Los dos días más importantes en tu vida son el día que naciste y el día en el que descubres por qué.
Mark Twain
Todavía recuerdo como si fuese ayer ese día del 2013 en el que supe que mi hijo Nil padecía un trastorno de espectro autista. De un día para otro mi mundo se desmoronó por completo. Se fue a la mierda y no pude hacer nada para evitarlo. Todo lo que yo había imaginado sobre el futuro de mi hijo se había desvanecido y me empezaron a asaltar un montón de dudas sobre su vida, y en consecuencia sobre la mía.
¿Tendrá una vida normal como el resto de los niños? ¿Podrá estudiar? ¿Tendrá que ir a un colegio especial? ¿Dependerá de sus padres en el futuro? ¿Podrá hacer su propia vida, enamorarse o ser padre como yo? ¿Será feliz? La lista de preguntas sin respuesta era interminable.
Todo padre sueña con ver crecer sanos y sin problemas a sus hijos, y me preguntaba por qué me había tocado a mí vivir aquella pesadilla. ¿Había hecho algo malo? ¿Me lo merecía? ¿No lo había pasado ya suficiente mal de pequeño con la enfermedad de mi madre? ¿El karma quería vengarse de mí? No entendía nada y aquel duro golpe me fue hundiendo poco a poco. ¿Qué me estaba pasando? Yo, que me considero una persona superpositiva y optimista, no podía levantar cabeza.
Miraba a mi hijo a los ojos y él no me sostenía la mirada, algo muy común en las personas autistas. Aquello me hacía salir corriendo y esconderme a llorar para que nadie me viera. Durante un tiempo traté de hacerme el fuerte para que mi entorno no percibiera lo mal que lo estaba pasando.
En los siguientes meses mi vida estuvo en caída libre, y lo peor de todo es que me daba absolutamente igual. Pensaba que no podía hacer nada por mí ni por los míos y entré en una espiral negativa que casi acaba con todo lo que había creado hasta el momento:
• Empecé a cancelar todas las conferencias que tenía que dar en los próximos meses y a inventar excusas para no aceptar conferencias nuevas.
• Dejé de aceptar nuevos clientes porque era incapaz de centrarme en otra cosa que no fueran mis propios problemas personales.
• Me peleé y alejé de mi vida a algunos amigos y familiares que con su mejor intención trataron de quitarle hierro al asunto. Me aislé por completo.
• Padecí insomnio durante un buen tiempo y se me cambió el horario, haciendo que fuese imposible para mí levantarme a una hora decente.
• La consecuencia más grave de ese pasotismo consciente fue mi ruina. Perdí todos mis ahorros y acabé con mi familia viviendo en casa de mi padre. Aunque si te soy sincero, ese tema nunca me preocupó. Si sabes cómo generar dinero puedes estar arruinado, pero nunca serás pobre.
No acababa de entender cómo yo mismo había permitido que mi vida se desmoronase de esa forma. Estaba tan furioso y enfadado con el mundo entero...
Por otro lado, muchas personas no sabían nada de lo que me pasaba y yo tenía que guardar las formas. Si hay algo que no me gusta es despertar compasión en los demás y que me anden preguntando cada dos por tres si estoy bien, así que intentaba hacer mis apariciones en público con la mejor de mis sonrisas falsas.
Un día, leyendo una revista cayó en mis manos una cita que me hizo hundirme del todo, y es que dicen que algunos mensajes te llegan cuando más necesitas recibirlos.
La cita estaba en una pequeña esquina de la página y aún me pregunto cómo fue posible que me diese por leerla. Decía: «Si mi sonrisa mostrara el fondo de mi alma, mucha gente al verme sonreír lloraría conmigo». Aquella frase de Kurt Cobain fue como una bofetada con la mano abierta en toda la cara. Me puse a llorar durante horas como un niño pequeño hasta no poder más.
Entonces sucedió lo inesperado. Estando llorando tuve la sensación de verme a mí mismo desde otra perspectiva y algo hizo clic en mí. «Pero ¿qué co**nes? ¿De esta pasta estoy hecho? ¡Y una mierda! No pienso hundirme más.»
En ese preciso instante algo atravesó mi mente como si de un rayo se tratase y me hizo cambiar el chip.
Cuando estás hundido en lo más profundo de un agujero, lo primero que tienes que hacer para salir de él es dejar de cavar. En lugar de preguntarme por qué me pasaba eso empecé a preguntarme para qué me servía eso que me pasaba. En ese momento vi la respuesta más clara que nunca. En mi mente pude dilucidar un propósito que se mostró ante mí de forma cristalina. Era el momento perfecto para hacer cambios en mi vida y diseñar una nueva. El momento perfecto para crear una nueva visión más grande y más ambiciosa que nunca. Y, además, tenía un buen motivo.
Así que me propuse hacer todos los cambios que siempre había querido hacer. Estaba empezando de cero y me decidí a sacar al superhéroe que todos llevamos dentro.
Tuve la determinación de optimizar mi vida, ser más productivo y luchar. Si la vida te pide que seas un héroe, sé un héroe. Ésa es la forma de transformar un mal momento en un reto personal.
Recurrí al principio de Pareto y a la ley de Parkinson para conseguir mis objetivos (de éstos te hablaré más adelante).
Y éstas son algunas de las medidas que tomé para llevar a cabo el cambio:
• Empecé a poner en práctica la dieta de sueño polifásico Uberman en su modalidad Everyman. Una dieta de sueño que te permite dormir 4,5 horas diarias con dos siestas de 20 minutos a lo largo del día. Aquí empezó la etapa más productiva de toda mi vida.
• Comencé a levantarme entre las 5.00 y las 5.30 de la mañana y a aprovechar el día.
• Descubrí la meditación y sus beneficios para mantener el foco, aliviar el estrés y tener más energía durante el día.
• Incluí el deporte diario en mi vida.
• Aprendí algunas técnicas de lectura rápida para poder leer un libro por semana y nutrir mi conocimiento.
• Escuché un podcast diario con tal de mantenerme motivado e inspirado.
• Despedí a mis peores clientes y comencé a seleccionar a unos pocos pero buenos.
• Empecé a viajar no sólo por trabajo, también por placer.
• Reenfoqué mi vida para disfrutar más del día a día y cómo no, intentar disfrutar el fin de semana.
• Organicé el evento de mis sueños: el Social Media Care. Un evento solidario que cada año reúne a más de 320 personas para recaudar comida envasada y donarla a un comedor social de Barcelona.
• Lancé Wiluve, uno de mis proyectos online emblema para generar ingresos pasivos mes a mes.
• Volví a aceptar conferencias y empecé a dar la vuelta al mundo haciendo una de las cosas que más me gusta hacer: dar charlas.
• Y, sobre todo, empecé a disfrutar de más tiempo de calidad con mis hijos.
Me di cuenta que es mejor intentar encender la luz que maldecir la oscuridad, y eso es lo que hice. Poner una bombilla gigante en el techo de mi vida para iluminar la oscuridad de mis problemas.
Alguien me dijo una vez que «Dios sólo le envía obstáculos a quien tiene el coraje de superarlos». No sé si Dios tenía ese gran plan pensado para mí, pero en todo caso me importaba poco. Tenía una visión clara de lo que quería lograr con mi vida y un propósito definido. Había tocado fondo y me había impulsado para salir de él con más fuerza que nunca. ¿Ahora qué me podría detener?