Después del éxito de Un violinista en el balcón he pensado en hacer otros relatos para sacar a la luz esas anécdotas o vivencias que por sus características no tienen la extensión suficiente para una novela, pero también merecen ser contados. De esta en concreto, solo una parte es una vivencia personal, el resto se debe a mi imaginación y cualquier parecido con la realidad es pura casualidad. Espero que disfrutéis de esta serie que he decidido llamar «Historias de cine».