FRIDA KAHLO
(1907-1954)
LA VIDA EN COLORES
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Frida pintó más de cincuenta autorretratos en los que muestra con orgullo sus cejas unidas y su bigote. Era su modo de protestar contra el modelo de belleza que imponía la machista sociedad en que vivía. Al mismo tiempo, en esos cuadros, lleva vestidos de colores y el pelo con flores, destacando su costado femenino. Así de compleja y rica era la personalidad de la artista plástica más famosa y mejor valuada de la historia.
Frida nació el 6 de junio de 1907, en el Distrito Federal de México, como fruto de la particular unión entre una mujer hispanoindígena de religión católica y un fotógrafo judío alemán.
En 1913, cuando México hacía tres años que estaba en plena revolución liderada por los caudillos Pancho Villa y Emiliano Zapata, que luchaban por tierra, justicia y libertad, la pequeña Frida se enfermó de poliomielitis. Una enfermedad grave, que le dejó una pierna más pequeña y flaquita que la otra.
Hacía tiempo que tomaba clases de pintura y, pese a su renguera, practicaba deportes, cuando el ómnibus en el que viajaba fue atropellado por un tranvía y un hierro le atravesó el cuerpo.
Tenía 18 años y el accidente le partió en varias partes la columna, la pelvis, la pierna y también la vida, además de obligarla a soportar más de treinta operaciones, internaciones eternas y a estar postrada incontables veces. Fue allí, en su cama, donde Frida comenzó a pintar sus famosos autorretratos y a crear un universo tan bello como trágico.
Cuando se repuso, la valiente Frida estaba decidida a ser pintora, por lo que tomó sus mejores trabajos y se fue a ver al famoso muralista Diego Rivera, quien quedó flechado por la joven y por sus pinturas. Ambos compartían, además, intereses políticos, y aunque Rivera le llevaba veinte años, el amor no tardó en surgir y cuando Frida tenía 22, se casaron.
Junto a Diego se potenció su entrega al arte, la pasión por la cultura mexicana y el fervor revolucionario. Frida toda floreció y cambió sus trajes masculinos por la ropa colorida propia de su país, pero siempre jugando con la transgresión y provocando.
En 1930, la pareja se fue a Estados Unidos, donde Frida pudo dar a conocer su trabajo. De regreso a México, su frágil salud la tuvo a maltraer, lo que no le impidió preparar su primera exposición en su patria y luego ir con su obra a París.
En forma paralela, durante todos esos años, la artista hizo varios intentos infructuosos por tener hijos, que la llevaron a pintar una decena de cuadros sobre su maternidad frustrada. También participó activamente con Rivera de los acontecimientos políticos de su tiempo, brindándole apoyo a los republicanos durante la guerra civil española, dándole asilo al revolucionario ruso León Trotski (de quien Frida fue además amante) y militando en las filas del Partido Comunista.
Aunque los días y noches de esta mujer capaz de soportar los dolores más lacerantes, estuvieron signados por los vaivenes de la apasionada y tormentosa relación que la unía a Diego, que incluyó constantes engaños mutuos e incluso, la infidelidad de Rivera con su hermana Cristina, Frida lo amaba como a nadie, lo que la llevó a dedicarle varias pinturas y también a escribir: “Sufrí dos graves accidentes en mi vida… Uno en el cual un tranvía me arrolló y el segundo fue Diego”.
En 1939, la pareja se divorció, pero no pudieron soportarlo, de modo que al año volvieron a casarse. Frida, entre tanto, siguió pintando y sus trabajos fueron ganando cada vez mayor reconocimiento, tanto en su país como en Estados Unidos.
Pero su cuerpo era pura tragedia y su salud comenzó a deteriorarse más y más, hasta que la amputación de una pierna marcó el principio del fin. El 13 de julio de 1954, Frida murió en la Casa Azul, donde había nacido. En su Diario, escribió: “Tan absurdo y fugaz es nuestro paso por el mundo, que solo me deja tranquila el saber que he sido auténtica, que he logrado ser lo más parecida a mí misma que he podido”. Y vaya si lo logró.
“YO SOLÍA PENSAR QUE ERA LA PERSONA MÁS EXTRAÑA EN EL MUNDO, PERO LUEGO PENSÉ, HAY MUCHA GENTE ASÍ EN EL MUNDO, TIENE QUE HABER ALGUIEN COMO YO, QUE SE SIENTA BIZARRA Y DAÑADA DE LA MISMA FORMA EN QUE YO ME SIENTO. ME LA IMAGINO, E IMAGINO QUE ELLA TAMBIÉN DEBE ESTAR POR AHÍ PENSANDO EN MÍ. BUENO, YO ESPERO QUE SI TÚ ESTÁS POR AHÍ Y LEES ESTO, SEPAS QUE SÍ, ES VERDAD, YO ESTOY AQUÍ, Y SOY TAN EXTRAÑA COMO TÚ”.
FRIDA KAHLO