MARÍA ELENA WALSH
(1930-2011)
EN EL PAÍS DE NO ME ACUERDO
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A María Elena le gustaba jugar con las palabras. Divertirse con el sonido que generaban y utilizarlas para, según decía, dar forma a sus ideas y recuerdos como se le daba la gana. Con esa materia hizo poesías, cuentos, canciones y mucho más.
Todo empezó en su casa familiar, en verdad, un caserón con huerta, patios, gallinero, mascotas y árboles frutales, en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, donde María Elena nació en 1930. Su padre Enrique era un ferroviario, hijo de inmigrantes irlandeses e ingleses, viudo y con cuatro hijos, que se había casado con Lucía Monsalvo, de ascendencia criolla; matrimonio del que nacieron Susana y María Elena.
A Enrique le gustaba tocar el piano y cantar, y fue quien le enseñó a su pequeña hija las canciones inglesas tradicionales que tendrían una influencia decisiva en su obra. En la casa de Ramos Mejía, los Walsh se reunían alrededor de la radio para escuchar jazz, tango y los programas cómicos de la gran Niní Marshall. Aunque a María Elena le encantaba, además, ir al cine para ver los musicales de Hollywood, porque, como decía, se le “iban los ojos detrás de la farándula”.
Con esos antecedentes, fue casi natural que eligiese hacer el secundario en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. Mientras, leía todo lo que caía en sus manos y escribía poemas. El primero lo publicó en la revista El Hogar, cuando tenía apenas 15 años, y de ahí saltó a las páginas literarias del diario La Nación, con lo que se ganó el respeto de otros artistas.
En 1947, utilizó todos sus ahorros para publicar Otoño imperdonable, su primer libro de poemas, que fue premiado y celebrado por los grandes: Borges, Pablo Neruda y el poeta español Juan Ramón Jiménez, quien la invitó a su casa en Maryland, Estados Unidos. María Elena desembarcó en ese país, donde tomó algunas clases en la universidad y recibió la tutela del laureado poeta, aunque la experiencia no fue fácil.
De regreso, publicó un nuevo libro de poemas, Baladas con Ángel, y dio clases de inglés. Hasta que sus diferencias con el peronismo y las mezquindades del mundillo literario local la decidieron a irse por Latinoamérica y después a París con la artista tucumana Leda Valladares, con quien inició una larga relación sentimental. Juntas formaron Leda y María, un dúo vocal dedicado a cantar canciones folclóricas.
En 1956, regresaron a la Argentina con una fama bien ganada que les permitió grabar discos, actuar en el teatro y la televisión, y hacer giras. María Elena comenzó a escribir sus primeros poemas para niños, en los que pasaba por alto las convenciones y lo didáctico, y apelaba siempre al humor absurdo. También se encontró con la joven directora de televisión María Herminia Avellaneda, quien la impulsó a escribir guiones para teleteatros y para programas infantiles, y la inspiró a crear un nuevo género: el varieté para niños. Esos fueron años muy prolíficos para Walsh: estrenó obras de teatro y espectáculos, publicó libros y sacó discos con canciones como La mona Jacinta y La vaca estudiosa. Aunque su consagración definitiva como “la” escritora de literatura infantil vino con la publicación, en 1964, de El Reino del Revés, y luego con Zoo loco.
Cuando el país padecía la dictadura cívico-militar de Juan Carlos Onganía, estrenó el espectáculo Juguemos en el mundo, donde incluyó canciones de protesta. El espectáculo café concert dio vueltas por el interior, América y Europa, se transformó en disco y en película, e incluso tuvo una segunda parte.
En 1978, María Elena venía soportando presiones por parte de la dictadura militar, por lo que decidió bajarse de los escenarios. Un año más tarde, dando muestras de coraje cívico, publicó en el diario Clarín: “Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes”, un artículo en el que desafiaba al temido gobierno de facto.
En 1983, recuperada la democracia, participó en proyectos políticos y sindicales, y también volvió a la televisión.
En pareja con la destacada fotógrafa Sara Facio, Walsh siguió escribiendo, opinando sobre temas fundamentales y recibiendo reconocimientos y premios.
“PORQUE ME DUELE SI ME QUEDO / PERO ME MUERO SI ME VOY, / POR TODO Y A PESAR DE TODO, MI AMOR, / YO QUIERO VIVIR EN VOS.
POR TU DECENCIA DE VIDALA / Y POR TU ESCÁNDALO DE SOL, / POR TU VERANO CON JAZMINES, MI AMOR, / YO QUIERO VIVIR EN VOS.
PORQUE EL IDIOMA DE INFANCIA / ES UN SECRETO ENTRE LOS DOS, / PORQUE LE DISTE REPARO / AL DESARRAIGO DE MI CORAZÓN”.
SERENATA PARA LA TIERRA DE UNO, MARÍA ELENA WALSH.