El éxito no consiste en cuánto tiempo dedicas a hacer lo que te gusta.
Consiste en cuánto tiempo no dedicas a hacer lo que no te gusta.
Casey Neistat
Encuesta rápida: ¿alguna vez has deseado que tu día tuviera más horas? ¿Has llegado a pensar que aun teniendo más tiempo no serías capaz de hacer todo lo que tienes por hacer? ¿Has trabajado non stop y te has sentido como si no hubieras hecho nada? ¿Te has preguntado cómo lo hacen otras personas para dedicarle tiempo a cosas a las que a ti también te gustaría dedicarles tiempo?
Si has respondido que sí a alguna de estas preguntas, las respuestas que estás buscando se encuentran en la segunda parte de este libro.
Todos queremos gestionar mejor nuestro tiempo y hacer más de lo que hacemos actualmente. Y no hay nada de malo en ese propósito, aunque a veces es tan poco real como un espejismo.
En su día, yo también me hice esas mismas preguntas y, paradójicamente, tratando de encontrar métodos que me ayudasen a hacer más cosas, perdí innumerables horas descubriendo que el quid de la cuestión no está en hacer más, sino en dejar de hacer; y las cosas que hacemos, hacerlas de forma más eficaz.
Aplicando lo que te explicaré en esta parte del libro no sólo vas a conseguir el superreto de tener más tiempo para ti. Aprenderás a centrarte en lo importante y quitarte de en medio lo que no lo es.
La mala noticia es que no existen trucos para hacer las cosas más rápido o mejor; en eso no consiste hackear tu tiempo. En lo que consiste es en aprovechar cada minuto que le dediques a hacer o no hacer algo.
Es un hecho que las personas de éxito no tienen más tiempo que tú. ¿Conocen acaso algún secreto que les haga ser ultraproductivos? Qué va. Únicamente están gestionando su tiempo de otra forma y lo están aprovechando.
Estos son algunos puntos comunes en las personas que han hackeado su tiempo:
— Seleccionan sabiamente en qué lo van a emplear.
— Hacen únicamente aquello que sólo ellos pueden hacer y que les acerca a conseguir sus objetivos.
— Delimitan el tiempo que van a emplear en realizar algo concreto.
— Eliminan todo lo que les aleja de sus metas.
— Han encontrado un balance entre vida profesional y vida personal, pudiendo dedicar tiempo para sí mismos.
En otras palabras, han dominado el arte de sistematizar, priorizar y eliminar para poder dominar el tiempo y no que el tiempo los domine a ellos.
Y si tú quieres seguir sus pasos, has de tener claro que sólo hay dos formas de ganar tiempo:
1. Eliminando actividades que te lo están robando.
2. Reduciendo el tiempo que empleas en la realización de tareas concretas.
Aquí entran en juego dos principios básicos de los cuales seguramente hayas oído hablar en alguna ocasión: la ley de Parkinson y el principio de Pareto.
Resumiendo: en 1957, el británico Cyril Northcote Parkinson publicó un estudio sobre la Oficina Colonial Británica del que se extrajo esta famosa ley. En él concluía que cualquier tarea por realizar se expande hasta ocupar el ciento por ciento del tiempo que tenemos asignado para ella. O lo que es lo mismo, si tenemos 12 horas para realizar un trabajo, lo haremos en 12 horas. De la misma forma, si sólo tenemos 6 horas disponibles, milagrosamente haremos ese trabajo en menos tiempo. Como conclusión, convertimos en algo complejo lo que podría no serlo.
Esta ley ha cambiado las reglas del juego para muchos que veían cómo se podían tirar horas y horas haciendo algo que perfectamente se debería haber hecho en la mitad de tiempo (o menos).
¿Cómo se traduce esta ley en la vida real?
Acuérdate cuando te daban la fecha de un examen en el colegio. Tenías un mes para estudiar, y o te pasabas todo el mes estudiando (yo no era de este grupo), o te ponías a estudiar en el último momento (en mi caso, el día anterior). Aquí se juntan varios factores. El primero, la tendencia del ser humano a procrastinar; y el segundo, la tendencia a ocupar con cosas innecesarias el tiempo que tenemos disponible para hacer una tarea.
¿Cómo se aplica la ley de Parkinson en el día a día?
Haciendo uso de deadlines (fechas límite) y comprometiéndonos a respetarlas. Con una falsa fecha límite crearemos la urgencia para acabar el trabajo en el tiempo que nos hemos marcado.
El primo hermano de la ley de Parkinson es el principito de Pareto, que dice que el 80 por ciento de nuestros resultados los obtendremos con el 20 por ciento de nuestros esfuerzos. ¿Cómo puede ser eso? Si lo dudas, más adelante te ayudaré a darte de frente con esta realidad. No somos conscientes de la de paja con la que completamos nuestro tiempo disponible. Y como te he dicho, una de las claves en la gestión del tiempo es la eliminación.
¿Cómo se traduce este principio en la vida real?
La sociedad en que vivimos nos ha hecho creer que el que más trabaja es el que está más ocupado. Por si fuera poco, también nos han convencido de que si no estamos ocupados al ciento por ciento estamos perdiendo el tiempo. Nada más lejos de la realidad. Las personas que han logrado el éxito seguramente trabajen menos que tú.
Revisar el correo 20 veces al día, salir de una reunión y meterte en otra, pasarte horas pegado al teléfono y navegar por internet no te hacen ser mejor trabajador. Eso sí, te llevarás el premio Forbes al trabajador más ocupado del año (no lo busques en Google, no existe ese premio). En lo que a tu vida personal se refiere: tener una serie que ver todas las noches de la semana, jugar con el iPad en tus tiempos libres y revisar tus perfiles sociales cada cinco minutos no te harán sentirte más completo.
¿Cómo se aplica el principio de Pareto en el día a día?
Averiguando cuáles de las tareas que llevas a cabo conforman el 20 por ciento que te está dando el 80 por ciento de tus resultados, eliminando el 80 por ciento de las tareas que no te sirven para nada y reorganizando tu tiempo para centrarte sólo en el 20 por ciento restante.
Quizá ahora mismo te cueste creer que puedas aplicar todo esto a tu vida. Sólo dame crédito. Te mostraré la teoría y la práctica para que puedas implementarlas en tu día a día.
Eran las 20.05 de un miércoles y acababa de pulsar el botón de «Dejar de emitir» que aparecía en la ventana de mi ordenador portátil. Había estado una hora entera impartiendo un seminario web desde casa, explicando a 2.500 asistentes online cómo conseguir clientes con un blog. Aquel día no fui a la oficina y no me quité el pijama en todo el día. Eso sí, durante el seminario web me cambié la parte de arriba por una camisa.
Por si nunca antes has oído hablar de los seminarios webs, son minieventos o conferencias online que se caracterizan por ser en vivo y que, normalmente, tienen un carácter didáctico.
Pueden ser presentaciones online, conversaciones entre expertos o una master class de una hora, y se retransmiten en vivo con un software específico para seminarios webs que hace que el asistente pueda visualizarlo desde cualquier parte del mundo en directo.
Y para muchas empresas digitales (y otras tantas no digitales), los seminarios webs son una de las mejores herramientas para generar ingresos de forma rápida y constante.
El proceso de venta es muy sencillo: durante 45 minutos aportas de forma gratuita cantidades ingentes de información útil y de valor, y durante otros 15 minutos vendes un producto o servicio.
En los 15 minutos que duró la promoción del curso que estaba vendiendo entraron 22 ventas. A 97 euros el curso vendido, haz tú las cuentas.
Lo que no sabía en ese momento es que durante las próximas 48 horas vendería 123 cursos más.
Miraba las estadísticas de mis cuentas de Stripe y Paypal (plataformas para gestionar cobros por internet) y no daba crédito a lo que veía. Nunca antes había ganado 14.000 euros trabajando una hora (desde casa, en pijama, con las pantuflas puestas). No te dejes engañar por las apariencias de las personas que trabajan desde casa en pijama, en muchas ocasiones la gente con traje y corbata trabaja para ellas.
¿Realmente era tan potente esta herramienta? Si te soy sincero, había experimentado y leído mucho sobre seminarios webs con anterioridad. En Estados Unidos, muchos expertos en marketing aseguran que es la mejor herramienta para generar ingresos en internet (independientemente del sector en el que tenga actividad la empresa), y yo lo había probado, pero los resultados no habían sido tan buenos ni de lejos. ¿El problema? Lo estaba haciendo mal. Eso me hacía pensar que lo de los seminarios webs era puro humo y que en el mercado latino no funcionaba. Pero estaba completamente equivocado.
El tema es que desde entonces he impartido de forma automatizada seminarios webs cada semana. No con los mismos resultados, debido a que no es tan fácil meter a 2.500 personas en una formación una semana tras otra. También empecé a dejar de dar clases para algunas escuelas de negocios. ¿Para qué «perder» el tiempo ganando 150 euros la hora, impactando en sólo los 20 alumnos que caben en un aula, si puedo dedicar ese tiempo a hacer otras cosas que me rinden más y que impactan en miles de personas?
Esta fórmula de generación de ingresos pasivos es la que le explico a la gran mayoría de mis clientes porque es aplicable en cualquier sector. Cada año la cantidad de cestas de Navidad que recibo va en aumento.
Éste es sólo un ejemplo de cómo apliqué el principio de Pareto y la ley de Parkinson a mi vida:
1. Identifiqué las actividades que más ingresos me estaban generando y eliminé aquellas que requerían de mucho tiempo por mi parte con resultados no óptimos.
2. Automaticé parte de mi negocio para que funcionara en piloto automático y limité el tiempo para dedicarme a mi actividad online.
3. Con tal de conseguir nuevos asistentes a mis seminarios online, empleé una pequeña parte de mis recursos económicos a invertir en publicidad de Facebook. Este tipo de publicidad te permite segmentar con puntero láser a quién quieres mostrarle tus anuncios y ponérselos en frente de su pantalla en Facebook.
¿Resultado? Una máquina engrasada de generar dinero semana a semana sin tener que hacer nada:
Le muestro la publicidad a quien sé que puede estar interesado en el producto o servicio que vendo, cuando hace clic en el anuncio lo mando a mi página web para que se registre de forma gratuita al seminario online, imparto (de forma automatizada) una formación de mucho valor durante 45 minutos y al finalizar, durante 15 minutos, le vendo un producto o servicio. ¿Qué te parece? No te sorprendas por estos números, no soy el único marketer que utiliza este sistema ni el que más gana con él. Hay emprendedores y empresas que están generando cifras realmente mareantes haciendo lo mismo.