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Gael

copas

Aunque ahora se encontrara en plena ruta turística por la isla de Ibiza, Gael no podía dejar de pensar en que la noche anterior había vivido un maldito sueño y que ahora... La realidad le golpeaba de un modo inevitable.

Veía a Oasis al fondo, con el resto de sus amigos y amigas de profesión. Recordó el desayuno de aquella misma mañana, en la suite, con fruta fresca, un café delicioso y decenas de pastelitos entre los que elegir. Se podría acostumbrar a vivir con ese tipo de lujos a cambio de... lo que fuera que tuvieran. Ahora se sentía confundido, contrariado. ¿Qué estaba pasando entre ellos?

Trató de establecer contacto visual con el influencer. Este parecía bastante atareado posando para grabar un vídeo, para el cual le animaban entre vítores. Oasis caminaba como si estuviera en una competición para luego acercarse al móvil y tapar la cámara con la mano. Le había explicado que le gustaba mucho hacer buen contenido, así que Gael supuso que eso tendría algún tipo de relación con las transiciones que realizaba siempre en sus vídeos.

Por más que Gael lo buscara con la mirada, este parecía demasiado concentrado en su trabajo, por lo que soltó un suspiro y volvió a mirar al frente. Todo el mundo vestía de blanco —o al menos lo intentaba—, pero por alguna extraña razón el suelo estaba algo embarrado y los bajos de los pantalones de la gente que se había atrevido a llevarlos largos ya no eran tan blancos.

Deja de mirarme, anda

Gael sonrió en cuanto recibió aquel mensaje de Oasis. Volteó la cabeza para buscarle, pero le había perdido de vista.

Deje de desaparecerse

Deja de controlarmeee

Aunque me gusta un poco

Gas

Ni en broma, bebé

Ya, perdona

Dónde andas?

Pues acá donde me vio

Se fue?

No, seguimos la ruta

Nos encontraremos seguro

Pero bueno, que...

A ver...

Qué pasó?

Sería loco decirte que...

Ya te echo de menos?

Para el colombiano aquello significó un nuevo sofoco. Ya daba igual el calor, el sudor que perlaba cada poro de su cuerpo... Ahora la temperatura había subido aún más y amenazaba con ahogarle. Tragó saliva como pudo.

No, pues yo igual

Y guardó el teléfono corriendo. No quería ver la respuesta. ¿Qué estaba pasando? Le temblaba la mano.

¿Aquello se estaba convirtiendo en algo real? O mejor dicho: en algo aún más real.