En la próxima aventura de Secret Kingdom, Rita, Paula y Abril visitan:

Aquí tienes una pequeña muestra...

Empieza la aventura

—¡Hola, mamá! ¡Ya estoy en casa!

Rita Miró entró corriendo por la puerta trasera de la cocina. Se descolgó la mochila de los hombros y la dejó con cuidado en el suelo. Dentro había algo muy especial. Envuelta en su suéter de la escuela, Rita llevaba una misteriosa caja de madera.

Cuando abrió la mochila, sintió un destello de emoción. Ella y sus mejores amigas, Paula y Abril, eran las únicas que sabían que la caja era mucho más que un simple joyero. La había fabricado el gobernante de una tierra mágica llamada Secret Kingdom, donde vivían criaturas increíbles, como hadas, sirenas, unicornios y duendes. Era un lugar maravilloso, pero sus habitantes tenían un problema terrible.

Cuando todo el mundo en el reino decidió que el rey Félix fuera el gobernante en lugar de su horrible hermana, la reina Malicia, ésta lanzó seis rayos en distintos lugares del reino. Cada rayo tenía suficiente poder como para crear grandes problemas en Secret Kingdom y, por eso, Rita y sus amigas se habían comprometido a ayudar a detener a la horrible reina. Cada vez que uno de sus rayos causaba un problema en Secret Kingdom, un enigma aparecía en la tapa de la Caja Mágica para indicar a las chicas dónde se les necesitaba. Cuando resolvían el enigma, Rita, Paula y Abril eran llevadas hasta el reino. ¡Ya habían vivido cinco aventuras maravillosas y Rita estaba impaciente porque quería que la magia las llevara otra vez allí!

Rita sacó la Caja Mágica de la mochila y miró esperanzada los grabados de las increíbles criaturas que cubrían los laterales de la caja y las joyas brillantes que decoraban el espejo de la tapa. Sabía que, cuando la tapa empezara a brillar, habría llegado la hora de que ella y sus amigas volvieran a Secret Kingdom. Pero todo lo que vio fue su propio reflejo, sus rizos pelirrojos cayendo desordenadamente alrededor de su cara.

Rita suspiró y con cuidado se llevó la caja a la sala. Vio a su madre, a través de la ventana, ordenando las macetas del jardín de enfrente. Rita la evitó y fue hacia las escaleras, con la Caja Mágica en las manos.

—¡BUUUU! —con un gran grito, Carla, la hermana pequeña de Rita, saltó desde donde estaba escondida.

A Rita casi se le cayó la caja del susto.

—¡Carla!

La pequeña gritó de alegría.

—¡Te asusté, Rita!

Tenía cuatro años y se parecía a Rita cuando era pequeña, con los mismos rizos rojizos que le llegaban hasta los hombros y unos ojos verdes y traviesos. Le gustaba jugar y hacerle travesuras a su hermana mayor.

—¿Qué es esto? —preguntó con curiosidad al ver la caja que llevaba Rita.

—Nada.

—Déjame verlo —Carla intentó mirar.

—Sólo es una caja vieja —le dijo Rita precipitadamente. ¡Lo último que quería Rita era tener a su hermana curioseando cerca de la Caja Mágica! Dentro había seis compartimentos de madera y cinco de ellos ya estaban ocupados por los objetos especiales que Rita y sus amigas habían recibido en sus aventuras. Había un mapa mágico con movimiento de Secret Kingdom; un pequeño cuerno de unicornio hecho de plata que permitía, a la persona que lo sostenía, hablar con los animales; un cristal que se podía utilizar para controlar el clima; una perla que te podía hacer invisible, y un reloj de arena helada que servía para congelar el tiempo. Si Carla hubiera encontrado esas cosas, hubiera querido saber de dónde habían salido, ¡y las chicas no podían contarle nada a nadie sobre Secret Kingdom!

Rita se adelantó pasando la caja por encima de la cabeza de su hermana y la puso sobre la mesa. Entonces, dando un salto, empezó a hacerle cosquillas a su hermana pequeña para distraerla.

Carla gritó y la apartó.

—¡Rita, déjame!

Rita le hizo más cosquillas.

—¡No, soy el monstruo de las cosquillas y te atraparé! —bromeó, y la persiguió por toda la sala.

Carla reía y gritaba.

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