Libertad y Wenceslao regresaron en 1990 junto con sus hijos, y se instalaron definitivamente en la Argentina. Con el tiempo él continuó la tradición familiar y obtuvo el cargo de juez en lo Civil y Comercial, colmando de felicidad a su retirado padre, Honorio Quesada. Libertad retomó el ejercicio de la profesión cuando sus hijos fueron grandes y ya no dependían tanto de ella.
Naiquen se afianzó definitivamente en la campiña francesa con su esposo y sus tres hijos. Los chicos ya estaban escolarizados, convivían felices y tranquilos; los viajes que hicieron solo fueron para visitar a la familia.
17 de octubre de 2016