Por Carla y Camila Mendoza
Durante mucho tiempo dudamos en publicar El tiempo de las amazonas, esta novela en la que nuestra madre trabajó durante sus últimos años de vida.
¿Por qué esperamos veinticinco años para tomar una decisión?
En primer lugar, no sabíamos si ella hubiera deseado publicarla. La última versión que existe es de octubre de 1994 y nuestra madre falleció en junio de 1995. Durante estos ocho meses ella no la presentó a ninguna editorial y podemos suponer que todavía esperaba darse un tiempo para revisarla.
Y es que El tiempo de las amazonas puede llegar a sorprender por varias razones.
Por un lado, es un libro muy denso que presenta un número importante de personajes cuyos destinos se entrecruzan. El lector fácilmente puede sentirse perdido frente a la profusión de historias, de anécdotas y de relatos de vida que se cuentan. En realidad, nuestra madre introdujo en El tiempo de las amazonas todos los temas de las novelas y cuentos que ella hubiera querido escribir, pero sabía que la carrera contra el tiempo ya había empezado y que la iba a perder.
Por otro lado, la novela está escrita con un estilo a veces muy directo y expeditivo que puede sorprender a aquellos que han leído En diciembre llegaban las brisas o sus cuentos.
Sin embargo, los editores de Alfaguara, con quienes conversamos detenidamente antes de tomar la decisión de publicar esta novela, nos dijeron una frase muy apropiada: «Puede ser una obra gris, pero contiene pepitas de oro».
Y esto nos hizo reflexionar.
Porque, a pesar de sus imperfecciones, El tiempo de las amazonas tiene pasajes muy bellos, justos, poéticos e incluso divertidos.
Este libro también completa la obra novelesca de nuestra madre al presentarnos los retratos de una serie de mujeres que consiguieron liberarse del yugo masculino y volar libres.
De este modo, los valores que ella defendía intensamente —la emancipación de las mujeres, la importancia de una vida sexual satisfactoria, la tolerancia y el respeto por el otro— están presentes en esta novela de principio a fin.
Más allá de la violencia de algunas escenas y de la crueldad de las relaciones de poder expuestas, El tiempo de las amazonas nos deja un mensaje de esperanza y nos da pistas que pueden sernos útiles en nuestra incesante búsqueda de la felicidad.
París, 2019.