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Demasiada información
Chicas: nos encanta hablar. La charla funciona como el
pegamento de nuestra vida social y consigue que la gente
se sienta unida.
El único problema es que puede haber ocasiones, como cuando nos han servido el vino incorrecto o cuando estamos nerviosos, en que podemos desarrollar algún tipo de tic verbal…
Decidimos que la mejor ruta hacia la intimidad es una narración no adulterada, desde el corazón, de cuatro horas en la que se detallen nuestros peores defectos y los puntos bajos de nuestra vida. Como si estuviéramos en una terapia. Pero los hombres con cierta frecuencia tienen problemas para mantener la atención incluso con la mujer a la que han amado durante años, así que imagina lo que una charlatana que acaban de conocer puede provocar en sus sistemas de alarma.
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Si estuvieras vendiendo un coche, no mencionarías la vez que derramaste leche en el asiento trasero o el hecho de que las ranuras de ventilación sólo pueden orientarse hacia el techo. Así que deberías aceptar que tus éxitos, más que tus defectos (y sin que suene como si fueras una completa egocéntrica), deben ocupar el punto central de la escena. Pero sólo una parte del tiempo. Es un hecho que a la mayoría de las personas (no sólo a los hombres, pero sí a la gran parte de su género) les gusta hablar sobre ellos mismos. Si te resulta difícil encontrar las preguntas adecuadas por la presión del momento, entonces debes planearlas con anticipación. Puede parecer un tanto artificial pero es mejor que agonizar y morder el polvo durante esos horribles silencios que se producen durante la cena. También te ayudará a controlar tu propio discurso y a concentrarte en escuchar más que en no parar de hablar.
Una buena idea
Para de hablar y comienza a escuchar. Llama a tus amigas para que te ayuden. Compra una botella de vino, organiza una reunión y pide una amnistía de honestidad. Dales permiso para hablar de tus momentos más vergonzosos, como la vez que le diste una charla de dos horas a aquel guapísimo chico que conociste en una fiesta sobre la orden de alejamiento que dictó el juez para que no te acercaras a menos de quinientos metros de la casa de tu novio. Hazte una nota mental para no volver a repetirla: «No, realmente, esta historia no tiene gracia». Después pídeles que enumeren tus mejores virtudes, desde tus torneados y delgados brazos (para que vistas blusas sin mangas) hasta lo bien que bailas (añádelo a tu armamento de seducción). Escríbelas y pégalas en tu frigorífico. Después de todo pueden ser tus peores críticas, pero también pueden pasar por alto muchos de tus defectos y de tus virtudes. Así que haz un esfuerzo consciente para potenciar tus virtudes en tu vida diaria. Todo consiste en centrarse en lo positivo…
PREGUNTAS QUE NO DEBES REALIZAR
Hay algunas preguntas especialmente buenas para introducir el miedo en el corazón de los hombres:
La primera de ellas tiene que ver con su pasado, especialmente en las primeras semanas de la relación. Después de todo, es útil saber lo qué ha pasado en la vida de alguien pero si él se encuentra en una «zona desastrosa» probablemente lo dejará translucir a través de sus propiaCs afirmaciones más que si lo presionas (como esos hombres que mencionan a su exnovia en cada una de sus frases o culpan a todas sus ex de haber arruinado la relación). Si es un buen contendiente, las inocentes discusiones que tuvisteis al principio pueden volverse en tu contra cuando estés más involucrada. También estás poniendo un límite hasta donde puede llegar la situación; el pasado puede decirte lo que ocurrió o lo que puede ocurrir, pero no lo que ocurrirá.
Otra idea más
Echa un vistazo a la IDEA 17, Vestida para el éxito, para encontrar algunas ideas sobre la comunicación no verbal.
Luego está el eterno tópico «¿En qué piensas?». Si hay una frase que debería borrarse del planeta, es ésa: esta frase suele decirse en momentos de inseguridad y suele esconder una petición (que normalmente consigue) de una respuesta falsa. Si él está pensando en el desayuno o en lo que están poniendo en la televisión te sentirás desilusionada; si está pensando en su exnovia te pondrás histérica; y si dice que está pensando en ti, no le creerás de todos modos… Haz a todo el mundo un favor y pellízcate cada vez que esa pregunta se te venga a los labios.
Y preguntarle a dónde va vuestra relación es como regalarle el ticket del autobús y ayudarle a ponerse el abrigo. Por supuesto, estás autorizada a saber qué pasa entre vosotros si no está lo suficientemente claro, pero intenta ser más específica. La vaguedad de esta pregunta implica demasiada presión y la mayoría de los hombres sentirán que les estás preguntando cuándo te van a comprar el anillo de brillantes. Si realmente quieres saber si tu relación con él es exclusiva, pregúntalo directamente. Pero nunca lo hagas en la primera cita…
La frase
«Lo opuesto a hablar no es escuchar. Lo opuesto a hablar es esperar».
FRAN LEBOWITZ, NOVELISTA
¿Cuál es tu duda?
P Creo que mi forma natural de desenvolverme es una de mis mejores cualidades. ¿Seguro que no está mal fingir ser alguien que no eres?
R Una cosa es ser natural y extrovertida y otra es utilizar a alguien como público. ¿Has pensado alguna vez que no sabes nada sobre la otra persona después de pasar una noche entera hablando con ella?
P Algunas veces, pero no puedo evitar que ellos no sean más rápidos. Me aburro de esperar. ¿Eso es malo?
R ¿Y siempre cuentas las mismas historias?
P Bueno, las mismas si son divertidas. ¿También es malo?
R Sí, para ya. Parece que estás utilizando ese comportamiento como una forma de mantener alejada a la gente. ¿No resultaría interesante ver lo que otras personas tienen que decir o qué es lo que les gustaría saber de ti? Si controlas el flujo de la conversación controlas también el flujo de la información: arriésgate un poco y deja que las conversaciones sean bidireccionales. Quizás te sorprendas y aprendas mucho sobre los demás (y sobre ti misma).