgullo. En cuanto a la traducción francesa (no conozco la italiana) puedo asegurarte que es un verdadero tour de force y que puedes estar bien seguro de que tu pensamiento y tu estilo han sufrido el mínimo de traiciones inevitables en toda versión. Huelga decirte que la decisión del editor italiano de incorporar a su edición aquel trabajo mío sobre tu novela, me ha dado una gran felicidad. No tengo a mano recortes periodísticos para enviarte, pues acabo de regresar de Viena donde pasé 15 días con amigos; pero te extraigo de Le Monde un anuncio de la editorial du Seuil, donde encontrarás algunas frases concernientes a tu libro, entre ellas una de éste tu amigo, cuyo pequeño artículo en el mismo periódico152 fue escrito con todo el amor que le merece tu obra.
Sigo desde París las alternativas de tantas cosas que suceden en Cuba, pero no tengo la suficiente información como para hacerme una idea suficientemente clara. Me gustaría saber, desde luego, si tu proyecto de viaje sigue en pie, y si así fuese, te ruego me escribas con suficiente antelación para no desencontrarnos en Europa.
Por hoy me detengo aquí. Te ruego abraces mucho a todos nuestros amigos comunes, y les digas que los recuerdo constantemente. Un gran afecto para María Luisa, y para ti la amistad y el abrazo entrañable de tu
Julio
Rabassa no me ha enviado nuevos capítulos de su traducción.
París, 7 de mayo de 1971
Querida Graciela:
Estoy “tapado” de trabajo, pero no quiero irme a Saignon sin responder por lo menos en parte a sus pedidos.
Le envío la única copia que tengo del cuestionario de La Gaceta de La Habana; le ruego que después de leerlo o copiarlo, me lo devuelva porque dadas algunas circunstancias actuales en Cuba, quiero tener bien documentada toda declaración mía; gracias.
La dirección de Ariel Dorfman es: Vaticano 3489, Santiago de Chile.
Los datos editoriales:
Mercedes Rein: Julio Cortázar, el escritor y sus máscaras. Editorial Diaco, Colección Estudio, Montevideo, 1969.
Roberto Escamilla Molina: Julio Cortázar: Visión de conjunto (Los grandes escritores de nuestro tiempo) (hum!). Organización Editorial Novaro, S.A., Donato Guerra n° 9, México DF. Enero de 1970.
Poemas que se editarán en España. Título del libro: Pameos y meopas. Lo editará Ocnos, Barcelona. Le mando una copia del índice, de manera que pueda ver lo nuevo y lo viejo ahí dentro; pienso que es lo mejor para que se haga una idea.
Con respecto a las críticas, reseñas, etc., le agradezco lo que me dice; en realidad es un problema insoluble para mí, porque como en el cuento de la loca y los panqueques… hay baúles y baúles. ¿Cómo elegir, sin tiempo y sobre todo con esa náusea que me gana cada vez que me acerco a ese tipo de papeles? Si usted estuviera aquí, yo le daría mate o whisky y usted miraría con tiempo y calma lo que le interesa; pero usted no está, y es una lástima.
Amiga Graciela, su saña no es infinita aunque así lo diga; lo que es infinita es su bondad y su generosidad. He hecho lo que puedo, hoy, para ayudarla un poquito en su trabajo; pero sé que está muy por debajo de lo que debería hacer. Perdóneme, mi vida es bastante infernal en estos tiempos, y nada indica que haya de ascender a mejores niveles por el momento.
Gracias y hasta siempre; en Saignon esperaré como siempre sus noticias y, si es posible, poemas.
Un abrazo muy fuerte,
Julio
Me gustaría que nos tuteáramos.
París, 15 de mayo de 1971
Ilustre coronel y oso convicto y confeso de osidad total:
Los rumores públicos aseguran que usted recibe cartas pero que de ahí a contestarlas media alguna distancia. Por mi parte, como siempre sigo con la intención de no dejar pasar este año sin descolgarme en Mendoza para darle un abrazo a mis amigos de otros tiempos, aprovecho un respiro en mi trabajo para mandarle estas líneas y decirle que todo va bien en París y que me preparo para irme a mi ranchito del sur donde pasaré de nuevo el verano.
Ese ranchito me recuerda mucho los paisajes del campo mendocino, aunque desde luego la Provenza es más seca y más austera; pero también hay álamos y el aire está siempre perfumado. Ustedes tienen el zonda y nosotros el mistral, y los dos son bastante desagradables; pero también aquí hay una gran cantidad de días con sol, el vino es sabroso y la gente sencilla y buena.
Estoy pegándole a una novelita que me gustaría terminar este mismo verano; vamos a ver si los problemas políticos y otras calamidades del mismo género me dan suficiente tiempo para terminarla.
Gran Coronel y Oso de las Altas Montañas: hasta pronto, con mis mejores deseos y las ganas de renovar lejanas charlas sobre tantas cosas pasadas y presentes. Aquí va un gran abrazo de su siempre amigo flaco y lungo y ahora barbudo, que lo quiere y lo recuerda,
Julio
París, 23 de mayo de 1971
Querida Haydée Santamaría:
En la medida de lo humano, dispongo ahora de todos los elementos de juicio para hacerme una idea precisa del episodio que se ha dado en llamar “el caso Padilla” y sus repercusiones.
Puedo, pues, decir mi palabra, individualmente, sin concederle otro valor que el de la sinceridad y la solidaridad. Quiero que usted la conozca directamente. No es una carta, ni un ensayo, ni un documento político bien razonado;153 es lo que nace de mí en una hora muy amarga pero en la que hay sin embargo una plena confianza en muchas cosas, y sobre todo en la Revolución.
Acepte estas páginas, que he de difundir lo más posible154 para disipar tanto equívoco como los que compruebo diariamente en la prensa internacional.
Acepte también; como siempre, la admiración y el afecto de quien sigue siendo su amigo,
Julio
Saignon, 23 de mayo de 1971
Querido Carlos:
Abrumado de trabajo y de tantas otras cosas que de sobra sabes, quiero que recibas copia de este texto que acabo de dar a Prensa Latina.
Me he negado a firmar la segunda carta a Fidel;155 la creo explicable y justificada frente a muchas torpezas y errores (un día te contaré la conducta de la embajada de París conmigo, inter alia), pero también creo que es una carta de ruptura, no tanto por parte de los firmantes sino por el hecho de que si la respuesta a la primera carta fue lo que fue, cabe imaginar lo que dará (por lo menos en el plano de los hechos y las consecuencias) este nuevo mensaje. Y personalmente, a pesar de todo lo que tengo que objetar a la conducta cubana en el “caso Padilla y sus aledaños”, sigo creyendo que la revolución cubana merece, en su esencia, una fidelidad que no excluya la crítica, una presencia siempre posible para colaborar al triunfo de su lado positivo que, lo creo de veras, sigue existiendo a pesar de esta ofensiva de mediocridad y medievalismo vía Congresos y discursos y autocríticas. Por eso no he firmado esa carta, y por eso he escrito lo que me ha salido de los cojones y que te envío adjunto porque tú eres para mí la expresión de todo lo que quisiera en Cuba y en su revolución, y aunque mil cosas puedan separarnos en la teoría y en la práctica, sé que en algún terreno que de veras cuenta estaremos siempre muy juntos.
Ojalá podamos hablar pronto, ojalá las cosas mejoren allá y acá. Estoy ya en Saignon, agotado por dos meses de increíbles alternativas, dudas, entrevistas y correspondencias; quisiera tomar un poco de distancia, ver más claro. Pero no podía dejar de difundir unas páginas que los más honrados y lúcidos, quizá, sabrán entender. Me imagino de sobra tu estado de ánimo, pero de nada sirve quedarse en lo personal frente a algo que nos rebasa y exige seguir peleando.* Mis afectos a Margot y los chicos, y recibe como siempre, más que nunca, mi abrazo fuerte,
Julio
Saignon, 25 de mayo de 1971
Querido Pablito:
Te escribo en el DÍA DE LA PATRIA, el glorioso 25 de Mayo argentino, día en que nos liberamos de los españoles (para caer en manos de los ingleses, primero, y de los yanquis, después!!). Ugné y yo llegamos el viernes a Saignon, y yo pienso quedarme hasta septiembre para trabajar lo más posible y sobre todo para terminar la novela que empecé el año pasado.
Hace tiempo que no tengo noticias tuyas, y quisiera que me mandes aunque sea unas líneas; en tu última carta me decías que estabas un poco enfermo, y que además tenías muchísimo trabajo, pero también hablabas de un viaje a Europa, cosa que me alegró mucho. De manera que si te decides, ya sabes que Saignon te espera a ti, a Joan y a Carlos T. Para este último tengo una hamaca cubana formidable, donde podrá dormir y jugar a gusto, sin peligro de caerse.
La gran noticia es que siguiendo tu ilustre e inmortal ejemplo, compré un Volkswagen idéntico al tuyo, salvo que es rojo. Cuando me lo entregaron en París y vi el color que tenía, me di cuenta del secreto (que siempre me ocultaste, you nasty fellow): ese auto ES UN DRAGÓN. Yo creo en los dragones y además los quiero mucho y estoy de parte de ellos contra los héroes idiotas que se pasan la vida matando dragones inofensivos, San Jorge, Sigfrido y otros cretinos de la misma especie. Inmediatamente me di cuenta de que mi dragón rojo, siendo de origen alemán, tenía que ser el famoso y admirable dragón FAFNER, de la saga de los Nibelungos, y que llena los escenarios de las óperas en el segundo acto del Sigfrido de Wagner. Mi amor por Fafner no conoce límites desde ese momento; todo es perfecto en Fafner. Fafner tiene agua, tiene una cocinita, tiene una mesa para trabajar, cosas que tú sabes de sobra pero que yo repito porque estoy entusiasmado por tantas perfecciones.
El viaje inaugural fue París-Viena-París. Me fui solo (con gran cólera de Ugné, pero yo quería un “mano a mano” con mi dragón, sin contar una o dos dragonitas que tengo por el lado de Austria y que hacía tiempo que no visitaba). Dormí en los bosques, junto a los arroyos… todo lo que tú estás cansado de hacer, pero que para mí era la gran novedad. Cociné, me bañé, canté, aprendí a hacer correr y galopar a Fafner a la máxima velocidad (que no es mucha, pero un dragón no es un caballo árabe), y volví a París muy contento. El viaje a Saignon fue muy bueno también, y Ugné se hizo gran amiga de Fafner y éste le permitió que lo condujera.
Bueno, éstas son las buenas noticias. Las malas se llaman Cuba: Fidel nos ha “excomulgado” a los escritores que le mandamos un mensaje pidiéndole información sobre el arresto del poeta Padilla. Hay una situación tensa y desagradable, pero espero que poco a poco veremos mejores días; he estado deprimido y triste por eso, pero ya voy mejor y sigo creyendo en lo bueno de la revolución cubana y oponiéndome a sus aspectos negativos. Pablo, mándame dos líneas con noticias. Ah, los cronopios salieron en ITALIANO.156 Son muy divertidos en ese idioma, pero ninguna traducción se compara con la tuya, créeme.
Un beso para Joan la bonita, otro para Carlos T. Write a few lines, you lazy lizard.157 Un gran abrazo,
Julio
Saignon, le 27 Mai 1971
Manja jolie, voici quelques mots pour te dire bien plus que ce qu’ils expriment. Je me souviens avec une joie très grande de toute cette musique que nous avons fait et écouté ensemble, musique des sons, des corps, de l’esprit. Je me sens bien près de toi, car tu es gaie, bonne, intélligente, et si jolie. Tu ris, hein? Et bien, c’est vrai, et je le sens comme ça.
La vie n’est pas drôle, et il est difficile de savoir quand et où j’aurai la joie de te revoir, mais il était entendu entre nous (et c’est cela qui me fait tellement de bien) que les choses se passeraient sans rien forcer, sans rien regretter. Tu sais vivre, Manja, et moi, j’y apprends. Nous serons toujours des copains comme il est rare d’en trouver.
Je me rappelle de ton parfum, de ton sourire. Oui, on écoutera encore du Mozart ensemble, non?
Je t’embrasse,158
Julio
Saignon, 5 de junio de 1971
Querida Laurita:
No tenías por que decirme todo lo que me dices sobre esa insignificancia del dinero; yo me siento muy feliz de haber podido contribuir a mejorar las finanzas de ustedes en este momento, y ya verás que cuando encontremos a ese editor que tanto se hace esperar, yo recuperaré esa suma y todo estará bien.
Llevo ya dos semanas y media en Saignon, y pronto me saldrán aletas y agallas como los peces, porque jamás ha llovido tanto en esta región. La pobre Ugné, que lucha por hacer un jardín, chapalea en el barro y maldice su suerte; yo, que como sabes tengo de la naturaleza una idea más bien despectiva, me quedo en mis aposentos y salones entregado a tareas intelectuales, por ejemplo pelar un pato o limpiar un kilo de sardinas que luego asaré en el barbecue. ¿Te gustan las sardinas asadas a la manera española? Es lo más barato y sencillo del mundo, y la única precaución es que hay que asarlas al aire libre, pues de lo contrario habría que vender la casa al día siguiente.
Trato de olvidarme de los líos cubanos y de trabajar en un texto sobre… las anguilas.159 Una especie de locura, que ya te mostraré si lo termino. Para alegrar mi veraneo en las colinas, recibo recortes de diarios sudamericanos donde las agencias de noticias teleguiadas por los yanquis han convertido ciertas palabras de la “confesión” de Heberto Padilla en una acusación contra mí, que me convierte así en AGENTE DE LA CIA. Te lo hago saber para que tomes tus precauciones; cuando yo vaya de visita a La Marinière, será bueno que Philippe y tú guarden bajo llave todos los papeles privados, incluso los deberes escolares de Vincent, porque ya te imaginas que trataré de informar inmediatamente a Washington sobre las actividades de una familia tan sospechosa como la tuya. Ah, Laurita, si no fuera trágico te aseguro que sería para reírse, pero la risa me sale amarilla (¿te gusta como traducción del francés?).160
Dice Ugné que por el asunto de Verrières le telefonees a madame Mary Kling (L’Express), aunque hace un mes estaba a punto de tener un bebé; esperemos que ya lo haya tenido y que vaya a su trabajo; por lo demás en el Express ya sabes que hay un lío de la mancuspia, del que no entiendo nada pero que parece considerable.
Me hablas de un crítico que se ha ocupado de Onetti, y no entiendo. ¿No será de Felisberto? Porque yo te hablé de José Pedro Díaz, que era un especialista en Felisberto, pero no me acuerdo de ningún crítico de Onetti en especial. Aclárame esto.
Me vuelvo a las anguilas (en el papel, no en el barbecue). Las anguilas son animales muy enigmáticos, créeme, y me inspiran ideas extrañas. Trato de descansar, pienso en ustedes, los quiero mucho. Abrazos para los tres,
Julio
Saignon (et ça flotte) le 5 juin, 1971
Querido Eduardo:
Hubiera podido enviarle esto directamente a Aznar,161 pero no se por que Claire162 me indica en su carta que te lo haga llegar a vos. Por otra parte me parece mejor, pues te ruego echar una ojeada a la traduccion, en la que he puesto dos marquitas en rojo; no estoy demasiado seguro de que suene correctamente. Pero todo el resto (por lo demas de una facilidad total) esta muy bien traducido, creo.
Aqui continuo en mis nuevas adaptaciones al medio. Por un lado me voy convirtiendo en anfibio, pues no hace mas que llover a terremotos, como decia el gallego. Por otra parte, los despachos de prensa teleguiados por los yanquis me decretan agente de la CIA, y naturalmente tengo que adaptarme a mi nueva funcion; a tal fin, paso varias horas por dia espiando a mis vecinos de Saignon, revisando los tachos de basura y preparando mis primeras fichas con destino a Washington. Fuera de eso escribo un texto sobre las anguilas, que te mostrare llegado el dia, y pernocto en los lugares mas extranos y maravillosos comodamente instalado en la barriga de Fafner que se sigue conduciendo como un buen dragon. Ugne va y viene de Paris, y en este mismo momento un enorme abejorro de aire mas bien maligno se posa a dos metros de la maquina con intenciones que sospecho aviesas. No hay otras noticias de bulto que comunicarte, pero en cambio te pido que me mandes dos lineas diciendome el resultado final de las exploraciones medicas, y que tratamiento, planes y movimientos tendras a lo largo del verano; cuando me fui de Paris todavia no estabas completamente seguro de lo que harias y de lo que te harian.
Si queres pasar tres dias deliciosos (y la vez amargos, como esos licores exquisitos pero detras de los cuales hay como un regusto de sombra), lee Le Maître et Marguerite, de Bulghakov (la h no va ahi, pero en fin); a menos que ya lo hayas leido, omnivoro cual eres, y curioso cual ardilla…
Saludos a Aznar, y un abrazo grande,
Julio
Por la presente reconozco deber al Sr. Eduardo A. Jonquières, 45 acentos y 12 ñ, que pagaré cuando me compongan la máquina y pueda devolver ésta, beocia nata.
Saignon, 11/6/71
Amiga querida:
Aquí en este ranchito y lejos de mis papeles, la memoria me juega una mala pasada, y es que no consigo reconstruir exactamente su nombre. Perdóneme, entonces, el sobre incorrecto. En su carta no hay más que el nombre de pila, y las iniciales en el sobre.
Sí, envíeme una copia del trabajo. Me alegro mucho que Félix haya decidido publicarlo en España; no creo ser demasiado narcisista; y sé que me alegro por usted, a pesar de su modestia. ¿Y si al fin y al cabo me alegrara por los dos?
Siempre es grato ver impresos textos inteligentes y sensibles sobre lo que uno trata de hacer; lo que conocí de usted (y de ahí mi deseo de recibir el texto definitivo) me pareció… bueno, usted conoce mi opinión. Me quedo entonces a la espera de la copia; si todavía no la ha puesto en el correo, hágalo a:
84, Saignon.
Pero si la envió ya a París no importa, el correo me reexpide las cartas.
Me alegro también de que sus alumnas y amigas hayan echado abajo el mito del Ídolo Vanidoso. Sin duda, aparte de los resentidos y resentidas, mi obligada mala educación y rechazo de turistas secantes ha contribuido a esa imagen; en cuanto a los amigos de veras –Graciela, usted, esas niñas que me visitaron– yo soy el que abre la puerta y ofrece la casa; sépalo así, de mi propia mano.
Un abrazo,
Julio Cortázar
Saignon, 20 de junio de 1971
Querido Pablito:
Carajo, Pablo, me diste un buen susto con el comienzo de tu carta. Menos mal que la segunda parte me tranquilizó en seguida, pues se ve que el tratamiento ha sido muy eficaz y que tu organismo ha respondido de la mejor manera.
Tienes toda la razón del mundo en no viajar a Europa este verano; sería absurdo que visitaras países como Francia y España y al mismo tiempo te vieras privado de una serie de cosas agradables que conoces y que amas; mucho mejor me parece tu plan de reponerte del todo, ganar unas cuantas libras de peso, y viajar el año que viene en buenas condiciones.
Leí el recorte que me enviaste sobre ese cancer neutralizer, y ya me puse en movimiento para conseguírtelo. Como sabes, aquí en Francia no se puede comprar ningún medicamento más o menos importante sin la maldita receta médica. Por suerte tengo un amigo alemán, psiquiatra, el doctor Erich Wulff, que desde hace dos años me consigue en Alemania todos los medicamentos que yo necesito para mis condenadas jaquecas; como Erich viene una o dos veces por mes a Francia pues es profesor en una universidad de París, acabo de escribirle a su clínica de Giessen. Le envié el recorte de la revista, para que se entere bien del asunto, y le pedí que me consiga una buena dosis de Laetrile. Apenas la tenga (pues estoy prácticamente seguro de que Erich la obtendrá sin dificultades, dada su condición de médico) te la enviaré dentro de un paquete de libros o algo así. By the way, supongo que la dirección en Cortland que me das será más o menos permanente o hasta el fin del verano; si no fuera así, mándame en seguida una simple postcard con la dirección a la que tengo que enviarte el remedio, okey?
Fafner está muy bien y cada día más rojo, hinchado y vanidoso; el único problema es que el caminito que tú subías tan rápidamente para instalarte en el terreno de monsieur Blanc, se ha puesto terrible, y Fafner patina, resbala, bufa, jadea, se despatarra, y al final llega pero en malas condiciones; por lo tanto lo hago llegar por el sendero de arriba, pero éste está todavía peor, lleno de agujeros y piedras, por lo cual mi dragón está cada día más furioso. Además tuve que demoler el portón de entrada porque era demasiado justo para el paso; todas estas catástrofes se ven compensadas por el placer de dormir y de pasear en el dragón, que hasta ahora responde muy bien a todo lo que le pido.
Me alegro de que hayas podido descansar un poco después de todos esos viajes, lecturas de poemas y cursos universitarios; Dios mío, la sola enumeración que me haces de todo eso me dejó cansado por cinco minutos… Trata de descansar bastante, hombre, para salir definitivamente del paso y sentirte realmente bien; yo empiezo desde ahora a imaginar lo mucho que tendremos para charlar y para pasear juntos el año que viene. Tampoco te preocupes demasiado por los problemas de traducción, los libros pueden esperar un poco, qué diablos. Ah, no puedo mandarte los cronopios en francés porque nunca se arregló el lío de la edición y todavía estamos esperando; en cambio salió en italiano (Einaudi) pero es una edición sin ilustraciones y no creo que te interese tenerla; si la quieres, avísame y te la mando. Le diré a Ugné la cuestión de Maschler y Jonathan Cape, pero según Ugné no es cierto que Maschler haya escrito dos veces, etc. En fin, ella tratará de arreglar ese asunto. By the way, he releído tu carta y veo que me dices que los libros es mejor enviarlos directamente al Suny College. De acuerdo, es decir que si te consigo el medicamento, mandaré allí el paquete con los libros y el contrabando.
Sí, me gustaría mucho que Bob Silvers me mande un ejemplar de la revista con tus traducciones de Padilla. Tú sabes que este asunto ha sido una pura mierda, y que no ha terminado todavía. Por ambos lados se han cometido errores y torpezas, y el resultado ha sido malo para el prestigio de la revolución cubana, aunque en el orden interno tal vez haya sido necesario y útil. De todos modos, para mí ha sido muy duro y doloroso sentirme “excomunicado” por el discurso violentísimo de Fidel, en que nos trató de descarados y otras cosas parecidas. Fidel tiene razón en parte, porque los intelectuales europeos están demasiado dispuestos a dar lecciones a distancia, sin ser verdaderamente revolucionarios; pero debió tener en cuenta que hay otros escritores que son realmente amigos y sostenedores de Cuba, y que tienen pleno derecho a inquietarse por cosas tan graves como el arresto de Padilla. Yo he publicado una especie de largo poema en el que digo sin rodeos todo lo que pienso, y reafirmo mi solidaridad con Cuba; pero una solidaridad crítica, no una obediencia ciega como algunos cubanos pretenden de nosotros. En cuanto al mismo Padilla, cuando vengas te hablaré del personaje; es un excelente poeta, pero personalmente tiene defectos de carácter gravísimos, que lo han llevado a ese callejón sin salida, y a la triste comedia (o tragedia) de la autocrítica.
Bueno, estoy trabajando en un texto que se llamará Prosa del observatorio, a base de fotos que saqué en la India de los observatorios del sultán Jai Singh y que son muy surrealistas y extraordinarias; y quiero terminar una novela este verano, pero ya veremos si tengo tiempo…
Un gran abrazo a Joan la bonita, la de la sonrisa de gatita gentil, y un beso para Carlos T., que ya debe haber crecido muchísimo. Pablito, mándame alguna noticia cuando tengas ganas, y junta muchas ganas para venir a Europa. Fafner saluda atentamente a tu Gaucelm Faidit (supongo que el nombre comes straight from Tolkien)163 y yo te mando un gran abrazo y todo mi cariño,
Julio
Ugné llegó hace un rato, y me pide que los abrace mucho de su parte.
Saignon, 25 de junio de 1971
Querida Jorgelina, qué lástima que no se decidiera a buscarme en París; mi puerta, cerrada a tanto turista frívolo, se hubiera abierto de par en par para usted. Pero casi siempre es así, los mejores, los como usted, tienen una delicadeza infinita frente a la soledad ajena; tampoco yo, creo, me hubiera animado jamás a llamar a su puerta. Tal vez esta carta, como antes su libro y las palabras que lo acompañan, valgan como primeras visitas; el tiempo, el azar, sabrán si hemos de encontrarnos un día y conocernos mejor. Yo lo deseo y lo espero desde ya, porque hace dos días que he entrado en una de sus casas –La complicidad– y me siento tan bien en ella, tan cerca de esas mujeres y de esos hombres en los que usted va dejando, como todo novelista, momentos y pedazos de su propio retrato.
No sé hacer críticas de libros, me gustan por razones siempre sorpresivas o los rechazo sin poder, muchas veces, dar una explicación atendible. En estas semanas en que lejos de París podía por fin leer sin que el teléfono o el timbre o la calle, pasé bruscamente de tirar al fuego una novela argentina precedida de un gran bombo (llegué a la página cuarenta, siempre esperando el milagro) a sumergirme hasta el cuello en su novela, de la que no sabía nada en concreto (los datos de la solapa son siempre eso, datos de solapa) y terminarla a riesgo de perecer de hambre, porque mi amiga está todavía en París y vivo completamente solo en un rancho solitario. Qué extraño, qué admirable es ese proceso absolutamente fuera de toda razón que nos ata de golpe a un lenguaje, a una manera de ver y decir el mundo, a un primer perfil de personaje que asoma borrosamente; sé que Irene, en seguida, fue alguien que estaba ahí, como casi en seguida Gloria, y con ellas Buenos Aires, que junto con ellas dos es el personaje más intenso de su libro. Curioso que pueda decirle esto de Buenos Aires puesto que usted no fuerza jamás la nota descriptiva, se limita a ubicar, pero la elección de los enfoques, de los ángulos de visión me parecen tan vívidos que la ciudad y sus alrededores están ahí con una intensidad que valora todavía más la otra intensidad del drama que se juega entre los personajes. Se lo repito, no sé juzgar, le estoy hablando de algo que he amado mucho, que he vivido desde dentro. Si un día nos encontramos, discutiremos “cocina” literaria, y me gustará preguntarle algunas cosas sobre su visión narrativa; por escrito todo eso me parecería vacuo, prefiero tanto más decirle lo que significa para mí el capítulo trece, tan difícil de escribir (por fácil, aparentemente, por ser el “clímax” de una situación) y las páginas finales, el diálogo de Pablo e Irene, la tristeza infinita de ese juego que todos hemos jugado a nuestra manera –que es siempre la mala, sin duda– y que volveremos a jugar sin escarmiento y sin remisión.
Gracias por haberme dado su libro, Jorgelina, gracias por haberlo escrito. Acepte un abrazo que quisiera llevarle una gran amistad,
Julio Cortázar
Saignon, le 25 Juin, 1971
Grande et douce copine, voici un mot pour toi après ta lettre si belle. Tu vois, je t’écris comme ça, à l’improviste, car je sens que tout doit être très libre et spontané entre nous. C’est une chose merveilleuse pour moi de savoir que je ne suis pas “obligé” de répondre ou de faire ceci ou cela. Je sais que tu es toujours là, vivant ta vie, et que un jour ou l’autre nous nous rencontrerons pour repartir de nouveau dans des orbites différentes et, pourtant, étrangement accordées. Tu sais, je te vois mangeant les deux harengs devant la gare, et je comprends aussi fort bien l’amour de ton petit neveu. Quand j’avais neuf ans je suis tombé amoureux de la maîtresse d’école qui était jeune et gentille. Même aujourd’hui je me rappelle de l’incroyable pureté de cet amour qui me faisait pleurer la nuit avant de m’endormir.
Manya (oh pardon, Manja!) viendras-tu dans l’Ardèche, et quand? Si tu projettes quelques jours de vacances dans ton village, préviens-moi le plut tôt possible, peut-être que je pourrais faire un saut, ce serait si bien d’aller te dire bonjour chez toi.
Je travaille à un roman qui me donne du fil à retordre. Du fil de fer je dirais même, zut alors!
Soit toujours si belle et si souriante, ton image vient souvent habiter dans mon souvenir. Que l’été te soit doux, je t’embrasse,164
Julio
Saignon (Signum) le 26 Juin 1971
Cher Pierre,
Je sors de Roue Libre comme du fond de la mer, la tête pleine d’algues et les yeux remplis de cristaux de sel qui se prisment et multiplient et colorent le monde, la vallée du Luberon où je me suis encores terré pour vivre et lire en paix. Ton livre m’a donné la première grand joie d’été –après un printemps à la cubaine plutôt orageux!–. Voilà le livre qu’on voudrait avoir écrit, qu’on porte en soi sans arriver à donner ce coup de filet que tu donnes et qui ramasse tous les poissons et les méduses et les peaux d’oranges et Ting et toi dans une seule et merveilleuse paella avec un écureuil au milieu et des noisettes autour, la seule paella aux noisettes jamais servie sur la terre, ça alors.
Bonjour Micky, dis à Pierre de venir dans le Midi, les rochers de Saignon se souviennent toujours de vous.
Je vous embrasse tous165
Julio
Saignon, 30 de junio de 1971
Querida Graciela:
Ay, ay, dijo Pérez Freire,166 tu carta me plantea un problema de tiempo, porque desde que me organicé un poco en mi rancho, me tiré a fondo en esa novela que empecé el año pasado y que algo me dice que debo terminar aquí y antes de volverme a París (casi escribí Europa, porque esto es tan solitario, tan sin definición geográfica precisa, que París me parece la otra punta del planeta desde que me instalo entre estas colinas llenas de tomillo); la correspondencia se me atrasa atrozmente, tengo mala conciencia (tu carta repta sobre mi mesa, se sube a la lámpara, gira como una veleta en la ventana, desde hace dos semanas!), y sin embargo no puedo dedicarme en detalle a contestar (o a contestar en detalle) porque el día se va rápido apenas me pierdo en la novela y, es obvio, estoy devorado por ella, más real que cualquier cosa en este momento. Y vos me pedís una serie de cosas que necesitarían páginas y páginas, lo de Cuba por ejemplo. ¿Cómo explicarte algo que empezó hace muchos años y, concretamente, hace dos años y medio cuando el primer “caso Padilla”? Ustedes están tan mal informados en la Argentina sobre los problemas cubanos, que tendría que escribirte una monografía, pero te propongo una excelente solución; conseguí (no creo que te sea demasiado difícil) los últimos números de Marcha, donde Ángel Rama está sacando un largo ensayo sobre lo sucedido, que me parece de una gran lucidez. Supongo que habrá amigos que consiguen o traen Marcha de Montevideo; si no sabés de nadie, hablale a Paco Urondo, que es buen amigo, y pedíselos de mi parte; él está trabajando en La Opinión (Reconquista 585, tercer piso, mirá qué datos precisos te doy). Me limito a aclararte lo esencial de tu curiosidad. Hubo dos cartas a Fidel; la primera era un simple pedido de información sobre el arresto de Padilla, y la expresión de una inquietud frente a algo que parecía responder a una nueva pulsión sectaria en la isla. Yo firmé esa carta, que suponía un mínimo de injerencia en los asuntos internos cubanos, pese a lo cual fue ella la que provocó el violento ataque de Fidel y nuestra “excomunión”. La segunda carta, violentísima, me negué a firmarla porque me pareció de una insolencia y de un paternalismo que nada justificaba; preferí escribir un texto individual que entregué a la prensa y del que precisamente La Opinión publicó unos fragmentos más llenos de erratas que otra cosa, pero en fin.* Te repito que la lectura del ensayo de Rama te mostrará el problema en su conjunto con una claridad total, y que ahí podrás “ubicarme”, a los fines de tus intereses concretos. Tal vez habrás advertido que en eso que llaman el Cono Sur, el resentimiento de muchos ha estallado alegremente con motivo de la “excomunión”, y que de golpe aparecen revolucionarios superalienados con respecto al discurso de Fidel, que mueven tristemente la cabeza y declaran que, en efecto, qué se puede esperar de latinoamericanos con sede en Europa, etc. Una declaración de escritores uruguayos es más que sintomática a ese respecto; el viejo odio contra Mario Vargas, Fuentes, en fin, la lista inevitable, encuentra por fin un apoyo político (que Cuba lamentará algún día, pero esto es otro problema) para vengarse de muchas cosas que no toleran, por ejemplo que Cien años de soledad sea un libro maravilloso. (En el otro affaire, el de la revista Libre, se han estado jugando los mismos tristes y mediocres resentimientos; esa revista está condenada a muerte por motivos que yo me sé, pero no por las razones que aducen los que creen que el solo hecho de vivir en La Plata o en Paysandú es un acto heroico; ya me joden un poco con sus localismos, y mi cambio de ideas con Arguedas no tuvo otro origen, aunque en ese caso el interlocutor fuera mucho más válido como lo sabés bien.)
Tu otra pregunta, lo de mi naturalización, exige que te pida total reserva por el momento; que te baste saber que mi situación en Francia, después de mayo del 68 y otras cosas, me obliga a pedir la naturalización para hacer frente a contingencias que podrían ser graves. Como mi pedido se basa en razones de larga permanencia y de afinidades culturales, comprenderás que no puedo decir públicamente que las razones son muy otras, pues en ese caso me negarían esa naturalización. (No te sorprendas: la noticia periodística fue falsa, pues todavía mi gestión está en trámite y tardará más de un año en ser resuelta; comprenderás así que insista tanto en que esta parte de la carta vaya al más riguroso fuego del olvido.) Mi imposibilidad de explicar las causas de mi actitud se presta, claro, a que mucho cabrón aproveche la volada y saque la escarapela, sin siquiera saber que nadie pierde su nacionalidad argentina por tener la de otro país y que se trata simplemente de una solución burocrática, de un doble pasaporte harto necesario en tiempos de borrasca. Ya hay muchos que me han convertido en francés porque les conviene; personalmente me importa tres pitos lo de las nacionalidades (cf. mi entrevista en Panorama, hecha por Urondo, donde expliqué mi noción de “patria”) y si mañana, para poder luchar por cosas en las que creo, tuviera que hacerme hindú o yugoslavo, no vacilaría un solo minuto; y corto aquí, porque es un tema que me irrita a fuerza de parecerme idiota; lo único que falta es que algún “crítico” escriba un día un ensayo mostrando que Rayuela es la novela de un francés traducida al español. Si querés mi opinión, es un tema que no deberías mencionar en tu libro, o bien hacerlo pero partiendo de mi esencial latinoamericanidad que ningún pasaporte o documento oficial puede cambiar. ¿Hasta cuándo vamos a seguir en la superficie de las cosas, en las apariencias, foto de perfil y nariz de dorso recto?
¿Qué más me preguntás o pedís, pedigüeñísima? Ah, “algún texto poético nuevo”. Ay, ay. ¿Te dije que Ocnos, de Barcelona, me acompaña en la travesura de publicar poemas hacia octubre o noviembre? Vos conocés la mayoría, pienso. ¿Por qué no das pasajes de esa “policrítica” sobre la cuestión cubana, que te resuelve dos problemas a la vez? Pero fijate que yo eso no lo considero en modo alguno un poema; es una declaración política y personal escrita como se escribe un poema de un tirón, es decir sin enlazar las proposiciones y armar un texto coherente; estaba demasiado deprimido y amargado para ponerme a pensar; solté todo lo que me pasaba por la máquina y así salió, claro. Te lo mando completo y vos hacés lo que quieras.
Bueno, pacientísima y generosa y tanto más, vos también mandame poemas alguna vez. ¿Nos veremos hacia fin de año? Siempre pienso ir allá y quedarme dos meses; verte largo sé que me hará bien.
Un abrazo,
Julio
P. S. Por cierto, en el “poema” hay todo un pasaje sobre la cuestión de la nacionalidad. A lo mejor también te resuelve el problema.
Saignon, 18 de julio/71
Todo va bien, no te preocupes, y muchas gracias por tu mensaje. El ruido fue más que las nueces, un omóplato un poco rayado y dos buenos tajos en una pierna + moretones diversos. Tuve mucha suerte porque el auto me largó lejos y se paró al lado mío como un caballo fiel; si pega otra rodada estas noticias te las estaría dando otro… y no serían tampoco éstas. Una vasta constelación halló su broche (cuando leas mi cuento167 en Libre comprenderás), pero algún astro dominante y favorable decidió que el final, por esta vez, sólo se cumpliría a medias.
Lamenté que dijeras no a la oferta de ir a Cuba. Hace años que te quejás de ese no hacer nada en pro de causas que teóricamente defendemos. Ahí, en muchos sentidos, hubieras podido por primera vez, incorporarte a una lucha concreta y por algo que –con todos sus errores– vale la pena. Tus colegas estilo Pena168 y otros señorones te dirán que la Oficina169 no sirve de nada; tienen razón, sólo que olvidan que no sirve de nada porque la dirige gente como ellos. Pensá solamente que ahí ha trabajado Pablo Armando Fernández: él solo valía el viaje a Cuba. Lo que falta en esa Oficina es alguien con imaginación; el resto lo ponen los cubanos. No sé, me hubiera gustado también por vos que te abrieras de una buena vez de la vida que llevás y que sos el primero en aborrecer.
Ugné está aquí y no tengo problemas prácticos. Tomasello llegó anteayer, Tarnaud y Thiercelin me cuidan, Ives Bonnefoy vino a charlar, hay lavanda y sol, yo camino con precaución y mañana me hago sacar los puntos en el hospital de Apt, donde me cuidaron muy bien los primeros dos días. Mi Patrón pasó por aquí a comienzos de mes con una simpática escultora sueca. Trataré de terminar una novela antes de volver a París en septiembre. Leí el panfleto de Coccioli,170 más bien divertido y en todo caso perfecto para el Figaro. No te sorprenderá que te diga que sólo una cosa realmente triste me ha ocurrido en esta temporada: la muerte de Louis Armstrong. Hay otra, pero de ella hablaremos en París.
Un abrazo
Julio
¿No le mandarías dos líneas a Aurora (Azcuénaga 906, 9º piso) diciéndole que no me pasó nada serio? Tengo un miedo espantoso de que la noticia llegue, como de costumbre, multiplicada por diez. Y en ese caso mi propia carta puede parecer meramente tranquilizadora. Gracias.
Julio
Saignon, 19 de julio de 1971
Saúl querido, espero que estas líneas te llegarán a tiempo. Primera cosa, los detalles prácticos, esas moscas pegajosas que conviene quitarse rápido de encima. Lo de Chile, entonces. Lo mejor es que dés en seguida con Ariel Dorfman, él iniciará la “cadena de la felicidad” si lo deseás (Skármeta, etc.). Su dirección es: Vaticano 3489, Santiago. No le he escrito sobre tu viaje, pero no es necesario, bastará que le digas que somos amigos y ya verás lo que pasa.
Bueno, tu libro me pareció excelente, y lo que no conocía de él me gustó todavía más que lo ya leído (Borges). Si tuviera que elegir, creo que me quedaría con el estudio sobre Huidobro, que además viene a llenar justicieramente un hueco escandaloso en la crítica. Mucho me gustó el capítulo sobre Octavio, tan difícil de alcanzar sinfónicamente, diríamos, puesto que Octavio es como un ovillo de muchas puntas que vos has ubicado perfectamente. Don Pablo sale también de cuerpo entero en tu libro: los análisis de poemas me parecieron muy reveladores, y conociéndome como me conocés no te asombrará mi alegría al ver con qué frecuencia y eficacia te basás en la línea Bachelard o Eliade para mirar el fondo del pozo. Lo bueno de todo tu libro es que parte de una actitud central y abierta a la vez, con la magia y la más rigurosa filología trabajando, cosa rara, armónicamente. Si los críticos no ven eso en Fundadores, es que están ciegos. Pero tengo la seguridad de que lo verán, por lo menos los de tu calibre.
En estos últimas días no encontré nada mejor que hacer que romperme un poco el alma con la vieja 4L. Nada grave, pero sí muy misterioso; mi cuento en Libre no es más que un eslabón de una vertiginosa cadena de la que hablaremos a tu vuelta. Por favor, apenas veas a Aurora en B.A. decile que esto no fue nada (allá las noticias llegan muy aumentadas de modo que la peticita se va a dar un jabón). Ugné está aquí y me renueva los esparadrapos; en una semana todo estará liquidado.
Buen viaje, besos a Gladis y a mis sobrinos. Te abrazo mucho,
Julio
Puesto que me ofrecés traerme cualquier cosa de allá, tal vez puedas arreglar en Chile para hacerme llegar esa edición completa de Huidobro que vi en tu casa. No tengo nada de él. Gracias.
Otrosí digo: en pleno centro de Santiago hay una galería de arte que dirige Carmen Waugh. (Calle Moneda, 92.) Allí verás buenas cosas. Buscala a Carmen que es un encanto y decile que le mando un gran abrazo con vos.
27 de julio de 1971
Mi querida Memé:
No contesté antes tu carta porque me llegó cuando andaba medio “mormoso” después de un pequeño accidente de auto que tuve en Saignon. Por suerte todo se redujo a un omóplato un poco resentido y a una buena cantidad de machucones muy vistosos, que van del azul al amarillo pasando por el verde. El accidente no lo tuve con el auto nuevo (del que te daré después las explicaciones que me pedís) sino con el viejo, que había quedado en París pero que la amiga que me acompaña en Saignon trajo cuando vino al rancho a comienzos de este mes. Para bajar de mi rancho al camino principal, hay un sendero lleno de piedras y con una pendiente muy pronunciada, cosa que sé de sobra puesto que lo bajo diariamente desde hace 6 años. No sé qué distracción idiota me llevó a arrancar equivocándome de velocidad, es decir que en vez de embragar la primera, que mantiene el coche bien frenado en las bajadas, puse la tercera… y salí como una flecha, sin poder controlar el coche. Por suerte estaba solo en él, y apenas aterricé en el campito de abajo, mi amiga llegó corriendo y me ayudó a salir del mal trance. Nada grave, te repito, pero el fastidio de un hematoma que hubo que drenar, un poco de fiebre, y algunas noches inquietas. Ya me siento muy bien, aunque tomaré las precauciones para acabar de curarme en pocos días. La verdad es que soy propiamente lo que se llama un tío bolas.
Las excelentes noticias que me das de doña Herminia me hacen más bien que la penicilina del médico, te aseguro, y te agradezco mucho que me hayas escrito para hacerme saber lo bien que anda “la gordita”. Deciles, vos que sos experta en enfermería, que basta leer esta carta para darse cuenta de que su hijo es idiota, pero que la salud va muy bien…
Vos querés saber cómo me lavo cuando viajo con el auto gitano. Muy sencillo: tiene un tanque para 50 litros de agua, y un pequeño lavatorio de aluminio que también sirve para lavar los platos. Hay una canilla a bomba que permite llenar el lavatorio, y el agua servida sale por un caño situado debajo de la carrocería. O sea que además de dormitorio tiene cuarto de baño, ya ves qué lujo. Sólo le falta una cosa, pues nada es perfecto en este mundo, y es el W.C. Pero la madre naturaleza es pródiga en lugares agrestes (claro que conviene cuidarse de las ortigas) y en cuanto a hacer pis, ya se sabe que un hombre no tiene problemas en ese sentido.
Hermanita, decile al señor Fontana que vuelva a escribirme porque estoy seguro de no haber recibido nada de él. Tendré mucho gusto en contestarle a un amigo de Ofelia, te doy mi palabra.
Vieja, abrazá a doña Herminia de mi parte. Nos veremos, si la política de mierda lo permite, a fin de año, andá preparando el mate que ya tengo sed… Te abrazo mucho,
Julio
Si hablás con Glop, decile que estoy Okey.
FRANCISCO URIZ
RASTENGATAN 6
SUNDYBERG
ACCIDENTE IDIOTA VERTEBRA DISLOCADA DIEZ DIAS CAMA ASI VIAJAN LOS CRONOPIOS ABRAZOS LUGUBRES JULIO
28/7/71
Amiga Susana, su carta me llegó al hospital de Apt, donde estoy “veraneando” después de un accidente de auto. Nada serio (salgo dentro de 2 días) pero todavía no soy capaz de escribir cartas largas.
Quiero decirle simplemente que sus noticias me alegraron, que mi agente espera la comunicación de la T.V.E., y que yo haré todo lo que esté en mi mano para que usted disponga de esos textos. Le agradezco sus palabras, demasiado generosas; en lo que de mí depende, cuente con mi más decidido apoyo.
La próxima vez seré más extenso. Ahora, mis mejores deseos y un saludo muy cordial de su amigo
Julio Cortázar
84 Saignon (hasta el 10/9).
1
Mejor que una carta
esa música pop aquí en el transistor sobre mi mesa
entre los cigarrillos y tu carta y tu poema.
–Buenas noches, Luisa,
qué estás haciendo ahora mismo
mientras leés esto. Digo tus manos,
tu boca, tus pies, tu pelo,
en qué andás, compañera que hace
unos días se me apareció a las 10.35 (el cartero no
llama dos veces pero llega siempre a esa hora, con las
primeras avispas y el olor de la lavanda, me golpea
suavito suavito la puerta
pero aquí te tengo que dibujar la cosa
2
Entonces yo le abro y él me da un toco
Cartas (5 a 15)
Diarios Le Monde
La Opinión
Granma
Politique Hebdo
Etc etc
Paquetes de libros
Facturas (carajo!)
3
y yo muchas gracias monsieur Bouquet
y él il y a pas de quoi monsieur Julio
allez au revoir
bonne journée
de même pour vous
y tu poema ahí amarillito entre tanto diario y
paquete, las
inevitables historias de amor
Luisa, Luisa,
qué bueno, Luisa, vos aquí, vos solita aquí
mirándome desde unas hojas amarillas como girasoles
y esas palabras donde también viene Olga Orozco
4
y mucho más, Olga y Luisa en el verano de Saignon
en la casa del viejo poeta
que ya mismo sacó una botella de vino y un río de
aceitunas, orgullo de Provenza
(“di Provenza il mar azurro”? Macana, de Provenza
el vino negro y el tomillo y un cielo
de esos que para qué)
pero me estoy perdiendo, cosa buena perderse en el
papel
(Consejo: escribir las cartas verdaderas en hojitas como
ésta
y cada una irla revoleando para atrás como un
huesito de pollo, al final gran rejunta pero
5
entretanto ya no se sabe lo que había en la 1 o en la
3, de manera que, Luisa,
la verdadera escritura automática consiste
en un transistor con mucho pop o Gato Barbieri
o Archie Shepp o Joni Mitchell
y hojitas sibilinas para Luisa (y Olga, y Olga)
con lo cual
es tan fácil, tan beso, tan siesta,
decirte gracias,
decirte tu poema está aquí, están aquí la boina
y el chasquido de lengua
estás vos, te quedás, lo sé,
6
le estás haciendo compañía al viejo poeta
(la hoja número 5 flotó en el aire, fue a parar
sobre la estufa felizmente apagada por causa de
la fecha)
y mirá, vos en Roma, qué suerte vos en Roma,
no tan lejos de aquí, Roma donde viví
hace diez mil y dieciocho años
(hay por lo menos dos tiempos, entre esa Roma y
hoy se interponen galaxias –diez mil– y los
años del alma-naque se tiñen de otra cosa, de
interminables espirales, pero de hecho (?)
7
fueron dieciocho, Roma era bella, sin tanto
Fiat ni Olivetti, había tavole calde
donde comías un enorme plato de polenta por cincuenta
liras, reinaba Ana Magnani, yo vivía
en una casa de la Via di Propaganda Fide
y nunca supe y no lo sé en este momento
dónde estará la Via Salandra donde vive Luisa
(se habla de vos, te habrás fijado)*
pero entonces vos debías andar gateando
en algún lugar lejos de Roma
y yo por las mañanas iba a mirar la ventana
de la pieza donde murió John Keats,
8
(de dónde vendrá la frase que estoy escribiendo, la
ley del juego prohíbe recoger las hojitas hasta el
final de la carta)
creo con todo que te estaba diciendo buenos días,
no sé si gracias
por las inevitables historias de amor
y por el papelito donde te acordaste de
Rocamadour
y como alguna vez hay que terminar
(ese momento después del orgasmo, cuando se comprende
que quedó atrás, que ahora son de nuevo las ocho y cuarto
9
y el teléfono y mañana tanto por hacer)
me parece que el 9 será la cifra término,
el arbolito 9 con su copa redonda y adentro
un durazno jugosísimo para vos, Luisa,
con toda gratitud con alegría
con saludos a Roma (pero solamente a esas
callecitas donde todavía huele a pan, a madera
aserrada, el resto que se lo guarde Carlo Ponti)
y ya sabés si venís algún día
a París de Francia,
y ya sabés y
Julio
Saignon, 17 de agosto de 1971
Mi querido Pablito:
El médico me dijo la semana pasada que ya podía reanudar mi vida normal, y lo primero que hice fue saltar al volante de Fafner e irme, llevándola a Ugné, a Mónaco para ver si te encontraba el Laetrile. En las dos farmacias más importantes de Montecarlo me dijeron lo mismo: todos los remedios de Mónaco son los mismos que los de Francia, y el Index Pharmacorum o como diablos se llame es idéntico en los dos casos. El Laetrile… desconocido. Pero entonces un farmacéutico muy amable y sabio, que se interesó mucho por el problema y se dio cuenta de que yo estaba terriblemente decepcionado, me dijo que existía la posibilidad de encontrar un medicamento de origen inglés pero fabricado también en Francia. Él no lo tenía, y nadie en Montecarlo; pero ayer por la tarde te lo encontré en Avignon. Se trata de un producto destinado a impedir la proliferación de las células cancerosas, es decir que en principio tiene la misma finalidad que el Laetrile. Como es natural, lo compré y te lo envío, disimulado en un libro por las dudas, en un paquete que saldrá por avión junto con esta carta.
Ahora fíjate bien, Paul. En los medicamentos fabricados en Francia, no hay nunca explicaciones claras, pues aquí se supone que el médico es quien debe conocer el remedio y no el enfermo. Por eso, y después de leer el prospecto que, en efecto, no decía absolutamente nada, hablé con el farmacéutico y le dije que tú estabas en los USA y que era absolutamente necesario que me hiciera copiar las especificaciones que figuran en el Index. El hombre se dio cuenta, y me copió los datos científicos, que te envío junto con el remedio. Yo creo que con eso en mano, tu médico es el más indicado para saber si debes tomarlo o no. WARNING: En las “contraindicaciones” se dice que este remedio no se debe tomar si hace poco has estado siguiendo otro tratamiento químico-terápico. Como ves, es absolutamente necesario que tu médico se entere de estos detalles, pues veo que se trata de un remedio muy fuerte y que puede ser peligroso. También se dice que hay que llevar, sobre todo al principio, un control hematológico (recuento de glóbulos). Me parece que el texto en francés es muy claro y que tú y el médico no tendrán problemas.
Si el médico decide tratarte con el Alkeran, me lo dices en seguida para que yo pueda irte enviando las cantidades necesarias. En todo caso, si entre tanto sabes de otro medicamento europeo, ya sabes que estoy aquí y que te lo buscaré hasta encontrarlo.
Estoy bastante convencido que el Laetrile no existe, o que fue retirado hace mucho de la circulación, pues nadie tiene la menor idea de su existencia en Alemania y Francia. Tú me decías que ibas a averiguar por el lado de México. A lo mejor existe allí, ojalá!
Pablo, mándame unas líneas cuando tengas ganas; yo me he mejorado casi del todo, aunque todavía me quedan algunos dolores musculares y un poco de fatiga. En la próxima espero poder contarte cosas más agradables, pero ésta es just a functional letter.171 Un beso para Joan y Carlos T., y para ti un gran abrazo de
Julio
Saignon, 18 de agosto de 1971
Mi querida Lida:
La primera cosa que voy a hacer es tutearte, reclamándote por supuesto el mismo tratamiento si no te resulta penoso. Después de haber leído tu trabajo,172 el tuteo es para mí una necesidad casi orgánica, una manera mágica, si querés, de acortar las distancias; la misma cosa sentí con respecto a Graciela, a quien sé muy cerca de vos, y sus últimas cartas me han devuelto ese sentimiento de cercanía que el “usted” tiende a frenar.
La segunda cosa es pedirte perdón por este largo silencio. El 12 de julio tuve un feo accidente de automóvil que me mandó al hospital por diez días, seguidos de una convalecencia que sólo ha terminado en estos días. No te oculto que esa forzosa separación de las circunstancias inmediatas de mi vida me sirvió para releer alegremente un montón de novelas de Julio Verne y estudiar en detalle el comportamiento de las flores que amigos y amigas disponían en vistosos ikebanas a los pies de mi cama; fue un paréntesis agridulce (hueso roto, suturas por todos lados, conciencia febril de un cuerpo enemigo que se pone a vivir por su cuenta, desbordes oníricos fabulosos, tristeza de un sol y un verano que fluyen al margen de una cama en la penumbra); pero ya estoy de vuelta en mi ranchito, tomo mi mate a las cuatro de la tarde y mi pastis a las siete, y escucho mis discos con una renovada alegría. La verdad es que estos meses han sido duros para mí, y tuve que pasar por la tormenta de eso que llaman “el caso Padilla”, en el que todo el mundo metió más o menos la pata. La novela que empecé el año pasado y que esperaba terminar antes de volver en septiembre a París, se ha quedado como una hoja seca sobre esta mesa; espero retomarla en estos días, después de que haya contestado la montaña de cartas que se han ido juntando.
En tu carta me reprochás un exceso de generosidad y me pedís una crítica a fondo de tu trabajo. Pero yo no tengo la culpa, Lida, si tu trabajo me gusta tanto, y ahora que lo conozco en su integridad, los reparos que puedo hacerle son mínimos y desde luego te los haré. Pero tengo que empezar por lo que verdaderamente cuenta, y es la sensación total, inequívoca, que tu ensayo sobre Rayuela da plenamente en el blanco, en todo caso el blanco elegido por vos dentro de una línea determinada; quiero decir que habiendo eliminado el análisis estilístico y otros aspectos de posible estudio de la novela, tu campo de acción está claramente delimitado, y en él has puesto la flecha en su mismo centro.
Te imaginás cuántos centenares de páginas llevo leídos sobre mi libro; hoy puedo decirte que sólo dos ensayos me parecen exhaustivos en su respectiva intención: el del chileno Ariel Dorfman (“Omenaje a Rayuela”), texto inédito que el autor me dio cuando estuve en Santiago, y el tuyo.
Siguiendo más o menos el orden de tu exposición, me satisface lo que decís en la p. 15 sobre “el viaje interior” de Oliveira, explicitado luego en todos sus detalles y sus ambigüedades (fracasos deliberados o no, vuelta atrás, todo lo que no podía ser de otro modo dada la materia misma de ese viaje y las incapacidades del protagonista/autor). Por cierto que a comienzos de la p. 23 no entiendo si hay una alusión a mi novela 62, aunque creo que sí por el contexto, pero se dice “el 62” a secas, y el lector no comprenderá, máxime cuando me parece que es la única alusión en todo el trabajo. Echale un vistazo por las dudas.
Una de las cosas que más me gustan es la forma implacable en que hacés a un lado a esos lectores y críticos que tanta alharaca hicieron en torno a los capítulos menos significativos del libro (en la p. 26, por ejemplo); todavía hoy sigo recibiendo críticas en las que todo el libro parece reducirse a sus aspectos más tradicionalmente literarios, y por eso es bueno que liquides tan radicalmente un cómodo y a veces intencionado malentendido, esa voluntad de meter a Rayuela en una filiación meramente novelesca.
Otra cosa que me complace es que si bien te mostrás profundamente sensible a todas las vías esotéricas e incluso mágicas que se proponen como aperturas, como vías de avance, en ningún momento caés en la apología orientalizante tan tentadora para los que buscan escapar de la circunstancia occidental sin hacer un verdadero esfuerzo por asumirla y superarla. Por eso la p. 32 me parece capital, cuando hablás del “corolario social de la antropofanía” (¿por qué la mayúscula, dicho sea de paso? Hacia el final hay también un exceso de mayúsculas que habrían hecho rabiar a Horacio). Lo que definís como “integración con el prójimo” está visto y explicado con una claridad total, y me parece importante que lo hayas dicho así, porque hay una cantidad de lectores y de críticos muy “espirituales” que se regodean con una supuesta fuga de la realidad en Rayuela, un refugio en otras dimensiones que no estuvo nunca en mis propósitos. Sí, tal como vos lo decís, yo me he “volcado a la calle”, e incluso sin el “quizá” un poco cauteloso, y desde antes de Último round. Pero, claro, mi calle, mi prójimo, y eso lo ves claramente, no es el fácil programa progresista de tanto escritor “comprometido”. La cosa me cuesta líos cotidianos con gente a quien admiro y respeto, pero que no están en condiciones de entrar en una perspectiva lo bastante porosa, lo bastante osada. Alguna vez se verá, espero, cuánta razón tenés al decir que un escritor “no es un cauce sino un crisol para la literatura”; pero esa alquimia es sospechosa en muchos niveles, y hay hogueras esperando a los heréticos. Qué vachaché, hubiera dicho Oliveira.
Como siempre que alguien se adentra de veras en una obra, el autor se queda sorprendido de cosas que ignoraba, y en mi caso ese asombro tiene mucho de maravilla. Tu versión de las “velas verdes” (la Virgen María-Isis) y el corolario basado en la interpretación jungiana del culto de la mujer, me prueba una vez más hasta qué punto no soy el autor de lo que escribo, en el sentido de que hay cosas que me usan, que pasan por mí para manifestarse; y si esto es propio de todos los “arquetipos”, de todos modos siempre resulta alucinante saber, por otro, lo que se ha escrito sin sospechar y sin querer.
En la p. 44 hay otra afirmación que me pone en claro algo que yo mismo nunca expresé claramente; me refiero al hecho de haber escrito la novela en un acto análogo al de lanzarse al amor, buscando encarnar ese amor en la forma novela. Me acuerdo muy bien de que mientras escribía, para mí la relación Oliveira-Maga era también, todo el tiempo, una relación Oliveira-lector, no porque escribiera deliberadamente pensando en el futuro lector, sino porque ese lector era mi antagonista entrañable, como lo es el ser amado, y porque le exigía una actitud de contacto crítico, un tirarme los platos a la cabeza como yo se los estaba tirando a él; creo que en ese sentido conseguí lo que buscaba, porque los platos siguen volando en Latinoamérica y en Europa (en estos días recibí una carta de una lectora polaca que desde Cracovia me envía unas páginas que son a la vez un mensaje de amor y una larga serie de insultos, las dos cosas igualmente deliciosas porque prueban hasta qué punto la traducción polaca ha guardado los valores que cuentan para mí en el libro).
Un detalle curioso que te divertirá. En la p. 45 aludís al sentido del nombre de Emmanuele, cosa en la que yo no pensé jamás; esta mañana recibí una carta de un inglés que quiere filmar “Final del juego”, y en el script que me envía hace notar que el nombre de Leticia significa felicidad…
No soy falsamente modesto, pero en la p. 53 se te va la mano (“hacía falta un cronopio tan grande, etc.”). ¿Vos creés realmente que hay que decir esas cosas? Ya sé que lo pensás y que no me estás tirando flores, pero cuando leo cosas como aquello de Carlos Fuentes (“Cortázar es el Bolívar de la literatura sudamericana”) se me colorean las orejas; sin contar que para un argentino eso de Bolívar, vamos…173
Muy hermoso el pasaje de la p. 58 sobre la locura y la cordura; es cierto, muy cierto: Oliveira no está loco, son los otros que han decidido tratarlo como tal para proteger su seguridad interior, el orden en la ciudad. Al final de ese capítulo apuntás dos posibles desenlaces; hay otros, aunque por supuesto yo no tengo idea. Para mí, Oliveira no se tiró por la ventana ni mucho menos; estoy seguro de que volvió con Gekrepten, al mate amargo y a la fiaca en la cama; pero tampoco creo que volvió para quedarse o aceptar un empleo fijo; pienso que volvió simplemente como alguien que descansa toda una noche en un hotel, antes de largarse a una nueva etapa. Pero esa etapa ya está por completo fuera del libro, y yo mismo entré en otros juegos y sería incapaz de reanudar un contacto con ese mundo que tanto amé y tanto busqué.
Antes de que se me olvide: en la p. 29, quinta línea, la cita contiene un error: donde dice “para crear con cierto endecasílabo de Garcilaso”, debe decir “para crear un cierto… etc.”.
Bueno, Lida, qué lata padre, ¿no? Vos querías reparos y los que tenía que hacerte están hechos. Creo que a pesar de lo sucinto de mi juicio (¡todavía me cansa escribir, mi omóplato roto protesta al cabo de una hora!) te he dicho lo bastante para que sepas de mi alegría, de mi gratitud, de todo lo que te admiro. Saberte mi amiga, mi lectora, me justifica y me alienta; ojalá la vida me deje todavía darte algunas páginas que te sean gratas.
Te abrazo mucho,
Julio
Saignon, 26 de agosto de 1971
Querida señorita Cora:
Ya ve que estoy contento, y aunque le parezca un exceso de amabilidad, estoy contento sobre todo por usted, porque va a poder llevar a cabo algo que tanto deseaba. Esta mañana, Ugné y yo recibimos sus cartas, y vemos que todo se ha resuelto de la mejor manera. Ugné le escribirá por su lado, pero yo cumplo la orden de su postdata, cuyo doble signo de admiración era bastante imperioso, y le envío estas líneas a vuelta de correo para que sepa que estoy enterado del buen éxito de las gestiones.
Con la misma franqueza con que desde un principio contesté a sus cartas y a sus pedidos, voy a decirle que no iré a España con motivo de las emisiones televisadas. Usted ha de saber quizá que soy un solitario, que no voy a ningún congreso de escritores o festival de arte, y que tengo un carácter que no se presta a ese tipo de cosas. Lo lamento por mí, desde luego, pero no puedo cambiar a esta altura de la vida. Le agradezco mucho su gentileza y todos sus deseos de que esté presente, pero entiendo que La señorita Cora me representará muy bien, sobre todo en manos de usted y de sus compañeros de trabajo. Gracias otra vez.
Quedo a su disposición por cualquier cosa.
Hasta siempre, con mucha alegría y mis mejores deseos. Un abrazo de su amigo,
Julio Cortázar
Saignon, 5 de septiembre de 1971
Mi querido Félix:
Perdoname el laconismo de esta carta, pero te debo por lo menos unas líneas para agradecerte, entre muchas otras cosas, el envío de Biografía. En julio tuve un feo accidente de auto aquí en Saignon, que me mandó por dos semanas al hospital; la convalecencia fue más larga de lo previsto, y todas mis actividades se vieron tristemente retrasadas, empezando por el correo: le debo una vela a cada amigo… De todos modos, ya estoy bien y en estos días me vuelvo a París, pero antes quiero que recibas este mensaje, ya que el laberinto luteciano me atrapará de entrada (sin hablar del cubano, el argentino, y eso que llaman literatura) y no quiero que el silencio entre nosotros dure demasiado.
Leí tu libro con un placer muy grande, pues si conocía una parte, otra mucha mayor me estaba esperando y me trajo todo eso que sos vos, un poeta que a diferencia de tantos de tus compatriotas pone toda su vida por delante y echa a andar por el verso empujándola a dos brazos y a toda boca. Lo propiamente humano, potenciado a poesía, me parece una constante de tu obra, eso que le da su sabor y su fuerza, porque la verdad es que la mayor parte de los poemas que me llegan de tu tierra (y de las latinoamericanas) siguen optando por una espe-cie de sumisión a la retórica, quiero decir al prestigio per se del verbo y su infinita combinatoria; paradójicamente, es algo que suele notarse todavía más en los poemas francamente “comprometidos”, en los que la retórica (pienso sobre todo en algunos mexicanos jóvenes) llega a ser insoportable. Sustituir las ninfas por los tractores no cambia nada en el fondo, e incluso es una triste pérdida, si esos tractores no están en el poema con el mismo derecho que una ninfa en un poema de Garcilaso o de don Luis. En tu caso, ya en el homenaje a Vallejo, que me gustó enormemente y del que no tenía idea, apunta esa otra dirección que es tu irreemplazable vivencia personal (como en Vallejo, claro, como en todo poeta que vale la pena), y ese sistema de vivencias extrapoladas a poema, a cosa extrapersonal siendo siempre profundamente personal, se hace cada vez más perceptible y auténtico a medida que maduras y escribes; por eso, algunos de los últimos poemas “en prosa” (mierda con estas categorías y etiquetas) tienen una fuerza y una belleza que me alcanza de lleno; pienso en “La pantera”, en “Adolescencia” (en el que te señalo, gaucho Félix, que los argentinos no decimos jamás chao sino chau, puesto que chao es italiano!), “Lágrima miserable”, “Besos, pedradas”, y el hermosísimo “Lento asalto del óxido”; cito al azar, como debería citarte tanto poema de Blanco spirituals y de los otros libros, pero creo que te bastará para sentir por dónde se larga mejor el contacto profundo de tu amigo Julio. Y puesto que imagino que a vos, como a mí, no te gustan los meros elogios sin la contrapartida de las discrepancias, te diré para terminar que a veces te sospecho unos resabios de extra-Félix, de no-Félix, de cultura-Félix, cómo llamarlo. Por ejemplo, el comienzo de la segunda estrofa de “Bar Santillana”, eso de “Vi que amancillada su anciana puerta oscura”, etc., que me cae pesado porque de golpe hay la saturación adjetivante, un regusto de algo que no es lo tuyo. A lo mejor me equivoco y es tan tuyo como el resto, pero ya ves. Y se acaba la página y la carta, todavía me duele un omóplato roto, casi soldado pero todavía retobado y protestón, omóplato analfabeto que rabia cuando escribo a máquina. Te abrazo mucho, te agradezco tu hermosa poesía tan auténtica, tan irrevocable,
Julio
Mira, en este momento me llega la carta de Alberto Pascual y tu postdata. No tengo nada inédito que mandarle, trabajo en una novela larga y todavía informe. Díselo, y que me excuse no contestarle directamente por las razones automovilísticas que sabes. Y un saludo cordial para él.
Cariños a Paquita y a toda la barra.
París, 9 de septiembre de 1971
Mi querida, tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto estarás de regreso en tu casa. Hemos compartido hospitales, aunque por razones diferentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo a punto de. Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando el lenguaje mismo del cariño y la confianza –y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte. Quiero otra carta tuya, pronto, una carta tuya. Eso otro es también vos, lo sé, pero no es todo y además no es lo mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso, lo siento como si se tratara de mí mismo. El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el antagonista frente a la vida, y ésta el verdugo del poeta. Los verdugos, hoy, matan otra cosa que poetas, ya no queda ni siquiera ese privilegio imperial, queridísima. Yo te reclamo, no humildad, no obsecuencia, sino enlace con esto que nos envuelve a todos, llamale la luz o César Vallejo o el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste, pero no un silencio de renuncia voluntaria. Sólo te acepto viva, sólo te quiero Alejandra.
Escribime, coño, y perdoná el tono, pero con qué ganas te bajaría el slip (¿rosa o verde?) para darte una paliza de esas que dicen te quiero te quiero a cada chicotazo.
Julio
Viena, 23/9/71
Querido Jean, tu carta de julio me llegó al hospital de Apt. Accidente de auto, no muy grave, pero 15 días viendo estrellas de todos colores. Ya estoy bien y trabajo unos días en Viena, vuelvo la semana que viene a París y ahí, ya sabes, se te espera siempre.
Imposible responder coherentemente a tus casi preguntas sobre Cuba; tendríamos que hablar, y ojalá podamos hacerlo pronto. Una sola cosa te digo: creo que el balance de ese gran psicodrama ha sido positivo, y que ahora se ve más claro quiénes apoyan la revolución y quiénes se limitan solamente a defender sectores que consideran privilegiados (poetas, artistas, etc.). Todos hemos metido la pata, los cubanos y los firmantes de la carta “de los 61”;* pero en definitiva era quizá necesario que algunas máscaras cayeran, y han caído estrepitosamente.
¿Nos vemos pronto? Escribí!
Un abrazo fuerte
Julio
Afectos a los tuyos y a los amigos de Toulouse que no olvido.
Viena, 23 de septiembre de 1971
Amigo Saúl Sosnowsky:
Le agradezco su carta y me alegro de que pronto tengamos otra revista dentro de la línea que me esboza. Demás está decirle que llegado el momento me será grato colaborar en ella (empiezo por agradecerle la invitación a hacerlo), pero el problema momentáneo es, precisamente, ese momento por llegar. En julio tuve un accidente de auto que no sólo me descalabró físicamente sino que estropeó mis planes estivales de trabajo. No he escrito ningún cuento, salvo uno que di a Libre y otro a Octavio Paz para Plural.174 Desde luego, si otro cuento se me arrima a las manos una de estas semanas, será para Hispamérica, pero de ninguna manera puedo comprometerme a nada por el momento.
Ojalá pueda responder pronto a su invitación. Buena suerte en la aventura, y un saludo muy cordial de
Julio Cortázar
To the Editors:175
The Spanish writer Luciano Rincón is being held without trial in a Bilbao prison on charges of having published in the magazine Cuadernos de Ruedo Iberico, in Paris, several articles on the Franco regime under the pseudonym Luis Ramírez.
The editors and writers connected with Ruedo Iberico –including Francisco Fernández-Santos, Juan Goytisolo, Jorge Semprún, Carlos Semprún, José Martínez, Xavier Domingo, and José Miguel Ullán– have testified to the Spanish Ministry that all articles in the magazine appearing under the pseudonym Luis Ramírez have been written by them. They have informed the Spanish Government that Luciano Rincón, who lives in Spain and has often been molested by the Spanish police, has had no connection with the writing of these pieces.
The following French and Spanish intellectuals in Paris are among the many who have protested the arrest as a flagrant violation of human and legal justice –a return to a more repressive Spain where arrests can be made without evidence and people held without trial–, and they are demanding the immediate release of Rincón. No notice of this has appeared in the American press.176
Paris, october 1, 1971
Dear Toby,
I found your letter last night when coming back from Vienna. You see, I knew that Paul was dead, I had the feeling all the time since I got Joan and Sara’s letters. The only thing I learned from you was the date, September 13. He was my brother, Toby, he was a wonderful friend, he was the first and most wonderful of cronopios, who he loved, who he made live in English. Toby, he sent me a letter, his last, in July 3, in full summer, he sent it to my small rancho in Vaucluse where he and Joan spent two or three weeks in 69, and where he finished his translation of the cronopios book. I was unhappy then and he came and made me laugh and forget a lot of unpleasant things. He gave me hell with a tape of the Beatles which he played for hours and hours until I cried for mercy. We were so happy, we drank so much pastis, we read poetry, his and Latin American poetry, and he promised to come back in two years. Ah Toby, is so tough and my English is so bad, forgive me, I just wanted to tell how I loved my brother, how I feel now. I’d like to be there with you and Jerry and Schwerner, in a way I’ll be there, please count me there, Toby. I send you a photocopy of Paul’s last letter. He wrote a poem about the way he had to drive to get to my rancho. If you want to read that poem I’ll be there to listen to it, with all his friends. I can’t write no more, forgive me177
Julio
París, 7 de diciembre de 1971
Querida Haydée:
Quiero que reciba esta página178 que acaba de aparecer en París. Que ella le pruebe una vez más mi afecto por Cuba y su lucha, y mi presencia –desde tan lejos– en la Casa que tanto quiero.
Con mis afectos a todos los compañeros, reciba un abrazo de su siempre amigo
Julio
París, 19 de diciembre de 1971
Mi querido Ariel:
Tal vez sepas que en octubre me ligué una chimenea en plena espalda, la cual chimenea luego de caer desde un sexto piso de la rue des Grands-Augustins, me rompió dos costillas y me mandó al hospital. Ya estoy bien, pero ligeramente perturbado por tan insólito zarpazo de la Pelada, que me erró por cuestión de centímetros.
Ahora, en cambio, la gente de Libre me telefonea para decirme que Skármeta y tú les han soltado, mutatis mutandis, una chimenea que los ha dejado tiritando. No he visto el telegrama-chimenea, pero Plinio Mendoza179 (que se conectó contigo por indicación mía, y de ahí que me haga saber la novedad) está bastante desconcertado. Junto con la información me ha enviado copia de una carta que te escribió el 8 de este mes, y cuya contestación espera. Por mi parte, aunque mi vinculación con Libre es por completo marginal, me preocupa la razón de tu discrepancia, y en un plano de amistad personal me gustaría de verdad que me mandaras dos líneas para decirme por qué has decidido apartarte de la revista.
Mi opinión sobre Libre (que ojalá pudiéramos discutir personalmente) es que poco tiene que ver con lo que a mí me gustaría, pero de todas maneras está favorecida por algunas circunstancias que, de contar con colaboraciones como la tuya y otras análogas, permitirían meter muchas puntas de lanza en todo el territorio latinoamericano. Es lástima que ya antes de que la revista apareciera, un mecanismo de resentimientos y pequeñas envidias la condenara sin apelación. La desconfianza de los compañeros cubanos juega mucho en esto, sin duda, como pude apreciarlo la última vez que estuve en La Habana; ahí discutí duro con muchos de ellos, tratando de demostrarles que el hecho de que Libre no estuviera bajo control cubano no era una prueba irrefutable de que no serviría para nada. Pero la desconfianza de los cubanos hacia personas como Goytisolo, Sarduy y quizá otros, influyen en su juicio; para mí, con toda mi solidaridad hacia ellos,* no es una razón para no publicar la revista, puesto que el movimiento se demuestra andando y yo entiendo que a pesar de sus imperfecciones, los dos primeros números permiten suponer que Libre tiene un destino que cumplir; justamente mi deseo de que tú dirigieras un número “chileno” (como Petkoff180 ha dirigido el número 3 desde Venezuela) era mi técnica para irle dando a la revista una plataforma netamente latinoamericana, es decir que su contenido procediera realmente from the horse’s mouth y no desde las mediatizaciones inevitables en París. Pero si tú declinas hacerlo, me temo que Libre puede prepararse ya a componer su epitafio. Personalmente no quiero tener nada que ver directamente con la revista; ando demasiado ocupado en otras cosas, y el plan de “descentralización” de los números sucesivos me parecía excelente y útil; lástima, ya ves, que lo que está pasando me quite incluso esa ilusión.
Bueno, unas líneas tuyas me servirán sin duda para comprender que tienes razón en tu actitud; pero me gustaría recibirlas directamente, y no por persona interpuesta. Si tienes un momento, te agradeceré una respuesta.
Ariel, no me he olvidado de esos días contigo y los demás compañeros; estoy siempre y más que nunca con ustedes. Un gran, gran abrazo de tu hermano
Julio
París, 21 de diciembre de 1971
Mi querida Graciela:
Gracias por tu hermosa carta, que me hizo mucho bien. Éstos son tiempos difíciles para mí (y para todos, basta abrir el diario cada mañana); por eso tus líneas tan amigas y tan llenas de eso que sos vos me trajeron una gran nube blanca con los bordes muy plateados.
No te preocupes por no haber modificado algunos aspectos de tu estudio; lo que llevás escrito sobre mi obra me basta y me sobra, y así debe ser para todo lector honrado, puesto que el terreno de tu indagación está perfectamente delimitado desde un comienzo, y no hay por qué pretender que ingrese en sectores que te interesan menos o que otros puedan explorar a su manera. Espero esa “copia legible” de la que me hablás, ya sabés que siempre te he leído y te leeré con mucho amor. Mis amigos se asombran –y algunos, claro, no creen que sea cierto– cuando se enteran de que no he leído dos o tres libros íntegramente dedicados a mí; pero es que me aburro, Graciela, y por eso mi frase precedente tiene su valor para mí; a vos (y a uno o dos más) los leo porque sé que me dan algo sobre mí mismo y sobre la realidad; el resto me fatiga y lo abandono después de una ojeada. Pensá en los libros fascinantes que a todos nos quedan por leer; a mis años no puedo perder tiempo leyendo todo lo que escriben sobre mí, el narcisismo tiene sus límites. Tras de lo cual te lo repito: espero la copia legible, vos sos Graciela, la poesía; y de ahí me viene siempre algo diferente, algo que me muestra mejor tanta cosa que quise hacer a mi manera.
Te envío el librito de poemas, viejos y menos viejos, que unos cronopios españoles se ingeniaron para arrancarme después de largas batallas tragicómicas; el prologuito te dará la idea de mi estado de ánimo al hacer esa antología. Sé que hay ahí muchas cosas que conocés (quizá todo, finalmente) pero me gusta que lo recibas bien impreso y en un volumen.
¿Mi viaje? Será para la primavera francesa y el otoño argentino, supongo que hacia marzo-abril, o quizá abril-mayo. Tengo una deuda con vos, y el recuerdo de tu comprensión y de tu bondad; ojalá me ayudés a pagarla cuando llegue a Buenos Aires, porque verte y hablar con vos me dará una infinita alegría.
Te ahorro los clisés sobre fin de año y otras boberías; creo que vos y yo estamos en un tiempo diferente, y en ése, que es bien nuestro, nos conocemos y nos queremos. Un gran abrazo de
Julio
126 La carta está mal fechada. Es de 1971.
127 Ventisca.
128 Más viejos pero no más sabios.
129 París, 2 de enero de 1971
Señores de GROSSMANN PUBLISHERS INC.
Nueva York
Muy señores míos:
De regreso de un viaje a América Latina, encuentro su carta de 6 de diciembre de 1970. Les ruego que disculpen mi retraso involuntario en contestarles.
No estoy en estado de preaparar la introducción a la antología que ustedes tienen la amabilidad de solicitarme. Hace veinte años que vivo en Europa y, aunque sigo en contacto con las literaturas latinoamericanas, es evidente que me faltan elementos de todo tipo para hacer frente a un trabajo como el que ustedes desean.
Creo que tienen ustedes una doble posibilidad: dirigirse o bien a Ángel Rama, el crítico uruguayo que se halla actualmente en Puerto Rico (c/o Universidad de), o bien a Emir Rodríguez Monegal, que ha de hallarse hoy en alguna universidad norteamericana. Ambos son especialistas en la materia y estoy seguro de que estarían encantados de aceptar la posibilidad de presentar la antología que ustedes proponen, cuya lista de autores me ha parecido de gran valor.
Les deseo buena suerte en sus trabajos y gestiones y les envío un saludo muy amistoso.
130 Consejo de Guerra en que la justicia militar española juzgaba a dieciséis acusados de pertenecer a la banda terrorista ETA.
131 Una lata.
132 Libro de Manuel.
133 En nombre de los muchachos cubanos, lo sabes.
134 De modo que si llegas en ese período, avísame y Ugné y yo encenderemos el barbecue, abriremos las botellas de rosé y pastis y los esperaremos contentos a los tres. Espero que a Carlos T. le guste el ambiente provenzal…
135 Ya sabes cuánto quiero a esa muchacha.
136 Sumac y Boss son verdaderamente buenas y fue un placer volver a leer la suite Saignon.
137 ¡La cinta será bien recibida!
138 “Algunos aspectos del cuento”, Cuadernos Hispanoamericanos, n.º 255, Madrid, marzo de 1971.
139 “Del cuento breve y sus alrededores”.
140 José María Echevarría, director gerente de Edhasa.
141 62 maquette à monter, París, Gallimard, 1971; traducción de Laure Guille-Bataillon.
142 Ernesto González Bermejo, periodista uruguayo, autor de Cosas de escritores: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar (Biblioteca de Marcha, Montevideo, 1971) y de Conversaciones con Cortázar (Edhasa, Barcelona, 1978).
143 Apodo con el que Cortázar llamaba a Carlos Fuentes.
144 Marta Traba, crítica de arte; segunda esposa de Rama.
145 La carta, firmada por cien intelectuales (entre ellos, Carlos Barral, Simone de Beauvoir, Italo Calvino, Julio Cortázar, Jean Daniel, Marguerite Duras, Hans Magnus Enzensberger, Carlos Fuentes, Gabriel García Marquez, Alberto Moravia, Octavio Paz, Jean-Paul Sartre, Jorge Semprún y Mario Vargas Llosa), fue publicada en Le Monde el 9 de abril de 1971 y en The New York Review of Books el 6 de mayo del mismo año.
146 La traducción danesa de Todos los fuegos el fuego (Den tabte Himmel), obra de Inger Lohmann, la publicó Rhodos, en Copenhague, en 1971.
147 París, 2 de abril de 1971
Estimado señor Blaedel:
Ugné Karvelis, que es mi agente, me ha entregado la correspondencia enciclopédica intercambiada entre usted y ella sobre la publicación de Todos los fuegos el fuego en danés, desde el 30 de enero de 1969, fecha de su primera carta acerca de la cuestión.
Debo admitir que el asunto es bastante sorprendente y si tuviera que elegir mi peor editor del mundo, me temo que usted sería el elegido. Ha pasado casi un año desde que firmé el contrato con usted –el 23 de abril del año pasado– y aún no he podido disponer del pequeño anticipo al que usted se había comprometido. Supongo que desde entonces ese anticipo habrá producido algunos intereses. ¿Cuántos? Después de explicar a Ugné Karvelis que el cheque había sido enviado por error a Gallimard –y haber dedicado varias personas a averiguar cómo y cuándo pudo haber sido–, usted descubrió que había enviado el cheque a mi cuenta. Lamentablemente, después de que varias personas en mi banco se ocuparan del asunto, resultó ser que eso tampoco era verdad: incluso en los países subdesarrollados de peor fama como los de América Latina, rara vez ocurre semejante cosa.
Por todo ello, le estaría muy agradecido de que transfiriera inmediatamente el anticipo de 1500 coronas danesas a mi cuenta bancaria:
Crédit Commercial de France
Agence Vaugirard
Place Adolphe Chérioux
París XVe
Cuenta nº 073.001.2600
A menos que esta transferencia haya tenido lugar antes del 1º de mayo de 1971, consideraré anulado mi compromiso con usted.
Lo saluda atentamente.
148 “El creador y la formación del público”.
149 La traducción de Toti no se publicó hasta 1982: Le ragioni della collera (Carte Scoperte, n.º 2), Roma, Rocco Fontana Editore.
150 Omenaje a Rayuela. (Inédito.)
151 Pameos y meopas.
152 “Les jardins secrets d’un royalisme perdu”, Le Monde, París, 2 de abril de 1971.
153 “Policrítica en la hora de los chacales”.
154 Además de una edición fuera de comercio consistente en un pliego en forma de tríptico de 21 × 51 cm, el texto fue publicado en Cuadernos de Marcha, n.º 49, Montevideo, mayo de
1971; El Popular, Montevideo, 3 de junio de 1971; Los Libros, n.º 20, Buenos Aires, 20 de junio de 1971; Rocinante, Caracas, 26 de julio de 1971; Casa de las Américas, n.º 67, La Habana, julio-agosto de 1971, y Libre, n.º 1, París, septiembre-octubre-noviembre de 1971.
155 La carta, que partía de un borrador de Mario Vargas Llosa y fue corregida por Jaime Gil de Biedma, estaba firmada por 62 intelectuales; entre ellos, Claribel Alegría, Simone de Beauvoir, Italo Calvino, Giulio Einaudi, Darwin Flakoll, Carlos Fuentes, Pier Paolo Pasolini, Juan Rulfo, Jean-Paul Sartre, José Miguel Ullán, José Ángel Valente y Mario Vargas Llosa. Fue publicada en Madrid, Madrid, 21 de mayo de 1971, y en Cuadernos de Marcha, n.º 49, Montevideo, mayo de 1971.
* La penúltima frase se presta a malentendido. Quiero decir que ni a ti ni a mí nos importan demasiado los problemas personales frente a lo otro, lo que cuenta de veras, ese futuro que queremos hacer.
156 Storie di cronopios e di famas, Turín, Einaudi, 1971; traducción de Flaviarosa Nicoletti Rossini y nota de Italo Calvino.
157 Escribe unas líneas, lagarto haragán.
158 Saignon, 27 de mayo de 1971
Manja bonita, unas palabras para decirte mucho más que lo que expresan. Me acuerdo con gran alegría de toda la música que hemos hecho y escuchado juntos, música de los sonidos, de los cuerpos, del espíritu. Me siento muy bien contigo, porque eres alegre, buena, inteligente y tan bonita. Te ríes, ¿eh? Pues bien, es cierto y así lo siento.
La vida no es divertida, y es difícil saber cuándo y dónde tendré la alegría de volver a verte, pero los dos estamos de acuerdo (y esto es lo que me hace tanto bien) en que las cosas ocurran sin forzar nada, sin lamentar nada. Manja, tú sabes vivir y yo aprendo de ti. Seremos siempre camaradas como no es fácil encontrar.
Me acuerdo de tu perfume, de tu sonrisa. Sí, escucharemos juntos otra vez a Mozart, ¿no?
Te besa,
159 Prosa del observatorio.
160 Traducción literal de la expresión francesa rire jaune: risa forzada, de dientes para afuera.
161 Juan Carlos Aznar, pintor argentino, autor de las litografías de Le Trésor de la jeneusse, libro con texto de Cortázar publicado por Galerie Daniel Gervis, París, 1971.
162 Claire Staub Pellier, profesora y traductora francesa.
163 Viene directamente de Tolkien.
164 Saignon, 25 de junio de 1971
Grande y dulce camarada, aquí van estas líneas en respuesta a tu carta tan bonita. Ves, te escribo así, de pronto, porque siento que todo debe ser muy libre y espontáneo entre nosotros. Para mí es maravilloso saber que no estoy “obligado” a contestar o a hacer esto o aquello. Sé que estás siempre ahí, viviendo tu vida, y que un día u otro nos encontraremos para volver a seguir órbitas diferentes y, sin embargo, extrañamente armonizadas. Te veo comiendo los dos arenques frente a la estación y comprendo muy bien el amor de tu sobrinito. A los nueve años me enamoré de la maestra que era joven y buena. Todavía hoy me acuerdo de la increíble pureza de ese amor que me hacía llorar por la noche, antes de dormirme.
Manya (¡oh, perdón, Manja!), ¿vendrás a la Ardèche? ¿Cuándo? Si proyectas pasar unos días de vacaciones en el pueblo, avísame lo antes posible, quizá podría dar un salto, sería tan bueno ir a tu casa a saludarte.
Estoy trabajando en una novela que me da mucho que hacer. ¡Diría incluso, mucho que deshacer, diablos!
Que estés siempre tan bonita y tan sonriente, tu imagen viene a menudo a habitar mi recuerdo. Que el verano sea amable contigo, te besa,
165 Saignon (Signum), 26 de junio de 1971
Querido Pierre:
Salgo de Roue Libre como del fondo del mar, con la cabeza cubierta de algas y los ojos llenos de cristales que se prisman y multiplican y colorean el mundo, el valle del Luberon donde me he enterrado una vez más para vivir y leer en paz. Tu libro me ha dado la primera gran alegría del verano –¡después de una primavera a la cubana, más bien tormentosa!–. Éste es el libro que uno quisiera haber escrito, que uno lleva dentro sin llegar a echar esa red con la que tú has recogido todos los peces y las medusas y las peladuras de naranja y Ting y tú en una sola y maravillosa paella con una ardilla en el centro y avellanas todo alrededor, la única paella con avellanas jamás servida en la Tierra.
Hola Micky, dile a Pierre que venga al Midi, las rocas de Saignon se acuerdan siempre de ustedes.
Un abrazo para todos
166 Alude a la canción del chileno Osmán Pérez Freire ¡Ay, ay, ay!
* Aquí te lo mando completo.
167 “Lugar llamado Kindberg”, Libre, n.º 1, París, 1971.
168 Carlos Pena, argentino, funcionario de la Unesco.
169 Oficina regional de la Unesco en La Habana.
170 El 16 de junio de 1971 Carlos Coccioli publicó en Le Figaro Littéraire un artículo según el cual el llamado boom de la literatura latinoamericana, capitaneado por Fuentes, Cortázar, Vargas Llosa y García Márquez, actuaba de modo mafioso.
* Salandra = Salamandra = Luisa
171 Sólo una carta práctica.
172 Rayuela, otra manera de compromiso literario, Mendoza, 1970.
173 La frase de Carlos Fuentes está en el diálogo con Emir Rodríguez Monegal “Situación del escritor en América Latina”, publicado en Mundo Libre, n.º 1, París, julio de 1966. Literalmente es así: “Si no hay una voluntad de lenguaje en una novela en América Latina, para mí esa novela no existe. Yo creo que la hay en Cortázar, que para mí es casi un Bolívar de la literatura latinoamericana. Es un hombre que nos ha liberado, que nos ha dicho que se puede hacer todo”.
* Entre los que no me cuento. Imposible firmar un texto tan insolente y paternalista.
174 “Lugar llamado Kindberg”, Libre, n.º 1, París, 1971; “Verano”, Plural, n.º 2, México, noviembre de 1971.
175 Publicada en The New York Review of Books el 23 de septiembre de 1971 con las firmas de Isabel Álvarez de Toledo, Arrabal, Simone de Beauvoir, Italo Calvino, Jean Cassou, Julio Cortázar, Jean Genet, Juan Goytisolo, J. R. Grousset, Gisèle Halimi, Michel Leiris, Artur London, Claude Roy, Jean-Paul Sartre, Jorge Semprún, Mario Vargas Llosa, Vázquez de Sola y Barbara Probst Solomon.
176 A los editores
El escritor español Luciano Rincón ha sido encarcelado sin juicio en la cárcel de Bilbao acusado de publicar con el seudónimo Luis Ramírez varios artículos sobre el régimen de Franco en la revista Cuadernos de Ruedo Ibérico, en París.
Los editores y escritores relacionados con Ruedo Ibérico –incluyendo a Francisco Fernández-Santos, Juan Goytisolo, Jorge Semprún, Carlos Semprún, José Martínez, Xavier Domingo y José Miguel Ullán– han declarado al Ministerio Español que todos los artículos publicados en la revista con el seudónimo Luis Ramírez los han escrito ellos. Han informado al Gobierno Español de que Luciano Rincón, que vive en España y ha sido interpelado varias veces por la policía española, no tiene relación alguna con la autoría de estos artículos.
Los siguientes intelectuales franceses y españoles residentes en París figuran entre los muchos que han protestado por esa detención que es una violación flagrante de los derechos humanos y jurídicos –y el regreso en España a un sistema más represivo en el que se puede proceder a un arresto sin pruebas y a detener a las personas sin juicios–, y piden la libertad inmediata de Rincón. La prensa americana no ha dado ninguna noticia sobre este caso.
177 París, 1 de octubre de 1971
Querido Toby:
Anoche, de regreso de Viena, encontré tu carta. Mira, yo ya sabía que Paul había muerto y lo presentía por las noticias que me daban Joan y Sara. Lo único que me aclaras es la fecha, 13 de septiembre. Paul era mi hermano, Toby, un amigo maravilloso, el primero y más maravilloso de los cronopios, a los que amaba y dio vida en inglés. Me envió una carta, Toby, la última, el 3 de julio, en pleno verano, me la mandó a mi rancho del Vaucluse, donde había pasado con Joan dos o tres semanas en el 69, y donde terminó su traducción de libro de los cronopios. Yo era desdichado en ese momento, y él llegó y me hizo reír y olvidar una cantidad de cosas desagradables. Me volvió loco con una cinta de los Beatles que ponía horas y horas hasta que yo suplicaba misericordia. Éramos tan felices, bebimos tanto pastis, leíamos poesía, la suya y la latinoamericana, y me prometió volver en dos años. Ah Toby, esto es tan duro y mi inglés tan malo, perdóname. Sólo quería decirte cuánto quería yo a mi hermano, cómo me siento ahora. Me gustaría estar ahí contigo y con Jerry y Schwerner, en cierto modo lo estaré, por favor cuéntame entre ustedes, Toby. Te mando una fotocopia de la última carta de Paul. Escribió un poema sobre la manera de llegar en su coche a mi rancho. Si quieres leer el poema, estaré allí escuchándolo con todos sus amigos. No puedo seguir escribiendo. Perdóname
178 “Fidel visita Chile”, texto incluido en Obras completas, vol. VI (Obra crítica).
179 Plinio Apuleyo Mendoza, escritor colombiano.
* Los cubanos, of course.
180 Teodoro Petkoff, político y economista venezolano.