CANCRINE

(ENSAYO EN ALITERACIÓN, ANACRONISMO, ANANIMIA, ANANACLASIS Y BRAQUIOLOGÍA)

Argumento

Adán, preceptor peripatético, camina por la playa con un discípulo neófito, un cangrejo recién bautizado—animal quisquilloso si los hay. (Los hay.) De pronto, Adán ve a Eva, que es ahora una poetisa hermética, sensual y erótica—y segura de su talento incomprendido tanto como de su belleza única—, paseando petulante por pura perversidad. El cangrejo, que ha notado la propensión que tiene Adán a entusiasmarse con la sola visión de la depravada rimadora, no las tiene todas consigo y, nervioso, deja de responder a la repetida pregunta gramatical de Adán.

La escena tiene lugar en las costas de Bolivia.

ADÁN (harto de tener

que dar lecciones a

un cangrejo):

—¡Ah! Animal acorazado,

adivina la oración, so

ladeado. Nada, sé otro.

(Súbitamente

extático):

—¡Ave Eva! ¡Ah!

CANGREJO (agorero

y quisquilloso):

—¡Ojo!

ADÁN (al CANGREJO,

despectivo, luego a

EVA, solícito):

—¡Ha! ¡Ave Eva!

EVA (haciendo que

ve a ADÁN por

primera vez, luego

familiarmente

didáctica —y por

tanto, peligrosa—

comienza a

declamar al sol su

último poema,

mientras le sonríe

al pobre ADÁN

como un tabú

propicio):

—Orto, es Adán:

O Daedalos, no Ícaro,

Ala ni Vida,

Oda, Zar o

Calamina.

EVA (triunfal):

—¡Ha!