PUN NO ES ONOMATOPEYA

No sé si es o no significativo que no hay palabra para decir en español lo que se llama en inglés pun. Calembour, retruécano, paronomasia son las posibles y decepcionantes traducciones. Calembour es una palabra francesa. Retruécano es un cambio o trueque de sílabas, mero juego que necesita siempre ese fastidioso antecedente no es lo mismo. En cuanto a paronomasia dice el Diccionario de la Real Academia:

PARONOMASIA [...] // 2. Semejanza de distinta clase que entre sí tienen otros vocablos; como adaptar y adoptar; acera y acero; Marte y mártir [...] // 4. Ret. Figura que se comete usando adrede en la cláusula voces de este género. Rara vez puede ser oportuna en estilo grave o elevado.

Creo que no tengo que subrayar ese insidioso se comete y puedo seguir a destacar la última frase infeliz. La Academia (entre parientes, creo que solamente en Cuba ha tenido esta palabra su merecido desde los días de su exaltada creación platónica: en La Habana una academia era un lugar de indudable amoralidad donde se iba a aprender a bailar danzones: los profesores eran, por supuesto, «mujeres de la vida») olvida ignorante lo que Joyce redescubrió para los que creen en Cristo. El fundamento de la religión que informa, infusamente, a la Academia, y que formó lo que se ha dado en llamar nuestra civilización, descansa sobre un pun: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra...», etcétera. Pero probablemente Jesús de Nazareth era ligero cuando convirtió a Simón el Pescador en un Atlas metafísico con su ataque de paronomasia.

En todo caso, el español rechazó de inicio tal posibilidad metafórica, y mientras el francés aceptó a Pedro y a la piedra como naturalmente idénticos en pierre, en nuestro idioma no sólo la ortografía (por poco escribo otrografía) sino aun el mero género gramatical es distinto.