Guillermo Cabrera Infante (Gibara, Cuba, 1929 - Londres, 2005) es uno de los escritores de habla hispana más grandes del siglo XX. Director de la Cinemateca de Cuba de 1951 a 1956, fue crítico de cine, director del Consejo Nacional de Cultura, subdirector del diario cubano Revolución y director del suplemento cultural Lunes de Revolución. Durante el primer gobierno de Fidel Castro (1962-1965) fue agregado cultural de Cuba en Bruselas, pero las discrepancias con el régimen cubano le llevaron a abandonar su cargo diplomático y asilarse en Londres. Sus obras conforman un friso de La Habana prerrevolucionaria y muestran su ideario literario, basado en el goce estético, el erotismo, el humor y la parodia, así como en un dominio del lenguaje sin par en nuestro idioma. Fue el primer escritor latinoamericano que trabajó de guionista en la industria de Hollywood, e impartió clases en las universidades de Virginia y West Virginia. En su obra destacan los volúmenes de relatos Así en la paz como en la guerra (1960), Delito por bailar el chachachá (1995) y Todo está hecho con espejos: cuentos casi completos (1999); las novelas Tres tristes tigres (1967), La Habana para un infante difunto (1979) y La ninfa inconstante (2008); las recopilaciones de críticas cinematográficas Un oficio del siglo XX (1963), Arcadia todas las noches (1978) y Cine o sardina (1997); el ensayo Puro humo (2000); los libros de carácter autobiográfica Cuerpos divinos (2010) y Mapa dibujado por un espía (2013), ambos publicados póstumamente, y las recopilaciones de artículos Vista del amanecer en el trópico (1974), O (1975), Exorcismos de esti(l)o (1976), Mea Cuba (1992), Mi música extremada (1996), Vidas para leerlas (1998) y El libro de las ciudades (1999). En 1997 fue galardonado con el Premio Cervantes.