(Génesis, 4)
Después de que Adán y Eva abandonaron el Jardín del Edén, tuvieron dos hijos. Caín nació primero, después Abel. Cuando crecieron, a Caín se le dio la tarea de trabajar los campos, mientras que Abel cuidaría de los animales.
Caín le hizo a Dios una ofrenda con los granos que había cosechado; Abel le ofrendó una oveja joven. A Dios le gustó más la ofrenda de Abel, que la de Caín. Dios vio que Caín estaba celoso, y que empezaba a odiar a su hermano, así que lo advirtió sobre sus sentimientos.
Caín no pudo soportar sus celos. Invitó a Abel a que lo acompañara a los campos, y, allí, lo golpeó en la cabeza. Caín golpeó con tanta fuerza a su hermano, que Abel no se levantó más. Caín lo dejó en el campo, después de ocultarlo muy bien. Pronto, Dios preguntó a Caín sobre el paradero de su hermano. Caín cometió el error de mentirle a Dios, en lugar de confesarle su acción; Caín dijo, con las manos en los bolsillos: “¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?”
Como Dios conoce todo lo que sucede en la tierra y en los cielos, sabía lo que Caín había hecho. Dios maldijo a Caín: no sería capaz de volver a cultivar la tierra, pues ésta estaba envenenada con la sangre de Abel. Dios le dijo a Caín que tendría que vagar por la tierra por el resto de su vida, y que jamás tendría un hogar.
Caín respondió, a Dios, que su castigo era muy severo. ¡No podría soportarlo! Caín temía que otras personas lo asesinarían en cuanto supieran lo que le había hecho a su hermano. Puesto que Caín ahora se arrepentía de sus acciones, Dios sintió piedad de él. No le quitó el castigo, pero le dio una marca. Esa marca lo protegería, pues cualquiera que intentara hacerle daño, el daño se le regresaría siete veces a esa persona. Caín vagaría por mucho tiempo, pero Dios prometió que sí encontraría un hogar.
Caín dejó su casa, y a sus padres. Después de viajar mucho tiempo, finalmente encontró un hogar en la Tierra conocida como Nod. En Nod, Caín se enamoró, y tuvo una esposa. Tuvieron un dijo, al que Caín llamó Enoc. Caín también construyó una ciudad, y la llamó igual que a su hijo Enoc.
Adán y Eva tuvieron dos hijos. Perdieron a uno por la violencia, y al otro por el castigo divino. También habían sido expulsados del Jardín del Edén. Dios los amaba a pesar de sus errores, y se sentía mal por su sufrimiento. Dios decidió bendecirlos con otro hijo, al que ellos llamaron Seth. Seth creció y pronto tendría un hijo, al que le puso Enós.
La humanidad se formó de los descendientes de Enoc y Enós. Aunque muchas de estas personas eran buenas, también había otras muy malas.