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M. D. divaga sobre un trastorno

Uno de los temas que me parece apasionante es la aparición de estructuras fractales en los sistemas humanos. Así, por ejemplo, la celebrada ley de Zipf sobre la frecuencia de aparición de las palabras (conocida ahora como ley de Zipf Mandelbrot) pudo ser generalizada por Mandelbrot a partir de un razonamiento de estructuras jerárquicas de árboles. Parecía un ejemplo aislado pero consultado el Journal of Quantitative Linguistics me topé con un enlace interesante: ais.gmd.de/ leopold/hrebinet.ps.

Asunto: fractales en las lenguas humanas. Jueves. 31 de julio. De 2003. 06:31 p.m.

...La sensación es que, de vez en cuando, se abre una luz en la oscuridad... y uno se ilusiona y se pone de pie en medio de ese calor... pero lo único que entra por esa luz es una pala de pizzero con una de muza sobre su lengua de madera, la arroja, se retira y se vuelve a cerrar la puertita y otra vez la oscuridad y el calor mortal ... y al rato comprendo ¡estoy en el horno de Banchero! ¡Para siempre!...

... ¿Por qué me pregunta sobre el mismo tema? Oiga, doc, yo me mandé un jamemú gigante pero me hago cargo de todo... no como esos guaresney que la iban de camunina y después terminaban llorando de rodillas cuando se armaba la de San Quintín... ¡Ya se lo dije! Sí, sí, exacto. En la puerta de mi casa... donde mi mamá había conseguido trabajo de portera... y después de eso la sacaron a patadas... ¡Fue un error! Pero, como diría mi amigo Andrés, ¡también fue un golazo! Viera, doc, cómo se prendió fuego la puta moto... Ya me había dado tres palazos y ese día me levanté ansioso... ¡Los días nublados, pesados, me sacan de mis casillas!... Ahora mismo estoy fuera de mis casillas... Toda una serie de casillas rojas donde me imagino que viven todos mis amigos... El japonés Uzu, los Dulces... el Andrés... El tano... Todos esos putos... Sí, vinieron la semana pasada, pero no quise verlos... ¡Me hice el guaresney!...

¿Sabe qué estuve meloneando? Una cosa que me decía el japonés sobre los samurais. ¿Son los que se tiran en avión y se hacen trizas, no? Bueno... Yo soy escuchón... En realidad lo hablaban el Japón y el Andrés... En la pieza del Andrés y yo estaba tirado en el piso mirándome la punta de las zapatillas... Todas dientudas... Y escuchaba porque los monos esos hablan de cosas pulentas... ¡Ah! ¿no eran samurais? Bueno, eso... y él contaba que los tipos decían: me despierto y ya estoy muerto. Todo lo que me pase en el día viene de arriba. ¡Genial, eh doc! ¡mis amigos la chamuyan a full!...

...Viví con mi mamá de hotel en hotel... ¡yo puedo sentir el olor de un hotel a diez cuadras!... Sí, la familia de Andrés fue un poco mi familia... pasaba mucho tiempo ahí... en esa casa... Oiga, ¡pare, pare! Le digo: hubo un año en que nos sentamos casi todas las noches, todos, Andrés, su mamá, su hermano, mi mamá, yo, a ver El Rico y el Pobre... ¡Pulenta! ¡lo puedo ver ahora: todos en el dormitorio donde estaba el televisor gigante! ¡Pare, pare! Me volvía loco un tipo musculoso, que tenía un ojo tapado, como un pirata... ¿o no tenía el ojo tapado?... Se llamaba Falconetti y era un tremendo hijo de puta... cada vez que aparecía le pudría todo a los hermanos, al rico y al pobre... que no sabían que eran hermanos... eso me hacía llorar... la otra noche recordando esa serie me puse a llorar... ¡Exacto, doc! Ese día, cuando me levanté, sentía esa sensación... Como que iba a aparecer Falconetti y me iba a cagar a patadas... Falconetti puto, cogido, ¡andá a hacerte garchar por el pizzero de Banchero!

...Nunca se me ocurrió eso... pero Andrés seguro era el rico... Porque es más débil... Piensa... No sé... No, llorar no, yo lloro todo lo que quiero... Sí, doc... me levanté y anduve todo el puto día como acorralado, con Falconetti hablándome al oído... Y dale y dale... Metiéndome fichas para que haga cagada... Y busqué el combustible y rocié la moto en la vereda... Dos de la tarde... Más o menos...

¡Y se prendió al toque! ¡Y yo me senté a mirar esa obra maestra! ¡Y se me dio por bailar alrededor como los indios de Tarzán! Después vino la yuta y mi vieja se desmayó porque los vecinos la querían echar del edificio... ¡Soy Falconetti, soy Falconetti!...

...Otro jamemú de aquellos... estuvimos metiéndonos birras en el escote y de golpe Dulce grande me dice que el padre quiere que asaltemos la carnicería... ¡Eh, doc!, ¿la caza? ... El viejo de Dulce que se garchaba a la madre de la gorda Fantasía, era empleado en una carnicería de Quito y Boedo... y él le dice al hijo que vayamos tipo nueve de la noche, cuando está cerrando y haciendo la caja con el cadete y que lo asaltemos... ¡Que él se iba a dejar!

...Y después vamos y vamos... ¡Y ya me puse ansioso y me clavé un montón de pastas y le di el comando del melón a Falconetti!... Dulce me trajo una careta de plástico de Mickey y Tribilín y lo encañonamos al viejo con un revólver que no servía ni para pegar culatazos... ¡El problema era si se retobaba el cadete! Teníamos que hacer todo con carpa...

...Sí, al otro día nos agarraron y devolvimos la plata... lo echaron al viejo de Dulce y le dijeron que no lo denunciaban porque le tenían lástima, pero lo cagaron a trompadas... No sé en qué fallamos. ¡En todo!... Como cuando entramos a asaltar la farmacia de Maza y me quedé cagando en el baño leyendo una revista con la linterna y cayó la yuta y ¡otra vez en la lona!... Seis a cero, siempre seis a cero... O dos a uno... Pero a veces...

...No me cae bien, doc... Viene acá, se sienta ahí, como está usted y me hace preguntas estúpidas... Si creo en Dios... Si me gusta el cine... Si quiero a mi vieja... Lo que sí me parece es que está buena... ¿Le conté la porno del Hombre de la Verga Luminosa?... Se la conté a ella y lo único que hacía era preguntarme si yo lo había soñado... O inventado... ¡Cómo se me va a ocurrir una cosa así! ¡El Hombre de la Verga Luminosa!... Era la porno preferida de todos los pibes de Buedo... La tenía el tano Fuzzaro en su casa... era del viejo... La cosa es así... El argumento, digo... Escuche, doc: el tipo, por un problema... ¿Vio?... Por la composición de su cuerpo... Esteee... Tenía la verga hecha con el mismo material que tienen en la panza las luciérnagas... ¿Va?... Y cuando se le paraba se convertía en un haz de luz poderoso... ¡Un porongón para iluminar el Dock Sud y todo Buedo! Y en la mejor escena de la película se ensartaba a una rubiona y, con la pieza en penumbras, le hacía salir por todos los demás agujeros de la mina haces de luz, ¡era de no creer! ¡La pieza donde garchaban iluminada por seis rayos que salían de la mina ensartada por la Verga Luminosa!... Esa escena nos volvía locos...

...Ya termino... Ya termino... ahí aprendí que al culo se le dice siete porque es el agujero numero siete... ¡Pulenta!

...Me gusta pasarme los dedos por la ingle y olérmelos... Me gusta meterme los dedos entre los deditos del pie y olérmelos...

Me gusta el olor del solvente de las tintorerías... Me gusta cuando aparece Falconetti y se pudre todo... Oiga... ¿Sabe en qué estuve pensando? Es una boludez... pero usted pregunta y yo respondo, ¿no?... Antes de venir a acá... dos noches antes... estábamos todos en Buedo... en la esquina de Maza y Estados Unidos... y el tano Fuzzaro contó un chiste... Que no entendí... Por más que le doy vueltas y vueltas... No lo entiendo... Pero cuando lo contó todos se rieron... Se mataron de risa... Y yo también... Me hice el logi porque si no iban a creer que soy un retrasado... Y acá me piden que piense y traca traca... todo el tiempo... es así, el chiste... un pibe bien rosanrol va a cenar a la casa de su novia por primera vez... y para impresionar se monta en su Jarley Davison... Una motazo, ¿las conoce? Pero antes el mecánico le dice que como estaba muy cuidada, brillosa... tuviera cuidado con la lluvia y le da un frasco de vaselina para que le pase si la deja estacionada en la calle y se larga a llover, ¿me sigue, doc? Cuando llega a la casa de los viejos de la novia lo está esperando toda la familia más invitados con una cena imponente... El pibe ya se bajó de la Jarley... ya la dejó pastando en la calle... Y entonces el drepa de la mina le dice: te tengo que contar una cosa... Acá tenemos una costumbre familiar... Cuando se come el último bocado, el primero que habla lava los platos...

¿Entendés?... El pibe dice que sí y empieza la comilona, ¿de qué se ríe, doc?... Bueno, comen sin parar y ensucian miles de platos y ollas y cuando la comida se acaba se quedan todos mudos... mirándose a ver quién es el primero que habla... Una situación insoportable... Incómoda... Y en medio de ese silencio se escuchan truenos en la calle y el pibe se acuerda que tiene la moto afuera... indefensa ante la lluvia que se viene... Entonces saca el frasco de vaselina... ¡y ahí no más el padre se para como un resorte! Y le dice: pará, pará, hijo de puta, lavo yo... ¿lo entiende, doc?... ¿Lo entiende o no?

...¿Qué les diría?... No sé... Yo no sé chamuyar, aunque a veces me las doy de guaresney... Una vez el japonés Uzu me contó una historia increíble... Me acuerdo como si fuera hoy... Estábamos en el zaguán de la casa de Andrés, era de noche... Los Dulce, yo, Andrés, el tano... y Japón empieza... Esteee... Cuenta la historia de un samurai muy grosso, que se llamaba Bokuden... Yo me lo imagino a este Bokuden como esos japoneses de las películas de guerra que pasaban en Sábados de Súper Acción... ¿Se acuerda, doc?... Bueno, Bokuden, decía Uzu, iba en una barca muy chica, cruzando un inmenso lago, con varias personas... Vendedores... Y entre ellos otro samurai... Que no paraba de mirar a Bokuden que estaba en un rincón... Con la mente en blanco... Sentado con los brazos cruzados... Este samurai era un fanfa tremendo, decía Uzu... Y ¿vio que los fanfas no se bancan que uno no les dé bola? Entonces éste se paró y le dijo a Bokuden: puedo ver por tu espada que sois un samurai ¡y te reto a una pelea de espadas!... Bokuden ni pispeó... El samurai fanfa se puso en llamas: os mataré maldito cobarde si no me contestáis, le dijo... El Japonés lo contaba así, como los gallegos... Entonces Bokuden le dijo que él practicaba el arte de la no espada... ¿la caza, doc? El arte-de-la-no-espada dijo Uzu que dijo Bokuden... El otro se retobó más ¡no sé qué es eso pero te reto a duelo igual! Entonces Bokuden se paró y le dijo que iba a pelear con él, pero que no iba a usar su espada ya que practicaba el arte de la no espada. Y también le dijo que era mejor que esperaran a llegar a tierra para pelear. El samurai fanfa se salía de la vaina porque se daba cuenta de que Bokuden lo estaba chamuyando... La gente que estaba en la barca estaba mosca... Finalmente Bokuden le pidió al que remaba que se acercara a la tierra para que pudieran pelear... Cuando el bote estaba a un toque de la arena el samurai fanfa saltó de la barca al mismo tiempo que desenvainaba y le gritó a Bokuden: forro, ¡tus días están contados! Bokuden ni se inmutó, aún arriba de la barca desenvainó su espada y se la dio al barquero y le pidió a éste el remo. Lo clavó en la arena y empujó hacia atrás... Dándole dirección al bote de una manera violentísima... De nuevo hacia el corazón del lago... El samurai fanfa se quedó de piedra viendo cómo Bokuden y la barca se alejaban... Mientras el fanfa se hacía cada vez más chico en la arena, y cuando ya su silueta casi cabía en un chocolatín Jack, Bokuden le gritó: ¡éste es el arte de la no espada!

...A veces, cuando me imagino que estoy solo... en manos de Falconetti... cuando me doy cuenta de que el universo es un lugar de mierda y se me inclina la cancha porque me melaron a full... pienso en Bokuden... en la forma en que Uzu lo contaba... estábamos en el zaguán... era de noche y afuera garuaba...

¿Quién es el que se mantiene completamente solo, sin compañía, en el medio de los cien mil objetos? Gritaba Uzu para arengarnos. ¡Nosooootros! contestábamos a coro aunque no entendíamos de qué poronga hablaba... ¡Nosooootros! Se me pone la piel de arpillera, ¡toque, doc, toque!