Tan sólo es en el formato del propio libro donde los agradecimientos vienen al final; no en la intención del autor, para el que son de verdadera importancia. Y lo primero. Viven en el principio de la obra. Antes de empezar a poner una palabra sobre otra, el libro ya tuvo muchos motivos de agradecimiento a diferentes personas.
El acto de escribir un libro, aunque lo pudiera parecer, no es un trabajo solitario. Documentarse, inspirarse, seleccionar, ajustar las ideas, hibridarlas, concebir miles de palabras y ligarlas entre sí... todo se comparte de una forma u otra con muchos compañeros en el viaje que conforma el proceso.
Quiero, ante todo, dar mis gracias al lector. Por haber llegado hasta aquí acompañándome en este mar de letras e ideas. Porque todo esto sólo se justifica si tú estás ahí, en ese otro lado. Gracias por lo más valioso que me has regalado: tu tiempo. Irrecuperable.
Gracias a todos mis alumnos, clientes, compañeros de profesión..., que han compartido en estos años aulas, sesiones, salas de trabajo, en definitiva sus momentos profesionales o personales conmigo. Son los que más alas, sin ellos saberlo, han puesto a este proyecto. Son ciudadanos beta, de los que aprendo cada día. Gracias también por regalarme vuestro tiempo y vuestro talento. Siempre tomo, desde mi silencio, buenas lecciones de todos vosotros. En este manual muchas de ellas están recogidas. Las cogí prestadas. Son vuestras, no mías.
Mi vocación siempre fue la de maestro, maestro de escuela, y quiero poder cumplir con el criterio fundamental de cualquier buen maestro: estar aprendiendo.
Las lecciones no son para darlas, sino para tomarlas.
Gracias a todos los lectores de mi blog < www.fernandobotella.net>.
Por estar ahí. Año tras año. Formando parte de la blogosfera que nos une. También a los que estáis en las redes sociales compartiendo ideas conmigo cada día. Nos vemos en @fb_think, en Facebook, y en el Twitter de @thinkandaction. Eso sí, dediquemos sólo el tiempo justo. Sin que sea prioritario ni interfiera en nuestra otra vida, la real.
Mi gratitud más especial a los nuevos monos, muy humanos, que pobláis Think&Action. Formáis parte de la parte más importante de esta empresa. Gracias a Lola, Pilar, Pepo, Andrea, Isaya, Manu y Álvaro, porque pasan los años y seguís aquí, y ahí. En lo vuestro y en lo nuestro. Separadamente juntos.
Gracias a Daniel, un mono al volante. Gracias por tu lealtad; por cuidarme...
Y siempre mis gracias más especiales en el elenco de la empresa son para mi querida compañera en el día a día: Estela Sánchez. Mis conversaciones con ella son inigualables. Necesarias. Nada las supera. Ella sabe que la quiero mucho, se lo dije en El factor H, y se lo digo cada día. Hoy, también. Me crea o no... Ella me hace ser más mono y ser un poco mejor cada día. Cuando me comporto como viejo simio, ella me rescata. Y cuando me sale mi mejor versión, me acompaña. Nuestros clientes la adoran. Yo también.
Sabemos, sin duda, la importancia que ella tiene en cada uno de los proyectos en los que Think&Action participa. Estela forma parte de mi inspiración. Agradecido infinito a tu dedicación sin límite. Y muchas gracias también por haber quitado las «malas hierbas» a este texto.
Gracias a todos los invitados que han aceptado participar en este libro, en el capítulo dedicado a las opiniones de los nuevos monos.
Tanta enseñanza compartida. Sois mis amigos. Gracias por hacer este documento más grande, más interesante para el lector.
Gracias a mi editor, Roger Domingo, por renovar su confianza en mí una vez más. Por su apoyo. Es mi cuarto libro con él. Gracias por ser un interlocutor cercano, por tus ideas, por tu profesionalidad. Sin él, este libro hubiera quedado tan sólo en una idea.
Gracias a mi familia. Ocupa el centro de mi vida.
A mis padres, Antonio y Rosa. Por hacer de este mono un ciudadano común. Sin más... Siempre estoy cerca de vosotros, aunque no me veáis tanto como os gustaría.
Gracias a Zoe por lo que de ella me queda. Es tanto. No sólo recuerdos. Y a Cuca, que desde mi almohada, me habla cada día al oído, y me alecciona sobre lo que significa estar vivo, me ayuda a distinguir lo que es verdaderamente válido de lo que no. Me hace ser mejor persona.
Gracias a Anna y Sara. Las dos monitas que habitan en el centro de mi corazón. Son jóvenes, tienen todo el futuro por delante. Me gustaría que aprendieran de todo, de todos, que siguieran siendo siempre unas aprendices de mente inquieta. Son mis mejores maestras; las escucho atentamente. Podría pasar todo mi tiempo tan sólo mirándolas.
Gracias por no regatearme ni un solo beso.
Las amo profundamente. Lo saben.
No dejéis jamás de saborear la vida. Y el tiempo que ella os regale.
Es, en realidad, lo único que tenéis, todo lo demás es mentira. Todo lo demás es un sueño. Y pasa... No lo olvidéis.
Y, por último, gracias a mi básicoterapeuta personal, Marie.
Ella cura todos mis males, de cualquier tipo u origen. También celebra conmigo cada una de mis alegrías; porque siempre son nuestras. Gracias por ofrecerme todo tu amor, tu armonía, tus compases, los más sonoros, estrepitosamente poderosos y los de espera, con tu silencio.
Gracias por tomarte siempre un respiro antes de aplaudir.
Gracias por tomarte siempre un respiro antes del abucheo.
Y gracias por haberme dejado recorrer cada día, durante todos estos años, el camino que va desde mi puerta a la tuya.
Por recibirme con esa sonrisa.
Yo te miro... sin necesidad de palabras.