Dos hombres decidieron ponerse en camino. Ambos llevaban el mismo destino y, en consecuencia, optaron por viajar juntos.
El primero cargó sus espaldas con toda clase de herramientas y viandas.
El segundo, en cambio, decidió partir sin impedimenta alguna. Pero antes de iniciar el largo viaje, se arrodilló a la orilla de un río, lavando sus ojos.
El compañero, intrigado, preguntó por qué hacía aquello.
Y el segundo hombre exclamó:
«Es mucho más lo que debo ver que lo que debo poseer».