Con Asenet
Ni sombra ni alma ni sonrisa tiene
ahora es de la región de los sueños,
allí va y viene como por el mundo.
Tan sólo que vuela cuando quiere
como si estuviera en un cuadro
de Chagall.
Cambia de sitios y de cielos
tocada por la magia del letargo.
Se esfuma,
habla sin boca
y atraviesa paredes igual que dios.
Está ella en el sueño
—aunque a veces es otra—
como si fuera por el mundo.
Al despertar,
quizás todavía en duermevela,
miro al otro lado y sé
que no se ha ido.