“EL HOMBRE ACTÚA COMO SI ÉL FUERA EL QUE LE
DA FORMA Y DOMINA AL LENGUAJE, CUANDO
EN REALIDAD EL LENGUAJE SIGUE SIENDO
EL AMO DEL HOMBRE.”
—MARTIN HEIDEGGER, FILÓSOFO ALEMÁN
De acuerdo a The Cambridge Enciclopedia of the English Language, hay más de un millón de palabras en el idioma inglés. Pero nosotros sólo usamos entre dos mil y dos mil quinientas palabras, sólo una pequeña porción de las muchas de las que disponemos. Y, de acuerdo al Robbins Research Institute, cada uno de nosotros tiene solamente doscientas a trescientas palabras habituales que usamos regularmente para enmarcar nuestra realidad.
El lenguaje es el software de la mente. Como el software, el lenguaje es simplemente una herramienta que usamos para generar un producto específico. Las palabras pintan cuadros. Las palabras expresan pensamientos y comunican emociones.
Las palabras brillantes estimulan a la gente a actuar, y las palabras apagadas hacen que la gente se desconecte y se instale en la mediocridad.
Te invito a actualizar tu software verbal de modo que puedas acceder a los resultados deseados más rápido, a velocidades de banda ancha antes que a velocidades de acceso telefónico. ¿Cómo? Usando el “lenguaje de vida”, palabras poderosas que capturan la misma esencia de la vida misma. El lenguaje de vida enciende el espíritu y compromete el corazón a alcanzar las estrellas. Les da poder a aquellos que se sienten impotentes. Hay un proverbio que dice, “La muerte y la vida radican en el poder de la lengua”. La gente brillante habla en términos que realzan la vida.
Aquí hay algunos ejemplos de vocabulario que agota la vida en contraste con el lenguaje que realza la vida.
Frases que agotan la vida | Frases que realzan la vida |
---|---|
Me estoy muriendo por | Me encantaría saber. saber. |
Me está matando. | Voy a superar esto. |
No sé si soy lo suficientemente bueno. esta | Soy la mejor persona para oportunidad. |
Nunca tengo lo suficiente para llegar a fin de mes. | Estoy rodeado de abundancia y tengo más que suficiente. |
Estoy tan perdido en la vida. | Estoy yendo adelante con mi vida. |
La gente que vive su brillo tiene una cosa en común: se dan poder a sí mismos usando habilidosamente el lenguaje de vida, para cambiarse a sí mismos y finalmente cambiar la forma en que ven el mundo que los rodea.
Tu vida en este preciso momento es la suma total de cada palabra que has pronunciado, en tu cabeza y en voz alta. Se citan estas palabras del filósofo del siglo veinte, Ludwig Josef Johann Wittgenstein, “Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”. Las palabras que usas determinan tus creencias. Tus creencias conducen a decisiones. Tus decisiones producen resultados, algunos buenos, otros malos. Todo depende de tu lenguaje.
¿Cómo lo sé? Durante muchos años, yo tuve muy baja autoestima. Estaba en bancarrota, tanto espiritual como económicamente. Creía que todos los nombramientos cómodos, las oportunidades de crecimiento y los grandes beneficios extras les llegaban a la gente popular. Yo ni siquiera tenía la oportunidad de competir en el mismo campo de juego porque creía que el suelo estaba inclinado para mi desventaja: yo venía del lado malo de la ciudad, y no tenía pedigrí de sangre azul ni una educación de una gran universidad. Lo que ofrecía no era aceptado, de modo que ¿por qué debería continuar intentando? Estaba constantemente diciéndome en mi cabeza que el resto de las personas eran mejor que yo. Ese pensamiento se volvió una creencia, y esa creencia se volvió mi realidad. Mi lenguaje interno saboteaba mi éxito. Tenía miedo de aceptar responsabilidad por mi éxito porque, si fallaba, no tendría a nadie más que culpar más que a mí mismo.
Un día, después de que había sentido una terrible pena por mí mismo, alguien me invitó a un seminario que resultó ser un momento de cambio en mi vida. El conferencista ese día era el Dr. Mike Murdock, fundador del The Wisdom Center (El Centro de la Sabiduría). El Dr. Murdock habló sobre algunas verdades profundas y una luz apareció en mi mente. Llegué a aceptar que yo era el que tenía el problema, no los demás. Y me di cuenta de que mientras que continuara hablando sobre mis déficits y mentalidad empobrecida, continuaría atrayendo más de lo mismo.
El Dr. Murdock nos alentó a todos a ir a casa y a escribir un “comercial” o afirmación de sesenta segundos y comenzar a internalizarlo. Aquí está el comercial que escribí yo.
¡Estoy entrando a la grandeza! Soy un excepcional y nuevo tipo de persona que el mundo nunca ha visto antes y nunca verá nuevamente. Nací para hacer grandes cosas.
Siempre he sido especial. Cuando entré al mundo, había una marca de grandeza estampada en mi vida. El beso de Dios está sobre mi vida.
Nací para ser una bendición para millones de personas de todo el mundo. Nací para triunfar como esposo, padre, disertante, escritor, director de negocios, inversionista y entrenador de vida.
Soy enérgico.
Estoy vivo y feliz.
Mi espíritu es contagioso.
Soy auténtico.
Estoy en contacto con mis sentimientos.
Estoy ungido.
Soy inteligente.
Soy un genio creativo.
Estoy en gran demanda como disertante pro fesional.
Soy una criatura de Dios.
Soy un líder.
Soy un gran pensador.
Soy económicamente independiente.
Soy el Presidente de la Junta de Directores.
Soy un hombre de gran fe.
Soy rico interna y externamente.
Soy atractivo.
Soy un gran trabajador.
Termino lo que comienzo.
Y como el hombre dotado que soy, ¡debería saber que todo el Cielo está esperando para ayudarme a hacer realidad cada sueño! Todo es posible si lo creo. ¡Nací para probar las uvas, de modo que trataré de alcanzar el vino de la vida al abrazar este momento!
En los años que siguieron al momento en que escribí eso, mi vida cambió dramáticamente. Puedes hacer cambios dramáticos en tu vida también. Si quieres cambiar tu futuro, entonces analiza tu presente. Si quieres cambiar los resultados que estás obteniendo, entonces cambia tu lenguaje. Actualiza tu software verbal y comienza a hablar el lenguaje de la vida que quieres en lugar del de la vida que quieres dejar atrás. Suprime tus afirmaciones y pensamientos negativos reemplazándolos por pensamientos y afirmaciones positivos, y fíjate qué sucede.
Tú eres el profeta de tu futuro. Cada palabra que liberes al universo tiene la energía creativa y el potencial para manifestar tu futuro. Las palabras poderosas, que realzan la vida, son las catalizadoras para disparar nuevas ideas, levantar tu espíritu y dejar salir tu brillo.
Te invito a responder las siguientes preguntas:
La historia de Anita
Hasta que tenía trece años, yo crecía sana y saludable. Era una niña feliz, satisfecha, que se destacaba en la escuela, en las amistades, y —lo más importante— en confianza en mí misma. Después fui abusada sexualmente.
El trauma infligido por el abuso sexual es tan profundamente doloroso que disminuye el espíritu de la persona. Sin duda, mi capacidad para creer en mí misma se perdió debido a los actos de dos hombres egoístas. Me culpé a mí misma por “provocar” el abuso. Comencé a encorvarme a propósito para esconder mis pechos. Perdí toda mi confianza en mí misma. Me sentía despreciable. Todavía lucho por creer en mí misma.
A pesar de esta cruel interrupción en mi desarrollo, me las arreglé para continuar. Fui una de las pocas “afortunadas”, primeramente porque tenía algunos factores protectores en mi hogar y en el ambiente de la escuela. Es decir, tenía una madre que creyó en mí y tenía grandes expectativas para mí.
A veces, mi madre, que había reprimido los recuerdos de haber sido repetidamente abusada sexualmente durante la mayor parte de su niñez, podía ser verbalmente insultante y autoritaria.
Mirando hacia atrás, me doy cuenta ahora de que ella estaba dolorida también, pero no sabía por qué. Nunca se nos enseña cómo ser padres —el trabajo más importante que podemos tener— por lo tanto sé que mi madre hizo lo mejor que pudo dados los fantasmas de su niñez. Nunca tuvo la intención de apagar mi espíritu. Esta dimensión verbalmente abusiva se manifestaba como una respuesta al estrés, lisa y llanamente.
De todos modos, no comprendía esta dinámica cuando era niña, de modo que me lastimaba y acrecentaba mi duda sobre mí misma.
Somos productos de nuestra niñez. Todos los días, hago que mi hija sepa cuánto la amo y que creo en ella. Le rezo a Dios para que nadie nunca aplaste su espíritu. Está llena de vida ahora y no sabe nada de la violencia que he tenido que superar. Mi hija, como todo niño merece ser siempre alentada a tener seguridad y confianza en sí misma. Tiene tanto potencial. Como madre, uso el poder de las palabras de aliento y amor para guiarla.
La gente siempre se sorprende cuando se entera de que soy una sobreviviente de abuso infantil. Aparentemente no parezco de ese grupo. Vengo de una familia muy trabajadora, muy unida, de la clase media alta. Era modelo. Alcancé una educación superior y soy una exitosa ejecutiva del cuidado de la salud.
Entonces, ¿cómo superé con éxito esta difícil experiencia? A través del aliento y el apoyo de la gente clave que cree en mí. Mi madre me adoraba y aprovechaba cada oportunidad para decírmelo todos los días. El poder de las palabras ha sido instrumental en la reconstrucción de mi autoestima. Cuatro simples palabras pueden cambiar la vida: Yo creo en ti.
Lo que me transformó para impedir que fuera un adulto inseguro, tembloroso, fue la gente que creía en mí, y yo misma, aprendiendo a creer en mí misma nuevamente. Me di cuenta de que mi maravilloso esposo, mi talentosa hija, mis amigos, jefes, miembros de mi familia —toda gente que admiro— no podían estar equivocados.
Parte de mi brillo es que soy perseverante y decidida. Tenía objetivos, y nunca renuncié a mis sueños o a mí misma. Recitaba afirmaciones diariamente. Asumía desafíos que daban miedo y eran abrumadores. Aprendí que realmente puedes hacer cualquier cosa en la que te dedicas.
¡He triunfado y más! Redescubrí mi potencial y finalmente, y fundamentalmente, mi confianza en mí misma.
A quí hay tres medidas a tomar para pulir tus facetas y actualizar tu software verbal.
Eres el pro feta de tu futuro. Usa el lenguaje de
la vida para crearte un futuro brillante.