Entrevista con una Lectora (Típica) de Corín Tellado (con Interrupciones).
Personas: Anita, la lectora; el entrevistador, G.C.I., y a veces, Carolita, una intrusa.
ANITA (con un librito en la mano): Ésta se llama El amor llegó más tarde. La mujer bebida con champaña no sabe lo que le ocurrió, perdió el conocimiento de las cosas y de pronto va a tener un hijo sin saber cómo, pues no tuvo intimidad (sic) con ningún hombre...
CAROLITA: ¿De dónde proviene el hijo?
ANITA: ¡Caramba, niña, no hagas preguntas tan directas!
G.C.I.: ¿Y ésta?
ANITA (tomando el libro): Ah, ésta es El destino manda, de una viuda que el matrimonio no se consumó...
CAROLITA: ¿Qué cosa es un matrimonio que no se consumó?
ANITA: ¡Niña! ¡Está bueno ya! (Componiéndose.) El matrimonio no se consumó y esta muchacha luego se casa con el hermano del marido de ella y su amiga estaba enamorada de su esposo y su esposo la plantó para casarse con ella.
G.C.I.: (aparte): Es posible que el lector no entienda el argumento. Pero se trata de comprender, no de entender. No muy diferente cosa son las comedias de enredos, el vodevil y aun el Shakespeare de A comedy of errors.
ANITA: Esta muchacha, llamada Sibila Conti, vivía con una tía modista y a ella no le gustaba llevar los vestidos para que otra se los pusiera y decidió huir de la casa. Entonces se fue para una pensión para señoritas y luego se fue de señorita de compañía con una señora rica. Entonces un día la señora rica va a un balneario y allí ella conoce a un hombre...
G.C.I.: ¿Quién es ella?
ANITA: Sibila Conti. Ella ya estaba prometida a un hombre, un señor que se llamaba Roberto Mendizábal. Entonces esta muchacha conoce a un hombre que se llamaba Ray Morgan...
CAROLITA: Es inglés.
ANITA: ... en el balneario. Entonces ese hombre ella lo conoce y él la besa en el balneario sin más explicaciones ni nada. Siempre se besan así, forzados o algo así...
CAROLITA: ¡Qué frescura!
ANITA: Entonces ella se enamora de ese hombre, Sibila Conti, y va y se casa con él que ya era su novio porque no sabía siquiera si este otro hombre la quería o no y, además, ya estaba comprometida desde antes.
CAROLITA (no muy interesada en esta literatura... todavía): Empieza por una carta. (Hojeando el librito.) Empieza siempre por una carta.
ANITA: Cuando empieza por una carta terminan por una carta. ¡DAME! (Le arrebata el libro.) Esta muchacha se casa con ese hombre y entonces el marido lee el diario...
G.C.I. : ¿El periódico?
ANITA: ¡No! El diario de ella, que ella escribió...
CAROLITA: Siempre escriben un diario.
ANITA: ¡No te metas! El marido se da cuenta de que el diario es un grito de amor (sic) y se da cuenta de que el diario ella lo escribió sumida (sic) en su propia inconsciencia (sic) y no se da cuenta de que está enamorada, pero su marido sí. Entonces este señor, el marido de ella, no la hace su mujer...
CAROLITA: ¿Y cómo tú lo sabes?
ANITA: ¡Cállate ya! ¡Vete de aquí! Y ella se va para el otro cuarto. Entonces el marido de esta muchacha muere dos años después, viviendo como han estado del vino, con úlceras en el estómago, y muere clamando por un moralista que ella no comprende porque ella cree que es fruto (sic) de su imaginación (sic), pero luego ella se entera de que es un ser real (sic). Cada vez que ella le pregunta, él no le contesta. Entonces, cuando muere el marido, esta muchacha se va a trabajar de modelo. Entonces es cuando ella ve el primer libro de ese señor que es un escritor y que fue el que la besó allí y que era el hermano de su esposo pero que ella lo ignoraba, ella desconocía su nombre hasta que vio la fotografía reproducida (sic) en uno de sus libros. A esta muchacha la despiden de modelo porque no sirve para modelo y la despiden. Entonces da la casualidad que ella va a parar de secretaria al lado del dramaturgo (sic) Ray Morgan...
CAROLITA: El inglés.
ANITA: Está bueno, te va a pesar. Entonces empiezan a traer cartas de una amiga que es la que nombramos antes (?) llamada Begoña. Las cartas son de un desconocido pero están firmadas por su amiga y esta amiga ya murió.
G.C.I.: Perdóname, pero son tremendamente complicadas.
CAROLITA: ¡Oh, sí!
ANITA (mirando a CAROLITA sin decirle nada): Cantidad. Pero lo bueno que son todas iguales y, cuando uno ha leído una, con solamente leer el título y la primera página ya sabe lo que va a pasar.
CAROLITA: La primera página y la última página, que siempre te tengo que buscar quiénes son los principales.
G.C.I.: ¿Por qué las lees entonces?
ANITA: Porque me divierten. ¿No son todos esos libros, las novelas policíacas, las de Nero Wolfe y de Dashiell Hammett, iguales, que en todas pasa lo mismo y tú las lees?
G.C.I.: Tienes razón.
ANITA: Bueno, entonces esta mujer comienza a tener miedo...
CAROLITA: Como yo.
ANITA: Que se vaya, papi, que se vaya o no sigo contando.
G.C.I.: Carolita... (CAROLITA, ante la mirada doble, hace mutis.)
ANITA (con algún triunfo en su voz): Ella tiene miedo porque no sabe de quién provienen (sic) las cartas y que según el novio son de una amiga que se llama Silvia y en compañía de quien vive en un piso. El novio, que es el novio de su amiga, no de ella, porque ella no tiene novio sino una compañera de cuarto, Silvia esta. Ahí ya no pasa más nada y esta muchacha va a un baile y gana la corona con ese hombre, que se llama (mirando a todas partes) Ray Morgan, y se casan. Ya ha sido secretaria de él por dos meses y se casan. Se casan por la noche con un juez, después del baile este, porque esta muchacha, Sibila, ha comprendido que sin él no puede vivir y él le ha contado todo lo que sabemos anteriormente (sic).
G.C.I.: ¿Qué decían las cartas?
ANITA: ¿Quieres que te las lea?
G.C.I.: ¡Oh no, no!
ANITA: Bueno. Estas cartas estaban escritas por Ray Morgan y las firmaba con el nombre de una antigua novia, Begoña, que murió, ya que ella, cuando era amiga de Sibila, tenía más años de los que representaba y en realidad estaba en la antesala de la muerte, como dice Corín Tellado, y este Ray Morgan era el novio de Begoña, que lo dejó plantado para casarse con Roberto Mendizábal, que era hermano por parte de padre de Ray Morgan, y Roberto la dejó a ella plantada para casarse con Sibila, que fue la que enviudó al principio. Pero es un lío, ¡un lío!, que hay que leer el libro para no confundirse y si sigo contando los lectores se van a confundir más todavía.
G.C.I.: Muchas gracias. (Aparte, al lector.) Todas las marcas y señales, esos sic pedantes, no son para envanecerse el padre del vocabulario de la hija, sino para mostrar al lector cómo la prosa de Corín Tellado has crept in el pensamiento de su lectora.
CAROLITA (fuera): ¿Puedo regresar ya?