RAVEN

Otra fiesta de videos comienza justo después de que engullo unos cuantos bocados de avena insípida para el desayuno. Liam se acerca, susurra algo en el oído de Mandy y se retira.

—¿Vienes? —me dice ella, mientras se levanta para seguirlo.

—¿Estás segura de que quieres audiencia?

Mandy pone los ojos en blanco.

—No seas grosero —dice—, vamos a ver videos.

Me arrastro detrás de ella, preguntándome qué absurda película de acción nos ha llevado no sólo a mí y a Mandy, sino también a Topher y Xander, a la habitación de Liam. Una computadora portátil de pantalla grande está abierta sobre su escritorio. Mandy y yo nos hundimos en la litera inferior. Topher se aplasta a mi lado. Vuelve la cabeza hacia mí.

—Lo siento —susurra tan silenciosamente que suena como una serpiente tomando aliento—. Yo no… no debí… —pero antes de que termine, Xander se sumerge en la cama, mete la cabeza entre nosotros y apoya la barbilla en mi muslo.

—Apuesto a que eres la única aquí sin un dolor de cabeza que te encoge hasta las pelotas —dice.

—No tengo pelotas —le recuerdo.

—He oído lo contrario.

Mandy ronca a mi lado cuando Liam se vuelve y me evalúa con la mirada. Hace algunos clics en la computadora hasta que aparece un reproductor multimedia.

—Escuché que no te encantan los videos —me dice.

—¿Videos de los Nahx? ¿Eso es lo que estaban viendo anoche?

Y aquí estoy yo pensando que veríamos James Bond o algo así.

—No le encuentro la utilidad. Sólo es un montón de muerte y destrucción. ¿Quién quiere ver perder a su equipo?

Es como si algún maestro de desarrollo personal lo poseyera de repente.

—Es complicado, pero el punto de vista de los primeros VMN fue aprender lo más posible sobre el enemigo: cómo funcionan, cuáles son sus debilidades. Es cierto que lo primero que aprendimos fue que eran totalmente despiadados, pero incluso eso fue útil. Eso es lo que alimenta la resistencia. ¿Entiendes? —vuelve a hacer varios clics, pone el video en pausa y lo proyecta en pantalla completa.

—¿Qué es un VMN? —pregunto.

—Videos de Muerte Nahx —explica Xander. Sacó una bolsa de pasas de algún lugar y su cabeza se tambalea en mi muslo cuando mastica—. ¿Recuerdas, en los primeros días, cómo esos tipos siempre estaban tratando de obtener un video de alguien matando a uno? Espera a que veas éstos, Rave. Son malvados.

Al principio, cuando el video comienza a correr, es difícil reconocer lo que estoy viendo. Oscuras figuras entran y salen de foco en un fondo borroso. A medida que la calidad de la imagen mejora, me doy cuenta de que es un grupo de cuatro Nahx descendiendo por un empinado terraplén. Los dos Nahx más grandes caminan con una mano sobre los hombros de los más pequeños. El video no tiene sonido, así que sólo los ruidos de Xander masticando acompañan lo que sucede a continuación. Uno de los Nahx más grandes se sacude de pronto hacia atrás y con su mano libre toma su garganta. Cuando cae, tira al Nahx más pequeño con él.

Los otros dos Nahx caen de rodillas con sus rifles levantados y comienzan a disparar. La cámara rueda y cae y la imagen se oscurece. Sigue un resumen en cámara lenta que muestra un espray de algo negro cuando el Nahx recibe un disparo en el cuello. ¿Sangre?

Liam hace una pausa en el video.

—Ésa fue la primera muerte confirmada de francotiradores, alrededor de dos semanas después de la invasión —dice—. Escopeta de caza y bala para venados directo en el cuello. El camarógrafo pagó con su vida por esto, pero así es como sabemos que no se levantan después de un tiro al cuello.

Emily aparece en la puerta mientras Liam se desplaza a través de una lista en la computadora.

—Oooh, ¿hay nuevos? —pregunta mientras se acurruca en el suelo, frente a las piernas de Topher. Echo un vistazo a su rostro y noto su rubor y su postura tensa. Él siempre ha sido un poco frío con Emily. Nunca pensé en nada de eso antes. Pero ahora… Dios.

Es verdad. Él estaba diciendo la verdad.

—El análisis no ha terminado todavía —dice Liam—. Más tarde voy a descargar los nuevos de la computadora central.

Mi cerebro hace el equivalente de meter montones de mierda en el armario y debajo de la cama, y decir que la habitación ya está limpia. No puedo lidiar con la idea de Emily en este momento, así que la hago a un lado, mordiéndome el labio. Me pregunto si todo el mundo sabía de eso, menos yo. Me doy cuenta de que he estado sentada absolutamente quieta, con una mano apoyada en el cabello de Xander y la otra retorcida en las cobijas de Liam. Junto a mí, Topher se inclina hacia adelante, con los codos sobre las rodillas y los ojos en la pantalla de la computadora.

Liam comienza un video.

—Aquí hay uno más reciente. Éste es un rifle de asalto de alto calibre, de uso militar con balas antiblindaje. Observen.

Éste es un vídeo de mejor calidad, zoom de alta potencia, enfoque digital y sonido. Dos Nahx cruzan un claro hacia un transporte. Hay un crujido ensordecedor y uno de los Nahx cae. No estoy segura de si parpadeé, pero parecía…

—¿Vieron eso? —pregunta Liam. Topher y Xander sacuden la cabeza con admiración.

—Su cabeza se desintegró. Tiro directo en la cabeza con rondas de alto calibre antiblindaje. Tampoco se levantan después de eso. Miren, lo pasaré otra vez.

Me obligo a mirar, así que sé que vi lo que vi. La cabeza del Nahx literalmente desaparece en una nube de sangre y esquirlas antes de que su cuerpo se arrugue en el suelo.

—Impresionante —dice Emily.

Me siento un poco nauseabunda.

Xander saca una bolsa de chispas de chocolate y la comparte. Tomo un puñado y cierro mis dedos alrededor de ellas. Empiezan a derretirse en mi palma mientras Liam prepara otro video. Tengo que obligarme a mirar la pantalla y no a la cabeza de Emily, con su larga cola de caballo rubia.

—Éste llegó ayer —dice Liam—, pero estaba cifrado. El tipo que se encarga de la tecnología acaba de descifrarlo esta mañana. Ni siquiera yo lo he visto.

El chocolate se derrite en mi mano.

El video comienza con un texto:

El 9 de septiembre, la milicia humana armada encontró a un grupo de Nahx en las montañas al norte de Vancouver, Canadá. Los informes varían en cuanto a cómo se logró, pero el resultado fue que un Nahx fue capturado y retenido como prisionero por un periodo de aproximadamente cuatro horas. La milicia intentó interrogar al prisionero, pero éste no pudo o no quiso comunicarse. El prisionero fue ejecutado cuando los intentos de retenerlo fracasaron. Bajo el ataque de Nahx que se acercaban, los captores se vieron obligados a huir. Debido al peligro de regresar al territorio ocupado, el cuerpo no ha sido recuperado.

—Vaya —dice Xander, masticando, cuando el video comienza.

Un Nahx se arrodilla, con las manos en su cabeza, en el centro de un círculo de hombres armados y enmascarados. Cada uno de ellos sostiene un rifle de aspecto desagradable apuntando a la cabeza del prisionero. Todo lo que puedo pensar es: ¿de dónde sacaron esas armas en Vancouver y por qué llevan máscaras? El sonido es sordo, áspero. Se puede oír a alguien gritando cosas, y ocasionalmente uno de los pistoleros lo pica… ¿la pica? Hay algo sutil en la forma de la armadura. Tal vez si no hubiera visto tan de cerca al Nahx en el parque de casas rodantes, podría no haberlo notado, pero éste es notablemente más delgado y más pequeño, los hombros estrechos, el cuello más delgado. Eso… ella parece muy alta, de cualquier forma, a pesar de que está arrodillada.

Uno de los hombres armados se acerca. Tiene una pistola automática en una mano y otra en la otra. Es difícil de ver.

—¿Es una espada? —pregunta Mandy.

—Machete —responde Emily—, uno grande —mete a su boca un puñado de chispas de chocolate—. Tengo la sensación de que esto no terminará bien para nuestro compañero Nahx.

Estoy vagamente consciente de la pequeña piscina de chocolate derretido en mi puño cerrado. Quiero dar la espalda a la pantalla. Siento que preferiría mirar casi cualquier cosa menos lo que está por suceder, pero no puedo apartar la vista.

El pistolero con machete grita algo a la Nahx. El sonido está demasiado distorsionado para entender lo que dijo. Pero cuando la Nahx gira su cabeza hacia él, todos escuchamos claramente su respuesta. Ella gruñe, como un gato o un lobo. El machete retrocede. Otro pistolero se acerca detrás de la Nahx y la golpea con fuerza en la espalda. Ella cae hacia adelante pero se detiene con las manos, de manera que queda sobre sus manos y rodillas. Levanta la cabeza y la gira ligeramente para mirar al hombre con el machete. No es una posición agresiva, parece más como… una súplica.

—Dios no… —me oigo susurrar.

El hombre del machete toma la decisión en una fracción de segundo. Arroja su pistola a un lado, levanta el machete con ambas manos y lo deja caer en la nuca de la Nahx.

Su cabeza se separa de su cuerpo tan ordenadamente como si hubiera recortado el brote de un rosal.

Hay un jadeo colectivo. Golpeo mis manos sobre mi boca, sofocando un gemido, y luego me limpio el chocolate del rostro con la manga.

La Nahx decapitada permanece en sus manos y rodillas mientras su cabeza se desplaza y el lodo negro se derrama desde su cuello. El hombre del machete le da al cuerpo una rápida patada, y cae muerta. Hay un grito de uno de los hombres y todos se dispersan, dejando a la hembra donde cayó.

La cámara se sacude con el movimiento hasta finalizar el video.

Por fin soy capaz de arrancar mis ojos de la pantalla. Liam está sonriendo locamente, sus ojos brillan.

—¡Eso fue asombroso!

—En realidad no parecen haber intentado contenerlo —dice Topher, y luego arroja una chispa de chocolate en la boca—, ponlo de nuevo.

Salto a mis pies, siento que estoy a punto de gritar. Necesito ir a un baño, a un lavamanos, afuera, rápido. Los ojos lagrimean con el esfuerzo para mantener el desayuno en mi estómago. Me empujo fuera de la habitación y tropiezo con la silla de Mandy.

—¿Cuál es tu problema? —grita Liam mientras salgo.

Escucho vagamente que alguien me llama, pero avanzo rápidamente a través del pasillo, apenas capaz de ver adónde voy. Si las habitaciones de los hombres son como las de las mujeres en el extremo opuesto del ala residencial, debería haber un baño…

Abro una puerta y me encuentro con una especie de cochera, con dos gruesas puertas que se abren a un largo pasillo hacia el exterior. La puerta se cierra detrás de mí. El aire frío y fresco me permite retomar un poco de control sobre mi estómago, y entre jadeos logro por fin suprimir el impulso de vomitar.

Dos guardias afuera de la gruesa puerta me miran.

—¿Estás bien? —pregunta uno.

Con la mano le pido que se vaya y apoyo mis manos sobre mis rodillas, con la cabeza colgando. Oigo que la puerta se abre detrás de mí.

Esperaba a Topher, así que me sorprende que sea Xander quien vino detrás de mí. Bueno, ¿estoy sorprendida? No en realidad. Para algunos chicos no hay nada más interesante que una chica que está a punto de perder por completo el control.

Pone el brazo alrededor de mí y me lleva hacia el pasillo cubierto de nieve.

—Ven, toma un poco de aire —dice.

Justo dentro de la puerta hay abrigos reflectantes colgados en ganchos. Xander me coloca uno, antes de vestirse otro él.

Los guardias lo saludan con la cabeza cuando salimos. Están fumando, a pesar de no estar tan alejados de las puertas.

—¿Tienen fuego? —pregunta Xander mientras nos acercamos. Cuando uno de ellos saca un encendedor, Xander toma un pequeño cigarro de hierba de su bolsillo.

—¿Esto no será un problema? —pregunta con tono ligero.

—No si compartes —responde el guardia y tira su cigarrillo a la nieve.

Lo pasamos alrededor, soplando furtivamente. Los guardias bravuconean y se jactan acerca de nada, tratando de impresionarme, pero apenas puedo escucharlos detrás del golpeteo de la sangre en mis oídos. Cuando finalmente dejan sus risitas para revisar algo dentro, Xander me mira.

—Es porque tienen nuestra misma forma —dice.

—¿Qué? —tengo uno de esos zumbidos que son más paranoia que cualquier tipo de placer. Tengo la seria sospecha de que, entre otras cosas, Xander está tratando de meterme en su litera, pero parece dispuesto a hablar primero. Y quiero hablar, por una vez.

—Tienen nuestra misma forma, parecen humanos. Caminan y se mueven como seres humanos, sobre todo. Incluso algunas de las cosas que hacen, la forma en que caminan con las manos sobre los hombros del otro. Es desconcertante. Pero no son humanos, Rave. Yo también me sentí un poco enfermo cuando vi cómo explotaba la cabeza, pero, bueno, no son humanos.

Estoy teniendo dudas sobre mi deseo de hablar, al menos con Xander. Pero mi boca parece tener otras ideas.

—Los delfines tampoco son humanos. ¿Les volamos la cabeza para entretenernos?

Xander se ve bastante impaciente para un imbécil drogado.

—Los delfines no son depredadores. Les disparamos… no sé… a los leones de montaña en la cabeza. Si ellos mataron a alguien.

Por alguna razón, éste es el momento en que el Nahx de la casa rodante viene de nuevo a mi mente. Combino mis oscuros recuerdos de él con el video de la decapitación y lo que acabo de saber acerca de Emily en un pensamiento tan horrible que tengo que sostenerme del hombro de Xander para evitar caer.

—Vaya, Rave, ¿estás bien? —pregunta—. Te ves un poco verde. Además, tienes chocolate en el rostro —extiende su mano para limpiarme, pero me alejo. Aparte de Topher, no le he contado a nadie sobre mi encuentro con el Nahx, y no lo haré con Xander.

—No disparamos a los leones de montaña para entretenernos —digo en cambio—. Sé que esto es una guerra, y gente va a morir en ambos lados, pero esos videos están mal.

Xander me mira en silencio. Cuando recupero mi equilibrio, retiro la mano de su hombro.

—Sólo hay gente de nuestro lado, Rave. Los Nahx no son personas, son como máquinas o algo así.

—No sabemos lo que son —digo—. Ellos respiran, ¿sabes?, y sangran.

—¿Esa cosa grasosa? Es una especie de lubricante o combustible o algo así.

Nada de lo que está diciendo me hace sentir mejor. Estar tan arriba como una nube y agitada por la paranoia tampoco ayuda. Necesito volver a mi litera sola e intentar dormir. Pero, otra vez, mi boca tiene algunas cosas más que decir.

—La tomaron como prisionera. Incluso en una guerra, no ejecutamos a los prisioneros de guerra así. Ella no se resistió ni se defendió. Ella… Ella…

Xander me mira como si yo hubiera perdido la cabeza. Curiosamente, también parece sorprendido.

—¿Ella? —dice, sacudiendo la cabeza—. Rave, o tienes que dejar de fumar esto o empezar a fumar mucho más —y entonces me deja sola en el largo pasillo, sacudiendo la cabeza de nuevo mientras camina—. Ella… Dios, eso es gracioso.