A lo largo de la historia de la humanidad el sexo ha ido evolucionando. En la época de las cavernas se practicaba con el único fin de procrear; en la época de los romanos y los griegos se convirtió en un acto recreativo, y en lugares como la India, Tíbet y China se realizaba con técnicas como el Tantra o el Tao como un acto que te llevaba a la iluminación y a la expansión de la conciencia. Después de Cristo, las religiones como el islam, el catolicismo y el judaísmo crearon muchas reglas para mantener a sus seguidores sometidos a través del miedo, el pecado y la represión. Las religiones enseñan que el acto sexual sólo es para procrear.
Durante los últimos 50 años la sexualidad se ha vuelto más abierta. En los años sesenta hubo una gran revolución sexual y los hippies se liberaron en este sentido. De ahí surgió una apertura que sigue presente en nuestra sociedad aunque no muchas personas la viven: en los países latinos se sigue festejando al hombre que tiene o ha tenido muchas mujeres, y se sigue juzgando a la mujer que decide explorar su sexualidad libremente.
Es tiempo de dejar de señalar con el dedo y ser único y honesto con la forma en la que quieras vivir tu sexualidad, seas hombre o mujer.
Existen diferentes caminos para expresar tu sexualidad en este mundo. Ninguno es bueno o malo, mejor o peor. Abrir tu mente a las posibilidades logrará volverte un ser más auténtico con una elección genuina, ya que estará basada en un verdadero deseo y no en el condicionamiento, las creencias o el miedo.
De estos caminos podrás experimentar todos en tu vida o solamente alguno de ellos, la cuestión es saber que las opciones están ahí y que no hay que juzgar a las personas que deciden expresar su sexualidad de distintas maneras.
Celibato
Cuando escuchamos esta palabra pensamos en ser castos, en no tener relaciones sexuales o practicar el autoplacer o la masturbación y en suprimir nuestra energía sexual evadiéndola y volviéndonos seres no sexuales. Sin embargo, en este caso me refiero a tomar la decisión de mantener tu energía sexual circulando en tu cuerpo sin compartirla con alguien más, practicando el autoplacer.
Por esta vía llegarás a conocer más a tu ser sexual, tus preferencias y tomarás la responsabilidad de prenderte, de llegar al orgasmo y de aprender a utilizar tu propia energía para un sinfín de beneficios como la sanación y la expansión de la conciencia.
Monogamia
Este camino se basa en la decisión de hacer circular tu energía sexual solamente con una persona. La monogamia compartida es la elección de estar con una pareja que también quiera sólo compartir su energía sexual con una persona.
Puedes vivir la monogamia en el matrimonio o en el noviazgo, o vivirla con una persona poliamor, continuando con tu decisión monógama pero aceptando la preferencia de tu pareja o amante.
Poliamor
El estilo poliamor es la decisión de hacer circular tu energía sexual con varias parejas o amantes en distintas modalidades. Una pareja estable y sus amantes, dos hombres y una mujer, un hombre y dos mujeres, varias parejas o personas solteras que quieran entablar relaciones más íntimas con diferentes amantes sin la necesidad de un compromiso como el noviazgo o el matrimonio. Es un camino en el que las etiquetas y nombres no tienen importancia y se basa en acuerdos que cada grupo de personas crea para vivir la relación que quiere.
¿Sexo o no sexo?
La gente sigue pensando que el sexo es un tabú, y es chistoso porque la mayoría habla de él, pero no lo tiene. Algunos expertos sugieren que las parejas casadas tienen sexo 10 veces al año; y se pone peor: los individuos que no están casados sólo tienen sexo 6.9 veces al año. ¿Puedes creerlo?
Los que tienen pareja no lo tienen, los que no tienen pareja quieren tenerlo, y así el mundo vive desconectado de una de las energías más importantes del cuerpo: la energía sexual. ¿Por qué es tan importante esta energía?
La energía sexual se activa en la base de la espina dorsal y energéticamente activa todos tus centros y células de alimento que te van ayudar a nutrir tu creatividad, a sanar tus emociones, a abrir tu corazón y, eventualmente, a iluminarte. La energía sexual es placentera, divina, que extasía, y muy bella cuando está activa y no la reprimimos. Si esta energía no fluye correctamente se convierte en lujuria, avaricia, gula y desata sentimientos como la frustración, depresión, y una desconexión con el amor incondicional y contigo mismo.
Cuando tenemos sexo con conciencia y con amor, todas las cualidades que tenemos se expanden. Lo vemos mucho en las películas: cuando en una escena alguien tiene buen sexo, sonríe y todo le sale bien.
Además, esa energía es la que nos va a seguir conectando con nuestra pareja. Es un lazo muy profundo a nivel energético que si se empieza a romper se va desconectando de nuestro ser y nos alejamos. Esto explica el distanciamiento. Por eso es importante cultivar nuestra energía sexual. Si tienes pareja, haz el amor más seguido; si estás soltero, haz el amor con tu amante o complácete. Esta energía, finalmente, se activa si estás solo o si estás acompañado.
No hay pretexto. Te invito a hacer el amor con conciencia, gozo y responsabilidad.
El término sagrado en el uso de la sexualidad significa que te relacionas sexualmente con intención, presencia, consciencia y amor. Cuando tenemos una intención específica cambia el contexto de la conexión. Puedes usar el acto sexual no sólo para procrear o a nivel recreacional, sino para activar, iniciar, sanar o conectar sin necesidad de tener una relación formal, y los sentimientos de vacío, de falta de respeto, de culpabilidad, desaparecen porque tú estás completamente consciente y eres responsable ya que estás usando una intención específica para fluir en el amor.
Sexualidad
Sexualidad sagrada
Características de una persona sexualmente sana
Preceptos de sexualidad sagrada