Todos tenemos una falsa personalidad que mostramos a nuestras parejas y amantes por miedo a ser juzgados, a no ser validados o amados por ser auténticos. Todos tenemos nuestro lado femenino, nuestro lado masculino, la luz y la sombra, nuestra monja y nuestra puta, nuestro príncipe y nuestro verdugo. Durante los encuentros sexuales, el ego y la falsa personalidad se disuelven, quedándonos sólo con nuestra verdadera esencia.
En la expresión sexual representamos todas esas partes y es por eso que a veces nos gusta el sexo lujurioso, otras la dulzura y conexión, otras el sexo juguetón. Nuestra expresión facial también cambia, nuestra mirada nos lleva hasta lo más profundo del alma y nos regala amor, crecimiento, gozo y pasión.
La conexión que logramos como personas al unirnos en el acto sagrado del amor va mucho más lejos que compartir el gozo del amor. Es la unión de nuestras almas, un baile de nuestras energías que no solamente va a darnos placer y gozo.
Al saber que el acto sexual es más que algo recreacional, no significa que debamos alejarnos del disfrute de la sexualidad y la forma en que nos desenvolvemos en ella. Hacer el amor es el acto más placentero que existe en el mundo, además de la comida. Por eso jugar y sazonar nuestra vida sexual es importante para mantener una relación sana y llena de romance. Es una oportunidad de jugar con las diferentes partes de tu ser y conocerte mejor con tu pareja o amante en sus diferentes facetas. El sexo puede ser divertido, sucio, dulce, fuerte, puede ser lo que tú quieras. Vive tus fantasías y así también tendrás la oportunidad de vivir el sexo como una herramienta para elevar tu nivel de consciencia.
El juego no sólo va a sazonar tu vida sexual, sino que va a hacer que te conozcas mejor y puedas explorar las diferentes energías que viven en ti y aprendas a circularlas a través del autoplacer para después compartirlas con tu pareja, o aprenderlas primero con tu pareja para después aplicarlas en ti.
Todos los seres humanos poseemos energía masculina y energía femenina. La masculina es más dirigida a la acción; más enfocada, activa y mental. La femenina, por su parte, es dejar ir, es rendirse; es el misterio, la manifestación y la intuición.
Al hacer el amor puedes experimentar con tu pareja ese juego. Por ejemplo, si decides jugar con tu energía masculina, sé tú la persona que toma acción. Así como en el baile, deja que tu parte masculina lleve a la femenina. Si la mujer decide jugar estar arriba, es la óptima posición para expresarlo. Si juegan con el lado femenino, rendirse y dejarse llevar sin tomar acción es la forma de hacerlo. El hombre abajo es una posición en la que es más fácil que no actúe.
Esto no significa que cuando estés en tu lado femenino no hagas nada, simplemente sigue a tu pareja y deja que te guíe hacia lo que le gusta.
Sexo virginal
Todos tenemos nuestro lado de inocencia. Seguimos experimentando primeras veces, ya sea descubriendo un lugar, comiendo algo nuevo o haciendo el amor por primera vez con alguien nuevo. Ese sentimiento de pureza es una belleza y tenemos la capacidad de recrearlo aunque llevemos muchos años con alguien. Cuando hagas el amor te invito a tocar como no lo haces normalmente, besar de una forma distinta o probar alguna posición que no hayas explorado con tu pareja. Esta forma es bella y pura, invita a tu dulzura y capacidad de asombro.
Sexo fantasía
Las fantasías son parte de nuestra sexualidad cuando queremos experimentar esa energía creativa que vive en nosotros. Tenemos la idea de que las fantasías son sucias, y muchas de ellas han sido distorsionadas por la pornografía, por ejemplo. En realidad, una fantasía es sólo una manera de querer expresar y jugar como lo hacen en el teatro. Desde fantasías tan sencillas como un picnic con comida y chocolate derretido en tu cuerpo, hasta experimentar con una tercera persona. Todas son válidas. Es importante platicarlo con tu pareja y crear esta experiencia en conjunto con acuerdos en los que los dos se sientan cómodos.
Te invito a despertar tu lado creativo y vivir las fantasías con tu pareja o amante y no sólo guardarlas en tu archivo mental, ya que si siguen ahí comienzas a distorsionarlas, creando sensaciones de lujuria o sentimientos como culpabilidad u obsesión.
Sexo lujurioso
Nuestro lado animal también vive en nosotros. Una muestra de ello es el éxito de 50 sombras de Grey en donde el personaje principal, Christian Grey, es sadomasoquista. En todo el mundo existen reuniones sados, terapias sados y cada día se populariza más esta forma de sexualidad. Si tu interés es explorar este tipo de sexo o fantasías lujuriosas, es importante documentarte primero de lo que se trata, hacerlo con una persona de mucha confianza y con acuerdos muy bien estipulados para no llegar a extremos o lastimar a la persona.
Éste es el nivel más alto de sexo animal. Si te interesa explorarlo de maneras más sutiles, sólo recuerda, como hombre, la importancia de respetar a la mujer y no lastimar su templo sagrado.
Ésta es sólo una faceta, así que recuerda no quedarte colgado en ella, ya que la sexualidad sagrada no se puede vivir desde el espacio del dolor y del propio beneficio del placer.
Sexo dinámico
El sexo dinámico nos invita a explorar nuestra capacidad de adaptación, flexibilidad y movimiento. Es un baile en el que cambiamos de posiciones, jugamos con diferentes ritmos y llegamos a momentos orgásmicos intensos.
Experimenta con diferentes posiciones, diviértete con tu pareja. Hacer ejercicios de yoga o baile antes de hacer el amor te ayudarán a tener más coordinación y flexibilidad. Para más información de posiciones y posturas de yoga, consulta mi libro Del punto A al punto G.
Sexo lento
Hacer el amor es el acto más sagrado que existe. Cuando lo hacemos tomando nuestro tiempo y lentamente, podemos descubrir muchos puntos de placer que normalmente no sentimos cuando es muy dinámico. Tomarse el tiempo de estar dentro de la pareja lleva a una conexión más profunda a través de su mirada o su respiración y se va creando una fuerza energética que abre tu corazón cada vez más. Los orgasmos son mucho más sutiles y expansivos.
Con las herramientas para no eyacular podrás estar horas con tu pareja saboreando su cuerpo físico pero, sobre todo, uniendo también tu mente, corazón y cuerpo energético.
Sexo energético
Nuestras energías, así como nuestros cuerpos, se unen en el acto del amor, aunque también podemos tener sexo energéticamente. Las tres claves son: respiración, movimiento y sonido. En el momento en que sincronizamos la respiración con la de nuestra pareja se comienza a crear una danza de energía que va abriendo nuestro corazón: si nos movemos con cadencia uniendo nuestros genitales pero sin penetración, podemos sentir cómo nuestros centros de energía que ahí se localizan comienzan a fusionarse. Expresar con sonido tus sensaciones va guiando a tu pareja y logra abrir el centro de energía que se encuentra en tu garganta.
En el momento que estamos ahí abrazados, moviéndonos dulcemente, respirando, expresándonos, circula la energía más poderosa que hay dentro de nosotros: ¡la energía de la vida!