1 - Relaciones Destrozadas

 

Me gustaría empezar esta sección con un caso de la vida real. Ésta es la historia de Florencia, una amiga a quien le pedí que compartiera su testimonio:

“Con mi pareja teníamos muchas ilusiones, ya que por fin y luego de siete años de convivencia nos estábamos haciendo una lindísima casa en uno de los tantos barrios populares de nuestra ciudad, pero unos meses antes de mudarnos él me dijo que ya no quería seguir conmigo, y que hacía ya dos meses que me estaba engañando. Fue muy duro para mí ese momento y los días posteriores, los cuales pude afrontar gracias a la ayuda de mis amigos y familiares.

Pasó el tiempo, lo asumí y al cabo de unos cuantos meses conocí al hombre más maravilloso que jamás hubiera podido siquiera imaginar. El único problema era que él vivía a casi dos horas de avión de donde yo vivo, pero la distancia no nos importaba, ya que él venía cada mes o yo iba para allá a visitarlo.

En estos dos años me dio todo lo que podía esperar de un hombre, era como estar viviendo un cuento de hadas. Y tal es así que mis amigas me decían que tenían una sana envidia, pues me veían muy feliz.

Mi madre me insistía para que me fuera a vivir con él a su país, pero por motivos laborales yo no lo quise hacer, así que él se vino aquí y estuvo buscando trabajo por varios meses, pero no consiguió absolutamente nada. Una semana antes de irse nuevamente de regreso puso el coche a mi nombre, ya que hacía muy poquito que él me había ayudado a sacar el carnet de conducir.

La cuestión es que este hombre se fue y un día me llamó para decirme que no se encontraba bien y que tenía que ir a hablar con una psicóloga. Luego de un par de días me comentó que la profesional le dijo que él no sería capaz de mantener una relación a tanta distancia, y que eso lo estaba destrozando por dentro. También le dijo que tenía que sentar cabeza y solo estar en un sitio, ya que él era bastante hiperactivo.

Para mi gran sorpresa, y en la última plática que tuve con él, me dijo que nos teníamos que dejar de ver y conformarnos con ser amigos, y me recalcó que el tiempo lo diría todo. Yo acepté sus condiciones y estuvimos un mes llamándonos cada día, pero luego de ese tiempo cesaron sus llamadas. He intentado llamarle, pero él ya no me contesta ninguna llamada, no importa la hora del día.

Me siento humillada, desconsolada y muy traicionada, y es que no entiendo el porqué, y nunca me hubiera imaginado que alguien pudiera haberme hecho cosa semejante, ya que yo con mucho gusto lo hubiese dado todo por él, pero lo que más rabia me da es que nunca lo vi venir.”

A veces no importa lo mucho que pongas en una relación; se rompe, y a veces ni siquiera importa si pensabas que tenías una relación estable o no, simplemente se termina. Hay varias razones por las que las relaciones se rompen, y a veces no es debido a algo que hagamos o dejemos de hacer; simplemente sucede.

A veces un rompimiento se empieza a gestar durante largo tiempo precisamente antes del final. Como cuando empieza la primavera y los largos trozos de hielo en el océano comienzan a mostrar grietas, a veces también podemos ver estos signos y presagios claramente en nuestra relación, que nos dicen que no todo va tan bien como querríamos.

Y a veces lo que parece ser un trozo fuerte y grande de hielo en la superficie, en realidad termina siendo hielo fino y hueco, y te encuentras a la deriva en el medio de esta hoja de hielo que se rompe más rápido incluso de lo que tú puedes escapar de ella. Este ejemplo es algo similar a lo que sucede en esas relaciones en donde el rompimiento sucede aparentemente de la nada, sin ninguna advertencia de que iba a ocurrir.

Todas las relaciones son así. Sin importar lo que pienses en el momento de enfrentar la situación, tendrás dificultades. No es una cuestión de “tal vez”, sino de “cuándo”, porque esto no es algo que puedas evitar.

Las personas son tan diferentes entre sí que a veces hace falta un rompimiento para que una pareja se pueda aceptar mutuamente, y para que se puedan aceptar las diferencias de cada uno.

A veces puedes conseguir rescatar tu relación de las profundidades de la desesperación antes de que sea demasiado tarde, pero demasiado a menudo nos distraemos tanto con nuestros pequeños mundos y con nuestras pequeñas vidas, que damos por hecho que nuestra relación va sobre ruedas.

En estos casos, salvo que los signos de un inminente rompimiento sean claramente visibles, probablemente serás tomado por sorpresa. Incluso esto no importa tanto como la manera en la que actúes cuando tu relación efectivamente se termine.

Entonces no importa si lo veías venir y sabías que tu relación estaba en la ruina, y tampoco importa si pensabas que estabas sobre tierra firme cuando de repente fuiste arrojado hacia el caos. Lo que importa es cómo te manejes ante esta situación.

Las relaciones son notablemente inestables, tal y como los botes pequeños. Las personas que están en el bote deben remar juntas para llegar a cualquier lado, y trabajar juntos para evitar que el bote se bambolee.

Únicamente un sólido y comprometido trabajo en equipo de parte de las personas involucradas permitirá que la relación vaya a cualquier lado. Eso, y el hecho de aceptar que cada uno es una persona individual y no una extensión de la otra, hará que la relación madure y prospere con el paso del tiempo.

Aprende a darle a la otra persona el respeto que merece, junto con el espacio para que sea quien realmente es. Lo que quiero decir es que dispongas algún momento para que tu pareja sea la persona por la que te sentiste atraído/a alguna vez, y te sorprenderás con los resultados.

Las relaciones pueden llegar a ser cosas difíciles de manejar, pero junto a tu pareja encontrarás que eres más fuerte y que si hay algo que necesita arreglarse, puede hacerse, incluso en aguas agitadas. Un buen ejemplo de esto es la pequeña historia a continuación.

No estoy exactamente seguro acerca de donde vi o leí esto, pero este relato trata acerca de una pareja que estaba teniendo problemas con su relación. Buscaron ayuda con un asesor, quien les asignó una tarea para completar, con el fin de ayudarlos a superar aquel momento difícil.

El asesor se los había dejado bien claro. Les dijo que compraran o alquilaran una bicicleta tándem (aquellas bicicletas en las que dos o más personas se pueden sentar en fila y pedalear juntas), y que pasaran al menos uno o dos días intentando andar en ella en su patio trasero.

Y cuando completaron esa tarea, el asesor les dijo que la llevaran fuera de la casa y que anduvieran alrededor de la manzana, o incluso por el parque, una o dos veces.

El resultado de esto fue que aunque al principio la pareja tenía problemas incluso para decidir quién se sentaba al frente o detrás, eventualmente fueron capaces de montar la bicicleta y dar la vuelta a la manzana más de una vez, sin tener ni una sola discusión y sin caerse ni una vez.

Este relato o ejemplo me gusta mucho, porque muestra exactamente lo que puedes lograr si en tu pareja trabajan juntos, y no uno en contra del otro. Si puedes andar en una bicicleta tándem con tu pareja sin caerte, habrás llegado a un acuerdo acerca de cómo hacer las cosas para no fallar tan a menudo.