Hemos empezado este libro explicando que la mayoría de las mujeres de nuestra cultura ha sufrido una ablación cultural de útero. Por tanto, lo primero que hay que hacer es volver a conectar tu consciencia con tu útero para revertirla.
Recuerda que la recuperación de un órgano que ha sufrido una ablación cultural no es fácil y requiere constancia y tiempo. El objetivo es que el útero esté presente en tu día a día, que lo notes y lo nombres al menos tantas veces como lo haces con la nariz o el estómago.
Conoce el útero
Recopila toda la información que puedas sobre el útero, de modo que tu mente sepa dónde se ubica, para qué sirve y cómo se cuida. No solo información teórica, sino también empírica, hablando con las mujeres que tienes cerca.
Reconéctate con tu útero
Pídele a tu mente o a tu ser que reconecten con tus órganos sexuales internos. Dile que quieres notarlos, sentir las sensaciones agradables y desagradables, y que vuelvan a formar parte de tu cuerpo.
Desprograma la Maldición de Eva haciendo el siguiente ejercicio: cierra los ojos, entra en un estado de relajación y conecta con tu cuerpo. Ve pasando por cada uno de tus órganos sexuales, externos e internos. Y uno por uno les vas diciendo: «No eres culpable de nada. No eres sucio, no eres motivo de vergüenza. Todo lo contrario: eres inocente, eres limpio, eres fuente de vida y de placer. Eres una parte muy valiosa de mi cuerpo, del cuerpo de todas las mujeres. ¡Gracias por formar parte de mí!».
Si te vienen otras palabras puedes añadirlas. Hazlo con calma y con intención, tantos días como necesites. Observa cómo cambia la relación con tus órganos sexuales.
Explora tu útero
Busca un espacio íntimo en el que estés cómoda y en el que sepas que no te interrumpirán. Localiza tu útero en el bajo vientre: se encuentra entre el final del hueso púbico y cuatro dedos por debajo del ombligo, justo detrás de la vejiga. Con la pelvis, prueba a hacer movimientos circulares y movimientos hacia delante y hacia atrás. ¿Qué sensaciones notas en el útero?
Introduce tus dedos hasta el fondo de la vagina y palpa tu cuello del útero. ¿Cómo es? Luego, introduce un espéculo en la vagina y observa el cuello del útero con un espejo y una linterna. Puedes pedir que te den el que se ha usado para hacerte la visita ginecológica, puesto que lo tiran porque es de un solo uso.
Ahora intenta mover el útero con un dedo tocando el cuello del útero y la otra mano encima del bajo vientre. Experimenta con diferentes movimientos de la pelvis y el bajo vientre, y nota cómo hacen que el útero se mueva.
Prueba a hacer todo lo anterior en diferentes fases del ciclo menstrual y en distintos estadios de la respuesta sexual (durante la excitación y el postorgasmo, por ejemplo). Si estás embarazada, prueba a hacerlo a medida que avanza la gestación. ¿Qué cambios notas?
Cuando te masturbes o hagas el amor intenta poner tu atención en el útero y llevar el placer a esta zona. Cuando estés justo empezando a tener el orgasmo, súbelo a través de la vagina hacia el útero. Practica durante un tiempo hasta que empieces a notar el orgasmo en el útero. Sentirás que el útero se contrae de forma espasmódica, dando coletazos muy placenteros en tu bajo vientre.
Cuando ya tengas práctica, intenta percibir tu útero sin tocarte, simplemente llevando la atención allí, visualizándolo. Hazlo varias veces al día. Por ejemplo, cada vez que te pares en un semáforo o cada vez que vayas al baño.
Tonifica y relaja tu útero
El útero es un músculo que, como cualquier otro, tiene que estar bien tonificado y sin tensiones, así que es preciso moverlo y ejercitarlo regularmente para que su estado sea el óptimo. Nuestra cultura logra que nuestros úteros estén flácidos y llenos de bloqueos, en parte porque durante siglos los movimientos que tonifican el útero se han prohibido por considerarse obscenos y pecaminosos.
El conocimiento milenario de cómo mover el útero ha llegado a nuestros días por medio de bailes que mueven especialmente el bajo vientre y la pelvis, como la danza del vientre, el twerk y el bootydance, pero también a través de otros menos específicos, como los bailes caribeños y la danza africana, por poner algunos ejemplos fáciles de encontrar en Occidente.
Te animo a que te apuntes a clases del que más te guste para que puedas aprender bien la técnica y hacerlo luego por tu cuenta. Intenta buscar una profesora que los enseñe desde la consciencia corporal y el autocuidado y no desde una visión patriarcal.
Finalmente, es interesante adquirir el hábito de relajar el útero cuando vayas a descansar o meditar. Imagina que pesa muchísimo, que está caliente y lleno de luz. A continuación, ordénale que suelte todas las tensiones y bloqueos y que se relaje.
Evalúa el grado de recuperación
Para evaluar el proceso de recuperación de tu útero pregúntate con regularidad: ¿soy capaz de notar el útero sin tocarme? ¿De llevar mi atención allí, saber exactamente dónde está, cómo está, igual que puedo hacer con cualquier otro órgano? ¿Cuánto tardo en llevar la atención allí? ¿Tardo lo mismo que con el dedo gordo del pie? ¿Noto sensaciones placenteras en el útero?