Parte VI

QUÉ HIZO QUE
OCCIDENTE
FUERA MEJOR

Para la persona individual [en Occidente] este mito del pecado original y la redención se convierte en el rito de confesar la culpa. La confesión de la culpa no solo alivia al confesante de la carga de la culpabilidad; también le purifica. Si el individuo que confiesa resulta ser inocente, pero con todo asume la carga de la culpa colectiva, santifica su propia individualidad mundana, realiza la cristomímesis y—como líder político— participa del carisma del héroe. De este modo el rito europeo de confesar culpa por los pecados del pasado se apoya en una mitología que permanece incluso si los representantes políticos que realizan el rito son individuos totalmente secularizados que ignoran el origen cultural de sus acciones.

—BERNHARD GIESEN