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La serpiente y el águila

 

 

En la selva de la vida habitaban una serpiente y un águila.

La primera, deseosa de alcanzar la cumbre de aquella jungla, comenzó a trepar por el árbol más alto y corpulento. Y, penosamente, palmo a palmo, fue ganando altura.

Sanguinaria y cruel, la serpiente fue ascendiendo, a costa de otros muchos e indefensos animales que habitaban en las ramas y oquedades del árbol. Si alguno, en legítima defensa de su territorio o de sus crías, osaba hacerle frente, el ofidio terminaba por envenenarlo o lanzarlo al vacío.

Y así, valiéndose de la fuerza o de la traición, la serpiente alcanzó, al fin, la cumbre del árbol.

Y la luz del triunfo la cegó súbitamente.

En esos momentos, el águila de la infelicidad se abatió sobre ella, devorándola.

 

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