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La carta

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Hola, mi vida:

No sé cómo decirte esto o siquiera si soy bueno con las palabras. En teoría es así. Es lo que dicen de mis captions en Instagram, que transmiten mucho, así que voy a intentar justo eso: transmitir. Quizá así pueda hacerlo sin romper a llorar, aunque ya estoy emocionado. Verás que este papel estará mojado... Soy un lloreras. Aunque a veces no lo parezca, siento mucho. He tenido que construir un pequeño gran muro contra cientos de miles de personas; vale, algunas son fans, pero hay gente que quiere verme en la mierda. Entonces, al igual que tú (porque lo sé, porque te conozco lo suficiente a estas alturas), necesitamos poner distancia. Y por eso creo que necesito escribir esto. Siento refugio en las letras escritas, es algo que llevo desde pequeño. Mi abuelo siempre me mandaba cartas en sus vacaciones.

Pero bueno, que me distraigo, mi Gael. Llevo un tiempo dándole vueltas a muchas cosas. Estos días junto a ti han sido algo más que mágicos. Jamás pensé que el tonteo en una aplicación de citas y yo estando en una playa nudista disfrutando durante un ratito de algo de anonimato, se convertirían en esto.

¿Y qué es esto? Esa es mi gran pregunta. No lo hemos hablado, al menos nunca en serio. Hemos decidido cosas de manera unilateral sin haberlo hecho demasiado evidente, pero... Creo que es obvio. Tú tienes tu vida y yo tengo la mía. Pero sé que hay cosas que te carcomen, al igual que a mí. Somos parecidos en demasiadas cosas. Por mi parte, tengo un lado detectivesco, por llamarlo de alguna manera. Soy muy bueno adivinando los finales de las películas y series de misterio. Es por eso, y por otro motivo que ahora te explicaré, que te escribo esta carta.

Voy a coger aire y sigo. Tengo que dejarlo por escrito para que veas que no soy todo sonrisas. Me da miedo que llegues y me pilles así. No sé cuánto tardarás en comer algo y venir... Pero hay momentos en la vida en los que hay que mostrar vulnerabilidad y, aunque ahora no la veas, para mí también es crucial escribirlo. Necesito ver que tal vez no puedo estar siempre como yo quiero estar.

En fin, ya he tomado aire. Me he fumado un cigarro, alguien se olvidó una cajetilla en la suite. Ninguno de los dos fumamos, ¿de dónde ha salido? Mejor no pregunto. Lo importante es que ahora me siento mejor, más calmado. También me he tomado un chupito. O dos. Creo que ahora tengo fuerzas.

He pensado mucho mucho. Gael, mi Gael. Quiero decirte tantas cosas... Voy a ir por partes. A ver si puedo.

Lo primero que te quiero contar es cómo me siento. Estamos en Mikonos, un paraíso que quería disfrutar contigo desde el primer momento. Al principio no era así, tenía otros planes. En cuanto te vi a bordo del crucero, supe que estaría a tu lado. Somos un imán irrefrenable. No me equivocaba. Pero algo se ha torcido y ¿sabes qué es? En lo que quería evitar pensar. No soy nadie para decirte lo que hacer con tu vida y tu situación es una mierda. Si hubiera otra palabra para describirla, la usaría, pero me temo que no es así. Es una mierda. Con todas las letras, Gael. No me gusta verte desesperado, ansioso o triste. Verte hablar con tu madre con esa cara de pena, esos ojos de echarla de menos y saber que puede estar pasándolo mal, pero no te lo va a contar para que tú no te preocupes. Pero es que tú te preocupas. Siempre.

Eres buena persona y tienes un corazón que cualquiera mataría por tener. Siento —y creo— que no te mereces lo que estás viviendo. He pasado un día de mierda. No he pegado ojo, aunque estaba agotado de estos días, ¿vale? Siento haberte engañado, de alguna forma. Por mi cabeza pasaban miles de imágenes y situaciones donde te veía atrapado. Y es que lo estás, Gael. Me da rabia no poder ayudarte o que me mientas diciendo que todo está bien. Pero no puedes solucionar cada detalle de tu vida por tu cuenta. Sé que lo sabes, aunque intentes hacerme ver lo contrario, o incluso a ti. Vives en una burbuja de fortaleza constante, pero no es real, mi vida. No lo es. Estoy contigo. No somos nada y lo somos todo. Lo sé, lo sabes, lo sabemos. Dejemos de ignorar que lo que sentimos es pasajero, porque yo estoy aquí para ti.

Pero de eso hablo más tarde.

(Perdona por esta carta tan larga, en serio, son muchas cosas... Lo siento).

A lo que iba: no me gusta tu situación en cuanto al... trabajo. Voy a intentar no centrarme en mí, en cómo he pasado este día terrible esperándote despierto en esta habitación de hotel, pensando en lo que podrías terminar haciendo... La cama se me hacía enorme. Te pones en peligro y te expones solo para seguir hacia delante. Quiero ayudarte y quiero hacerlo de verdad. No eres mío ni me perteneces, porque ya sabes, yo fluyo. Contigo estoy fluyendo. Y es gracioso ver el contraste, porque ambos lo hacemos: fluimos el uno con el otro. Y sin embargo, tú me mantienes en tierra. Eres como mi ancla, pero no evitas que viaje.

Entonces, aquí confluyen ambas cosas.

No quiero que sigas haciendo lo que haces. Haré todo lo que está en mi mano para ayudarte. Ya lo he hecho en el pasado y voy a seguir haciéndolo. Te jode, te molesta, pero es porque no confías. Tu muralla, ¿sabes? Esa barrera que tienes con la gente. Déjame romperla y asomarme a ti, un agujerito lo bastante grande como para tenderte la mano y caminar juntos hacia algo mejor. Déjame ayudarte. Lo digo en serio.

Y lo que te decía, ambas cosas se unen. Es irremediable.

Sé de tu otra situación. Las dos, honestamente, son la pescadilla que se muerde la cola. Vivimos en un sistema asfixiante lleno de basura y de basureros que la recogen para generar más desechos. Primero te hacen sentirte inválido para recoger esos pedazos y lucrarse con ellos. Pero estoy aquí para que no sigas así.

Mi vida, he escuchado tus conversaciones al teléfono. No quería. Lo siento por esa parte. Pero sé lo que está pasando. No has confiado en mí para contármelo y lo entiendo por completo. No obstante, mi Gael, mi ayuda es real y va a llegar hasta el final. Lamentablemente, este sistema me da poder. Es el poder de solventar. Es el poder para avanzar. ¿Cuánto? Quién sabe. Solo quiero intentarlo.

Lo hago para solucionar y construir algo juntos... si quieres.

Lo hago por estos días, que me han hecho ver otra parte de mí que creía oculta. Ahora, está llena de luz e ilusiones.

Lo hago porque podemos probar; una oportunidad.

Lo hago por ti y por mí.

Querido Gael, ¿quieres casarte conmigo?

Te quiere,

OASIS