En este cuadro de Gabriel Metsu (1629-1667), contemporáneo de Rembrandt y de Vermeer, colgado en la National Gallery de Londres, titulado “Dúo”, vemos una viola de gamba reposando sobre un tapete, y una mujer con una partitura en la mano, quizá para cantar ahora o para acompañar con la viola más tarde al violinista, por lo que las partituras serán de canto o de bajo de viola. El hombre no toca en este momento, y está afinando delicadamente una cuerda, con la clavija (“las cuerdas corrigiendo y consultando”, como decía Juan de Jáuregui, en el Siglo de Oro, en su poema dedicado a Orfeo).
Ambos visten moda holandesa sencilla, e interpretan por placer o para ensayar algún próximo concierto. Entra luz por la ventana alta hacia los instrumentos y las telas.
Les mira el perro cerca de la chimenea, de pie y atento a todo lo que sucede, aportando a la escena un detalle cálido y entrañable. Después se tumbará, como hace Botón, y escuchará la música que va a alcanzar las vigas de madera.